No puedo dejar de recordar como hace dos meses atrás en el trabajo de mi madre descubrí como el cabrón de su jefe estaba sometido el cuerpo de ella, Ella seguía yendo al trabajo sin ganas, pero como era lo normal en los últimos dos años y tampoco contaba mucho de lo que le hacía. Yo por mi parte no podía imaginarlo, por más que intentaba averiguar algo, revisaba cada día la ropa interior cuando la dejaba en el cesto de la ropa sucia, por si había algún rastro de flujo, le miraba el cuello disimuladamente por si había algún chupetón o alguna zona enrojecida… pero nada de nada.
Pero un día, vino mi madre enfadadísima del trabajo. Tiro de mala manera el bolso al sillón y después de decirme un hola bastante seco, se sentó a ver la tele.
- ¿Qué te pasa? ¿ha pasado algo en el trabajo? - le pregunte preocupado.
- Nada que ya me sorprenda de esta mierda empresa. – Me contesto enfadadísima.
Yo como es natural pensé que el cabron de su jefe se la había follado otra vez y esta vez mi madre ya estallo del todo, y pregunte esperando que por fin me lo contase y así sacarme de dudas.
- ¿Pero es algo grave?
- Pues nada, que mi querido jefe se ha pensado que yo soy guía turística y tengo que enseñarles, el viernes y el sábado, la ciudad a dos clientes que vienen de Miami.
- Ah bueno – conteste yo un poco decepcionado por la respuesta.
- ¿Cómo que bueno? Ya ves tú las ganas que tengo de ir a buscarles al aeropuerto, llevarles a la casa del jefe, que se la ha dejado de forma “desinteresada”, y recorrerme Madrid para enseñárselo, mientras él se va a la playa con su familia
- ¿pero te paga las horas no?
- Si, y además no tengo que gastarme un euro en ellos porque lo paga toda la empresa, pero ese no es el problema, mi trabajo es el que es y veo que se me valora muy poco.
Cuando llego el día, mi madre se arregló, poniéndose ropa cómoda pero elegante, ya que, en pleno mes de julio en Madrid, el calor iba a ser agobiante para estar dando vueltas por la ciudad. Se marchó con cara de no tener ninguna gana de hacerlo, pero también entendía que no tenía otra alternativa.
Ya por la noche, llego mi madre, pero para mi sorpresa, llego bastante contenta. Estaba cansada de tanto andar, pero no vino con el cabreo que yo me imaginaba que vendría.
- ¿Qué tal mama? ¿parece que no ha sido tan mala experiencia no?
- La verdad es que no. Son súper majos, muy educados y agradecidos. Además, uno de ellos es cubano y es bastante gracioso. Además, nos hemos dado una comilona a costa de la empresa que no volveré a repetir en la vida por lo cara que ha sido jajaja.
Los dos nos reímos un rato y me contó que había quedado temprano con ellos para enseñarles el museo del prado y el Madrid antiguo.
- Lo único Manuel, es que a lo mejor te tengo que pedir el favor para que nos acompañes después de cenar y nos indiques por donde salir a tomar algo por la noche, que tú sabes qué locales están de moda y todo eso.
- Joder mama, que ya había quedado con Luis para salir esta noche.
- Pues dile que se venga también. Además, esta todo pagado por mi empresa jajaja.
- Bueno vale…
- Lo único que os tenéis que hacer pasar por compañeros de trabajo. A ver si mi jefe se entera de que os he pagado una fiesta a mi hijo y su amigo y la tenemos.
- No te preocupes jajaja
Al día siguiente, mi madre salió temprano como me dijo. Se puso una falda con chaqueta a juego y una camiseta de tirantes ajustada. Iba muy guapa, enseñando un poco de escote y así no desentonar tanto por el día como por la noche, en caso de que decidieran salir de copas. Ya por la tarde, convencí a mi amigo Luis a que viniese conmigo y estuvimos toda la tarde jugando a la play esperando la llamada de mi madre, cosa que sucedió sobre las 22 de la noche. Quedamos con ellos por la zona que estaban cenando y después de presentarnos brevemente, cogimos los coches y fuimos a la zona de los garitos de moda.
Entramos al primer garito y empezamos a divertirnos. De entrada, me cayeron bastante bien. Uno, que era el típico americano que se le ve a la legua de donde es, que se llamaba Kevin, era bastante tímido y hablaba muy poco español, pero se le veía bastante majo. Otra cosa diferente era el cubano. Era el típico cubano que todos nos imaginamos, mulato, alto y de buen porte. Se llamaba Rodrigo y era un tío muy cercano, educado pero que no paraba de sonreír y hacer gracias y bromas.
Estuvimos en tres garitos, a cada cual más caro, y todos nos pusimos a beber como si no hubiese un mañana, viendo como los gastos eran pagados por mi madre con la tarjeta de empresa. Nos lo estábamos pasado bastante bien, pero al llegar al último garito, donde lo que más ponían eran canciones de salsa y de ese tipo, fue donde tanto mi madre como Rodrigo mejor se lo pasaron. El cubano demostró que la sangre caribeña recorría por todo su cuerpo y saco a mi madre a bailar. Le empezó a enseñar algunos pasos y de vez en cuando veía como de forma “fortuita”, alguna mano se deslizaba por el trasero y se pegaba a sus tetas. Mi madre ni se enteraba con tanto movimiento y también por el puntillo que tenía por tanto alcohol.
Luis no paraba de mirarlos bailar, en especial a mi madre, que con tanto bailoteo se quitó la chaqueta y con la camiseta de tirantes, se veía claramente como las tetas se movían de un lado a otro. Cuando veía que Rodrigo llevaba la mano al trasero de ella, me miraba inmediatamente y me hacía gesto de asombro.
- Macho, el cubano este se las sabe todas, que tenga cuidado tu madre jajaja.
- No me seas cabron – le decía riéndome
Entonces, en un momento que mi madre se fue al baño, se acercó Rodrigo a mí y me dijo.
- Joder tío que suerte tenéis de tener a Paloma de compañera.
- Si, la verdad es que si – conteste un poco cortado.
- Además, esta buenísima.
Sin tiempo para contestarle, mi madre apareció de nuevo y se volvió a marchar con él a la pista de baile, donde sus tocamientos se hicieron más seguidos y cada vez más descarados, a los que mi madre reaccionaba cada vez con una sonrisa. Estuvimos una hora más hasta que llegó la hora del cierre del local. Ya en la calle, estábamos todos bien cargados de alcohol y aunque sabía que no debía conducir, nos montamos todos en un coche y les llevamos a la casa del jefe después de que mi madre me dijese la dirección. Todos fuimos riéndonos menos Kevin, que se quedó dormido nada más sentarse en el coche. Al llegar, me quede flipado con la casa del jefe, un chalet en una conocida zona de Madrid, vallada, con dos plantas, piscina y una amplia zona ajardinada.
- Joder con el jefe. – dije alucinado por el pedazo de casa.
- Sí que es bonita – dijo Rodrigo.
- Y tanto. – contesto Luis
- ¿queréis tomar la última copa aquí? vuestro jefe tiene Whisky del bueno.
