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Tengo 18 años y mi amante tiene 56 años

Todo empezó una tarde que esperaba un delivery a cada rato me asomaba por la ventana del piso. Vivo un piso 3 y justo en frente vive el señor Augusto. Un hombre mayor que siempre veía salir muy temprano y entrar varias veces al día. Todos lo conocen en el vecindario, parecía ser muy social. Yo por mi parte, recién estoy viviendo sola; mi novio viene algunas veces a visitarme y a escuchar música. Tenemos sexo y luego se va a seguir ensayando con su grupo de Trap.
Mientras fumo un cigarrillo, observo como el Sr Augusto conversa un poco con hombre del kiosco de la equina que parece de la misma edad que él. Me llama la atención como ambos miran a las chicas que pasan como si fueran unos chavales. En ese momento me puse a pensar si aún eran activos sexualmente; fue una simple curiosidad que tuve. Pero por ocio tal vez, empecé a imaginar cómo sería un hombre de su edad desnudo. Las cosas que podía hacer con toda su experiencia o si realmente podía ser toda una experiencia desagradable.
Pero el repartido se asoma por la avenida y baje muy rápido a recibir mi comida china. Tenía mucha hambre y no quería esperar. Y justo cuando abro la puerta de la recepción, estaba entrando el Sr Augusto. Se hace a un lado y me cede el paso, además toma la puerta para que yo pase y se encarga de cerrarla dándome los buenos días. Eso me pareció muy agradable, pero no pensé mucho en eso porque el hambre estaba apoderada de mí. Tome mi comida y subí a mi apartamento a comer. Prendí la tele mientras comía y al terminar, prendí un cigarrillo.
En ese momento volví pensar en el Sr Augusto, la idea de que una persona de su edad tuviera relaciones sexuales me daba cierta curiosidad y morbo, entonces abrí mi computador y empecé a buscar “viejos follando jovencitas en internet”. Me encontré con unos videos porno que me parecieron excitantes. Hombres mayores que pasan mucho rato chupando el coño y las tetas de las jovencitas, es algo que provoca cierto morbo. Con mi novio el sexo era muy básico: llegaba, se tiraba en el sofá y sacaba su polla para que yo se la chupara, luego me ponía a cuatro patas y me follaba un rato hasta que se corría. Siempre pensé que era lo normal o lo que se debía hacer, pero ver que podía estar un rato acostada mientras un hombre me besaba todo el cuerpo, hizo que la putita que llevo dentro se alborotara un poco.
Hasta que unas semanas después me decidí a dar el paso, toque la puerta del Sr Augusto para pedirle un poco de café. Sabía que me lo daría; sabía que era muy amable y además servicial, pero no me esperaba lo demás. Al abrir la puerta, me saludo muy cariñosamente y me hizo pasar. Me dijo que me sentara en el sofá y saco dos tipos de café diferentes. Empezó a explicarme sobre las diferencias entre ellos mientras yo miraba alrededor de la casa. Todo estaba muy limpio y ordenado, parece que él tenía un lugar para todo y sabía exactamente dónde buscar cada cosa. Yo, en mi piso, tenía todo regado y esa sensación de no saber qué hacer con mi vida, me embargaba constantemente. Pero ahí tenía a un hombre que tenía muchas botellas de vino ordenadas y cada una de las cosas de su casa, tenía su lugar.
Me sentí muy cómoda desde un principio y cambiando la conversación drásticamente, le pregunte sobre el vino que tenía. Él empezó a comentarme sobre los años y las cosechas, pero de una forma entretenida mientras iba a la cocina a buscar unas copas. Hablaba del buqué, abre una botella y me pide que pruebe. Yo lo hice, pero para mí fue solo vino, hasta que saco una botella cuyo sabor si me gustó mucho. En ese momento ya me había tomado dos copas y aunque no estaba ebria, si me había relajado lo suficiente para empezar a hablar un poco. Me levante del sofá y mientras miraba por la ventana, él se sentó donde yo estaba y me miraba. La conversación cambio cuando me pregunto si estaba estudiando. Le dije que ahora mismo solo tomaba un trabajo de medio turno y que estaba pensando en que hacer. Me dijo que estaba bien, que tenía tiempo para pensar y que ahora solo era momento de probar cosas nuevas. “¡Como el vino que te ha gustado!”, agrego. Yo sonreí y me senté a su lado en el sofá, muy pegada a él mientras él comentaba sobre lo hermoso que era la juventud.
Su forma de hablar y su tranquilidad, me hacían sentir calmada y segura. Sabía que no iba a hacer nada a menos que yo tomara la iniciativa. Esa sensación de control me encanto y fue en ese momento que puse mis manos en sus piernas y empecé a apretarlo por sobre su pantalón. Él levanto su brazo y comenzó a acariciar mi cabello. Acerco su cara hacia mí y la forma como me miraba era muy tierna. Me sentía cautivada y tal vez el vino ayudo a eso, pero quería seguir sintiendo que un hombre me tratara con cariño. Me acerque mucho más hacia él y empecé a tocar su polla, él empezó a tocar mis tetas suevamente y así estuvimos por un buen rato. En unos minutos su polla estaba dura, pero él seguía muy calmado y no dejaba de tocarme suavemente.
