Por fuera parecían una de las típicas parejas que parece que todo les sale bien, Jorge tiene un cargo importante en una empresa de renombre, actualmente tiene una relación con Daniela que es 8 años menor que el, la chica era muy hermosa y con una figura de envidia, pero a pesar de estar viviendo juntos un buen tiempo a lo único que se dedicaba era a sus estudios universitarios y su creciente carrera en el mundo del modelaje, tenía un gran corazón para ayudar a los demás pero los quehaceres del hogar no se le daban muy bien, obviamente Jorge ya sabía cómo era ella y a él solo le bastaba con que su mujer se vea lo más linda posible para presumirla en todo lugar, además que con lo que ganaba podía cubrir sus necesidades de limpieza y comida fácilmente.
Daniela tiene 23 años, bendecida con un cuerpo espectacular al que periódicamente se dedica a mantenerlo en el gimnasio, sus largas piernas y su bien trabajado trasero eran sus partes favoritas y con lo que conquisto a Jorge, pero sus demás atributos físicos no se quedaban atrás ya que era poseedora de un buen par de pechos que bamboleaban majestuosamente cada vez que trotaba en la caminadora del gimnasio , su piel era clara, sus ojos de color avellana y su cabello casi rubio la hacían ver como una modelo profesional a pesar de que todavía era una novata en ese ámbito, su forma de ser coqueta y juguetona le resultaba de gran utilidad para salirse con la suya muchas veces, su bello rostro inocente hacía que muchos tipos tanto en el gimnasio como en la universidad quisieran algo con ella, pero a pesar de que su comportamiento les diera la idea de que era una chica fácil, siempre se hizo respetar cuando la situación lo ameritaba.
A pesar de su apariencia y de sus increíbles atributos, cualquiera pensaría que su experiencia con los hombres era inmensa, pero en su caso era todo lo contrario , Daniela era una principiante en el tema amoroso, antes de Jorge solo había estado con un chico y fue una experiencia fugaz, así que básicamente Jorge ha sido el hombre de su vida , ya tenía con el cerca de 4 años de relación y desde el segundo año se fue a vivir con él a su casa que si bien no era muy grande, era lo suficientemente acogedora para que vivan ellos dos.
Los primeros meses de convivencia fueron los más gratificantes para ambos, se vivió mucho amor y el sexo nunca falto, pero conforme pasaba el tiempo Jorge iba escalando de posición en la empresa, en poco tiempo ya estaba a cargo de un grupo de personas y debido a eso tenía que hacer ciertos sacrificios en su tiempo libre, descuidando mucho a su despampanante novia, poco a poco las relaciones íntimas fueron disminuyendo y para una jovencita tan ardiente y curiosa como ella era algo frustrante no llegar a hacerlo mínimo una vez al día, ella de alguna manera entendía lo cansado que puede llegar a ser el trabajo de su querido pero aun así quería poner de su parte para que regresen esas noches de pasión, muchas veces intento animarlo esperándolo con provocativos conjuntos que le quedaban a la perfección y si bien los primeros días funciono de maravilla, pronto se volvió algo rutinario y el cansancio del hombre era más, llegando a disculparse y decirle que tal vez mañana lo podrían hacer antes de caer rendido en la cama, hiriendo el orgullo de la jovencita, a la pobre y caliente no le quedo otra que satisfacerse a sí misma.
los meses pasaban y parecía que la cosa no iba a mejorar, pronto autosatisfacerse no era suficiente para ella, se hizo algo adicta a las paginas porno caseras, le gustaba ver como las chicas de los videos gozaban sin tener que aparentar nada como lo hacían las estrellas porno, pronto descubrió y le agarro un gusto a los videos donde tipos sin nada de gracia entre maduros y viejos cogían con mujeres mucho más jóvenes y hermosas, le gustaba ver esos rostros horribles disfrutar del momento, las chicas de los videos en su gran mayoría gozaban sin ningún tapujo ya que en la gran mayoría de videos caseros no tenían idea de que había una cámara que las esté grabando o tal vez simplemente se desfogaban ya que en su vida normal no tenían la oportunidad de pasarla bien como en ese momento, poco a poco Daniela adquirió una adicción por este tipo de porno en particular ya que pensaba que las chicas de esos videos pasaban por lo mismo que ella, que tenían esposos muy ocupados dejándolas insatisfechas y solo un maduro con toda su experiencia podía llevarlas hasta ese éxtasis que tanto anhelaban.
La jovencita muchas veces se ponía a pensar si fuera ella la que estuviera en ese tipo de situaciones, ver a la cara a esos viejos tristes y solitarios y darles una alegría que nunca olvidaran o por el contrario, ser sometida por esos maduros-viejos “malos” doblegándose a todo lo que le pidieran por más humillante que fuera y que la hagan llegar hasta el más profundo orgasmo, solo pensarlo le ponía la piel bastante sensible y sus pezones la delataban, sabía que con su físico podía hacer realidad todo eso , pero a la vez sentía remordimiento y algo de vergüenza en pesar esas cosas teniendo a su pareja que se mata por ella en el trabajo, pero su calentura era más y muchas veces se perdía en sus pensamientos morbosos.
Una mañana, luego de despedir a su novio y pasar varias horas en la laptop viendo porno, decidió caminar por la ciudad y despejar un poco su mente, se puso un polo de color negro el cual no era muy ajustado, pero dado sus encantos, era imposible esconder sus pechos copa C, un leggin de color negro que le resaltaba bastante sus largas piernas y su bien tonificado trasero, unas zapatillas blancas, lentes de sol, se hizo una cola de caballo y se fue con dirección al centro de la ciudad.
la figura de la jovencita no pasaba desapercibido por las personas que le lanzaban silbidos, cumplidos y hasta piropos subidos de tono, cosa que ella ya estaba acostumbrada y solo tenía que ignorarlos, decidió desviarse un poco antes de llegar al centro, no paso mucho cuando empezó a caminar por un lugar no muy agradable a la vista, el típico rostro de la pobreza, suciedad y la desigualdad que había en toda gran ciudad, paso por la parte de atrás de un gran mercado popular, la triste vista junto al fuerte olor a basura y licor barato eran imposibles de ignorar, miraba en una esquina gente de mal vivir jugando cartas en una mesa improvisada y bebiendo algún licor artesanal, la joven por su seguridad decidió pasarse al otro lado de la acera pero aun así los chiflidos no se hicieron esperar, sus lentes de sol ayudaban a no delatar hacia donde dirigía su vista, miraba como los horribles sujetos se la devoraban con la mirada, la mayoría eran tipos de la calle de mínimo 50 años para arriba, todos andrajosos y no hacía falta acercarse para percatarse de que no habían tomado un baño en semanas, miraba también personas tiradas debido al exceso de licor y uno que otro anciano mendigando algunas monedas, en general una escena lamentable.
