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Placer 2.0. Capítulo 18

Placer 2.0. Capítulo 18

Esta es la historia de Ailín, una chica católica de un pueblo con sueños y ambiciones de progresar para poder casarse con su novio, que va a descubrir un mundo nuevo en la ciudad, lleno de deseos y fantasías que van a poner su vida perfecta en jaque. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…

CAPITULO 1

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Capítulo 18: Gritos de placer
   Gastón y Gabriel terminaron siendo una dupla perfecta para pasar horas y horas calentándome. Con mi novio terminamos coordinando los horarios y solíamos conversar antes de que yo cenara y luego de que él lo hiciera. Las conversaciones no siempre llevaban a algo sexual, pero cuando lo hacían terminaban siendo sumamente placenteras. Verlo tocarse frente a la cámara por primera vez esa mañana le dio la confianza suficiente como para hacerlo más seguido e incluso llegaba a animarse a mandarme fotos de él, fuera de contexto. Era evidente que la calentura se había apoderado de él como lo había hecho de mí hacía tiempo y la única manera que encontrábamos de saciarla era ayudándonos desde lejos.
   Mi maestro entraba luego de mi novio, una vez que yo ya había cenado y cuando Gastón dormía. Con él todo seguía igual que siempre, chats sarpados, imágenes directas y escenas de sexo que eran cada vez más explícitas y más reales en mi mente. Gabriel sabía cómo calentarme, que palabras utilizar para prenderme fuego y como sacarme un gemido de placer puro en el momento exacto. Sin dudas era la dupla perfecta para pasar horas y horas frente al celular o la computadora, terriblemente excitada y acabando como loca.
   “Me encantan tus tetas mi amor” me dijo mi novio ese jueves a las siete de la tarde cuando yo lo había sorprendido con una video llamada luego de bañarme. Él enseguida se desprendió de su ropa y con mi cuerpo y mis palabras lo ayudé a que su pija terminara bien dura frente a la cámara. “Como me gustaría estar ahí para besarte toda y excitarte” me decía al mismo tiempo que su mano subía y bajaba por su pija que ya estaba totalmente parada. Yo me había sentado en el sillón del comedor y me tocaba y me acariciaba el cuerpo dejando que él apreciara y admirara esa imagen.
   Mis dedos fueron bajando por mi piel hasta llegar a mi entrepierna y fueron haciéndose lugar para poder posarse sobre mi conchita. “Quisiera pasarte la lengua por ahí. No sabes lo mucho que extraño el gusto de tu cuerpo” me dijo mi novio y enseguida noté como el dedo índice de mi mano derecha penetraba mis labios inferiores. Mis gemidos comenzaron a sonar y eso le encantaba a Gastón que no paraba de hacerse la paja frente a la cámara.
   “Me imagino que sos vos el que está acá abajo. Pienso que es tu pija bien grande la que está entre mis piernas” le decía entre gemidos y moviendo mis dedos cada vez más rápido. Él decía poco y nada, no era un hombre de muchas palabras en esos momentos, pero su rostro expresaba el placer. “¡Sí mi amor! ¡No puedo aguantarme las ganas de estar con vos de nuevo!” me dijo y supe que estaba a punto de acabar para mí. Gastón se masturbaba a toda velocidad y su pija en primer plano me motivaba a seguir colándome los dedos como loca. Entonces él empezó a hablar, a decirme que no veía la hora de volver a verme, que se moría de ganas de rozar mi piel y que quería besarme nuevamente.
   - No voy a aguantar mucho más. Creo que ni bien te vea te voy a coger como loco.- Me confesó y acabó.
   Tras esas palabras la leche empezó a salir a chorros de la punta de su verga y saltó por los aires cayendo por todos lados. Una enorme cantidad de semen se disparó y fue a parar tanto al cuerpo como a las piernas y a la mano de Gastón que se siguió moviendo por varios segundos. “¡Mmm mi amor! ¡Qué delicia!” le dije yo mientras seguía jugando con mi dedo por encima de mi conchita empapada. Pero la confesión de Gastón fue lo que más me había estimulado, el saber que a pesar de todo, él también se moría de ganas de cogerme.