Mi madre, Luis y yo nos miramos y mitad por hacerle gasto al jefe y mitad por la curiosidad de ver dónde y cómo vivía, aceptamos. Metimos el coche dentro del recinto, viendo como a la izquierda había una piscina enorme y una casa de invitados. Nos bajamos y viendo que Kevin estaba hecho pena y no despertaba, Luis y yo ayudamos a Rodrigo para llevarlo a su habitación, dentro de la casa grande, mientras mi madre, que también estaba bastante perjudicada, nos esperó en un enorme salón con dos sillones y con una pantalla de televisión gigante, sentada en uno de ellos. Cuando dejamos a Kevin, Rodrigo se marchó a su cuarto a ponerse más cómodo. Mientras, Luis y yo nos reunimos con mi madre. Al rato apareció Rodrigo en pantalón corto, de esos de atletismo que son muy cortos, y ya traía vasos y hielo, puso un canal de música, saco de una vidriera whisky del caro y después se sentó al lado de mi madre. En el sillón estaba en un lado Rodrigo, al lado mi madre y después, al otro lado Luis, mientras yo estaba sentado enfrente de ellos en otro sillón. Nos pusimos a beber y a charlar, pero cada vez estábamos mas borrachos, aunque el que mejor estaba era Rodrigo, que cada vez que ponían una canción movidita, se levantaba y cogía a mi madre para bailar. Hacía un calor horroroso, ya que, aunque teníamos todas las ventanas abiertas, no corría ni una brizna de aire. Después de otras tres copas, Luis y yo empezamos a dar cuenta de que cada vez más a menudo Rodrigo estaba toqueteando a mi madre por los hombros y la rodilla mientras hablaba con ella. Ella, de la borrachera que llevaba, le sonreía y seguía hablando con el como si nada. Entonces, aprovechando que mi madre se fue al baño como pudo, balanceándose de un lado a otro, Rodrigo me miro y me dijo.
- Joder que cabrona, que buena esta paloma, me están entrando unas ganas de follarmela que ni te imaginas.
Yo me reí ya que no sabía ni que contestarle, pero él siguió hablando.
- ¿Qué os parece si nos la follamos los tres ahora mismo? Yo creo que lo está deseando.
Luis levanto la cabeza en ese momento y me miro con los ojos súper abiertos, flipando con lo que había oído.
En ese momento, mi madre volvió y se sentó nuevamente al lado de Rodrigo y este empezó a intentar trabajársela.
- Bueno Paloma, ¿te lo estás pasando bien? ¿no ha sido tan grave este trabajo que te encomendaron no?
- ¡¡La verdad es que no!! - Contesto mi madre riéndose a carcajadas.
- Además, no te quejaras de la compañía. Pocas mujeres pueden decir que estas con tres hombres que te tratan como a una princesa.
Mi madre bebió un sorbo del cubata que tenía todavía y nos miró con una sonrisa a Luis y a mí. En ese momento en la tele salió un video de Sakira y Rodrigo se levantó como un resorte y levanto a mi madre del sillón. Ella le siguió el juego, pero ya ni bailaba ni nada, solo movía un poco el cuerpo al son de la música mientras él se pegaba a ella restregándole el paquete y ya sin ningún tipo de vergüenza, a tocarla el culo cogiendo bastante carne.
Luis y yo nos miramos perplejos, ya que mi madre no se quejaba de los tocamientos y seguía riéndose como si nada.
- Tío – me dijo Luis en voz baja después de acercarse. – este al final se tira a tu madre
- Anda ya tío. – conteste yo de mala manera.
Seguimos mirando como bailaban mientras Hacía un calor increíble, y en mitad del baile, Rodrigo se quitó la camiseta y se empezó a pegar más todavía presionando su torso con las tetas de mi madre, que miraba sin cortarse el cuerpo trabajado del cubano. Cuando termino la canción, se volvieron a sentar y a beber nuevamente.
- Si os queréis quedar a dormir en esta casa os podéis quedar. Yo no diré nada y además no estáis en condiciones de conducir.
Mi madre nos miró a Luis y a mi esperando que dijésemos algo. Nos quedamos unos segundos callados hasta que Luis contesto.
- Por mi nos quedamos. Además, mañana cuando nos despertemos podemos bañarnos en esa piscina, que tiene una pinta de puta madre.
A mí tampoco me pareció mal, pero tenía la mosca detrás de la oreja pensando en los motivos reales por los que quería Luis quedarse aquí.
- Vale – contesto mi madre. – pero por favor no digas nada al jefe que me buscas la ruina.
- Pues no se hable más. – contesto Rodrigo riéndose y mirándonos con cara de “ya os lo había dicho”.
Nos pusimos otra copa viendo que ya daba igual emborracharnos del todo y empezamos a hablar de tonterías. A mi madre ya se la notaba que no se enteraba de mucho, más borracha que otras cosas y agobiada por el calor que hacía, ya que no paraba de soplarse disimuladamente los pechos abriendo un poco la camiseta. Cada vez que lo hacía, los tres mirábamos sin cortarnos hacia el escote, viendo por unos instantes el canalillo brillante por el sudor y un poco el sujetador. Entonces Rodrigo empezó a sacar temas de mujeres, como eran las cubanas, las americanas y las comparaba con las españolas, hasta que de pronto, le pregunto a mi madre.
- Bueno Paloma, ¿has salido alguna vez con un hombre de color como yo?
- Yo… que va, ni como tu ni nada, nunca he salido con un hombre de color. – contesto ingenuamente mi madre.
- Yo tampoco he estado con una mujer como tú.
MI madre le sonrió y siguió bebiendo, sin darse cuenta de que iba con segundas la afirmación de este. Entonces vi como Rodrigo se hurgaba por el pantalón y se sacó la polla por una pernera, que al ser tan corto el pantalón, se la veía casi entera. Una vez con ella fuera, me miro y me guiño un ojo e hizo el gesto de llevarse el dedo a la boca para que no dijese nada. Era enorme y ya la tenía medio morcillona. Luis y mi madre no se dieron cuenta y seguimos hablando de tonterías y no fue hasta pasados unos minutos, en los que mi madre se percató. Nada más verla, giro la cabeza hacia la tele y se puso a beber de su vaso bastante nerviosa.
Nos miró a Luis y a mí para ver si nos habíamos dado cuenta, pero él no estaba al tanto y yo disimule como si no supiera nada. Yo no paraba de mirarla sin que ella se diese cuenta y la veía como empezó a acalorarse más y a beber más de continuo, como nerviosa, y no para de mirar de reojo hacia la polla de Rodrigo. Después de unos minutos, a mi madre se bebió de un trago lo que le quedaba en el vaso y aquí ya le afecto del todo el alcohol que cubata tras cubata se había bebido y a se la veía que ya no controlaba, sin recordar el nombre de ninguno y quedándose de vez en cuando mirando fijamente el enorme rabo que le salía por el pantalón.
Rodrigo vio el interés de mi madre en su miembro, y sin decirle nada, le cogió una mano y se la llevo a su polla. Esta aparto la mano enseguida, pero Rodrigo se la volvió a coger y se la llevo otra vez la mano a su rabo. Para mi sorpresa, esta vez no quito y con cara de no haber visto una polla así en su vida, se quedó mirando como Rodrigo llevaba su mano suavemente por todo lo largo de la polla como quien acaricia a una mascota. Enseguida Rodrigo quito su mano y dejo la de mi madre, que siguió acariciándola mientras veía como crecía a cada instante y poniendo cara de sorprendida por el tamaño que iba cogiendo.
