Me garché a mi Psicóloga [Parte 2] .
""Hago lo que me pide, me corro un poco hacia atrás pudiendo verla completa, estaba con sus ojos cerrados, con una mano se estiraba con vehemencia uno de sus pezones y se masajeaba las tetas, mientras con la mano que antes tenía en mi cabeza, se acariciaba rápido y fuerte la concha de una manera frenética.
Al cabo de unos segundos grita a viva voz, fuerte, insultando y veo como su mano termina completamente mojada, y la silla se marca con una abundante cantidad de líquido que no paraba de salir de su concha mientras ella no paraba de temblar y retorcerse.""
Yo no entendía bien lo que pasaba, si bien mi novia solía acabar cuando garchábamos, o al menos eso parecía, nunca vi a una mujer hacerlo con tanta intensidad y placer.
Ver como se retorcía, como se mojaba toda, escuchar sus gritos, ver su agitada respiración, son cosas que no me voy a olvidar con facilidad.
Yo seguía arrodillado viéndola incrédulo, con mi pija dura como nunca antes, disfrutando de esa escena y esperando que se recupere.
Pasaron unos minutos cuando ella volvió en si.
R: — Wow, eso fue intenso — dijo aún agitada.
F: — Sí, no… no puedo creerlo.
R: — Yo tampoco puedo creerlo.
F: — Nunca había visto algo así.
R: — ¿Nunca?
F: — No… no en persona.
R: — ¿No me estás mintiendo Fran? — respondió mirándome.
F: — No, para nada.
R: — ¿Te gustó?
F: — Mucho — respondí mientras le señalaba mi miembro erecto.
R: — Hmm… que interesante… ¿y te gustó el sabor de mi concha?
F: — Si, me encantó.
Acto seguido, y al ver que realmente yo no entendía bien todo lo sucedido, me explicó que eso que vi fue un orgasmo y que, aunque no es muy usual, ella tiene orgasmos muy intensos y me enseñó con suma paciencia que el punto frenético donde ella se tocaba se llama clítoris, que por cierto, el de ella era bastante visible.
Me explicó un poco más cómo seguir avanzando en el sexo oral y que también puedo aplicar succiones, besos, que hay personas como ella que tienen muy sensibles los senos y un sin fin de cosas más que yo no sabía y que para mí conformaban una clase magistral de sexo.
Aunque para muchos resulte extraño no saber tales cosas, la vida de pueblo es muy distinta a la de ciudad, mi primera vez fue a los 22 con mi ex novia y para mi suerte o desgracia, era muy “quisquillosa” a la hora del sexo ante lo que, salvo por lo básico, no sabía mucho más al respecto.
Tras eso me pidió que me quite la camisa que aún tenía puesta y una vez completamente desnudo me empujó con fuerza tirándome arriba del sofá donde solía recostarme para – charlar – en mis sesiones.
Ella vino detrás de mi tirando su cuerpo encima mio y obligándome a que sienta otra vez sus ricas tetas contra mi cuerpo.
Con sus labios y lengua comenzó a besar y recorrer cada rincón de mi cuerpo lentamente, llegando desde el cuello hasta mis piernas y volviendo hacia arriba, yo estaba acostado, pero con la cabeza apoyada en el respaldo del sofá, lo que me daba una visión de lujo de todo su actuar.
Mientras volvía se detuvo unos segundos en mi pija, llenándola de besos y mimos con su lengua, y siguió su ruta pasando por mi panza, pecho, cuello y terminando su viaje en mi boca.
Literalmente me comió la boca de una manera bestial, no solo sabía usarla bien en mi pene, sino que besaba como los dioses. Al tiempo que me besaba yo aprovechaba para tocarle su hermoso culo con ambas manos mientras ella hacía lo propio, y con una de sus manos me masturbaba muy lentamente subiendo y bajando con delicadeza, pero a un ritmo constante, la piel de mi pene una y otra vez.