De pronto como una idea fugaz se le ocurrió que podría alegrarles la mañana a alguno de ellos, a pesar de que muchos aparentaban rudeza ella pensaba que también necesitaban recibir algo de afecto y que mejor que ella para darle un poco de eso y tal vez recibir algo delicioso a cambio por su buena acción, recordaba que en los videos de la internet, la mayoría de las chicas gozaban con encuentros casuales con tipos nada agraciados y bastante mayores como los que veía, por un momento se imaginó estar sentada en las piernas de alguno de ellos recibiendo una que otra caricia descarada a la vista de todos los demás, mientras seguían con su juego de cartas. Un pequeño impulso le animaba a acercarse a esos tipos, tal vez preguntarles algo inocentemente, ganarse la confianza de alguno de ellos y ver que podía pasar luego, pero el miedo y la vergüenza eran más fuertes y solo siguió su camino.
Luego de retirase en ese lugar siguió su paso firme hasta llegar al centro, trato de distraerse recorriendo los centros comerciales comprando algo de ropa y maquillaje, luego de mucho caminar, decidió descansar un rato en una pequeña plazoleta antes de regresar a casa, se encontraba exhausta luego de todo lo que había comprado, antes de sentarse en los banquitos se acercó al triciclo de un humilde vendedor de helados artesanales y le pidió que le diera un cono con dos bolas de chocolate, el heladero que era un hombre de rasgos andinos bastante marcados, una piel morena producto del inclemente sol a la que estuvo expuesto todos estos años y una estatura por debajo del promedio no perdía de vista a la escultural jovencita, el viejo que debía rondar los 65-70 años daría lo que fuera por tenerla solo un par de horas para gozarla y volver a sentirse joven , por su parte Daniela a pesar del cansancio y del calor sofocante se percató de las lascivas miradas hacia sus bien formados pechos, se sentía muy caritativa ese día y dado que con los otros viejos no hizo nada por vergüenza y miedo ya que eran muchos , ahora sentía que debía hacer algo ya que a comparación de los otros , este solo era un viejito inofensivo pensaba, así que al momento de recibir el helado se inclinó lentamente de forma que el anciano tuviera una buena vista del nacimiento de sus bien formado pechos y un poco más.
Satisfecha con el pequeño regalo que le había dado al viejo heladero le regalo una tierna sonrisa, le pago y luego se alejó de el en dirección a una banca con sombra, moviendo sus caderas lo más provocativo que podía.
Una vez sentada por fin se dispuso a disfrutar de su helado, sentía que había hecho una buena acción hacia un viejo y humilde vendedor de helados, la juguetona jovencita sabía que había alborotado al viejito cuando se dio cuenta que este había movido su triciclo de helados al otro extremo de la pequeña plazoleta intentado actuar como si esperara más clientes, pero su intención era clara, el viejo quería seguir deleitándose con el cuerpazo de la universitaria y observaba no muy lejos de donde estaba ella. La necesidad de darle otra golosina al viejo comenzaba a encenderla y sacar su lado más juguetona, se percató que no hubiera nadie más cerca, entrecruzo sus piernas y comenzó a lamer el helado de una forma bastante erótica, como si se tratara de una verga
el viejo miraba embobado como esa hermosa jovencita se acomodaba su cabello y ligeramente movía su boca de una forma bastante provocativa, pasando su lengua por todo lado y embarrarse sus labios con todo el helado, la cereza del pastel en el juguetón plan de la jovencita fue cuando a propósito hizo caer un poco de helado a la altura de sus pechos, escurriéndose un poco de helado dentro, haciendo que ella saque un pequeño pañuelo para limpiarse, primero la parte superior, luego estiro un poco el polo hacia abajo y empezó a limpiarse todo lo que se había derramado y había escurrido por sus pechos, sabía que el viejo la estaba mirando así que bajo un poco más su polo y se tomó su tiempo limpiándose.
Ahora si se encontraba satisfecha, sabía que su viejito pervertido lo había visto todo así que como ultimo regalo dejo el pañuelo con el que se había limpiado sus pechos en el asiento y se retiró de igual manera moviendo rítmicamente esas caderas, sabía que ahora él podría tener algo en que pensar en las noches y recordarla siempre. Pasado unos minutos de que se fuera la sexy jovencita, el vejete fue hasta el asiento donde había estado su joven musa, tomo el pañuelo y antes de guardárselo le dio una gran aspirada a este sintiendo el aroma a rosas que seguramente usaba como perfume, luego de eso se lo metió al bolsillo y con una gran sonrisa se montó en su triciclo a seguir vendiendo sus helados.
Daniela regreso a su casa y empezó a recordar la experiencia que había pasado con el viejo heladero, a pesar de sentir que había hecho algo bueno por un viejo de aspecto triste, sentía un poco de remordimiento por lo que le podría decir Jorge si se enteraba ,sabía que no debía pensar en eso más, pero la idea y todo el porno que había visto las ultimas semanas ya estaba metida en ella y con un novio que no la satisfacía como antes, se le hacía difícil pensar con claridad, la universitaria decidió tomar un largo baño para meditar todo lo que había pasado, mientras se relajaba en la bañera escucho el timbre de la puerta, al principio no le tomo importancia, pero era tanta la insistencia que tuvo que ponerse la primera prenda que tuvo a la mano y resulto ser un apretado vestido que usaba generalmente en su casa, salió a ver quién era el que tocaba de esa manera, para su sorpresa se trataba del viejo Rómulo, el vecino más veterano de la urbanización.