   Una vez que terminamos le pregunté que habían sido esas palabras y él en un principio me dijo que se trataba de la calentura del momento. Sin embargo no sabía ocultar una mentira, por lo que no tardó en confesarme que desde que habíamos empezado a jugar con nuestros cuerpos, vivía caliente y vivía pensando en mí. “Tengo ganas de que me la chupes y me hagas acabar. Pero no paro de pensar en que quiero algo más con vos. Es como…” dijo pero no pudo terminar la frase y yo lo ayudé: “¡Querés cogerme Gastón! ¡Tanto como yo te quiero coger a vos!” dije y él quedó mudo.
   La charla quedó más o menos ahí, ya que a pesar de que él me confesó que tenía razón, seguía diciendo que habíamos pactado esperar hasta el matrimonio. Pero por primera vez en todos nuestros años de relación noté que cuando él daba ese argumento, su voz temblaba. ¿Estaba mi novio dudando de ese pacto que habíamos hecho? ¿Podría ser que la calentrua le estuviere ganando a sus creencias y que prefiriera disfrutar del sexo a abstenerse de él? Cuando nos despedimos, una sonrisa se dibujó en mi rostro, pues sabía que ya tenía la mitad de la batalla ganada.

   Mientras cenaba me llegó un mensaje de Magalí preguntándome cuando iba a ir a visitarla a ella y a las otras chicas. Enseguida Julia y Lorena se sumaron al reclamo y alegaron que ellas ya me habían venido a visitar a mí a Rosario, por lo que yo debía ir a Buenos Aires. Obviamente quería ir, pero tenía miedo que si lo hacía podía encontrarme en cualquier lugar a Gabriel y por alguna razón no quería hacerlo. Ellas insistieron y yo lo único que pude hacer fue aceptar su pedido y pensar en que era una ciudad inmensa y que por ende no me iba a cruzar a mi maestro.
   Pero esa razón era incierta para mí, por lo que cuando mi amante me escribió una hora más tarde para preguntarme si tenía ganas de jugar, lo primero que le dije fue que a finales de Octubre iba a ir a Buenos Aires. “Por qué venís acá? Venís a recibir a tu novio que viene de Inglaterra?” me preguntó él enseguida y yo le dije que en realidad iba a visitar a mis amigas que vivían allí. “Y tenés ganas de que nos veamos?” me preguntó después y mi corazón se aceleró de golpe sin saber que responderle. “No sé” le contesté mientras una batalla se daba en mi cabeza sobre si debía o no verme con mi maestro.
   Él no indagó mucho más en el tema y me preguntó si tenía ganas de jugar un rato con él. Obviamente yo me moría de ganas de hacerlo, pues la previa con Gastón me había dejado terriblemente caliente. Aún recordaba su pija acabando y salpicando leche por todo su cuerpo, imagen que me prendía por completo. Le dije a Gabriel que había estado jugando con mi novio y que por eso ya estaba muy mojada y él me respondió diciéndole que le encantaba saber que había conseguido sacarle algo a Gastón. Sin embargo no lograba disfrutar con mi novio de la misma manera que lo hacía con mi amante virtual, fue por esa razón que una sonrisa de oreja a oreja se dibujó en mi rostro cuando él inició la video llamada.
   - Hola hermosa.- Me saludó él con su voz gruesa y firme.
   - Hola maestro.- Le respondí yo apretando mis brazos contra mis tetas para que estas sobresalieran por encima de la remera que tenía puesta en ese momento.