La verdad no podía creer todo lo que sabía sobre sexo esa mujer, era una caja de Pandora que no dejaba de sorprenderme y sumado a mi poca experiencia no paraba un minuto de experimentar cosas nuevas que realmente yo nunca había sentido.
Nuestro beso era interminable, ninguno de los dos quería separarse, yo intentaba seguirle el ritmo lo mejor que podía, pero había años luz de diferencia entre nosotros.
Nuevamente es ella quien se detiene y me dice sensualmente en el oído que posiblemente iba a experimentar algo completamente nuevo para mí.
En un ágil movimiento gira todo su cuerpo y tras abrir sus piernas deja su concha a escasos centímetros de mi cara, ella queda con su cara a la altura de mi pene y rápidamente lo sujeta con una de sus manos.
En esa posición yo no tenía mayor visión, solo veía su concha, que tan de cerca se apreciaba aún mojada, grande, carnosa, rosa, era perfecta, parecía sacada de una película porno. No necesité ningún tipo de indicación para entender lo que iba a pasar.
Me afirmé lo mejor que pude de su culo y empecé a aplicar la teoría aprendida minutos atrás, aunque ahora era un poco más dificultoso, dado que su concha esta vez estaba totalmente al revés.
Comencé con unas lamidas tranquilas mientras ella me masturbaba e iba explorando, intentando sentir si se movía o se retorcía, para encontrar sus tan nombrados puntos de placer.
Poco a poco volví a sentir ese exquisito sabor invadiendo mi boca y pude notar nuevamente como cada vez le salía más y más, cosa que a estas alturas me sacaba de quicio.
Yo estaba completamente concentrado en mi trabajo, dando lo mejor de mí batallando con mi lengua contra el poder de su concha, y disfrutando de sus exquisitos jugos, cuando de pronto sentí su boca abrazar todo el contorno de mi chota y quedé completamente paralizado.
Al mismo tiempo que su boca iba bajando centímetro a centímetro sobre mi pija, su lengua recorría cada rincón desde adentro, generándome un placer que no se podría describir con palabras.
Traté de salir de ese trance y volver a lo mío pero me era imposible, lo único que atinaba a hacer una y otra vez era a aferrarme cada vez más de su culo.
Poco a poco fue cambiando el ritmo y lo que un principio era una bajada lenta para comerse mi pija comenzó a ser cada vez más rápida y brutal.
Me abrazaba tan bien con sus labios que parecía una mano masturbándome sin parar. De pronto siento como algo – golpea – la punta de mi pija y acto seguido siento como todo el cuerpo de Romina se retuerce hacia adelante y saca la pija rápidamente de su boca tosiendo y con arcadas.
Una vez que la sacaba, con toda la baba restante, escupía arriba de mi miembro para masturbarme frenéticamente y luego repetir otra vez la misma operación.
No podría explicar el morbo que me generaba tal cosa, sentir como mi pene golpeaba contra su garganta y como se retorcía por tal cosa era una sensación que me explotaba.
Estuvo así unos cuantos minutos, disfrutando de atorarse una y otra vez con mi chota, sacándola de su interior y dándose duros golpes en su cara, para luego escupirla, masturbarme y repetir el proceso.
Yo a estas alturas me había olvidado por completo de darle sexo oral a ella, me limitaba solamente a disfrutar de esa locura que estaba haciendo con mi pija, pero en este caso, mi falta de acción parecía no importarle. Era en un duelo a muerte entre ella y mi pene.
Finalmente saca por última vez mi pija del interior de su boca y comienza nuevamente a darse vuelta volviendo hacia mí.
R: — ¿Qué pasó que frenaste? — preguntó riendo.
F: — Fue demasiado, sentir lo que hacías era demasiado.
R: — Veo que estas aprendiendo muchas cositas nuevas.
F: — Demasiadas.
R: — ¿Y te gustan?
F: — Me encantan.
R: — Hmm que bueno, porque ahora quiero que me cojas.
Acto seguido se levanta del sofá y va casi corriendo hacia su escritorio. Abre un cajón y saca una caja de preservativos.
