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Me entró a la salida.

Alrededor de 6 meses después de haberme reincorporado a la empresa multinacional, en la cual había trabajado antes de casarme con Carlos, tuve una salida del trabajo, de “hacha y tiza”
La última reunión, de ese día, fue con un cliente, con el cual, teníamos trato, profesional, mechado por él, con galanteos y halagos para tratar de seducirme.
Era un hombre guapo, elegante, siempre de traje y corbata, de 40 a 45 años, muy alto, tal vez unos 2 metros, hombros muy anchos, barba negra corta y cuidada, tronco, aparentemente, bien esculpido y barriga sin sombra de tocino.
Se llamaba Nicolás.
Concluida la parte laboral de nuestro coloquio, intercambiamos algunas banalidades, él, en lugar de despedirse, me propuso, con una voz afable:
-Me encantaría ofrecerle un café o un aperitivo, en un bar cercano-
Iba a responderle “no, gracias, es usted muy amable,..” Pero su flirteo, perseverante, había hecho mella en mí y mi cuerpo enviaba señales de necesidad de sexo. Acepté, consciente de que el refrigerio, incluiría, propuesta de relación sexual.
Pero no tenía idea de lo mañosa que fue.
Nos sentamos y hablamos disfrutando del aperitivo. Al rato, noté que, recurrentemente, me miraba y echaba un vistazo a su reloj pulsera.
-¿Se le está haciendo tarde? Por mí no… -
-¡Para nada! – me interrumpió
-Compré este reloj inteligente y lo estoy chequeando-
- ¿Ah, sí? ¿Y qué tiene de especial ese reloj?-
- Se comunica conmigo, por WIFI-
- ¡¡Uhhh!!¿Y qué le dice ahora?-
-Que estoy con una, pelirroja, fenomenal…. -
Le sonreí y, antes que le agradeciera el piropo, agregó:
-y, que…. no tenés la bombacha puesta-
Me reí, le seguí la broma. También lo tuteé.
-… tu reloj es un fraude, sí que tengo puesta la bombacha-
Se dio unas palmaditas en el pulso, como quien destraba algo:
- ¡Funciona y cómo! Sólo que está adelantado…. Salgamos y seguimos nuestra charla en un lugar más privado ¿Querés?-.
-Tengo que volver a casa- murmuré pero asocié la “manota” que había visto dando palmaditas, con el tamaño del miembro viril asociado.
Concluí que podía demorarme, sin problemas, para volver a casa y que valía la pena averiguar si estaba en lo cierto en la proporción dedos-verga.
Asentí, pidió la cuenta, salimos y subí a su auto.
Durante un corto trayecto, me dijo que era una de las mujeres más hermosas que había conocido. Sentí temblores en la parte baja del estómago.
Estacionó en una playa en penumbras, había mucho espacio, vi otros autos dispersos aquí y allí. Apagó el motor, me miró y me dijo “sos hermosa” y comenzó a acariciarme el cabello. Mientras le sonreía como una boba, las caricias pasaron a las mejillas, acercó sus labios a los míos y me besó, nos besamos intensamente. Nuestro primer beso parecía no tener fin, él sabía cómo alternar el beso con mis labios capturados en los suyos, con su lengua haciendo espacio en mi boca para porfiar con mi lengua, repitiendo todo, un rato, dulce como la miel. Al bajar del auto, vi que estábamos en el estacionamiento de un hotel transitorio.
En la habitación nos abrazamos y besamos. El beso duró menos, que los primeros en el auto, pero fue igualmente intenso. Cuando separó sus labios de los míos, besó mi cabello, bajó para besarme en el cuello. Incliné la cabeza hacia atrás, cerré los ojos y me entregué a esa magnífica sensación. Volvió a besarme y sentí sus manos deslizarse lentamente sobre mis tetas y acarícialas suavemente.
Esas caricias me hicieron volver a cerrar los ojos, suspirar, volver a inclinar la cabeza hacia atrás y endurecer los pezones. Después de un rato de suavidad apretó más fuerte con ambas manos y murmuró:
-¡Aaahhh qué hermosos pechos tenés!-
Enseguida sus manos agarraron los bordes de mi blusa, levanté los brazos y le facilité que me la quitara dejándome, medio desnuda con sólo el corpiño de encaje azul, en la parte superior del cuerpo.
Se quitó saco, corbata y camisa mostrándome que genial tórax tenía.
Se lo aplasté con mis tetas, esta vez fue él quien suspiró, y aprovechó mi abrazo apretado para desabrochar el corpiño. Me separé lo justo para dejarlo caer.
