La noche después que estuve con Gabriel en el telo, Selene no volvió a casa. Helena, mi esposa, me dijo que había avisado que se quedaría en casa de Gabriel, su novio, ya que por la mañana temprano tendrían que hacer alguna cosa juntos. Algo me hizo cosquillas interiormente al imaginarme a Selene teniendo sexo con Gabriel y luego durmiendo juntos, abrazados, piel a piel, como lo haría yo si pudiera. No fueron celos ni envidia, eran mi hija y su novio y se querían. Lo de Gabriel y yo era otra relación, obviamente oculta. Ya en ese momento no era solo carnal, se mezclaban sentimientos sin que interfirieran en la otra relación. Luego de cenar nos acostamos y comencé a acariciar a Helena que enseguida se prestó al deseo. Me duraba la calentura de la tarde y pensar que seguramente Gabriel tendría sexo con Selene. Era como buscar una compensación, algo así como "si vos podés tener con mi hija, yo puedo tener con la madre". Comencé como siempre, algún besito, caricias en el clítoris hasta que se humedecía, luego a lamer ese jugo tibio. Helena me dio unas mamadas en la verga y a mi se me antojó lamerle el agujero, tan cerca de mi lengua. Nunca lo había hecho con nadie hasta esa tarde con Gabriel y sentí nuevamente el deseo. Helena se conmovió.
-¿Que hacés?- me dijo
-Perdoname si te molestó, no resistí verlo tan bien.
-Está bien, como nunca lo habías hecho...
Me pareció una invitación a seguir y no me equivoqué, cada tanto dejaba de mamar para lanzar un gemido. Lo había probado con Gabriel y ahora sabía que no dejaría de hacerlo, me calentaba por mí y por sentir lo que sentían. Me dieron ganas de penetrarla por el ano, aunque sabía que mucho no le gustaba. Comencé el sondeo con el dedo mayor humedecido en sus propios jugos y lanzó un gemido.
-Estás con una idea fija, me parece-
-Si no tenés ganas dejo.
-¿A vos que te parece si hago lo mismo?
-No sé, nunca lo hiciste.- Al instante sentí uno de sus dedos hurgando adentro mío y una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo. Ahora confirmaba que el placer lo siento por atrás y la sensación en la pija lo complementa.
-¡Aaaaagh!¡Mmmmm!- No pude evitar gemir de placer.
-¡Mirá vos! parece que te gusta...-
-No lo voy a negar, ni yo sabía que me gustaría- mentí.
Helena siguió metiendo dedos con ganas, hasta que me dí vuelta y comencé a penetrarla por la concha bien húmeda mientras lamía sus pezones. Los dos estábamos calientes al tope y acabamos rápido. Me eché a un costado y exhalé fuerte.
-La próxima te voy a dar de probar uno de mis dildos.
-Sí, así nomás, hacete ilusiones.- Mentí, mientras me entraba una nueva fantasía a la cabeza.
siempre fuimos bastante liberales para el sexo pero había cosas que no hacíamos aunque hubo amagues. Seguramente la siguiente vez si no se acordaba ella yo se lo haría recordar.
Hablamos algo de la relación de Selene y Gabriel, seguro que Helena también habrá pensado en como estaría cogiendo nuestra chiquita.
-Tienen el vigor de la juventud y seguramente disfrutan de eso- dije
-Como criamos a Selene seguro que puede disfrutar y hacer disfrutar del sexo a cualquier pareja que tenga- me contestó.
-Gabriel parece tener no solo vigor sino también experiencia, sabrá darle bien- acoté.
-Ya lo creo, además de amoroso puede ser un hermoso juguete sexual.-
La conversación iba tomando interés y traté de llevarla para sondear algo más de sus gustos. Hemos salido con otras personas, cosas que nos permitimos manteniendo discreción y respeto, pero nunca hablamos mucho de eso. Así que le pregunté:
-¿Has salido con alguien más joven que vos alguna vez? podés no contestar...-
-Bueno, mi respuesta compromete la tuya a la misma pregunta. Sí, lo hice, con un chico con el que tenía un vínculo laboral, de otra empresa. Muy maduro y respetuoso y fogoso por supuesto. Ahora te toca vos responder.
En realidad nunca había salido con mujeres más jóvenes que yo, pero pensando en Gabriel le dije que sí. Claro que tuve que inventar como "la conocí".
-La chica venía a la oficina a traer material de trabajo y comenzó interesándose en lo que hacía, en la oficina y afuera. Se me insinuó y al principio me resistí. Un día se apareció en el gimnasio como una nueva clienta. La verdad que al verla ahí y que no solo se me insinuara en la oficina,me pareció tonto no hacer uso de la oportunidad.
-¡Que bien! parece que vamos parejo en ésto amor- Me dijo y me besó metiendo la punta de la lengua en mi boca. Con una risita se separó y no hablamos más del tema. Fue una punta para lo que buscaba conocer. Dormimos profundamente.
