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Gabriel y Selene. 7

-¡Hola Gabi!- la voz de Selene resonó en la pequeña oficina que ocupaba Gabriel en el gimnasio que administraba. Era miércoles, el día que tenían reservado para encontrarse para ir al telo en cuanto las ocupaciones de Gabriel lo permitieran. Mientras tanto Selene aprovechaba para hacer su rutina de ejercicios.
¡Hola amor!- la saludó Gabriel desde atrás del escritorio. Luego de cruzar besos y saludos, Selene se vistió con la ropa que llevaba en la mochila, unas calzas negras con vivos rojos que marcaban las bien torneadas piernas y su cola fuerte y redondeada. Una remera roja ajustada a su torso y que usaba sin sostén permitía apreciar sus pechos coronados por pezones redondos y sobresalientes. No solo Gabriel disfrutaba de verla y saber que pronto la tendría desnuda en una cama. Los hombres que quedaban a esa hora la miraban con poco disimulo, aún sabiendo de la relación con Gabriel. Más de uno sabía que esa relación era abierta, muy abierta. Ya cuando terminaba el horario de trabajo de Gabriel, Selene se duchó en el mismo gimnasio recorriendo su cuerpo con las manos enjabonadas y disfrutando del golpe de la lluvia en su piel. Se acarició la concha con gusto pensando que en un rato sería penetrada por la pija de Gabriel, esa pija que la tenía atada más tiempo del que hubiera pensado al conocerlo. Terminó abruptamente de asearse tratando de evitar un orgasmo y mantenerse lo más caliente para cuando estuvieran en la cama. Se puso ropa limpia, ajustada, sin ropa interior, sabía que eso se notaba y calentaba a Gabriel. La calza se le pegaba a los labios de la concha y se le metía entre las nalgas. Ese orgasmo interrumpido hizo que mientras iban para el telo Selene se encargara de buscarle la pija a Gabriel y comenzara a pajearlo. El trayecto no demasiado largo y la intención de ambos de terminar en una cama logró llevar la calentura a tope. Apenas traspusieron la puerta de la habitación Gabriel la abrazó desde atrás subiendo la remera de Selene y acariciándole las tetas mientras le mordía el cuello y los hombros mientras la pija buscaba escapar para estar entre sus nalgas. Selene comenzó a gemir y se dio vuelta para comerle la boca. Las lenguas se buscaron y comenzaron a desvestir uno al otro. En cuanto se desprendió del jogging Selene se le colgó de la cintura y Gabriel la empomó de parado. A pesar de estarmás que húmeda la penetración algo salvaje de Gabriel logró que Selene soltara un grito que trató de atenuar. Gabriel caminó hasta la cama y puso a Selene de espalda comenzando a bombear. Después de poco tiempo acabaron al unísono sacudiendo sus cuerpos en convulsiones leves.
-¡Cogéme siempre así, con esas ganas!- exclamó Selene en cuanto recuperó el aliento.
-¡Que bien estuvo! ¿Sabés que me pasó? bueh, no no, nada- se quedó callado
-Dale, decime, ¿que te puso tan caliente?- quiso saber Selene.
-Nada, nada, por ahí no te gusta...-
-¿En que pensaste? ¿Otra te habrá dado tanto?-
-No, nada, ni ahí cerca!-
Bueno, entonces decíme, dale!-
-¿No te vas a enojar?-
-Si no pensaste en otra que te haya cogido mejor, no!-
-Pensé en tus viejos garchando...-
-¡Chancho!-
- Vos los escuchaste, cogían con ganas el sábado. Se calentaron viéndonos coger y le dieron fuerte. Casi gritaban los dos, me hicieron calentar entonces y recién también-
-Que morbo...me da recordarlo.-
-¿También a vos?- Y Gabriel le metió la lengua en la boca sin esperar la respuesta.
- Selene buscó la pija de Gabriel y sintió su dureza.
-¡Se te está parando guacho!- Gabriel se sonrió y volvió a montarse sobre ella.
-Vos estás bien mojada también.- Y comenzó una nueva sesión más caliente que la primera.
Susurrando al oído de Selene Gabriel le preguntó si la madre tendría la suerte de tener una pija como la que ella tenía ahora en la concha.
-Mi viejo la tiene grande también...aaaah!
-Se la viste bien?-
-A veces nos bañábamos los tres juntos...mmmmh.-
-Y tu mamá tendrá la conchita como vos? aaaaagh! tienen el mismo culo mmmmh!- Mientras cogían el morbo iba creciendo.
-Le gusta como coge mi viejo...aaaaagh!los espié más de una vez y me masturbaba...mmmh!
Gabriel cada vez se ponía más frenético en su ir y venir y Selene comenzó a temblar anunciando el orgasmo inminente.
-Le gustaría más que la cogiera yo...como te gusta a vos!- y ambos tuvieron ese espasmo celestial que nos lleva a coger una y otra vez.
Sin hablar por un minuto los dos al mismo tiempo dijeron:
-El sábado...- y se rieron.
-Sí, el sábado nos volvemos a quedar en tu casa, con tus viejos.- Dijo Gabriel y se besaron una vez más.

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