Don Rómulo era un viejo de 62 años, un poco más bajito que Daniela llegándole a la altura de los labios, su piel era cobriza con unas arrugas y ojeras bien marcadas que denotaban que había tenido una juventud bastante difícil desde la pobreza extrema que sufrió en su infancia hasta los malos pasos por los que estuvo encaminado un tiempo en su juventud-adultez, su contextura era delgada, aunque ya se le estaba notando algo de barriga producto de la cerveza, sus ropas consistían básicamente en una camisa de color blanco bastante percudida la cual la tenía abierta enseñando el típico bividi dentro y un pantalón de tela bastante gastado y holgado, a pesar de su horrible aspecto y sus malos hábitos el viejo aún tenía fuerza suficiente para joder a los demás vecinos con cualquier cosa, era el tradicional viejo gruñón de la urbanización, aunque su comportamiento cambiaba cuando se trataba de alguna chica bonita, comportándose de la mejor manera para ver si alguna caía en sus manos, cosa que no tenía mucho éxito por su apariencia, edad y su escaso dinero.
Daniela y su novio habían conocido al señor desde que se mudaron, en una época en donde los vecinos casi ni se saludan, él había sido uno de los vecinos que mejor la había tratado y la había ayudado a ella y a Jorge en más de una ocasión cuando la necesitaban. Era un viejo hábil ya que en su juventud tenía que valerse y aprender muchas cosas para sobrevivir y no regresar a la mala vida del robo y demás cosas. Daniela sentía que él era como un tío para ella y amaba su naturaleza gentil, claro que esa gentileza que irradiaba don Rómulo solo era hacía ella, ya que con su novio las cosas cambiaban y habían tenido más de una discusión por cosas triviales, vivía en una de las casas más humildes de la urbanización, la modesta casa pertenecía en si a su esposa que era la que trabajaba cuando aún estaba con vida, el por su parte siempre se la había pasado holgazaneando desde que se casó, ya habían pasado cerca de 15 años desde que su esposa falleció, su único hijo nunca tuvo buenos recuerdos de él y hace mucho que ya no lo visitaba, a estas alturas de su vida y debido a su forma de ser, prácticamente a nadie le importaba su situación, era solo un anciano solitario triste que si algún día caía muerto a nadie le iba a importar.
Daniela a pesar de estar solo en apretado vestido le dio una tierna sonrisa y le pregunto que deseaba, pero para su sorpresa ese día el viejo se encontraba bastante ofuscado y quería desfogarse con Jorge ya que la mascota de la pareja tenía la fama de escaparse y en esa ocasión había dañado casi todas las plantas de su frentera, pero al solo estar la dulce joven, se tuvo que contener y tomar un tiempo para procesar la situación de ver a la joven ama de casa en ese apretado vestido, luego de un momento fugaz de aclarar sus ideas, volvió a recordar su jardín y le explico bastante irritado todo lo que había pasado, luego de explicarle la situación la jovencita solo atino a disculparse y a ofrecerse a reponer todas las flores que había dañado su mascota, le pidió un momento para cambiarse e ir a revisar junto con el que tanto había sido el daño. Luego de un rato la tierna jovencita salió con un pequeño short de jean típico de verano que mostraba un poco el inicio de su perfecto trasero, unas sandalias blancas y una blusa negra que estaba de moda en ese entonces fueron sus acompañantes finales.
Al llegar a la casa del viejo noto que su perro había hecho realmente un desastre y esto no le tomaría solo un día, así que le prometió que vendría en las mañanas para reponer su jardín y además ayudarlo con algunos quehaceres básicos ya que veía que la casa estaba bastante descuidada ya que al viejo poco le importaba la limpieza y el orden, su único pasatiempo era su jardín y nada más.
Dada su inexperiencia en jardinería a Daniela le tomo varios días arreglar todo el desastre de su mascota, todos los días venia con ropa deportiva. Don Rómulo nunca perdía detalle del hermoso cuerpo de la jovencita, cada vez que la jovencita venía a su casa este se echaba en su vieja hamaca y ayudado con unas gafas negras podía mirarla sin ningún problema de incomodarla, al terminar el trabajo del día, el viejo le ofrecía alguna bebida pero se negaba a ayudarla en el jardín ya que sentía que ese era el deber de ella, cuando ya estaba a punto de irse se sentaban a charlar un momento, a Dani le caía realmente bien el viejo, no le importaba que este no le ayudara ya que sentía que todo esto era su culpa por no controlar a su mascota, por lo que tampoco le dijo a Jorge lo que hacía en las mañanas, la joven estaba verdaderamente a gusto arreglando y aprendiendo sobre la jardinería, por su cabeza no pasaba usarlo para sus nuevos fetiches por miedo a destrozar esa bonita amistad.
Al tercer día el jardín estaba casi terminado y don Rómulo le pidió que le ayudara a mover unas cajas.
-No hay problema, señor Rómulo. Muéstreme el camino -- respondió Dani y siguió a Don Rómulo por las escaleras, donde le señaló varias cajas cargadas de viejas posesiones. El anciano observó a la joven agarrar la primera caja y subir las escaleras. Él la miró por detrás mientras ella subía por la escalera. El arrugado tipo notó lo grande y firme que era ese joven trasero cubierto por ese apretado leggin de color negro, mientras él se quedaba abajo, la observaba atentamente como esta subía a paso firme.
Él afortunado se quedó mirando mientras ella ahora bajaba de nuevo, sus pechos rebotaban suavemente dentro de su camiseta deportiva con cada paso que daba demostrando que a pesar del buen tamaño que tenían se mantenían firmes producto de la juventud. Dani parecía ajena a la mirada de Don Rómulo, todavía lo veía como un viejo amigo y le prestó poca atención mientras ella volvía por otra caja. A medida que Dani avanzaba en la tarea, disminuyó un poco la velocidad, lo que le dio al viejo tiempo extra para admirar ese gran y hermoso trasero moverse con cada peldaño que subía la jovencita.