Yo no daba crédito a lo que estaba viendo mientras Luis, que seguía sin enterarse de nada, seguía hablando sin parar sin que ninguna de las demás personas que estaban en la habitación le hicieran caso. Cuando Rodrigo ya tenía la polla dura del todo, mi madre dejo de acariciarla y empezó a masturbarle muy despacio, con la mirada clavada en su nabo, sudando levemente por la frente y el bigote y pasándose la lengua por los labios como queriendo metérsela en la boca de inmediato. Después de unos segundos, con una naturalidad increíble, Rodrigo puso la mano en la nuca de mi madre y muy despacio y sin encontrar ningún tipo de oposición, acerco la boca de mi madre a su polla.
- Venga Paloma, hoy vas a saber lo que es un hombre de color –
Dicho y hecho, mi madre empezó a chuparle la polla. Rodrigo se echó para atrás en el sillón y dejo la mano en la cabeza de mi madre y empezó a llevar un ritmo muy despacio, mientras esta le chupaba poco más de capullo. En ese momento, Luis por fin se dio cuenta de lo que pasaba y callándose de inmediato, me miro alucinado y lo único que pude hacer para contestarle fue subir y bajar los hombros como diciendo que no entendía nada.
- Ya os lo dije chicos, al final nos la follamos los tres. - dijo Rodrigo riéndose.
Nada más decir eso, empujo con un poco más fuerza la cabeza de mi madre contra su polla y empezó a obligarla a que se metiese más polla dentro. No ofreció resistencia, pero, aunque se veía que lo intentaba, no era capaz de meterse poco más de la mitad. Luis, que estaba que no se lo creía, tanto o más que yo, se sentó a mi lado para poder ver mejor lo que pasaba, ya que lo veíamos justo enfrente nuestra. Después de unos segundos, en los que Rodrigo no quito la mano de la cabeza de mi madre, le cogió de los pelos y la levanto con suavidad para comenzar a besarle la boca y con la mano que estaba libre, empezó a estrujarla las tetas por encima de la camiseta. Mi madre, se dejaba hacer, y, es más, parecía que participaba activamente como deseando que esto pasase. Luis y yo nos mirábamos flipando, acomodando nuestras pollas dentro del pantalón de la excitación que nos provocaba ver a mi madre en esa situación. Después, Rodrigo la quito la camiseta y después de besarle el cuello y el escote, hizo lo propio con el sujetador. Al dejar las tetas al aire, Rodrigo comenzó a chuparlas y a estrujarlas unos instantes y después, le puso nuevamente la mano en la cabeza y la llevo otra vez a su polla para que empezase a chuparla de nuevo.
A los pocos minutos, Rodrigo pidió a mi madre que se pusiese de pie y la puso mirando hacia Luis y a mí, mientras él le iba bajando la falda y las bragas. Ella se nos quedó mirando cómo no conociéndonos, de forma indiferente, mientras nosotros la mirábamos fijamente su cuerpo, empapado en sudor, y en especial las tetas, que lucían enormes y preciosas. cuando Rodrigo le bajo la ropa hasta los tobillos, la obligo a ponerse de rodillas y después a 4 patas, dejando su cabeza al lado de nuestras rodillas, entre Luis y yo. Después se puso detrás de ella y tras encarar la polla con su coño, se la empezó a meter despacito, haciendo que mi madre soltase un leve gemido.
- Buah chicos, que coño tiene la hija de puta.
En ese momento, Luis ya no aguantaba más y después de mirarme, se sacó la polla del pantalón y empezó a maneársela.
- Bien, uno que se anima - dijo Rodrigo riéndose.
Entonces Rodrigo puso las manos sobre las caderas y empezó a follarla, metiéndosela y sacándosela despacio, haciendo que mi madre soltase un gemido cada vez que la tenía dentro.
En el momento que Rodrigo incremento el ritmo, yo no aguante más y también me saque la polla y empecé a masturbarme. Mi madre gritaba con fuerza a las embestidas de Rodrigo, que se iba poniendo más excitado a cada instante, hasta que la cogió por los pelos y sin dejar de follarla, la acerco a la polla de Luis para que se la chupara. Luis intento decirme algo, pero cuando iba a hacerlo, mi madre se metió la polla en la boca que hizo que se girase a ver como lo hacía. Yo estaba cardiaco, meneándomela mientras veía como las tetas se balanceaban al ritmo de las acometidas de Rodrigo y como mi madre era incapaz de tener la polla de Luis dentro por el mismo motivo.
- Tío, agárrale la cabeza a esta puta y oblígala a que te la chupe. – dijo Rodrigo con cara de estar pasándoselo genial.
Dicho y hecho, Luis le cogió por la cabeza con las dos manos y empujo contra su polla, hundiéndola hasta los huevos mientras él se recostaba en el sillón de placer.
Dos minutos más tarde, Rodrigo me miro, saco su polla de dentro de madre y volviendo a cogerla de los pelos, la giro a donde yo estaba y la acerco a mi polla.
- Venga tío, ahora te toca a ti.
Ni me lo pensé, le agarré la cabeza con fuerza con una mano y metiéndosela entera en la boca, mientras Rodrigo volvió a metérsela por el coño y a follarla a un ritmo brutal. Mi madre gritaba y gritaba con mi polla dentro y ella trataba de levantar la cabeza, pero yo seguía impidiéndolo metiéndosela hasta la garganta. En ese momento Luis se acercó a mi madre y empezó a cogerla de una teta mientras Rodrigo la follaba como si no hubiese un mañana, tanto, que parecía que iba a correrse de un momento a otro. Entonces de repente, saco su polla de mi madre y se levantó del suelo. De forma muy busca, cogió de los pelos a mi madre y la obligo a subirse encima de mí.
- Venga zorra, follate ahora a este- - dijo riéndose
Con mi madre encima, tarde un poco en lograr metérsela por el coño pero después de probar varias veces, logre metérsela. Mi madre estaba empapada en sudor, con los ojos medio cerrados, no sé si por el placer o por la borrachera que llevaba, pero no decía ni media palabra.
- Ahora tu follale el culo mientras yo me pongo otra copa. – le dijo Rodrigo a Luis.
Luis como es lógico le hizo caso y poniéndose detrás de mi madre, se la metió por el culo y puso sus manos sobre los hombros para hacer fuerza. Mi madre empezó a gemir alto, poniendo gestos de dolor a cada metida, pero al poco rato, su rostro se suavizo y empezó a disfrutar. Yo estaba en la gloria, chupándole las tetas y los pezones que se movían justo delante de mi cara mientras ella gemía y apretaba los ojos con fuerza.
Mientras, Rodrigo que se había puesto otro cubata, nos miraba con el nabo tieso bebiendo y riéndose.
- Joder con Paloma, nos aguanta a los tres sin problemas. Estoy por despertar a Kevin, que no sabe lo que se está perdiendo el gilipollas.
Pero cuando llevábamos unos cuantos minutos así, mi madre empezó a gritar como una loca dándonos a entender que se estaba corriendo, moviéndose bruscamente y con la boca abierta de par en par. Después dejo caer su cuerpo contra el mío. En ese momento estuve a punto de correrme dentro de ella si no llega a ser por Rodrigo, que aparto a Luis y cogiéndola de los pelos, la bajo de encima mío y la puso de rodillas en el suelo. Sin soltarla de los pelos, la metió la polla en la boca para que se le empalmase otra vez. A mi madre se la veía cansada, con la respiración entrecortada y empapada en sudor, pero aceptaba sin rechistar las ordenes de este. Cuando la tuvo tiesa otra vez, la levanto del suelo y pregunto riéndose.