Toma uno con su mano, rompe el envoltorio y en un movimiento rápido me coloca ella el condón.
Se reincorpora y acomoda quedando ella de frente a mi, sentada sobre mis piernas, con mi pija apoyada en su pubis.
Sus tetas se veían enormes y explosivas desde mi posición. Escupe nuevamente su mano pasándola por mi pija, luego por su concha y empieza a acomodarla para que ingrese en su interior.
Se mete toda mi pija adentro en un rápido movimiento, podría jurar que su concha hervía de temperatura, aún con el preservativo puesto pude sentir cada parte de su interior y me encantaba.
Apoyó sus dos brazos en mi pecho y comenzó a moverse hacia adelante y atrás lentamente.
Yo estaba quieto disfrutando del espectáculo, sus tetas se movían junto con su cuerpo y era algo que me fascinaba, ver como chocaban entre sí, era una danza hipnotizante.
Poco a poco comenzó a aumentar el ritmo y junto con eso aparecieron sus gemidos que también me enloquecían. Su jovial voz como la describí en un principio, al gemir era súper excitante. Su concha estaba ardiendo cada vez más, se podía sentir como aumentaba la temperatura ahí adentro.
Yo estaba quieto con mis brazos a los costados disfrutando de su actuar, por lo cual me invita a que la sujete de la zona baja de su cola, en clara señal de que la acompañe en el movimiento y gracias a eso pudo liberar una mano para poder nuevamente arremeter con furia contra sus tetas.
Empujado por el morbo y la locura la empecé a empujar hacia atrás y adelante con una fuerza que ni yo mismo sabía que tenía, mientras ella se daba cachetazos en sus tetas, se retorcía los pezones, se las apretaba, se las masajeaba e incluso de un momento a otro pude ver como tomaba una y tras llevarla hacia arriba se la – auto chupaba – . Nunca había visto algo semejante y el morbo me explotaba en mil.
El pequeño sofá de madera donde estábamos no paraba de hacer ruido y moverse, lo que le daba un toque único y pintoresco a la situación.
Al cabo de unos minutos en este frenesí, ella tira todo su cuerpo hacia atrás estando aún penetrada por mí, con una de sus manos mantiene la intensidad en sus tetas y con la otra se acaricia a toda velocidad la concha tal como lo había hecho cuando yo estaba practicándole sexo oral.
El resultado fue el mismo que antes, bastaron pocos segundos así para que empiece a gritar como un animal en celo y retorcerse sin cesar para ver, y esta vez sentir, como ese misterioso líquido salía en impresionantes cantidades, mojándome todos los huevos, la zona púbica y finalmente el sofá. Podría jurar que sentía su concha latir apretando y liberando mi pija una y otra vez, si no fuera porque yo ya había acabado estoy seguro de que acababa de nuevo en ese instante.
Se quedó quieta tal como estaba por un rato, con mi pene aún en su interior, respirando muy agitada mientras yo veía como subían y bajaban sus tetas acompañando a su pecho ante tal respiración.
Una vez que se repuso un poco sacó mi pene de adentro de su concha y tras tomarlo en su mano e inspeccionarlo de cerca me dijo con sorpresa.
R: — Pensé que habías acabado vos también.
F: — No, todavía me falta. ¿Vos estas bien? — pregunté.
R: — No puedo creer que te falte, no cualquiera aguanta eso — respondió — y sí, estoy bien, mejor que nunca.
F: — Sí, no me fue fácil, eso fue intenso — repliqué.
R: — Muy… muy intenso, hace mucho no sentía algo así.
F: — Jaja, yo nunca. — respondí riendo.
R: — Bueno, ahora tengo que terminar lo que empecé Fran — dijo mientras me apretaba la pija con sus delicados dedos.
F: — No hace falta, si querés descansar por mi está bien.
R: — No nene, yo si caliento la pava tomo el mate, lo que empiezo lo termino, aparte me está encantando hacerlo con vos.
No hubo respuesta de mi parte, tras decir eso ella sola se hizo a un costado pidiéndome que le haga espacio.
