Don Esteban uno de mis viejos vecinos, como de costumbre se sentaba en el banco, frente a mi casa, y se ponía a charlar conmigo. Por cosa del destino, ese día yo andaba sin bragas. No por sentirme más fresca, ni porque así lo hubiera planeado. La verdad es que la mayoría de mis bragas, sino están muy gastadas, y ya comienzan a romperse. Razón por la cual, como no tengo dinero para comprar unas nuevas, llevo tiempo andando así, tanto ni me acordaba de que no cargaba nada bajo mi ropa.
Bueno Don Esteban que seguramente se dio cuenta de eso, y de que ya yo había comenzado a beber desde temprano, me invitó a su casa, con la excusa de que unos amigos de él, lo visitarían para jugar cartas. Bueno la verdad es que, desde que llegué a su casa, no me acuerdo haber visto ningún paquete de cartas. Lo que sí hizo el condenado viejo, fue servirme un buen vaso de ron. El mismo que me tomé casi de inmediato completamente, al tiempo que comenzaron a llegar sus amistades.
Tras presentármelos, seguí bebiendo, y escuchado sus tontos chistes. Hasta que yo misma me puse a pensar, que hacía una mujer como yo, sola con ese grupo de machos. Y casi de inmediato, me puse a soñar despierta, sobre todo lo que ellos me podían estar haciendo. Quizás fue lo mucho que ya había bebido, o el mucho tiempo que no me acostaba con un hombre, hizo que mi cabeza siguiera nada más pensando en esas cosas. Y de golpe sentí un calentón por todo mi cuerpo, y como si fuera la cosa más normal, yo misma me comencé abanicar con la falda, del corto vestidito que cargaba puesto.
Desde luego que hasta el viejo Esteban que se la pasa quejándose de que casi no ve, clavó sus ojos en mi coño. Mientras que yo me mantenía sentada, con mis piernas bien abiertas abanicándome con la falda. De eso a que se me acercase uno de los invitados, y sonriendo me preguntara, que estaba bebiendo. Como que fue lo mismo, desde luego que le dije que ron, pero él insistió en probar, y cuando le ofrecía el vaso, para que se diera un trago, se acercó a mi cara, y casi frente a mi oído me dijo. Me gustaría probarlo de tú boca. Yo al escucharlo decirme eso, sabía que si lo complacía, más temprano que tarde me estarían follando todos ellos. Así que no por la borracha que me encontraba, sino más bien por las ganas que tenía de hacerlo, le respondía que sí.
Así que sin saber siquiera cual era su nombre, lo dejé que me besara, por un buen rato frente a todos los presentes, al tiempo que una de sus manos se fue deslizando por encima de mi vestido, hasta llegar a mi coño, el cual comenzó agarrar sin ningún tipo de vergüenza, al tiempo que yo sentía su lengua ya dentro de mi boca. Por un buen rato permanecimos de esa manera, yo con mis piernas bien abiertas, mientras que los dedos de él jugueteaban con todo mi coño, apretándome mi clítoris, y acariciando los labios de mi vulva. Y su lengua entraba y salía de mi boca, una y otra vez, sin detenerse.
Hasta que de momento, dejó de manosear mi coño, dejándome con ganas de que continuase, también dejó de besarme, y parándose derecho frente a mí sacó su verga del pantalón, y apuntándola hacía mi boca, se medio sonrió. Mientras que yo incrédula miraba aquel pedazo de carne frente a mis ojos, sabiendo que debía comenzar a mamárselo, lo más pronto posible. Cosa que no dude, en ponerme hacer de inmediato.
A medida que yo comencé a mamar aquella gruesa verga de aquel tipo, otro de los presentes con mucha facilidad me desabotono el vestido, y en cosa de pocos segundos, ya me encontraba yo completamente desnuda, mamando una tremenda verga, mientras que otra me penetraba el coño. Así que a medid que fui sintiendo, como era penetrada, con más ímpetu mamaba. Don esteban quizás por aquello de no quedarse atrás, comenzó con sus temblorosas manos agarrar mis tetas.
Ya después de eso, no sé exactamente quién de ellos me hizo qué. Lo que si se es que por el resto de la noche y gran parte de la madrugada, me estuvieron follando, por todos mis huecos, incluso hasta por el culo, sin que yo protestase. Yo realmente no me acordaba de haber hecho algo similar, hasta que escuché al viejo Esteban decirle a uno de sus amigos, con respecto a mí. No hombre, no hace falta de que le digas nada, ella es bien discreta, acuérdate de las otras veces que hemos hecho lo mismo, y ella nunca se ha quejado ni dicho nada, a nadie.
Fue cuando me acordé del sin número de veces, que aquellos tíos me habían follado, solo que al día siguiente, después de que se me pasaba la borrachera no me acordaba de nada. Bueno yo entre profundos gemidos, y risas de placer, disfruté de un sin número de orgasmos. Luego completamente desnuda, agarré mi vestidito, y al marcharse los amigos del viejo Esteban, me fui tal y como estaba para mi casa. Al llegar caí en la cama como un tronco. A la mañana siguiente, a diferencia de ocasiones anteriores, me acordaba de todo lo sucedido. Pero me hice la tonta, ya que después de que me levanté de la cama cerca del medio día, y ponerme otro corto vestidito, volví a salir fuera de casa. Donde nuevamente me encontré al viejo Esteban que me preguntó cómo me sentía. Yo le dije que bien, para haber estado follando toda la noche con él y sus amigos.