- ¿Quién se pone debajo? Quiero follarme este culo.
A Luis le faltó tiempo para ofrecerse voluntario y se sentó en el sillón de enfrente. Con la ayuda de Rodrigo, esta se acoplo encima suya metió su polla en su coño, mientras Rodrigo empezó a encarar la suya con el culo de mi madre. Yo me fui al otro sillón con ellos mientras veía como le costaba que entrara y fue poco a poco, metiendo cada vez más polla dentro. Cuando tenía poco más de la mitad dentro, empezó a follarla despacio, mientras mi madre ponía cara de dolor cuando gemía. En esos instantes, Luis no paraba de estrujarla las tetas con fuerza y a metérselas en la boca como si fuera a dejarlas secas. Entonces, pasados un par de minutos, Rodrigo le cogió de los pelos a mi madre y haciéndola una especie de coleta, tiro de ella para atrás y empezó a follarla en plan bestia, metiéndosela entera. Aquí el escandalo era total, con el ruido del choque del culo de mi madre con la pelvis de Rodrigo, los gritos de ella y los bufidos de él.
- Venga zorra, haz que me corra.
Las tetas de mi madre se movían a un ritmo descomunal, de un lado a otro y de arriba abajo, ante la atenta mirada de Luis que lo veía en primer plano. Rodrigo tiro tanto del pelo de mi madre, que su espalda se pegó al pecho de este, que aprovecho para cogerla de las tetas y apretárselas con fuerza mientras seguía follandola en plan bestia, haciendo que esta gritase como una autentica zorra. Yo me fije en Luis, que ya estaba apurado y aguantando lo más posible el correrse cuando Segundos después, Rodrigo la volvió a coger de los pelos y sacándola de encima de Luis, la obligo a ponerse de rodillas en el suelo. empezó a pajearse dejando su polla a escasos centímetros de su boca.
- Abre la boca puta.
Nada más decir eso, un chorro enorme de lefa le entro con fuerza dentro que hizo que a mi madre le diese una arcada e intento retirarse, pero Rodrigo seguía agarrándola de los pelos y se lo impedía.
- Que abras la boca te he dicho.
Seguidamente, otro chorro enorme le dio de lleno en la cara, dejándolo desde la frente hasta la punta de la nariz uy otro más pequeño que le dio en un carrillo. Cuando todavía le salía gotas de lefa, se la metió en la boca y termino de correrse dentro mientras le follaba la boca muy despacio. A mi madre parecía gustarle el sabor, ya que no ponía caras raras mientras engullía su polla, con la cara llena de su blanca y espesa lefa.
- Uff, que buena puta. – dijo sacando la polla ya flácida segundos después.
En ese momento, Luis se levantó como un resorte del sillón y se puso de pie enfrente de mi madre y sin decir nada, empezó a correrse. De su polla empezaron a salir pequeños e innumerables chorros de lefa que se fueron para el pelo, cara y tetas, que esta recibió sin hacer ningún tipo de gesto. Cuando termino de correrse, se tumbó exhausto en el sillón.
- Joder, el mejor polvo de mi vida – dijo riéndose a carcajadas
Rodrigo también empezó a reírse hasta que me dijo con una sonrisa.
- Venga tío, que solo quedas tú.
A mí me quedaba bastante para correrme ya que había estado bastante rato sin meterla, aunque me había estado pajeando, así que tumbe a mi madre en el suelo y empecé a follarla por el coño. Nada más meterla, soltó un largo suspiro y empecé a follarla tranquilo, pero verla empapada en sudor, con las tetas llenas de lefa de Luis y la cara con la de Rodrigo, empecé a llevar un ritmo muy fuerte. Otra vez empezó a gritar como una loca, agarrándose las tetas y extendiendo la lefa que tenia de ellas mientras movía la cabeza de un lado a otro. Mientras la follaba, pensaba en donde correrme, y casi estaba convencido de echársela toda dentro pero cuando llego el momento, saqué la polla y empecé a meneármela a la altura de sus tetas. El primer chorro fue enorme y fue directo a la cara, haciéndola soltar un pequeño grito. El segundo salió casi de seguido, y fue directo al cuello. El tercero fue ya más normalito que se quedó en el escote para terminar soltando dos más pequeños que cayeron en las tetas. Cuando terminé, me senté a su lado y la vi que se había quedado con los brazos abiertos, con los ojos cerrados y con la respiración a toda velocidad. Al verla empapada en sudor y en lefa, en ese momento me entro sentimiento de culpabilidad y les dije a Luis y a Rodrigo.
- Oye tíos, como se entere de lo que hemos hecho Luis y yo, la cagamos.
- No os preocupéis chicos, la metemos en la ducha de la piscina y la subimos para una habitación. – contesto riéndose Rodrigo.
- ¿Y si se espabila con el agua? – conteste yo un poco inquieto.
- Es verdad, lo hago yo solo, no os preocupéis. Subiros a alguna habitación a dormir un poco y yo me encargo de meterla en la ducha y meterla en alguna cama.
- Vale tío, pero si no se acuerda no le digas nada de nosotros vale. Dile que os dejamos solos y que nosotros nos fuimos a dormir por estar borrachos perdidos. Si se acuerda de haber follado, fuiste tú solo ¿vale?
- Vale, no os preocupéis tanto. Eso hare.
Nosotros dos cogimos nuestra ropa y nos subimos a la planta de arriba, mientras veíamos como Rodrigo cogía a mi madre y la metía en la ducha de la piscina y después nos metimos en una habitación que había dos camas. Cuando nos tumbamos, los dos estuvimos un rato callados hasta que le dije.
- Oye tío, lo que ha pasado aquí no se puede enterar nadie.
- Si no te preocupes. Confía en mí, pero… joder que polvazo le hemos echado a tu madre tio.
Los dos nos empezamos a reír hasta que nos dormimos. A la mañana siguiente, Luis y yo bajamos para desayunar. No se había despertado nadie todavía y después de tomarnos un café, nos fuimos a la piscina. El siguiente en unirse a nosotros fue Rodrigo, que estaba más fresco que una lechuga. Tanto Luis y como yo estábamos acojonados esperando en que bajase mi madre, ansiosos por saber si se acordaba de algo de la noche anterior. Cuando por fin bajo, se sento en una silla al lado de nosotros, nos saludó a todos y como asustada me dijo.
- Oye Manuel, ¿qué paso anoche?
Vi que mi madre no lo decía con segundas intenciones y eché balones fuera, como si no supiese nada.
- ¿a qué te refieres mama?
- Es que no me acuerdo de nada. Solo sé que he aparecido en una habitación y me he despertado sin ropa.
- No lo se, Luis y yo te dejamos con Rodrigo. No aguantábamos más.
Mi madre se rio y se fue a hablar con Rodrigo. Estuvieron un rato hablando y parecía que seguían con el buen rollo del dia anterior. Cuando mi madre marcho a la cocina a hacerse un café, me acerque corriendo a Rodrigo.
- ¿Qué te ha dicho?
- Me ha preguntado que paso ayer jajaja.
- ¿Y?
- Nada, le dije que nos lo montamos ella y yo.
- ¿si?
- Claro tío, ella ya se imaginaba que habíamos hecho algo, nada más decírselo me ha dicho que entonces entendía que tenía el coño y el culo escocidos de anoche, así que no lo podía ocultar. Estaros tranquilos que de vosotros no sabe nada.