En ese punto me sentía lista para hacerle una mamada y que metiera su polla dentro de mi coño, pero eso no fue lo que paso. El Sr Augusto se acostó sobre mí y empezó a besar mi cuello. Pasaba su lengua suavemente desde mi oreja hasta mi cuello y me empecé a excitar mucho. Sentía que necesitaba ser penetrada, pero él se tomaba su tiempo. No sabía si realmente me iba a follar o solo sería una de esas veces cuando terminaría en mi casa masturbándome. Pero solo se aseguraba que estuviera muy caliente.
Y me deje llevar, me quite la camisa y observaba como estaba montado sobre mi disfrutando mis tetas como si de un manjar se tratase. Me sentía muy halagada y deseada: que un hombre quiera comerte completa y te toque como si fueras la mujer más hermosa del mundo, es algo que te hace sentir muy bien. Mi pelvis chocaba contra su barriga y aun no había tocado mi coño. Solo besaba mi cuello y mis tetas con mucha pasión. Hasta que las ganas tomaron el control de mí y baje mis pantalones para sentir su polla. Mis manos no alcanzaban a tocar su verga para metérmela, pero tampoco dejo que lo hiciera. Porque cuando estaba con las piernas abiertas esperando que me penetrara, él bajo y empezó a chuparme el coño. Ya había sentido una lamida en la raja, un chico del colegio una vez lo hizo muy rápido. Pero el Sr Augusto se tomó su tiempo para meter su lengua por todo mi chocho y sin preverlo, ya estaba tenido un orgasmo. Mientras pasaba su lengua por mi clítoris, metía sus dedos dentro de mí y eso me hizo estallar.
Pero quería más, mucho más y solo pensaba en chuparle la polla para que por fin me la metiera. Solo que eso no iba a suceder todavía. Apenas estaba empezando a darme placer. Luego de hacer que tuviera dos orgasmos seguidos con sexo oral, se montó sobre mí en la posición de misionero y con la punta de su polla, empezó a frotar suavemente mientras besaba mi besaba mi cuello. Eso me puso más ardiente y luego de un rato de hacerlo, por fin metió su polla. Ahí ya no podía contenerme, movía mi pelvis fuertemente para chocar con la suya mientras me penetraba. Rápidamente me vine y mientras apretaba sus nalgas. Él todavía no se había corrido y parece que aún quedaba mucho por hacer. El tiempo dejo de tener sentido luego del cuarto orgasmo, solo movía mi cintura y aun estábamos en la misma posición. Yo estaba muy sudada y apretaba su cabeza contra mi cuello para que me siguiera besando. Pasaba mis uñas por su espalda y apretaba sus nalgas mientras él penetraba mi coño con muchas fuerza. El sonido de su penetración hacia evidente lo mojada que estaba, toda esa agua que se sentía en mi coño venia de mis orgasmos y la excitación que tenía. Hasta que llego el quinto orgasmo y fue el más intenso que había tenido en toda mi vida.
Mi corazón se aceleró mucho y mis piernas se movían por todos lados. No sé cuánto duro, pero para mí fue muy largo y muy intenso. Sin darme cuenta, empecé a besar su boca mientras me venía y halaba su cabello con mucha fuerza. Ahí estaba, con las piernas abiertas, una respiración muy fuerte y muy satisfecha sexualmente. Hice que se levantara y tome su polla para chupársela, esta vez sí me dejo hacerlo y con muchas ganas lo succionaba porque quería que se corriera sobre mí. Quería hacerlo sentir tan bien como él lo había hecho conmigo. Luego de unos pocos minutos, lo hice eyacular sobre mis senos, tomo un pañuelo de su pantalón y me limpio los pechos. Desnudos aun, se recostó sobre el mismo sofá con la cara hacia arriba y yo me acosté sobre él.
Cerré mis ojos y me quede acariciando su barriga. Él seguía haciéndome caricias y besando mi frente. No dijimos nada por unos minutos y ahí me quede dormida. Luego de algunas horas desperté y el Sr Augusto ya no estaba. Una manta me cubría y mi ropa estaba arreglada en el sillón. Pensé que se había ido, pero solo estaba en la cocina preparando algo para comer. Me senté y luego comer un sándwich, me vestí y me fui a mi piso. Ahora voy a su casa al menos una vez a la semana. Tomamos algo de vino y follamos. Aunque mi novio es muy guapo y tiene 23 años, jamás me ha follado como lo hace mi amante de 56 años.


Fuente: https://www.byterelatos.com/tengo-18-anos-y-mi-amante-tiene-56-anos/

4 comentarios - Tengo 18 años y mi amante tiene 56 años

alesur222
Que buen relato!! Todos mis ....
masitasexxx
Muy bueno! Asi somos los veteranos....