El viernes siguiente me llamó Gabriel a media mañana para preguntarme como estaba, si lo del miércoles me había dejado satisfecho tanto como a él. Le dije que sí, que fue así, pero que en sexo la satisfacción dura menos cuando más sabrosa es. Enseguida se enganchó y me invitó a encontrarnos a la tarde y nos encontramos. Llegué con mi auto cerca del hotel y luego entramos con el de él. No bien cerramos la puerta de la habitación comenzamos a sacarnos la ropa y ya desnudos me arrinconó contra una pared para besarme. Su lengua se metía profundamente en mi boca y buscaba enredarse con la mía. El me tomaba de la nuca para llegar más adentro y yo acariciaba sus dorsales sobresalientes y duros como piedra. Sentía que nuestras pijas calientes se rozaban y la sangre me hervía. Aprovechando el sostén de la pared levanté mi pierna derecha y la puse detrás de su muslo izquierdo y comencé a frotarlo. Quería sentir sus músculos con todo mi cuerpo. Gabriel bajó su brazo izquierdo y lo pasó por debajo de mi pierna para levantarme. Yo levanté mi otra pierna y las crucé rodeando su cintura. Mi pija quedó apretada por sus abdominales a mi vientre y la suya rebotaba entre mis nalgas. Unidos por nuestras lenguas, brazos y piernas solo faltaba que me penetrara.
-¡Ponémela pendejo, ponémela que no aguanto más!
-¡Sí papucho! ¡Cómo me calentás!
Bajó su mano derecha y colocó la cabeza húmeda de su verga en la puerta de mi culo ardiendo. Comenzó a presionar y lo ayudé haciendo algo de fuerza. Sentí como entraba y me acercaba a la gloria.
-¡Dámela, dámela toda! le pedí casi gritando.
-¡Tomá, perra!
Que me dijera perra me calentó más y lo besé con fuerza y al oído le dije:
-Me gusta ser tu perra. Quiero que me llenes de leche.
Dio un empujón que me levantó el largo de su pija enterrándomela hasta los pelos. ´Me sacó un sonido grave y profundo que se fue convirtiendo en un gemido con cada alzada y penetración. Busqué una vez más su lengua, quería estar todo adentro de él y que él estuviera todo adentro mío.
-¡Aaaaargh!¡Que bien que me hacés Gabriel!¡Dame, dame más!
El jadeaba con fuerza y sentí su acabada con la verga adentro y lanzando un gemido largo que repitió dos veces. Yo acabé un segundo después sin habérmela tocado. Me sacó la verga y me bajé a limpiar la suya apretándole el tronco para exprimirlo. Esa leche tibia de macho me llegó a la boca y supe que ya no podría dejar de tomarla.
Recién entonces fuimos hasta la cama y nos volvimos a comer la boca. Recorría su cuerpo con mis manos y piernas febrilmente, quería fundirme en él. A poco me fui calmando y descansamos unos minutos. Le comenté de como me había acordado el miércoles de él, imaginándolo con Selene. No quiso hablar mucho pero me dio a entender que el sexo con ella también se mezcló con el de la tarde conmigo. Eso me puso a mil y me bajé a mamársela. Terminamos con otro polvo ardiente, nos duchamos y nos fuimos, seguros de volver a encontrarnos pronto.
-
-¿Que hacés?- me dijo
-Perdoname si te molestó, no resistí verlo tan bien.
-Está bien, como nunca lo habías hecho...
Me pareció una invitación a seguir y no me equivoqué, cada tanto dejaba de mamar para lanzar un gemido. Lo había probado con Gabriel y ahora sabía que no dejaría de hacerlo, me calentaba por mí y por sentir lo que sentían. Me dieron ganas de penetrarla por el ano, aunque sabía que mucho no le gustaba. Comencé el sondeo con el dedo mayor humedecido en sus propios jugos y lanzó un gemido.
-Estás con una idea fija, me parece-
-Si no tenés ganas dejo.
-¿A vos que te parece si hago lo mismo?
-No sé, nunca lo hiciste.- Al instante sentí uno de sus dedos hurgando adentro mío y una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo. Ahora confirmaba que el placer lo siento por atrás y la sensación en la pija lo complementa.
-¡Aaaaagh!¡Mmmmm!- No pude evitar gemir de placer.
-¡Mirá vos! parece que te gusta...-
-No lo voy a negar, ni yo sabía que me gustaría- mentí.
Helena siguió metiendo dedos con ganas, hasta que me dí vuelta y comencé a penetrarla por la concha bien húmeda mientras lamía sus pezones. Los dos estábamos calientes al tope y acabamos rápido. Me eché a un costado y exhalé fuerte.
-La próxima te voy a dar de probar uno de mis dildos.
-Sí, así nomás, hacete ilusiones.- Mentí, mientras me entraba una nueva fantasía a la cabeza.
siempre fuimos bastante liberales para el sexo pero había cosas que no hacíamos aunque hubo amagues. Seguramente la siguiente vez si no se acordaba ella yo se lo haría recordar.
Hablamos algo de la relación de Selene y Gabriel, seguro que Helena también habrá pensado en como estaría cogiendo nuestra chiquita.