Le choque la mano aliviado y en ese momento bajo Kevin, que tenía una resaca inmensa.
- Anda que menuda fiesta se perdió este. – me dijo Rodrigo partiéndose de risa.
Después desayunamos y hablamos un rato hasta que mi madre, Luis y yo, nos fuimos de allí.
Pero un día, vino mi madre enfadadísima del trabajo. Tiro de mala manera el bolso al sillón y después de decirme un hola bastante seco, se sentó a ver la tele.
- ¿Qué te pasa? ¿ha pasado algo en el trabajo? - le pregunte preocupado.
- Nada que ya me sorprenda de esta mierda empresa. – Me contesto enfadadísima.
Yo como es natural pensé que el cabron de su jefe se la había follado otra vez y esta vez mi madre ya estallo del todo, y pregunte esperando que por fin me lo contase y así sacarme de dudas.
- ¿Pero es algo grave?
- Pues nada, que mi querido jefe se ha pensado que yo soy guía turística y tengo que enseñarles, el viernes y el sábado, la ciudad a dos clientes que vienen de Miami.
- Ah bueno – conteste yo un poco decepcionado por la respuesta.
- ¿Cómo que bueno? Ya ves tú las ganas que tengo de ir a buscarles al aeropuerto, llevarles a la casa del jefe, que se la ha dejado de forma “desinteresada”, y recorrerme Madrid para enseñárselo, mientras él se va a la playa con su familia
- ¿pero te paga las horas no?
- Si, y además no tengo que gastarme un euro en ellos porque lo paga toda la empresa, pero ese no es el problema, mi trabajo es el que es y veo que se me valora muy poco.
Cuando llego el día, mi madre se arregló, poniéndose ropa cómoda pero elegante, ya que, en pleno mes de julio en Madrid, el calor iba a ser agobiante para estar dando vueltas por la ciudad. Se marchó con cara de no tener ninguna gana de hacerlo, pero también entendía que no tenía otra alternativa.
Ya por la noche, llego mi madre, pero para mi sorpresa, llego bastante contenta. Estaba cansada de tanto andar, pero no vino con el cabreo que yo me imaginaba que vendría.
- ¿Qué tal mama? ¿parece que no ha sido tan mala experiencia no?
- La verdad es que no. Son súper majos, muy educados y agradecidos. Además, uno de ellos es cubano y es bastante gracioso. Además, nos hemos dado una comilona a costa de la empresa que no volveré a repetir en la vida por lo cara que ha sido jajaja.
Los dos nos reímos un rato y me contó que había quedado temprano con ellos para enseñarles el museo del prado y el Madrid antiguo.
- Lo único Manuel, es que a lo mejor te tengo que pedir el favor para que nos acompañes después de cenar y nos indiques por donde salir a tomar algo por la noche, que tú sabes qué locales están de moda y todo eso.
- Joder mama, que ya había quedado con Luis para salir esta noche.
- Pues dile que se venga también. Además, esta todo pagado por mi empresa jajaja.
- Bueno vale…
- Lo único que os tenéis que hacer pasar por compañeros de trabajo. A ver si mi jefe se entera de que os he pagado una fiesta a mi hijo y su amigo y la tenemos.
- No te preocupes jajaja
Al día siguiente, mi madre salió temprano como me dijo. Se puso una falda con chaqueta a juego y una camiseta de tirantes ajustada. Iba muy guapa, enseñando un poco de escote y así no desentonar tanto por el día como por la noche, en caso de que decidieran salir de copas. Ya por la tarde, convencí a mi amigo Luis a que viniese conmigo y estuvimos toda la tarde jugando a la play esperando la llamada de mi madre, cosa que sucedió sobre las 22 de la noche. Quedamos con ellos por la zona que estaban cenando y después de presentarnos brevemente, cogimos los coches y fuimos a la zona de los garitos de moda.
Entramos al primer garito y empezamos a divertirnos. De entrada, me cayeron bastante bien. Uno, que era el típico americano que se le ve a la legua de donde es, que se llamaba Kevin, era bastante tímido y hablaba muy poco español, pero se le veía bastante majo. Otra cosa diferente era el cubano. Era el típico cubano que todos nos imaginamos, mulato, alto y de buen porte. Se llamaba Rodrigo y era un tío muy cercano, educado pero que no paraba de sonreír y hacer gracias y bromas.
Estuvimos en tres garitos, a cada cual más caro, y todos nos pusimos a beber como si no hubiese un mañana, viendo como los gastos eran pagados por mi madre con la tarjeta de empresa. Nos lo estábamos pasado bastante bien, pero al llegar al último garito, donde lo que más ponían eran canciones de salsa y de ese tipo, fue donde tanto mi madre como Rodrigo mejor se lo pasaron. El cubano demostró que la sangre caribeña recorría por todo su cuerpo y saco a mi madre a bailar. Le empezó a enseñar algunos pasos y de vez en cuando veía como de forma “fortuita”, alguna mano se deslizaba por el trasero y se pegaba a sus tetas. Mi madre ni se enteraba con tanto movimiento y también por el puntillo que tenía por tanto alcohol.
Luis no paraba de mirarlos bailar, en especial a mi madre, que con tanto bailoteo se quitó la chaqueta y con la camiseta de tirantes, se veía claramente como las tetas se movían de un lado a otro. Cuando veía que Rodrigo llevaba la mano al trasero de ella, me miraba inmediatamente y me hacía gesto de asombro.
- Macho, el cubano este se las sabe todas, que tenga cuidado tu madre jajaja.
- No me seas cabron – le decía riéndome
Entonces, en un momento que mi madre se fue al baño, se acercó Rodrigo a mí y me dijo.
- Joder tío que suerte tenéis de tener a Paloma de compañera.
- Si, la verdad es que si – conteste un poco cortado.
- Además, esta buenísima.
Sin tiempo para contestarle, mi madre apareció de nuevo y se volvió a marchar con él a la pista de baile, donde sus tocamientos se hicieron más seguidos y cada vez más descarados, a los que mi madre reaccionaba cada vez con una sonrisa. Estuvimos una hora más hasta que llegó la hora del cierre del local. Ya en la calle, estábamos todos bien cargados de alcohol y aunque sabía que no debía conducir, nos montamos todos en un coche y les llevamos a la casa del jefe después de que mi madre me dijese la dirección. Todos fuimos riéndonos menos Kevin, que se quedó dormido nada más sentarse en el coche. Al llegar, me quede flipado con la casa del jefe, un chalet en una conocida zona de Madrid, vallada, con dos plantas, piscina y una amplia zona ajardinada.
- Joder con el jefe. – dije alucinado por el pedazo de casa.
- Sí que es bonita – dijo Rodrigo.
- Y tanto. – contesto Luis
- ¿queréis tomar la última copa aquí? vuestro jefe tiene Whisky del bueno.