Pronto, Daniela movió todas las cajas. Un ligero sudor le cubría el rostro, levantó la parte inferior de su blusa para limpiarse la frente mientras don Rómulo miraba. Su camiseta deportiva se levantó para revelar un estómago firme y plano. El polo deportivo fue levantado hasta el punto que mostraba los bordes del brasier, luego regresó la prenda a su lugar y sonrió al encontrarse con los ojos del viejo.
- ¡Vaya! Todo listo Sr. Rómulo. ¿Algo más que pueda hacer?
--Oh, no querida, eso es todo. Qué placer verte trabajar. Quiero decir, bien ya sabes ... umm
- ¿Qué pasa, señor? -- Preguntó la muchacha, intrigada por el tartamudeo del viejo.
--Bueno, Daniela, me disculpo si mi mirada te resulto incomoda estos días, ha pasado tanto tiempo desde que vi el cuerpo de una mujer, especialmente uno tan hermoso como el tuyo, Espero que no te moleste que te lo diga
- ¿En serio, señor Rómulo? No, para nada. ¡Ni siquiera me di cuenta! Jajaja…esteee… ¿cree que tengo un buen cuerpo? -- preguntó Daniela y subconscientemente pasó las manos por los costados hasta pasarlas por las caderas y sobre su estómago.
--Oh sí... realmente eres muy hermosa. Me pregunto si podrías hacerme un pequeño favor. Umm, algo como ... no olvídalo ... ni siquiera debería preguntar ... lo siento
Daniela hizo una pausa y observó al anciano desviar su mirada por un segundo, alejándose y murmurando un poco incómodo y avergonzado.
- ¿Qué es señor Rómulo?, usted me ha ayudado tanto todo este tiempo, ¿qué tipo de favor puedo hacer por usted?, Realmente puedo intentar ayudar.
--No, Dani ... no debería haber dicho nada ... es solo que cuando te vi trabajando hoy, me di cuenta de cuánto tiempo había pasado desde que había visto a una mujer hermosa y poder admirar su cuerpo.
-Ay muchas gracias señor Rómulo, pero dígame, ¿qué favor me quería pedirme? dígamelo con confianza
--Oh, me siento tonto ahora ... es solo que esto días te he visto con tu ropa deportiva que por cierto te queda muy bien, pero … pensaba si tal vez pudiera verte con otro tipo de ropa ... ya sabes, algo más ligero, típico del verano y típico de una mujer tan joven y bella como tú, tal vez un shortcito ... o una minifalda o algo así. Sería una forma de recordar y apreciar cómo se ve realmente una mujer ya que como sabes mi esposa falleció hace 15 años y desde entonces no he estado con otra mujer.
Daniela se sorprendió un poco, no se había percatado de que el viejo la había estado mirando todo este tiempo y es que con los lentes oscuros que usaba don Rómulo, era difícil saber hacia dónde dirigía su mirada
- ¡guau!, señor Rómulo, no sé ... eso es un favor diferente ... se lo digo porque no creo que a mi novio le agrade la idea de que yo use ese tipo de ropa cuando no estoy con el..
--No, está bien, ni siquiera debería haberlo preguntado. Por favor, olvida que incluso dije algo ... No quiero que pienses que soy un viejo imbécil ... lo siento.
-Oh, no se preocupe Don. En realidad, su comentario no me molesto para nada, es solo que no tengo nada así, aunque supongo que no es muy diferente a los shorts deportivos que uso cuando voy al gimnasio, Empecé a usarlas este verano, pero fuera del gym no las uso.
--Pequeña, tu cuerpo es muy lindo deberías comprar algunas cosas como las que te mencione ... ¿o podría?... ¿Quieres algunos atuendos bonitos?, Te diré qué, por todo el trabajo que has hecho en el jardín y dentro de la casa, como agradecimiento puedo comprarte algunos de esos conjuntitos para ti y puedes usarlos cuando quieras acá.
-ummm, bueno, supongo que no sería nada malo variar un poco mi ropa para no estar con lo mismo siempre, no es que me falte, pero un conjunto nuevo de ropa nunca cae mal jeje, está bien acepto, Anotaré mis tallas para usted, para serle sincera Estaba pensando en comprar algunas ahora que empieza el verano
--Bueno, si te compro algo ... ya sabes ... de buen gusto, tal vez podrías modelarlo aquí, solo por unos minutos-- Sugirió con algo de miedo obteniendo la aprobación de la jovencita que movió la cabeza de forma positiva.
“Realmente esto era un poco extraño, El viejo señor Rómulo acaba de pedirme que modele alguna minifalda para que le recuerde cómo es una mujer joven, Supongo que realmente debe estar solo y han pasado muchos años desde que su señora estaba viva, Bueno, qué malo puede ser, estamos empezando el verano y lucir un poco las piernas no haría daño “-- pensó la jovencita
-Bueno, sería lindo tener un atuendo o dos, así que ... ¿por qué no?
--Listo entonces, eso lo resuelve, elegiré algo más tarde en alguna tienda del centro y podrás tenerlo para ti muy pronto, ¡piénsalo como un regalo de mi parte para este verano! y también por ser una vecina responsable que se hace cargo de las travesuras de su mascota.
- ¡De Acuerdo! -- declaró Dani, agarro un bolígrafo sobre la mesa y anotó las tallas que usualmente usa en ese tipo de prendas de vestir.
El viejo miro el papel, se hizo una idea de las tallas, sonrió al imaginarse como se vería la jovencita con el tipo de ropa que el elegiría por ella y luego de un silencio incomodo el viejo volvió de sus pensamientos y le ofreció un poco de té.
