Esta vez me tocó a mí.
Nunca había ocurrido hasta esa tarde.
Pero confiaba en ella, y me dejé llevar.
Desde el momento en que me agarró de las manos y me dijo
-Hoy no.
-no, que?
-Hoy, la que controla soy yo, no vos.
Me sonreí, y creí que estaba bromeando, pero en cualquier caso me quedé expectante para ver qué era lo que iba a ocurrir.
Y sin dudas lo había planeado todo.
De su mochila sacó unas sogas. Y me dijo que la ayudara a levantar el colchón.
Me lo dijo en un tono que no era el dulce que suele usar ella.
Era una orden.
Y acaté
Y cuando levanté el colchón, ella puso las sogas en cruz, y dejó caer el colchón encima.
Me ordenó que me saque la ropa, así que me saqué zapatos, medias, camisa, pantalón, y quise ir a besarla.
-Todo. Y acostate boca arriba.
Dijo con voz seca.
Así que me saqué el calzoncillo también y me acosté en la cama.
Agarró una mano, y primorosamente, hizo un nudo con una punta de la soga. Y usó la otra punta de la soga para atarme el tobillo contrario. Y enseguida, hizo lo mismo con la otra mano y el otro tobillo. Me había estaqueado. Estaba inmovilizado.
-Y ahora, voy a ponerte este pañuelo en la boca- dijo- no porque no me guste escuchar tus gemidos de placer, sino porque no quiero que me ordenes, ni me indiques ni controles nada. Me voy a servir de tu cuerpo, del modo que se me antoje, el tiempo que se me antoje ¿Se entendió?
Y me miraba. Como nunca me miraba. Los ojos, la pija, toda mi desnudez. Mientras se sacaba la ropa. Y se subió encima mío. Pero no se clavó la pija. No. Puso todo su cuerpo sobre el mío, y me besó el cuello. Y se refregó contra mí. Serpenteaba. Frotó sus pechos en mi pecho. Y empezó a descender, hasta mi vientre.
Agarró mi pija con la mano, y chupó la punta. Pero no para darme placer, sino para comerse el jugo que ya estaba brotando de ella. Y después si la chupó, pero no para darme placer, sino para lubricarla. No la estaba chupando, la estaba babeando. Y luego empezó a acariciarla. Con el dedo en el prepucio, jugando, dándome electricidad. Deteniéndose.
Y después si, empezó a chupármela, mientras se tocaba. Y después dejó de tocarse, y apoyó su concha toda húmeda en mi boca. Y no esperó a sacarme el pañuelo que envolvía mi boca. Se refregaba contra él. Hasta que lo corrió con su movimiento y liberó mis labios, y mi lengua, y pude saborearla. Yo no podía moverme, y seguía el ritmo que me imponían los movimientos de esa yegua desatada que me tenía atado.
Me estaba cogiendo la boca, mientras sus manos estaban apoyadas en mi pecho. Gemía, y me cogía la boca. Hasta que se detuvo. Y nuevamente, ese movimiento zigzagueante sobre mí. Los cuerpos sudando, lúbricos, calientes, y la muy perra, haciéndose puertear por mi pija en su concha, pero sin dejarse penetrar.
Sus gemidos intensos, guturales, mostraban que estaba pasándola bien.
Hasta que hizo algo que no esperaba.
Me dio la espalda. Se apoyó encima mío de espaldas. Y se refregaba. Y sin esperarlo, se ensartó mi pija en el culo. Y me apretaba la pija con su culo, y murmuraba que sí, y gritaba que le diera la leche
-Dame la leche, puto… en el culo, lléname el culo de leche
Mientras se tocaba, se pajeaba con el culo ensartado por mi pija.
Cuando un orgasmo intenso atravesó su cuerpo, no pude más. Y mi pija empezó a bombear leche dentro del culo de la pequeña diabla que tenía encima mío que saltó como un resorte y se metió la pija en la boca, para tomarse, hasta la última gota.
Recién ahi, me desató y besó mi boca.
Nunca había ocurrido hasta esa tarde.
Pero confiaba en ella, y me dejé llevar.