Mi madre, Luis y yo nos miramos y mitad por hacerle gasto al jefe y mitad por la curiosidad de ver dónde y cómo vivía, aceptamos. Metimos el coche dentro del recinto, viendo como a la izquierda había una piscina enorme y una casa de invitados. Nos bajamos y viendo que Kevin estaba hecho pena y no despertaba, Luis y yo ayudamos a Rodrigo para llevarlo a su habitación, dentro de la casa grande, mientras mi madre, que también estaba bastante perjudicada, nos esperó en un enorme salón con dos sillones y con una pantalla de televisión gigante, sentada en uno de ellos. Cuando dejamos a Kevin, Rodrigo se marchó a su cuarto a ponerse más cómodo. Mientras, Luis y yo nos reunimos con mi madre. Al rato apareció Rodrigo en pantalón corto, de esos de atletismo que son muy cortos, y ya traía vasos y hielo, puso un canal de música, saco de una vidriera whisky del caro y después se sentó al lado de mi madre. En el sillón estaba en un lado Rodrigo, al lado mi madre y después, al otro lado Luis, mientras yo estaba sentado enfrente de ellos en otro sillón. Nos pusimos a beber y a charlar, pero cada vez estábamos mas borrachos, aunque el que mejor estaba era Rodrigo, que cada vez que ponían una canción movidita, se levantaba y cogía a mi madre para bailar. Hacía un calor horroroso, ya que, aunque teníamos todas las ventanas abiertas, no corría ni una brizna de aire. Después de otras tres copas, Luis y yo empezamos a dar cuenta de que cada vez más a menudo Rodrigo estaba toqueteando a mi madre por los hombros y la rodilla mientras hablaba con ella. Ella, de la borrachera que llevaba, le sonreía y seguía hablando con el como si nada. Entonces, aprovechando que mi madre se fue al baño como pudo, balanceándose de un lado a otro, Rodrigo me miro y me dijo.
- Joder que cabrona, que buena esta paloma, me están entrando unas ganas de follarmela que ni te imaginas.
Yo me reí ya que no sabía ni que contestarle, pero él siguió hablando.
- ¿Qué os parece si nos la follamos los tres ahora mismo? Yo creo que lo está deseando.
Luis levanto la cabeza en ese momento y me miro con los ojos súper abiertos, flipando con lo que había oído.
En ese momento, mi madre volvió y se sentó nuevamente al lado de Rodrigo y este empezó a intentar trabajársela.
- Bueno Paloma, ¿te lo estás pasando bien? ¿no ha sido tan grave este trabajo que te encomendaron no?
- ¡¡La verdad es que no!! - Contesto mi madre riéndose a carcajadas.
- Además, no te quejaras de la compañía. Pocas mujeres pueden decir que estas con tres hombres que te tratan como a una princesa.
Mi madre bebió un sorbo del cubata que tenía todavía y nos miró con una sonrisa a Luis y a mí. En ese momento en la tele salió un video de Sakira y Rodrigo se levantó como un resorte y levanto a mi madre del sillón. Ella le siguió el juego, pero ya ni bailaba ni nada, solo movía un poco el cuerpo al son de la música mientras él se pegaba a ella restregándole el paquete y ya sin ningún tipo de vergüenza, a tocarla el culo cogiendo bastante carne.
Luis y yo nos miramos perplejos, ya que mi madre no se quejaba de los tocamientos y seguía riéndose como si nada.
- Tío – me dijo Luis en voz baja después de acercarse. – este al final se tira a tu madre
- Anda ya tío. – conteste yo de mala manera.
Seguimos mirando como bailaban mientras Hacía un calor increíble, y en mitad del baile, Rodrigo se quitó la camiseta y se empezó a pegar más todavía presionando su torso con las tetas de mi madre, que miraba sin cortarse el cuerpo trabajado del cubano. Cuando termino la canción, se volvieron a sentar y a beber nuevamente.
- Si os queréis quedar a dormir en esta casa os podéis quedar. Yo no diré nada y además no estáis en condiciones de conducir.
Mi madre nos miró a Luis y a mi esperando que dijésemos algo. Nos quedamos unos segundos callados hasta que Luis contesto.
- Por mi nos quedamos. Además, mañana cuando nos despertemos podemos bañarnos en esa piscina, que tiene una pinta de puta madre.
A mí tampoco me pareció mal, pero tenía la mosca detrás de la oreja pensando en los motivos reales por los que quería Luis quedarse aquí.
- Vale – contesto mi madre. – pero por favor no digas nada al jefe que me buscas la ruina.
- Pues no se hable más. – contesto Rodrigo riéndose y mirándonos con cara de “ya os lo había dicho”.
Nos pusimos otra copa viendo que ya daba igual emborracharnos del todo y empezamos a hablar de tonterías. A mi madre ya se la notaba que no se enteraba de mucho, más borracha que otras cosas y agobiada por el calor que hacía, ya que no paraba de soplarse disimuladamente los pechos abriendo un poco la camiseta. Cada vez que lo hacía, los tres mirábamos sin cortarnos hacia el escote, viendo por unos instantes el canalillo brillante por el sudor y un poco el sujetador. Entonces Rodrigo empezó a sacar temas de mujeres, como eran las cubanas, las americanas y las comparaba con las españolas, hasta que de pronto, le pregunto a mi madre.
- Bueno Paloma, ¿has salido alguna vez con un hombre de color como yo?
- Yo… que va, ni como tu ni nada, nunca he salido con un hombre de color. – contesto ingenuamente mi madre.
- Yo tampoco he estado con una mujer como tú.
MI madre le sonrió y siguió bebiendo, sin darse cuenta de que iba con segundas la afirmación de este. Entonces vi como Rodrigo se hurgaba por el pantalón y se sacó la polla por una pernera, que al ser tan corto el pantalón, se la veía casi entera. Una vez con ella fuera, me miro y me guiño un ojo e hizo el gesto de llevarse el dedo a la boca para que no dijese nada. Era enorme y ya la tenía medio morcillona. Luis y mi madre no se dieron cuenta y seguimos hablando de tonterías y no fue hasta pasados unos minutos, en los que mi madre se percató. Nada más verla, giro la cabeza hacia la tele y se puso a beber de su vaso bastante nerviosa.
Nos miró a Luis y a mí para ver si nos habíamos dado cuenta, pero él no estaba al tanto y yo disimule como si no supiera nada. Yo no paraba de mirarla sin que ella se diese cuenta y la veía como empezó a acalorarse más y a beber más de continuo, como nerviosa, y no para de mirar de reojo hacia la polla de Rodrigo. Después de unos minutos, a mi madre se bebió de un trago lo que le quedaba en el vaso y aquí ya le afecto del todo el alcohol que cubata tras cubata se había bebido y a se la veía que ya no controlaba, sin recordar el nombre de ninguno y quedándose de vez en cuando mirando fijamente el enorme rabo que le salía por el pantalón.
Rodrigo vio el interés de mi madre en su miembro, y sin decirle nada, le cogió una mano y se la llevo a su polla. Esta aparto la mano enseguida, pero Rodrigo se la volvió a coger y se la llevo otra vez la mano a su rabo. Para mi sorpresa, esta vez no quito y con cara de no haber visto una polla así en su vida, se quedó mirando como Rodrigo llevaba su mano suavemente por todo lo largo de la polla como quien acaricia a una mascota. Enseguida Rodrigo quito su mano y dejo la de mi madre, que siguió acariciándola mientras veía como crecía a cada instante y poniendo cara de sorprendida por el tamaño que iba cogiendo.
Yo no daba crédito a lo que estaba viendo mientras Luis, que seguía sin enterarse de nada, seguía hablando sin parar sin que ninguna de las demás personas que estaban en la habitación le hicieran caso. Cuando Rodrigo ya tenía la polla dura del todo, mi madre dejo de acariciarla y empezó a masturbarle muy despacio, con la mirada clavada en su nabo, sudando levemente por la frente y el bigote y pasándose la lengua por los labios como queriendo metérsela en la boca de inmediato. Después de unos segundos, con una naturalidad increíble, Rodrigo puso la mano en la nuca de mi madre y muy despacio y sin encontrar ningún tipo de oposición, acerco la boca de mi madre a su polla.