-No, está bien, señor Rómulo. Realmente debería irme
Daniela se dirigió a la puerta de salida, el vejete la siguió de cerca, mirando aún más de cerca ese delicioso trasero, antes de irse la joven se acomodó una de las zapatillas en frente del viejo, mientras se agachaba, el anciano observó como la camiseta deportiva caía un poco dejándolo ver parte de esos hermosos pechos que se bamboleaban cuando se movía para abrocharse las zapatillas. Cuando la joven se puso de pie, el viejo desvió rápidamente la mirada y observó a la sonriente muchacha decirle adiós y salir.
Continuara....
Daniela tiene 23 años, bendecida con un cuerpo espectacular al que periódicamente se dedica a mantenerlo en el gimnasio, sus largas piernas y su bien trabajado trasero eran sus partes favoritas y con lo que conquisto a Jorge, pero sus demás atributos físicos no se quedaban atrás ya que era poseedora de un buen par de pechos que bamboleaban majestuosamente cada vez que trotaba en la caminadora del gimnasio , su piel era clara, sus ojos de color avellana y su cabello casi rubio la hacían ver como una modelo profesional a pesar de que todavía era una novata en ese ámbito, su forma de ser coqueta y juguetona le resultaba de gran utilidad para salirse con la suya muchas veces, su bello rostro inocente hacía que muchos tipos tanto en el gimnasio como en la universidad quisieran algo con ella, pero a pesar de que su comportamiento les diera la idea de que era una chica fácil, siempre se hizo respetar cuando la situación lo ameritaba.
A pesar de su apariencia y de sus increíbles atributos, cualquiera pensaría que su experiencia con los hombres era inmensa, pero en su caso era todo lo contrario , Daniela era una principiante en el tema amoroso, antes de Jorge solo había estado con un chico y fue una experiencia fugaz, así que básicamente Jorge ha sido el hombre de su vida , ya tenía con el cerca de 4 años de relación y desde el segundo año se fue a vivir con él a su casa que si bien no era muy grande, era lo suficientemente acogedora para que vivan ellos dos.
Los primeros meses de convivencia fueron los más gratificantes para ambos, se vivió mucho amor y el sexo nunca falto, pero conforme pasaba el tiempo Jorge iba escalando de posición en la empresa, en poco tiempo ya estaba a cargo de un grupo de personas y debido a eso tenía que hacer ciertos sacrificios en su tiempo libre, descuidando mucho a su despampanante novia, poco a poco las relaciones íntimas fueron disminuyendo y para una jovencita tan ardiente y curiosa como ella era algo frustrante no llegar a hacerlo mínimo una vez al día, ella de alguna manera entendía lo cansado que puede llegar a ser el trabajo de su querido pero aun así quería poner de su parte para que regresen esas noches de pasión, muchas veces intento animarlo esperándolo con provocativos conjuntos que le quedaban a la perfección y si bien los primeros días funciono de maravilla, pronto se volvió algo rutinario y el cansancio del hombre era más, llegando a disculparse y decirle que tal vez mañana lo podrían hacer antes de caer rendido en la cama, hiriendo el orgullo de la jovencita, a la pobre y caliente no le quedo otra que satisfacerse a sí misma.
los meses pasaban y parecía que la cosa no iba a mejorar, pronto autosatisfacerse no era suficiente para ella, se hizo algo adicta a las paginas porno caseras, le gustaba ver como las chicas de los videos gozaban sin tener que aparentar nada como lo hacían las estrellas porno, pronto descubrió y le agarro un gusto a los videos donde tipos sin nada de gracia entre maduros y viejos cogían con mujeres mucho más jóvenes y hermosas, le gustaba ver esos rostros horribles disfrutar del momento, las chicas de los videos en su gran mayoría gozaban sin ningún tapujo ya que en la gran mayoría de videos caseros no tenían idea de que había una cámara que las esté grabando o tal vez simplemente se desfogaban ya que en su vida normal no tenían la oportunidad de pasarla bien como en ese momento, poco a poco Daniela adquirió una adicción por este tipo de porno en particular ya que pensaba que las chicas de esos videos pasaban por lo mismo que ella, que tenían esposos muy ocupados dejándolas insatisfechas y solo un maduro con toda su experiencia podía llevarlas hasta ese éxtasis que tanto anhelaban.
La jovencita muchas veces se ponía a pensar si fuera ella la que estuviera en ese tipo de situaciones, ver a la cara a esos viejos tristes y solitarios y darles una alegría que nunca olvidaran o por el contrario, ser sometida por esos maduros-viejos “malos” doblegándose a todo lo que le pidieran por más humillante que fuera y que la hagan llegar hasta el más profundo orgasmo, solo pensarlo le ponía la piel bastante sensible y sus pezones la delataban, sabía que con su físico podía hacer realidad todo eso , pero a la vez sentía remordimiento y algo de vergüenza en pesar esas cosas teniendo a su pareja que se mata por ella en el trabajo, pero su calentura era más y muchas veces se perdía en sus pensamientos morbosos.
Una mañana, luego de despedir a su novio y pasar varias horas en la laptop viendo porno, decidió caminar por la ciudad y despejar un poco su mente, se puso un polo de color negro el cual no era muy ajustado, pero dado sus encantos, era imposible esconder sus pechos copa C, un leggin de color negro que le resaltaba bastante sus largas piernas y su bien tonificado trasero, unas zapatillas blancas, lentes de sol, se hizo una cola de caballo y se fue con dirección al centro de la ciudad.
la figura de la jovencita no pasaba desapercibido por las personas que le lanzaban silbidos, cumplidos y hasta piropos subidos de tono, cosa que ella ya estaba acostumbrada y solo tenía que ignorarlos, decidió desviarse un poco antes de llegar al centro, no paso mucho cuando empezó a caminar por un lugar no muy agradable a la vista, el típico rostro de la pobreza, suciedad y la desigualdad que había en toda gran ciudad, paso por la parte de atrás de un gran mercado popular, la triste vista junto al fuerte olor a basura y licor barato eran imposibles de ignorar, miraba en una esquina gente de mal vivir jugando cartas en una mesa improvisada y bebiendo algún licor artesanal, la joven por su seguridad decidió pasarse al otro lado de la acera pero aun así los chiflidos no se hicieron esperar, sus lentes de sol ayudaban a no delatar hacia donde dirigía su vista, miraba como los horribles sujetos se la devoraban con la mirada, la mayoría eran tipos de la calle de mínimo 50 años para arriba, todos andrajosos y no hacía falta acercarse para percatarse de que no habían tomado un baño en semanas, miraba también personas tiradas debido al exceso de licor y uno que otro anciano mendigando algunas monedas, en general una escena lamentable.