Desde el momento en que me agarró de las manos y me dijo
-Hoy no.
-no, que?
-Hoy, la que controla soy yo, no vos.
Me sonreí, y creí que estaba bromeando, pero en cualquier caso me quedé expectante para ver qué era lo que iba a ocurrir.
Y sin dudas lo había planeado todo.
De su mochila sacó unas sogas. Y me dijo que la ayudara a levantar el colchón.
Me lo dijo en un tono que no era el dulce que suele usar ella.
Era una orden.
Y acaté
Y cuando levanté el colchón, ella puso las sogas en cruz, y dejó caer el colchón encima.
Me ordenó que me saque la ropa, así que me saqué zapatos, medias, camisa, pantalón, y quise ir a besarla.
-Todo. Y acostate boca arriba.
Dijo con voz seca.
Así que me saqué el calzoncillo también y me acosté en la cama.
Agarró una mano, y primorosamente, hizo un nudo con una punta de la soga. Y usó la otra punta de la soga para atarme el tobillo contrario. Y enseguida, hizo lo mismo con la otra mano y el otro tobillo. Me había estaqueado. Estaba inmovilizado.
-Y ahora, voy a ponerte este pañuelo en la boca- dijo- no porque no me guste escuchar tus gemidos de placer, sino porque no quiero que me ordenes, ni me indiques ni controles nada. Me voy a servir de tu cuerpo, del modo que se me antoje, el tiempo que se me antoje ¿Se entendió?
Y me miraba. Como nunca me miraba. Los ojos, la pija, toda mi desnudez. Mientras se sacaba la ropa. Y se subió encima mío. Pero no se clavó la pija. No. Puso todo su cuerpo sobre el mío, y me besó el cuello. Y se refregó contra mí. Serpenteaba. Frotó sus pechos en mi pecho. Y empezó a descender, hasta mi vientre.
Agarró mi pija con la mano, y chupó la punta. Pero no para darme placer, sino para comerse el jugo que ya estaba brotando de ella. Y después si la chupó, pero no para darme placer, sino para lubricarla. No la estaba chupando, la estaba babeando. Y luego empezó a acariciarla. Con el dedo en el prepucio, jugando, dándome electricidad. Deteniéndose.
Y después si, empezó a chupármela, mientras se tocaba. Y después dejó de tocarse, y apoyó su concha toda húmeda en mi boca. Y no esperó a sacarme el pañuelo que envolvía mi boca. Se refregaba contra él. Hasta que lo corrió con su movimiento y liberó mis labios, y mi lengua, y pude saborearla. Yo no podía moverme, y seguía el ritmo que me imponían los movimientos de esa yegua desatada que me tenía atado.
Me estaba cogiendo la boca, mientras sus manos estaban apoyadas en mi pecho. Gemía, y me cogía la boca. Hasta que se detuvo. Y nuevamente, ese movimiento zigzagueante sobre mí. Los cuerpos sudando, lúbricos, calientes, y la muy perra, haciéndose puertear por mi pija en su concha, pero sin dejarse penetrar.
Sus gemidos intensos, guturales, mostraban que estaba pasándola bien.
Hasta que hizo algo que no esperaba.
Me dio la espalda. Se apoyó encima mío de espaldas. Y se refregaba. Y sin esperarlo, se ensartó mi pija en el culo. Y me apretaba la pija con su culo, y murmuraba que sí, y gritaba que le diera la leche
-Dame la leche, puto… en el culo, lléname el culo de leche
Mientras se tocaba, se pajeaba con el culo ensartado por mi pija.
Cuando un orgasmo intenso atravesó su cuerpo, no pude más. Y mi pija empezó a bombear leche dentro del culo de la pequeña diabla que tenía encima mío que saltó como un resorte y se metió la pija en la boca, para tomarse, hasta la última gota.
Recién ahi, me desató y besó mi boca.
4 comentarios - Dominado
y yo solo cobraré de comisión la posibilidad de ser testigo!
Como siempre maestro un lujo...
si se fecha, hay varias con ganas de jugar fuerte!