Esta vez ella ocupó mi lugar quedando boca arriba y yo sería el encargado de subir y moverme, una de las pocas posiciones que me eran familiares a mi.
Ella ya me esperaba en posición y tras meter unos dedos en su boca y pasárselos por su concha me hizo señas indicando que estaba lista para ser penetrada.
Repliqué su actuar escupiendo sobre mi pija y frotándola con mi mano. Me acerqué lentamente y cuando tenía el pene en la puerta de entrada, lo tomé firme con mi mano y comencé a acariciarle la vagina con la punta de mi chota. La miré y sonrió, era evidente que no esperaba que haga eso e intenté por un ratito replicar lo que hacía con mi lengua pero esta vez con mi chota.
Caricias que fueron bien recibidas porque nuevamente se volvió notorio el líquido saliendo de su interior.
Finalmente y sin mediar palabra me coloqué nuevamente en posición y esta vez sí la penetre poco a poco, su concha me abría paso con mucha suavidad, aunque podía sentir sus paredes internas apretando mi pija poco a poco.
Una vez llegado hasta el fondo tiré mi cuerpo hacia adelante apoyándome en ella y comencé con el típico movimiento de cintura.
Mientras la penetraba ella se corrió un poco tomándome la cara y nuevamente fundiéndonos en apasionados besos.
No se cuánto tiempo habremos estado así hasta que ella me pidió que me separe un poco, quedando prácticamente en la posición que ocupaba ella cuando estaba encima de mi.
Inclinó sus piernas hacia arriba, las puso en forma de “V” invertida, y me dijo que me afirme de ella para penetrarla. Tomó mi mano libre y la llevó a una de sus tetas, mientras ella aprovechaba para abrazar la tela del sofá con una mano y acariciarse la concha externamente con la otra.
Toqué así por primera vez uno de sus pechos, el cual estaba en estos momentos duro junto a su pezón que estaba igual, mientras la penetraba lentamente le acariciaba su teta con tranquilidad, se la masajeaba, apretaba levemente, disfrutaba el tacto con semejante manjar de mujer, aunque también me costaba un poco mantener el ritmo, ya que para mi tal posición era una novedad.
Mientras pasaban los minutos ella más frenéticamente se iba tocando la concha y al mismo tiempo aumentaba sus gemidos. Yo hacía cuanto podía para mantener constante mi acción.
Seguíamos a ese ritmo cuando su voz me interrumpió.
R: — Pegame pendejo, pegame – gritó fuera de sí.
Me la quedé mirando inmóvil, nunca había hecho tal cosa.
R: — ¡Pegame Fran, pegame en las tetas, pellizcame, chupalas dale! — gritó.
Nuevamente me quedé inmóvil ante tal petición pero dada la situación le di una leve palmada en una de sus tetas.
R: — ¡Mas fuerte, dale, sin miedo, pegame pendejo dale!
Ante tal cosa estaba bloqueado, la situación me incomodaba un poco pero respondí a su pedido y le pegué un poco mas fuerte. A lo cual me respondió — Así nene así dale —
Continué haciéndolo mientras hacía mi mayor esfuerzo por controlar mis movimientos pélvicos para cogerla.
Poco a poco fui perdiendo el miedo ante su cara de evidente placer y me empezó a morbosear enormemente la situación.
Seguí cumpliendo sus peticiones cada vez con más locura, le retorcía los pezones, le apretaba las tetas, se las estiraba, le pegaba cachetazos a una y otra cambiándole así levemente el color blanco de su piel a rojo marcando el contorno de mis dedos, y sin darme cuenta, al mismo tiempo estaba yo estaba en un frenesí moviendo mi cintura como loco.
Ella no paraba de gritar y de mojarse sentía en mi pierna como salía líquido de su interior mojándome en cada arremetida hacia adentro que yo pegaba, nunca había visto a una mujer mojarse y disfrutar de esa manera, el misterioso líquido salía sin parar.