-Tienen el vigor de la juventud y seguramente disfrutan de eso- dije
-Como criamos a Selene seguro que puede disfrutar y hacer disfrutar del sexo a cualquier pareja que tenga- me contestó.
-Gabriel parece tener no solo vigor sino también experiencia, sabrá darle bien- acoté.
-Ya lo creo, además de amoroso puede ser un hermoso juguete sexual.-
La conversación iba tomando interés y traté de llevarla para sondear algo más de sus gustos. Hemos salido con otras personas, cosas que nos permitimos manteniendo discreción y respeto, pero nunca hablamos mucho de eso. Así que le pregunté:
-¿Has salido con alguien más joven que vos alguna vez? podés no contestar...-
-Bueno, mi respuesta compromete la tuya a la misma pregunta. Sí, lo hice, con un chico con el que tenía un vínculo laboral, de otra empresa. Muy maduro y respetuoso y fogoso por supuesto. Ahora te toca vos responder.
En realidad nunca había salido con mujeres más jóvenes que yo, pero pensando en Gabriel le dije que sí. Claro que tuve que inventar como "la conocí".
-La chica venía a la oficina a traer material de trabajo y comenzó interesándose en lo que hacía, en la oficina y afuera. Se me insinuó y al principio me resistí. Un día se apareció en el gimnasio como una nueva clienta. La verdad que al verla ahí y que no solo se me insinuara en la oficina,me pareció tonto no hacer uso de la oportunidad.
-¡Que bien! parece que vamos parejo en ésto amor- Me dijo y me besó metiendo la punta de la lengua en mi boca. Con una risita se separó y no hablamos más del tema. Fue una punta para lo que buscaba conocer. Dormimos profundamente.
El viernes siguiente me llamó Gabriel a media mañana para preguntarme como estaba, si lo del miércoles me había dejado satisfecho tanto como a él. Le dije que sí, que fue así, pero que en sexo la satisfacción dura menos cuando más sabrosa es. Enseguida se enganchó y me invitó a encontrarnos a la tarde y nos encontramos. Llegué con mi auto cerca del hotel y luego entramos con el de él. No bien cerramos la puerta de la habitación comenzamos a sacarnos la ropa y ya desnudos me arrinconó contra una pared para besarme. Su lengua se metía profundamente en mi boca y buscaba enredarse con la mía. El me tomaba de la nuca para llegar más adentro y yo acariciaba sus dorsales sobresalientes y duros como piedra. Sentía que nuestras pijas calientes se rozaban y la sangre me hervía. Aprovechando el sostén de la pared levanté mi pierna derecha y la puse detrás de su muslo izquierdo y comencé a frotarlo. Quería sentir sus músculos con todo mi cuerpo. Gabriel bajó su brazo izquierdo y lo pasó por debajo de mi pierna para levantarme. Yo levanté mi otra pierna y las crucé rodeando su cintura. Mi pija quedó apretada por sus abdominales a mi vientre y la suya rebotaba entre mis nalgas. Unidos por nuestras lenguas, brazos y piernas solo faltaba que me penetrara.
-¡Ponémela pendejo, ponémela que no aguanto más!
-¡Sí papucho! ¡Cómo me calentás!
Bajó su mano derecha y colocó la cabeza húmeda de su verga en la puerta de mi culo ardiendo. Comenzó a presionar y lo ayudé haciendo algo de fuerza. Sentí como entraba y me acercaba a la gloria.
-¡Dámela, dámela toda! le pedí casi gritando.
-¡Tomá, perra!
Que me dijera perra me calentó más y lo besé con fuerza y al oído le dije:
-Me gusta ser tu perra. Quiero que me llenes de leche.
Dio un empujón que me levantó el largo de su pija enterrándomela hasta los pelos. ´Me sacó un sonido grave y profundo que se fue convirtiendo en un gemido con cada alzada y penetración. Busqué una vez más su lengua, quería estar todo adentro de él y que él estuviera todo adentro mío.
-¡Aaaaargh!¡Que bien que me hacés Gabriel!¡Dame, dame más!
El jadeaba con fuerza y sentí su acabada con la verga adentro y lanzando un gemido largo que repitió dos veces. Yo acabé un segundo después sin habérmela tocado. Me sacó la verga y me bajé a limpiar la suya apretándole el tronco para exprimirlo. Esa leche tibia de macho me llegó a la boca y supe que ya no podría dejar de tomarla.
Recién entonces fuimos hasta la cama y nos volvimos a comer la boca. Recorría su cuerpo con mis manos y piernas febrilmente, quería fundirme en él. A poco me fui calmando y descansamos unos minutos. Le comenté de como me había acordado el miércoles de él, imaginándolo con Selene. No quiso hablar mucho pero me dio a entender que el sexo con ella también se mezcló con el de la tarde conmigo. Eso me puso a mil y me bajé a mamársela. Terminamos con otro polvo ardiente, nos duchamos y nos fuimos, seguros de volver a encontrarnos pronto.
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2 comentarios - Gabriel me hizo su hembra. 4
terminar siendo cojido como una hembra
ahora te recibiste de putito
disfrutalo mucho