De pronto como una idea fugaz se le ocurrió que podría alegrarles la mañana a alguno de ellos, a pesar de que muchos aparentaban rudeza ella pensaba que también necesitaban recibir algo de afecto y que mejor que ella para darle un poco de eso y tal vez recibir algo delicioso a cambio por su buena acción, recordaba que en los videos de la internet, la mayoría de las chicas gozaban con encuentros casuales con tipos nada agraciados y bastante mayores como los que veía, por un momento se imaginó estar sentada en las piernas de alguno de ellos recibiendo una que otra caricia descarada a la vista de todos los demás, mientras seguían con su juego de cartas. Un pequeño impulso le animaba a acercarse a esos tipos, tal vez preguntarles algo inocentemente, ganarse la confianza de alguno de ellos y ver que podía pasar luego, pero el miedo y la vergüenza eran más fuertes y solo siguió su camino.
Luego de retirase en ese lugar siguió su paso firme hasta llegar al centro, trato de distraerse recorriendo los centros comerciales comprando algo de ropa y maquillaje, luego de mucho caminar, decidió descansar un rato en una pequeña plazoleta antes de regresar a casa, se encontraba exhausta luego de todo lo que había comprado, antes de sentarse en los banquitos se acercó al triciclo de un humilde vendedor de helados artesanales y le pidió que le diera un cono con dos bolas de chocolate, el heladero que era un hombre de rasgos andinos bastante marcados, una piel morena producto del inclemente sol a la que estuvo expuesto todos estos años y una estatura por debajo del promedio no perdía de vista a la escultural jovencita, el viejo que debía rondar los 65-70 años daría lo que fuera por tenerla solo un par de horas para gozarla y volver a sentirse joven , por su parte Daniela a pesar del cansancio y del calor sofocante se percató de las lascivas miradas hacia sus bien formados pechos, se sentía muy caritativa ese día y dado que con los otros viejos no hizo nada por vergüenza y miedo ya que eran muchos , ahora sentía que debía hacer algo ya que a comparación de los otros , este solo era un viejito inofensivo pensaba, así que al momento de recibir el helado se inclinó lentamente de forma que el anciano tuviera una buena vista del nacimiento de sus bien formado pechos y un poco más.
Satisfecha con el pequeño regalo que le había dado al viejo heladero le regalo una tierna sonrisa, le pago y luego se alejó de el en dirección a una banca con sombra, moviendo sus caderas lo más provocativo que podía.
Una vez sentada por fin se dispuso a disfrutar de su helado, sentía que había hecho una buena acción hacia un viejo y humilde vendedor de helados, la juguetona jovencita sabía que había alborotado al viejito cuando se dio cuenta que este había movido su triciclo de helados al otro extremo de la pequeña plazoleta intentado actuar como si esperara más clientes, pero su intención era clara, el viejo quería seguir deleitándose con el cuerpazo de la universitaria y observaba no muy lejos de donde estaba ella. La necesidad de darle otra golosina al viejo comenzaba a encenderla y sacar su lado más juguetona, se percató que no hubiera nadie más cerca, entrecruzo sus piernas y comenzó a lamer el helado de una forma bastante erótica, como si se tratara de una verga
el viejo miraba embobado como esa hermosa jovencita se acomodaba su cabello y ligeramente movía su boca de una forma bastante provocativa, pasando su lengua por todo lado y embarrarse sus labios con todo el helado, la cereza del pastel en el juguetón plan de la jovencita fue cuando a propósito hizo caer un poco de helado a la altura de sus pechos, escurriéndose un poco de helado dentro, haciendo que ella saque un pequeño pañuelo para limpiarse, primero la parte superior, luego estiro un poco el polo hacia abajo y empezó a limpiarse todo lo que se había derramado y había escurrido por sus pechos, sabía que el viejo la estaba mirando así que bajo un poco más su polo y se tomó su tiempo limpiándose.
Ahora si se encontraba satisfecha, sabía que su viejito pervertido lo había visto todo así que como ultimo regalo dejo el pañuelo con el que se había limpiado sus pechos en el asiento y se retiró de igual manera moviendo rítmicamente esas caderas, sabía que ahora él podría tener algo en que pensar en las noches y recordarla siempre. Pasado unos minutos de que se fuera la sexy jovencita, el vejete fue hasta el asiento donde había estado su joven musa, tomo el pañuelo y antes de guardárselo le dio una gran aspirada a este sintiendo el aroma a rosas que seguramente usaba como perfume, luego de eso se lo metió al bolsillo y con una gran sonrisa se montó en su triciclo a seguir vendiendo sus helados.
Daniela regreso a su casa y empezó a recordar la experiencia que había pasado con el viejo heladero, a pesar de sentir que había hecho algo bueno por un viejo de aspecto triste, sentía un poco de remordimiento por lo que le podría decir Jorge si se enteraba ,sabía que no debía pensar en eso más, pero la idea y todo el porno que había visto las ultimas semanas ya estaba metida en ella y con un novio que no la satisfacía como antes, se le hacía difícil pensar con claridad, la universitaria decidió tomar un largo baño para meditar todo lo que había pasado, mientras se relajaba en la bañera escucho el timbre de la puerta, al principio no le tomo importancia, pero era tanta la insistencia que tuvo que ponerse la primera prenda que tuvo a la mano y resulto ser un apretado vestido que usaba generalmente en su casa, salió a ver quién era el que tocaba de esa manera, para su sorpresa se trataba del viejo Rómulo, el vecino más veterano de la urbanización.