Empezó a besar mis tetas, palparlas, acariciarlas a chupar y mordisquear los pezones. Me hizo jadear y gemir un rato, luego soltó mi seno y lo vi desabrocharse los pantalones, bajar el bóxer y sacar una enorme verga con dos testículos ídem. . Aturdida y excitada la tomé en mi mano, me arrodillé para lamerla, primero la cabezota, me la metí entre los labios luego le pasé la lengua por el “garrote” duro arriba y abajo, besé las bolas, volví a subir dando una última lamida al glande y comencé a mamársela acompañando con mi mano el entra (hasta la garganta) y sale. Se la chupé, no sé cuánto tiempo, no conseguí hacerlo acabar.
Nicolás me detuvo, me hizo levantar, volvió a besarme en la boca, luego me llevó al lado de la cama, me bajó los jeans, me acostó, para terminar de quitármelos, previo sacarme los zapatos, me abrió las piernas de par en par y se quedó un instante con los ojos fijos en mi bombacha azul, que ya estaba mojada. Me besó la concha, oculta detrás de la bombacha:
-¡Ahhhh, qué fragancia deliciosa! ¡Inés, estas realmente buena!-
Me tenía a su merced, totalmente excitada e impaciente:
-¿Me vas a coger?-
-¿Te queda alguna duda?-
Lentamente me quitó la bombacha, dejándome totalmente desnuda:
-¡Que capo mi reloj! Estoy con una, pelirroja, fenomenal, sin bombacha! Como me lo había anticipado!- me dijo con una sonrisa burlona.
-¡Cogeme ya!- le rogué excitada al límite
Pero se “tiró” sobre mi concha peluda, comenzó a lamerla, fue al clítoris y lo atrapó entre sus labios, su lengua lo lamió, luego la arrastró entre los labios vaginales y metió dedos bien adentro. Mis piernas temblequeaban, empecé a vibrar y gritar. A grito pelado disfruté del primer orgasmo de la tarde
Pero Nicolás continuó lamiéndome con sus dedos aún adentro y su lengua nuevamente fue en busca del clítoris. Volví a gemir, a jadear y murmurar. De repente sentí que con otro dedo rozaba el agujerito de mi culo…. lo hundió… así que con dos dedos en la concha, uno en el culo y la lengua en el clítoris, no tardé mucho en soltar un grito similar a un aullido y exploté por segunda vez,
Nicolás era muy bueno con su lengua.
Mientras me recuperaba un poco, acostada de costado, comenzó a acariciarme, tocarme y besarme:
-Mi verga te está esperando, trolita - murmuró mientras me daba una palmada en las nalgas. Fuera de mi por la excitación:
-y la trola la quiere ahora- respondí y me reubiqué boca arriba, piernas en V.
Se colocó encima de mí, con la mano posicioné la verga “calibre plus” , él empujó y me la metió lentamente en la concha. Me cogió con furor, con fuerza impetuosa, besándome por doquiera: boca, cuello, tetas,… me llegó el orgasmo haciéndome aullar una obscenidad irrepetible.
Nicolás jadeó, pero salió de dentro de mí, sin haber acabado, me obligó a darme vuelta boca abajo, me dio una palmada en el trasero, una buena palmada con su mano pesada, me lo besó, lo acarició y palpó, abrió mis glúteos, con la lengua buscó mi agujerito y lo lamió, me acarició la concha luego, me hundió un dedo en el culo y después de un rato, finalmente me enculó y bombeó hasta correrse e inundarme con esperma, el conducto digestivo.
Al inicio me dolió, dado el tamaño de su verga, pero después disfruté como loca.
Agotada por el polvazo, descansé unos minutos, me higienicé someramente, intercambiamos números de celular, nos vestimos y me llevó de regreso a mi auto, Antes de bajar del suyo, hubo tiempo para otro beso... Me fui ... ¡si no volvíamos a empezar, creo!
Entré en casa con lo justo. Diez minutos después llegó Carlos. Por precavida me había puesto en la boca una pastilla de mentol, si no, en mí aliento contaminado por el sexo vespertino, hubiese percibido, instantáneamente, mi salida del trabajo, pecaminosa.
Ya le contaría mi escapada, pero en esos momentos, no tenía ánimo.
Me invitó a comer afuera, los nenes no estaban y, por mi tardanza, la cena no estaba preparada.
Tenía hambre pero me urgía ducharme para eliminar “olores a Nicolás”, en especial en las partes pudendas.
Rechacé su invitación alegando necesidad de dormir con urgencia porque estaba muy cansada por el día “estresante” de trabajo.
¡Casi digo excitante!

3 comentarios - Me entró a la salida.

Pervberto
¡Estresante Y excitante!
leloir2010
Empezaste con venganza y enjo de que tu mario se fue a trabajar afuera, tubiste travesuras con un amigo de tu amiga y no paraste mas. Resultaste una putita y el cornudo conciente. Van puntos