   Me había vestido para la ocasión, colocándome una remera escotada suelta que me quedaba algo larga y por ende no dejaba ver la tanga roja y el corpiño de encaje que tenía puesto debajo. Él estaba en cuero, como casi siempre, luciendo sus abdominales perfectamente marcados y con un bóxer muy ajustado que dejaba ver un bulto inmenso. “¡Que linda que estas!” dijo Gabriel y yo le devolví una sonrisa mientras pasaba mi mano con suavidad por mi cuello y la bajaba hasta mi pecho. Era increíble lo mucho que había cambiado desde nuestra primera conversación hasta esa en un poco más de un año. Él había logrado convertirme en una mujer sensual y sexy que podía seducir a otro hombre de manera única y calentarlo al máximo.
   El juego empezó con algunas palabras y comentarios subidos de tono sobre nuestro aspecto físico. “¡Me encanta tu cuerpo!”, “¡Me vuelve loco como te tocas las tetitas!” y “¡No puedo sacar los ojos de tu bóxer!” eran algunos de los comentarios que nos decíamos mientras creábamos el ambiente. Era como si no importara el tiempo y los dos nos dedicáramos a disfrutar del momento a pleno. Sus palabras penetraban en mi cerebro y encendían mi cuerpo haciendo que mi piel vibrara con cada frase que le escuchaba pronunciar.
   - Sacate la remerita para tu amo.- Me dijo entonces.
   Lentamente y haciéndolo de la manera más sensual posible, me fui levantando la remera hasta que esta terminó en la silla que estaba al lado de la que yo estaba ocupando. “¡Me encanta como te queda ese corpiño!” me dijo él y noté como se mordía los labios. Verlo hacer eso me provocó un temblor y unas ganas inmensas de saltar por la pantalla para comérmelo entero. Pero como no podía hacerlo, lo seguí calentando aún más, tocándome todo el cuerpo con las manos y mirándolo fijo a los ojos a través de la cámara de la computadora.
   Después de eso, Gabriel me pidió que me parar para así poder ver todo mi cuerpo. Me levanté de la silla y me coloqué detrás de ella, permitiéndole ver desde mi cintura hacia arriba mientras seguía tocándome. Pero después de unos segundos y de comprobar que su mano no aparaba de acariciar su pija por encima del bóxer, decidí correr la silla y así exhibirle mis piernas y mi tanguita. “¡Sos increíble!” me dijo él que volvió a morderse los labios y se apretó con más fuerza la única prenda que le quedaba puesta. Yo di media vuelta quedando de espalda para que pudiera apreciar mi cola y giré la cabeza para ver cómo se tocaba, mientras mis manos pasaban por encima de mis nalgas.
   - ¡Me calentás mucho, mi amor!- Me dijo él y vi como su pija aparecía de golpe y la agarraba firmemente con su mano.
   Subí mis manos hasta mi espalda y me desprendí del corpiño pero seguí mostrándole mi colita y como la tanguita roja que tenía puesta se metía en mis cachetes. Poco a poco me fui dando vuelta tapándome las tetas con las manos y al final se las terminé mostrando como si fuera la primera vez que las veía. “¡Ufff! Como me calientan esas tetitas” dijo el maestro que se empezó a pajear mientras yo me las tocaba y me las apretaba. Su pija se iba poniendo cada vez más dura y crecía entre sus dedos a medida que su mano subía y bajaba por ella.
   Comencé a bajar una de mis manos hasta mi cintura mientras que la otra seguía rozando mis tetas y mi pecho. Poco a poco me empecé a tocar las piernas y por encima de la tanguita, pero estaba tan caliente que no me pude aguantar las ganas y me la terminé sacando casi al instante. “¡Como me gustaría comerte esa conchita!” dijo él cuando la rocé con uno de mis dedos y sentí todo un temblor por mi cuerpo. Me encantaba hacer un show para él y cada vez me sentía más segura de mi misma y de que podía volverlo loco con ello.
   - Tocate para mí.- Me ordenó mi maestro y yo obedecí.
   Al principio pasaba mi mano por encima de mi conchita la cual ya estaba muy húmeda por todo el juego previo con mi novio y por lo mucho que me estaba calentando esa situación. Pero enseguida abrí un poco más mis piernas y me dejé llevar por el momento, comenzando a acariciarme con un dedito por encima de mi clítoris. Poco a poco mi dedo se fue empapando en mis fluidos y solito se deslizó adentro de mi cuerpo, logrando sacarme un gemido de placer bien suave pero intenso.