- Venga Paloma, hoy vas a saber lo que es un hombre de color –
Dicho y hecho, mi madre empezó a chuparle la polla. Rodrigo se echó para atrás en el sillón y dejo la mano en la cabeza de mi madre y empezó a llevar un ritmo muy despacio, mientras esta le chupaba poco más de capullo. En ese momento, Luis por fin se dio cuenta de lo que pasaba y callándose de inmediato, me miro alucinado y lo único que pude hacer para contestarle fue subir y bajar los hombros como diciendo que no entendía nada.
- Ya os lo dije chicos, al final nos la follamos los tres. - dijo Rodrigo riéndose.
Nada más decir eso, empujo con un poco más fuerza la cabeza de mi madre contra su polla y empezó a obligarla a que se metiese más polla dentro. No ofreció resistencia, pero, aunque se veía que lo intentaba, no era capaz de meterse poco más de la mitad. Luis, que estaba que no se lo creía, tanto o más que yo, se sentó a mi lado para poder ver mejor lo que pasaba, ya que lo veíamos justo enfrente nuestra. Después de unos segundos, en los que Rodrigo no quito la mano de la cabeza de mi madre, le cogió de los pelos y la levanto con suavidad para comenzar a besarle la boca y con la mano que estaba libre, empezó a estrujarla las tetas por encima de la camiseta. Mi madre, se dejaba hacer, y, es más, parecía que participaba activamente como deseando que esto pasase. Luis y yo nos mirábamos flipando, acomodando nuestras pollas dentro del pantalón de la excitación que nos provocaba ver a mi madre en esa situación. Después, Rodrigo la quito la camiseta y después de besarle el cuello y el escote, hizo lo propio con el sujetador. Al dejar las tetas al aire, Rodrigo comenzó a chuparlas y a estrujarlas unos instantes y después, le puso nuevamente la mano en la cabeza y la llevo otra vez a su polla para que empezase a chuparla de nuevo.
A los pocos minutos, Rodrigo pidió a mi madre que se pusiese de pie y la puso mirando hacia Luis y a mí, mientras él le iba bajando la falda y las bragas. Ella se nos quedó mirando cómo no conociéndonos, de forma indiferente, mientras nosotros la mirábamos fijamente su cuerpo, empapado en sudor, y en especial las tetas, que lucían enormes y preciosas. cuando Rodrigo le bajo la ropa hasta los tobillos, la obligo a ponerse de rodillas y después a 4 patas, dejando su cabeza al lado de nuestras rodillas, entre Luis y yo. Después se puso detrás de ella y tras encarar la polla con su coño, se la empezó a meter despacito, haciendo que mi madre soltase un leve gemido.
- Buah chicos, que coño tiene la hija de puta.
En ese momento, Luis ya no aguantaba más y después de mirarme, se sacó la polla del pantalón y empezó a maneársela.
- Bien, uno que se anima - dijo Rodrigo riéndose.
Entonces Rodrigo puso las manos sobre las caderas y empezó a follarla, metiéndosela y sacándosela despacio, haciendo que mi madre soltase un gemido cada vez que la tenía dentro.
En el momento que Rodrigo incremento el ritmo, yo no aguante más y también me saque la polla y empecé a masturbarme. Mi madre gritaba con fuerza a las embestidas de Rodrigo, que se iba poniendo más excitado a cada instante, hasta que la cogió por los pelos y sin dejar de follarla, la acerco a la polla de Luis para que se la chupara. Luis intento decirme algo, pero cuando iba a hacerlo, mi madre se metió la polla en la boca que hizo que se girase a ver como lo hacía. Yo estaba cardiaco, meneándomela mientras veía como las tetas se balanceaban al ritmo de las acometidas de Rodrigo y como mi madre era incapaz de tener la polla de Luis dentro por el mismo motivo.
- Tío, agárrale la cabeza a esta puta y oblígala a que te la chupe. – dijo Rodrigo con cara de estar pasándoselo genial.
Dicho y hecho, Luis le cogió por la cabeza con las dos manos y empujo contra su polla, hundiéndola hasta los huevos mientras él se recostaba en el sillón de placer.
Dos minutos más tarde, Rodrigo me miro, saco su polla de dentro de madre y volviendo a cogerla de los pelos, la giro a donde yo estaba y la acerco a mi polla.
- Venga tío, ahora te toca a ti.
Ni me lo pensé, le agarré la cabeza con fuerza con una mano y metiéndosela entera en la boca, mientras Rodrigo volvió a metérsela por el coño y a follarla a un ritmo brutal. Mi madre gritaba y gritaba con mi polla dentro y ella trataba de levantar la cabeza, pero yo seguía impidiéndolo metiéndosela hasta la garganta. En ese momento Luis se acercó a mi madre y empezó a cogerla de una teta mientras Rodrigo la follaba como si no hubiese un mañana, tanto, que parecía que iba a correrse de un momento a otro. Entonces de repente, saco su polla de mi madre y se levantó del suelo. De forma muy busca, cogió de los pelos a mi madre y la obligo a subirse encima de mí.
- Venga zorra, follate ahora a este- - dijo riéndose
Con mi madre encima, tarde un poco en lograr metérsela por el coño pero después de probar varias veces, logre metérsela. Mi madre estaba empapada en sudor, con los ojos medio cerrados, no sé si por el placer o por la borrachera que llevaba, pero no decía ni media palabra.
- Ahora tu follale el culo mientras yo me pongo otra copa. – le dijo Rodrigo a Luis.
Luis como es lógico le hizo caso y poniéndose detrás de mi madre, se la metió por el culo y puso sus manos sobre los hombros para hacer fuerza. Mi madre empezó a gemir alto, poniendo gestos de dolor a cada metida, pero al poco rato, su rostro se suavizo y empezó a disfrutar. Yo estaba en la gloria, chupándole las tetas y los pezones que se movían justo delante de mi cara mientras ella gemía y apretaba los ojos con fuerza.
Mientras, Rodrigo que se había puesto otro cubata, nos miraba con el nabo tieso bebiendo y riéndose.
- Joder con Paloma, nos aguanta a los tres sin problemas. Estoy por despertar a Kevin, que no sabe lo que se está perdiendo el gilipollas.
Pero cuando llevábamos unos cuantos minutos así, mi madre empezó a gritar como una loca dándonos a entender que se estaba corriendo, moviéndose bruscamente y con la boca abierta de par en par. Después dejo caer su cuerpo contra el mío. En ese momento estuve a punto de correrme dentro de ella si no llega a ser por Rodrigo, que aparto a Luis y cogiéndola de los pelos, la bajo de encima mío y la puso de rodillas en el suelo. Sin soltarla de los pelos, la metió la polla en la boca para que se le empalmase otra vez. A mi madre se la veía cansada, con la respiración entrecortada y empapada en sudor, pero aceptaba sin rechistar las ordenes de este. Cuando la tuvo tiesa otra vez, la levanto del suelo y pregunto riéndose.
- ¿Quién se pone debajo? Quiero follarme este culo.