Don Rómulo era un viejo de 62 años, un poco más bajito que Daniela llegándole a la altura de los labios, su piel era cobriza con unas arrugas y ojeras bien marcadas que denotaban que había tenido una juventud bastante difícil desde la pobreza extrema que sufrió en su infancia hasta los malos pasos por los que estuvo encaminado un tiempo en su juventud-adultez, su contextura era delgada, aunque ya se le estaba notando algo de barriga producto de la cerveza, sus ropas consistían básicamente en una camisa de color blanco bastante percudida la cual la tenía abierta enseñando el típico bividi dentro y un pantalón de tela bastante gastado y holgado, a pesar de su horrible aspecto y sus malos hábitos el viejo aún tenía fuerza suficiente para joder a los demás vecinos con cualquier cosa, era el tradicional viejo gruñón de la urbanización, aunque su comportamiento cambiaba cuando se trataba de alguna chica bonita, comportándose de la mejor manera para ver si alguna caía en sus manos, cosa que no tenía mucho éxito por su apariencia, edad y su escaso dinero.
Daniela y su novio habían conocido al señor desde que se mudaron, en una época en donde los vecinos casi ni se saludan, él había sido uno de los vecinos que mejor la había tratado y la había ayudado a ella y a Jorge en más de una ocasión cuando la necesitaban. Era un viejo hábil ya que en su juventud tenía que valerse y aprender muchas cosas para sobrevivir y no regresar a la mala vida del robo y demás cosas. Daniela sentía que él era como un tío para ella y amaba su naturaleza gentil, claro que esa gentileza que irradiaba don Rómulo solo era hacía ella, ya que con su novio las cosas cambiaban y habían tenido más de una discusión por cosas triviales, vivía en una de las casas más humildes de la urbanización, la modesta casa pertenecía en si a su esposa que era la que trabajaba cuando aún estaba con vida, el por su parte siempre se la había pasado holgazaneando desde que se casó, ya habían pasado cerca de 15 años desde que su esposa falleció, su único hijo nunca tuvo buenos recuerdos de él y hace mucho que ya no lo visitaba, a estas alturas de su vida y debido a su forma de ser, prácticamente a nadie le importaba su situación, era solo un anciano solitario triste que si algún día caía muerto a nadie le iba a importar.
Daniela a pesar de estar solo en apretado vestido le dio una tierna sonrisa y le pregunto que deseaba, pero para su sorpresa ese día el viejo se encontraba bastante ofuscado y quería desfogarse con Jorge ya que la mascota de la pareja tenía la fama de escaparse y en esa ocasión había dañado casi todas las plantas de su frentera, pero al solo estar la dulce joven, se tuvo que contener y tomar un tiempo para procesar la situación de ver a la joven ama de casa en ese apretado vestido, luego de un momento fugaz de aclarar sus ideas, volvió a recordar su jardín y le explico bastante irritado todo lo que había pasado, luego de explicarle la situación la jovencita solo atino a disculparse y a ofrecerse a reponer todas las flores que había dañado su mascota, le pidió un momento para cambiarse e ir a revisar junto con el que tanto había sido el daño. Luego de un rato la tierna jovencita salió con un pequeño short de jean típico de verano que mostraba un poco el inicio de su perfecto trasero, unas sandalias blancas y una blusa negra que estaba de moda en ese entonces fueron sus acompañantes finales.
Al llegar a la casa del viejo noto que su perro había hecho realmente un desastre y esto no le tomaría solo un día, así que le prometió que vendría en las mañanas para reponer su jardín y además ayudarlo con algunos quehaceres básicos ya que veía que la casa estaba bastante descuidada ya que al viejo poco le importaba la limpieza y el orden, su único pasatiempo era su jardín y nada más.
Dada su inexperiencia en jardinería a Daniela le tomo varios días arreglar todo el desastre de su mascota, todos los días venia con ropa deportiva. Don Rómulo nunca perdía detalle del hermoso cuerpo de la jovencita, cada vez que la jovencita venía a su casa este se echaba en su vieja hamaca y ayudado con unas gafas negras podía mirarla sin ningún problema de incomodarla, al terminar el trabajo del día, el viejo le ofrecía alguna bebida pero se negaba a ayudarla en el jardín ya que sentía que ese era el deber de ella, cuando ya estaba a punto de irse se sentaban a charlar un momento, a Dani le caía realmente bien el viejo, no le importaba que este no le ayudara ya que sentía que todo esto era su culpa por no controlar a su mascota, por lo que tampoco le dijo a Jorge lo que hacía en las mañanas, la joven estaba verdaderamente a gusto arreglando y aprendiendo sobre la jardinería, por su cabeza no pasaba usarlo para sus nuevos fetiches por miedo a destrozar esa bonita amistad.
Al tercer día el jardín estaba casi terminado y don Rómulo le pidió que le ayudara a mover unas cajas.
-No hay problema, señor Rómulo. Muéstreme el camino -- respondió Dani y siguió a Don Rómulo por las escaleras, donde le señaló varias cajas cargadas de viejas posesiones. El anciano observó a la joven agarrar la primera caja y subir las escaleras. Él la miró por detrás mientras ella subía por la escalera. El arrugado tipo notó lo grande y firme que era ese joven trasero cubierto por ese apretado leggin de color negro, mientras él se quedaba abajo, la observaba atentamente como esta subía a paso firme.
Él afortunado se quedó mirando mientras ella ahora bajaba de nuevo, sus pechos rebotaban suavemente dentro de su camiseta deportiva con cada paso que daba demostrando que a pesar del buen tamaño que tenían se mantenían firmes producto de la juventud. Dani parecía ajena a la mirada de Don Rómulo, todavía lo veía como un viejo amigo y le prestó poca atención mientras ella volvía por otra caja. A medida que Dani avanzaba en la tarea, disminuyó un poco la velocidad, lo que le dio al viejo tiempo extra para admirar ese gran y hermoso trasero moverse con cada peldaño que subía la jovencita.