   “¡Qué lindo!” dijo Gabriel y su voz firme me puso como loca. Me agarré con la otra mano de la silla que estaba al lado y comencé a masturbarme en frente de la cámara para que él lo viera. Al principio eran movimientos más lentos, pero enseguida noté como mi dedo entraba y salía a mayor velocidad, igualando a la mano que recorría su pija. Verlo hacer lo mismo que yo me prendía por completo y me volvía loca, me calentaba muchísimo. No pude aguantar los gemidos que se fueron haciendo cada vez más fuertes a medida que los segundos pasaba.
   Entonces dejé entrar otro dedo y mi cuerpo se inclinó para adelante en un espasmo de satisfacción que no pude controlar. “Poné una pierna en la silla de al lado así puedo ver bien” me sugirió Gabriel y yo hice eso, levantando una de mis piernas para que mi conchita quedara mucho más visible y abierta para él. Los dos dedos empezaron a entrar y salir de mi cuerpo cada vez más fuerte mientras que con otro iba rozando mi clítoris. Me agarraba con fuerza del respaldar de la silla, pero no podía evitar moverme hacia adelante y hacia atrás sintiendo olas de calor que recorrían todo mi cuerpo. La imagen de Gabriel tocándose delante de mis ojos era la frutilla del postre que hacía que se me hiciera agua la boca en ese momento.
   - ¡Comete toda mi pija!- Me ordenó entonces él y la puso en primer plano.
   Al principio simplemente abrí la boca y traté de imitar lo que se sentía tenerla en la boca, pero ante la insistencia de Gabriel supe que él estaba buscando otra cosa. Entonces saqué los dos dedos de mi concha y me los llevé a los labios para comérmelos enteros y saborearlos como si fueran el cuerpo de mi amante. “¡Mmm que rica pija!” dije luego de chuparlos todos y me los volví a meter en la boca para lamerlos un poco más. Luego de eso los bajé y llenos de saliva me los metí de nuevo en la concha para segundos más tarde subirlos hasta mi boca y seguir saboreando mis jugos.
   - ¡Me encanta como te la comés toda!- Celebró mi amante virtual y volvió a hacerse la paja con ganas observando como yo me seguía tocando y seguía llevándome los dedos a la boca.
   Esa noche el juego se hizo largo y muy caliente. Luego de que yo me tocara por varios minutos frente a él, le pedí que me devuelva el favor y Gabriel se levantó de la silla mientras yo me sentaba en la mía. Sus manos recorrieron todo su cuerpo, pasando por sus pectorales trabajados, sus abdominales, sus piernas marcadas y terminando en su pija. Pero también me mostró su colita paradita y se dedicó a pajearse con ganas mientras sacaba su lengüita para demostrarme como me chuparía la concha.
   Luego de eso los dos nos sentamos y volvimos a calentarnos con palabras y expresiones que eran mucho más subidas de tono que las anteriores. “¡Me fascina como me comés la conchita!”, “¡Me vuelve loco tu orto, pendeja!” y “¡Quiero que me cojas bien duro!” fueron algunas de las frases que nos dijimos antes de que la escena se convirtiera en algo mucho más sexualmente activa. Gabriel corrió la silla y se acostó en la cama que estaba detrás para simular que estábamos ahí y yo hice lo propio yéndome al sillón que había en el comedor. Me acosté boca arriba mientras que él se arrodillaba de frente a mí e hizo la mueca de que me metía la pija bien a fondo mientras mis dedos volvían a penetrar mi cuerpo.
   “¡Que mojada que estás, mi amor!” dijo él y a pesar de que su voz se oía lejana, podía sentirla resonar en mi cabeza. A medida que mi maestro iba moviendo su cintura hacia adelante y hacia atrás yo me iba colando los dedos cada vez más y más rápido. Estábamos sumamente calientes y la previa había sido demasiado excitante a tal punto que yo estaba toda empapada. Y Gabriel estaba igual, con todo el cuerpo transpirado y la cabeza de la pija que le brillaba de lo mojada que la tenía. Nunca me había calentado de esa manera con él, a tal punto de hacer lo que me pidiera.