El viejo me miró sorprendido, y le dije. No se asuste que no se lo contaré a nadie, si usted tampoco se lo cuenta a mis hijos
Bueno Don Esteban que seguramente se dio cuenta de eso, y de que ya yo había comenzado a beber desde temprano, me invitó a su casa, con la excusa de que unos amigos de él, lo visitarían para jugar cartas. Bueno la verdad es que, desde que llegué a su casa, no me acuerdo haber visto ningún paquete de cartas. Lo que sí hizo el condenado viejo, fue servirme un buen vaso de ron. El mismo que me tomé casi de inmediato completamente, al tiempo que comenzaron a llegar sus amistades.
Tras presentármelos, seguí bebiendo, y escuchado sus tontos chistes. Hasta que yo misma me puse a pensar, que hacía una mujer como yo, sola con ese grupo de machos. Y casi de inmediato, me puse a soñar despierta, sobre todo lo que ellos me podían estar haciendo. Quizás fue lo mucho que ya había bebido, o el mucho tiempo que no me acostaba con un hombre, hizo que mi cabeza siguiera nada más pensando en esas cosas. Y de golpe sentí un calentón por todo mi cuerpo, y como si fuera la cosa más normal, yo misma me comencé abanicar con la falda, del corto vestidito que cargaba puesto.
Desde luego que hasta el viejo Esteban que se la pasa quejándose de que casi no ve, clavó sus ojos en mi coño. Mientras que yo me mantenía sentada, con mis piernas bien abiertas abanicándome con la falda. De eso a que se me acercase uno de los invitados, y sonriendo me preguntara, que estaba bebiendo. Como que fue lo mismo, desde luego que le dije que ron, pero él insistió en probar, y cuando le ofrecía el vaso, para que se diera un trago, se acercó a mi cara, y casi frente a mi oído me dijo. Me gustaría probarlo de tú boca. Yo al escucharlo decirme eso, sabía que si lo complacía, más temprano que tarde me estarían follando todos ellos. Así que no por la borracha que me encontraba, sino más bien por las ganas que tenía de hacerlo, le respondía que sí.
Así que sin saber siquiera cual era su nombre, lo dejé que me besara, por un buen rato frente a todos los presentes, al tiempo que una de sus manos se fue deslizando por encima de mi vestido, hasta llegar a mi coño, el cual comenzó agarrar sin ningún tipo de vergüenza, al tiempo que yo sentía su lengua ya dentro de mi boca. Por un buen rato permanecimos de esa manera, yo con mis piernas bien abiertas, mientras que los dedos de él jugueteaban con todo mi coño, apretándome mi clítoris, y acariciando los labios de mi vulva. Y su lengua entraba y salía de mi boca, una y otra vez, sin detenerse.
Hasta que de momento, dejó de manosear mi coño, dejándome con ganas de que continuase, también dejó de besarme, y parándose derecho frente a mí sacó su verga del pantalón, y apuntándola hacía mi boca, se medio sonrió. Mientras que yo incrédula miraba aquel pedazo de carne frente a mis ojos, sabiendo que debía comenzar a mamárselo, lo más pronto posible. Cosa que no dude, en ponerme hacer de inmediato.
A medida que yo comencé a mamar aquella gruesa verga de aquel tipo, otro de los presentes con mucha facilidad me desabotono el vestido, y en cosa de pocos segundos, ya me encontraba yo completamente desnuda, mamando una tremenda verga, mientras que otra me penetraba el coño. Así que a medid que fui sintiendo, como era penetrada, con más ímpetu mamaba. Don esteban quizás por aquello de no quedarse atrás, comenzó con sus temblorosas manos agarrar mis tetas.
Ya después de eso, no sé exactamente quién de ellos me hizo qué. Lo que si se es que por el resto de la noche y gran parte de la madrugada, me estuvieron follando, por todos mis huecos, incluso hasta por el culo, sin que yo protestase. Yo realmente no me acordaba de haber hecho algo similar, hasta que escuché al viejo Esteban decirle a uno de sus amigos, con respecto a mí. No hombre, no hace falta de que le digas nada, ella es bien discreta, acuérdate de las otras veces que hemos hecho lo mismo, y ella nunca se ha quejado ni dicho nada, a nadie.
Fue cuando me acordé del sin número de veces, que aquellos tíos me habían follado, solo que al día siguiente, después de que se me pasaba la borrachera no me acordaba de nada. Bueno yo entre profundos gemidos, y risas de placer, disfruté de un sin número de orgasmos. Luego completamente desnuda, agarré mi vestidito, y al marcharse los amigos del viejo Esteban, me fui tal y como estaba para mi casa. Al llegar caí en la cama como un tronco. A la mañana siguiente, a diferencia de ocasiones anteriores, me acordaba de todo lo sucedido. Pero me hice la tonta, ya que después de que me levanté de la cama cerca del medio día, y ponerme otro corto vestidito, volví a salir fuera de casa. Donde nuevamente me encontré al viejo Esteban que me preguntó cómo me sentía. Yo le dije que bien, para haber estado follando toda la noche con él y sus amigos.
El viejo me miró sorprendido, y le dije. No se asuste que no se lo contaré a nadie, si usted tampoco se lo cuenta a mis hijos
3 comentarios - Mis Vecinos Se Aprovecharon De Que Estaba Bien Borracha