Pronto, Daniela movió todas las cajas. Un ligero sudor le cubría el rostro, levantó la parte inferior de su blusa para limpiarse la frente mientras don Rómulo miraba. Su camiseta deportiva se levantó para revelar un estómago firme y plano. El polo deportivo fue levantado hasta el punto que mostraba los bordes del brasier, luego regresó la prenda a su lugar y sonrió al encontrarse con los ojos del viejo.
- ¡Vaya! Todo listo Sr. Rómulo. ¿Algo más que pueda hacer?
--Oh, no querida, eso es todo. Qué placer verte trabajar. Quiero decir, bien ya sabes ... umm
- ¿Qué pasa, señor? -- Preguntó la muchacha, intrigada por el tartamudeo del viejo.
--Bueno, Daniela, me disculpo si mi mirada te resulto incomoda estos días, ha pasado tanto tiempo desde que vi el cuerpo de una mujer, especialmente uno tan hermoso como el tuyo, Espero que no te moleste que te lo diga
- ¿En serio, señor Rómulo? No, para nada. ¡Ni siquiera me di cuenta! Jajaja…esteee… ¿cree que tengo un buen cuerpo? -- preguntó Daniela y subconscientemente pasó las manos por los costados hasta pasarlas por las caderas y sobre su estómago.
--Oh sí... realmente eres muy hermosa. Me pregunto si podrías hacerme un pequeño favor. Umm, algo como ... no olvídalo ... ni siquiera debería preguntar ... lo siento
Daniela hizo una pausa y observó al anciano desviar su mirada por un segundo, alejándose y murmurando un poco incómodo y avergonzado.
- ¿Qué es señor Rómulo?, usted me ha ayudado tanto todo este tiempo, ¿qué tipo de favor puedo hacer por usted?, Realmente puedo intentar ayudar.
--No, Dani ... no debería haber dicho nada ... es solo que cuando te vi trabajando hoy, me di cuenta de cuánto tiempo había pasado desde que había visto a una mujer hermosa y poder admirar su cuerpo.
-Ay muchas gracias señor Rómulo, pero dígame, ¿qué favor me quería pedirme? dígamelo con confianza
--Oh, me siento tonto ahora ... es solo que esto días te he visto con tu ropa deportiva que por cierto te queda muy bien, pero … pensaba si tal vez pudiera verte con otro tipo de ropa ... ya sabes, algo más ligero, típico del verano y típico de una mujer tan joven y bella como tú, tal vez un shortcito ... o una minifalda o algo así. Sería una forma de recordar y apreciar cómo se ve realmente una mujer ya que como sabes mi esposa falleció hace 15 años y desde entonces no he estado con otra mujer.
Daniela se sorprendió un poco, no se había percatado de que el viejo la había estado mirando todo este tiempo y es que con los lentes oscuros que usaba don Rómulo, era difícil saber hacia dónde dirigía su mirada
- ¡guau!, señor Rómulo, no sé ... eso es un favor diferente ... se lo digo porque no creo que a mi novio le agrade la idea de que yo use ese tipo de ropa cuando no estoy con el..
--No, está bien, ni siquiera debería haberlo preguntado. Por favor, olvida que incluso dije algo ... No quiero que pienses que soy un viejo imbécil ... lo siento.
-Oh, no se preocupe Don. En realidad, su comentario no me molesto para nada, es solo que no tengo nada así, aunque supongo que no es muy diferente a los shorts deportivos que uso cuando voy al gimnasio, Empecé a usarlas este verano, pero fuera del gym no las uso.
--Pequeña, tu cuerpo es muy lindo deberías comprar algunas cosas como las que te mencione ... ¿o podría?... ¿Quieres algunos atuendos bonitos?, Te diré qué, por todo el trabajo que has hecho en el jardín y dentro de la casa, como agradecimiento puedo comprarte algunos de esos conjuntitos para ti y puedes usarlos cuando quieras acá.
-ummm, bueno, supongo que no sería nada malo variar un poco mi ropa para no estar con lo mismo siempre, no es que me falte, pero un conjunto nuevo de ropa nunca cae mal jeje, está bien acepto, Anotaré mis tallas para usted, para serle sincera Estaba pensando en comprar algunas ahora que empieza el verano
--Bueno, si te compro algo ... ya sabes ... de buen gusto, tal vez podrías modelarlo aquí, solo por unos minutos-- Sugirió con algo de miedo obteniendo la aprobación de la jovencita que movió la cabeza de forma positiva.
“Realmente esto era un poco extraño, El viejo señor Rómulo acaba de pedirme que modele alguna minifalda para que le recuerde cómo es una mujer joven, Supongo que realmente debe estar solo y han pasado muchos años desde que su señora estaba viva, Bueno, qué malo puede ser, estamos empezando el verano y lucir un poco las piernas no haría daño “-- pensó la jovencita
-Bueno, sería lindo tener un atuendo o dos, así que ... ¿por qué no?
--Listo entonces, eso lo resuelve, elegiré algo más tarde en alguna tienda del centro y podrás tenerlo para ti muy pronto, ¡piénsalo como un regalo de mi parte para este verano! y también por ser una vecina responsable que se hace cargo de las travesuras de su mascota.
- ¡De Acuerdo! -- declaró Dani, agarro un bolígrafo sobre la mesa y anotó las tallas que usualmente usa en ese tipo de prendas de vestir.
El viejo miro el papel, se hizo una idea de las tallas, sonrió al imaginarse como se vería la jovencita con el tipo de ropa que el elegiría por ella y luego de un silencio incomodo el viejo volvió de sus pensamientos y le ofreció un poco de té.
-No, está bien, señor Rómulo. Realmente debería irme
Daniela se dirigió a la puerta de salida, el vejete la siguió de cerca, mirando aún más de cerca ese delicioso trasero, antes de irse la joven se acomodó una de las zapatillas en frente del viejo, mientras se agachaba, el anciano observó como la camiseta deportiva caía un poco dejándolo ver parte de esos hermosos pechos que se bamboleaban cuando se movía para abrocharse las zapatillas. Cuando la joven se puso de pie, el viejo desvió rápidamente la mirada y observó a la sonriente muchacha decirle adiós y salir.
Continuara....
0 comentarios - Daniela y su vecino