   La noche avanzo entre posiciones y pedidos de mi amante virtual que me llevaron a tener un primer orgasmo luego de casi media hora de decirme todo lo que me haría y de demostrarme como me cogería. Cuando me puso en cuatro y él se colocó de nuevo frente a la cámara para enseñarme como su pija entraba en mi conchita, mis dedos no fueron suficientes y tuve que buscar el consolador que tenía guardado para metérmelo por completo. En ese momento pegué un grito de placer tan inmenso que se debió de escuchar en todo el edificio.
   - ¡Dale putita! ¡Dale colátelo todo!- Me dijo él y noté como su voz temblaba.
   Sabía que estaba a punto de acabar y quería verlo largar toda la lechita de la punta de su pija. Es por eso que me empecé a colar el consolador cada vez más y más rápido mientras que miraba la imagen de la computadora que me ponía como loca. Su mano se movía a toda velocidad sobre su verga y yo sentía que esta entraba en mi cuerpo mientras permanecía en cuatro y él detrás de mí. Todo se volvió sumamente real y sentí la necesidad de tener su cuerpo en contacto con el mío, de sentir sus manos agarrándome con fuerza de la cintura y de tener su pija entrando en mi conchita. Gritaba como loca, gimiendo de placer y dejándome llevar por la situación.
   - ¿Vas a venir a verme cuando vengas a visitar a tus amigas?- Me preguntó de golpe sin dejar de pajearse.
   - ¡Sí!- Le respondí yo siguiéndole el juego y moviendo el consolador a toda velocidad.
   - ¿Vas a escaparte para venir conmigo?- Siguió preguntando Gabriel.
   - ¡Sí! ¡Muero de ganas de tenerte en frente mío!- Le respondí yo que no controlaba lo que decía.
   - ¿Y vas a dejar que te coja toda y te haga acabar mucho?- Sentenció él.
   - ¡Sí! ¡Quiero que me hagas tuya y me des toda tu leche!- Le respondí yo gritando entre gemidos.
   Entonces noté como un calor abrazador invadía mi cuerpo y como de golpe mi mano empezaba a temblar. Saqué el consolador a tiempo para notar como de mi conchita salían chorros y chorros que indicaban lo mucho que me había excitado Gabriel. Él, al ver esa escena, no se pudo aguantar y suspiró de manera bien profunda para después acabar de una manera alucinante una cantidad de semen increíble. Toda la leche salió disparada por los aires y cayó en todo su cuerpo y alrededores para dejarlo pintado de blanco. “¡Increíble cómo me hacés acabar siempre!
   Pero la conversación no quedó ahí y Gabriel volvió a preguntarme luego de unos minutos si era verdad lo que le había dicho. Y de golpe sentí nuevamente esa necesidad de tenerlo adentro de mi cuerpo y le dije que sí, que quería coger con él. “¡Quiero que seas mi primera vez!” le dije sin pensarlo y la sonrisa que se dibujó en su rostro fue inmensa. Sin embargo la duda invadió mi cuerpo cuando minutos más tarde cortamos la video llamada y me llegó un mensaje de mi novio que debía de haberse levantado para iniciar su día. “Mi amor, lo estuve pensando y no quiero esperar a estar casados. Muero de ganas de coger con vos” decía el mensaje y de golpe un escalofrío recorrió toda mi espalda.


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2 comentarios - Placer 2.0. Capítulo 18

daros82 +1
uff... pobrecita como se la van a re coger a esta pendeja jojo
HistoriasDe +1
Jaja, gracias por comentar!
night_crawler +1
Me parece que alguien se va a olvidar de ver a las amigas...y definitivamente alguien puede quedar virgen jajaja
HistoriasDe
Jajaja ya vamos a ver que sucede!