A Luis le faltó tiempo para ofrecerse voluntario y se sentó en el sillón de enfrente. Con la ayuda de Rodrigo, esta se acoplo encima suya metió su polla en su coño, mientras Rodrigo empezó a encarar la suya con el culo de mi madre. Yo me fui al otro sillón con ellos mientras veía como le costaba que entrara y fue poco a poco, metiendo cada vez más polla dentro. Cuando tenía poco más de la mitad dentro, empezó a follarla despacio, mientras mi madre ponía cara de dolor cuando gemía. En esos instantes, Luis no paraba de estrujarla las tetas con fuerza y a metérselas en la boca como si fuera a dejarlas secas. Entonces, pasados un par de minutos, Rodrigo le cogió de los pelos a mi madre y haciéndola una especie de coleta, tiro de ella para atrás y empezó a follarla en plan bestia, metiéndosela entera. Aquí el escandalo era total, con el ruido del choque del culo de mi madre con la pelvis de Rodrigo, los gritos de ella y los bufidos de él.
- Venga zorra, haz que me corra.
Las tetas de mi madre se movían a un ritmo descomunal, de un lado a otro y de arriba abajo, ante la atenta mirada de Luis que lo veía en primer plano. Rodrigo tiro tanto del pelo de mi madre, que su espalda se pegó al pecho de este, que aprovecho para cogerla de las tetas y apretárselas con fuerza mientras seguía follandola en plan bestia, haciendo que esta gritase como una autentica zorra. Yo me fije en Luis, que ya estaba apurado y aguantando lo más posible el correrse cuando Segundos después, Rodrigo la volvió a coger de los pelos y sacándola de encima de Luis, la obligo a ponerse de rodillas en el suelo. empezó a pajearse dejando su polla a escasos centímetros de su boca.
- Abre la boca puta.
Nada más decir eso, un chorro enorme de lefa le entro con fuerza dentro que hizo que a mi madre le diese una arcada e intento retirarse, pero Rodrigo seguía agarrándola de los pelos y se lo impedía.
- Que abras la boca te he dicho.
Seguidamente, otro chorro enorme le dio de lleno en la cara, dejándolo desde la frente hasta la punta de la nariz uy otro más pequeño que le dio en un carrillo. Cuando todavía le salía gotas de lefa, se la metió en la boca y termino de correrse dentro mientras le follaba la boca muy despacio. A mi madre parecía gustarle el sabor, ya que no ponía caras raras mientras engullía su polla, con la cara llena de su blanca y espesa lefa.
- Uff, que buena puta. – dijo sacando la polla ya flácida segundos después.
En ese momento, Luis se levantó como un resorte del sillón y se puso de pie enfrente de mi madre y sin decir nada, empezó a correrse. De su polla empezaron a salir pequeños e innumerables chorros de lefa que se fueron para el pelo, cara y tetas, que esta recibió sin hacer ningún tipo de gesto. Cuando termino de correrse, se tumbó exhausto en el sillón.
- Joder, el mejor polvo de mi vida – dijo riéndose a carcajadas
Rodrigo también empezó a reírse hasta que me dijo con una sonrisa.
- Venga tío, que solo quedas tú.
A mí me quedaba bastante para correrme ya que había estado bastante rato sin meterla, aunque me había estado pajeando, así que tumbe a mi madre en el suelo y empecé a follarla por el coño. Nada más meterla, soltó un largo suspiro y empecé a follarla tranquilo, pero verla empapada en sudor, con las tetas llenas de lefa de Luis y la cara con la de Rodrigo, empecé a llevar un ritmo muy fuerte. Otra vez empezó a gritar como una loca, agarrándose las tetas y extendiendo la lefa que tenia de ellas mientras movía la cabeza de un lado a otro. Mientras la follaba, pensaba en donde correrme, y casi estaba convencido de echársela toda dentro pero cuando llego el momento, saqué la polla y empecé a meneármela a la altura de sus tetas. El primer chorro fue enorme y fue directo a la cara, haciéndola soltar un pequeño grito. El segundo salió casi de seguido, y fue directo al cuello. El tercero fue ya más normalito que se quedó en el escote para terminar soltando dos más pequeños que cayeron en las tetas. Cuando terminé, me senté a su lado y la vi que se había quedado con los brazos abiertos, con los ojos cerrados y con la respiración a toda velocidad. Al verla empapada en sudor y en lefa, en ese momento me entro sentimiento de culpabilidad y les dije a Luis y a Rodrigo.
- Oye tíos, como se entere de lo que hemos hecho Luis y yo, la cagamos.
- No os preocupéis chicos, la metemos en la ducha de la piscina y la subimos para una habitación. – contesto riéndose Rodrigo.
- ¿Y si se espabila con el agua? – conteste yo un poco inquieto.
- Es verdad, lo hago yo solo, no os preocupéis. Subiros a alguna habitación a dormir un poco y yo me encargo de meterla en la ducha y meterla en alguna cama.
- Vale tío, pero si no se acuerda no le digas nada de nosotros vale. Dile que os dejamos solos y que nosotros nos fuimos a dormir por estar borrachos perdidos. Si se acuerda de haber follado, fuiste tú solo ¿vale?
- Vale, no os preocupéis tanto. Eso hare.
Nosotros dos cogimos nuestra ropa y nos subimos a la planta de arriba, mientras veíamos como Rodrigo cogía a mi madre y la metía en la ducha de la piscina y después nos metimos en una habitación que había dos camas. Cuando nos tumbamos, los dos estuvimos un rato callados hasta que le dije.
- Oye tío, lo que ha pasado aquí no se puede enterar nadie.
- Si no te preocupes. Confía en mí, pero… joder que polvazo le hemos echado a tu madre tio.
Los dos nos empezamos a reír hasta que nos dormimos. A la mañana siguiente, Luis y yo bajamos para desayunar. No se había despertado nadie todavía y después de tomarnos un café, nos fuimos a la piscina. El siguiente en unirse a nosotros fue Rodrigo, que estaba más fresco que una lechuga. Tanto Luis y como yo estábamos acojonados esperando en que bajase mi madre, ansiosos por saber si se acordaba de algo de la noche anterior. Cuando por fin bajo, se sento en una silla al lado de nosotros, nos saludó a todos y como asustada me dijo.
- Oye Manuel, ¿qué paso anoche?
Vi que mi madre no lo decía con segundas intenciones y eché balones fuera, como si no supiese nada.
- ¿a qué te refieres mama?
- Es que no me acuerdo de nada. Solo sé que he aparecido en una habitación y me he despertado sin ropa.
- No lo se, Luis y yo te dejamos con Rodrigo. No aguantábamos más.
Mi madre se rio y se fue a hablar con Rodrigo. Estuvieron un rato hablando y parecía que seguían con el buen rollo del dia anterior. Cuando mi madre marcho a la cocina a hacerse un café, me acerque corriendo a Rodrigo.
- ¿Qué te ha dicho?
- Me ha preguntado que paso ayer jajaja.
- ¿Y?
- Nada, le dije que nos lo montamos ella y yo.
- ¿si?
- Claro tío, ella ya se imaginaba que habíamos hecho algo, nada más decírselo me ha dicho que entonces entendía que tenía el coño y el culo escocidos de anoche, así que no lo podía ocultar. Estaros tranquilos que de vosotros no sabe nada.
Le choque la mano aliviado y en ese momento bajo Kevin, que tenía una resaca inmensa.
- Anda que menuda fiesta se perdió este. – me dijo Rodrigo partiéndose de risa.
Después desayunamos y hablamos un rato hasta que mi madre, Luis y yo, nos fuimos de allí.
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