El sofá cada vez rechinaba más, ella seguía tocándose la concha frenéticamente y nuevamente volví a sentir, al igual que antes, que su concha latía.
Tomó mi mano con su mano libre y la llevó a su cuello obligándome a que apriete y así lo hice.
La situación no podía ser más morbosa. Yo apenas hacía unos minutos atrás estaba yendo a mi sesión de terapia con mi psicóloga y ahora estaba en el sofá, ahorcándola con mi mano, mientras la penetraba con furia y la veía explotar de placer.
En ese instante ella comenzó a acabar de una manera impresionante, era evidente que la furia y la rudeza en el sexo la volvían loca. Ella acabó, pero acabó a chorros y su concha latía sin parar como una locomotora.
En medio del frenesí sentí a mi pija también latir como loca en clara señal de que yo también estaba por acabar.
Romina al parecer también sintió lo que sucedía con mi pene y en un movimiento súper rápido se tiró hacia atrás sacando mi pija completamente de su interior y haciendo así también que la suelte del cuello, mientras yo estaba apoyado aún de rodillas en el pequeño sofá, tomó con su mano mi miembro y al mismo tiempo que se seguía masturbando, me saca y revolea el preservativo, y tras hacerme un leve movimiento masturbatorio en mi pija sale mi primer chorro de semen.
Levanta su cabeza abriendo su boca recibiendo una pequeña cantidad allí y el resto impactó en su cara, pelo, parte de su pecho y el sofá. Tras ese salieron otros tres o cuatro chorros no tan fuertes pero si bien cargados y tras apuntarlos ella misma sobre sus tetas quedan completamente bañadas de mi leche en sus tetas, pecho y panza.
Caigo completamente rendido y extasiado en un costadito del sofá mientras ella aún estaba terminando de acabar, completamente roja y transpirada. Continuaba escuchandola gemir a mi lado y retorcerse de placer como si no existiera un mañana.
Lo que viví ese día no lo había experimentado nunca en mis 25 años de edad y estaba completamente en otro planeta, literalmente estaba tocando el cielo con las manos.
Tras unos 10 minutos en la que ambos nos – recuperamos – de la sesión de sexo nos detuvimos a charlar un poco y me confesó que le daba mucho morbo el hecho de que yo era – nuevo – y ella me estaba – iniciando – y que desde que le conté la noche que habíamos pasado con mi ex en la despedida no podía contener sus ganas de coger conmigo.
Finalmente me cambié, tomé mis cosas, vi la hora y ya eran las 11 de la noche, así que como era peligroso andar a esas horas por la calle Romina me alcanzó hasta mi departamento en su auto.
Una vez en la puerta del edificio donde vivía y tras estacionarse, me agarró de la cabeza y tras llevarme nuevamente hacia ella nos fundimos en otro beso interminable.
Me bajé al cabo de un rato y subí a mi departamento feliz de la vida, por lejos había sido mi mejor día en cuanto a lo sexual respecta.
Estaba agotado así que sin cenar ni nada y tras darme una ducha, lugar donde me puse a reflexionar sobre la locura que había pasado, ya me estaba preparando para ir a dormir cuando mi celular suena.
Miro la pantalla y con sorpresa veo un mensaje de Romina.
R: — Hola, llegué hace un ratito a casa y no dejo de pensar, me encantó.
F: — A mi también, me volviste completamente loco Romi.
R: — ¿Me vas a venir a visitar de nuevo?.
F: — Por supuesto, en 15 días tengo sesión con mi Psicóloga.
R: — ¿Vas a aguantar 15 días sin esto? — Y me envía una foto.
F: — No creo poder aguantar tanto.
R: — Yo tampoco, te espero el sábado a la noche en “ *** ” .
F: — Ahí voy a estar.
¿Continuara.....?
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12 comentarios - Me garché a mi Psicóloga [fotos] [Parte 2].
El sábado si anda todo bien subo la 3era y anteúltima parte!
No. El nombre y apellido es ficticio.
Si llega a dar la casualidad de que justo exista no me hago responsable 🤣