Durante mi adolescencia me invadía un frenesí por las bandas de rock. De todas quería escuchar y aprender. A mis dieciséis empiezo a formarme de ideas propias, gustos elegidos por mí mismo y a clasificar que me gusta y que no. Es así como me embarco en el plan de ir a todos los recitales que puedo. No solamente a escuchar y conocer bandas nuevas; también la idea es compartir momentos con amigos y conocer gente. No solamente voy a los mega festivales donde tocan mas de sesenta bandas durante días; también voy a las salas "under" a escuchar nuevas promesas. Todo lo que mis oídos atrapan lo recibo con gusto.
Es en uno de La Vela Puerca donde conozco a Abigaíl. Petisa morocha de piel trigueña y ojos verdes. Labios bien carnosos que invitan morderlos. Uñas pintadas de negro y las muñecas llenas de pulseras. Calza blanca bien cavada, como debe ser, y remera batik atada bajo las tetas con un nudo. Claro que el típico flequillo rolinga está presente. Está con su grupo unos pocos metros mas adelante del mio. Le miro el culo tambaleándose de acá para allá mientras apoya su peso en una y otra de sus piernas. Todavía faltan unos minutos para que arranque el recital y la gente empieza a pedir la salida de los músicos a los gritos.
En eso se da vuelta y me pesca mirándole el culo. Yo me encojo de hombros y levantando las cejas le hago entender que es lógico lo que estoy haciendo. Vuelve la atención a su grupo pero se incorpora de tal manera que el culo queda mas redondo y paradito. "Alta magia" empieza a sonar con fuerza arrolladora y enseguida se arma el pogo. La gente se comprime. Ella salta y grita, pero cada tanto mira para atrás. Me mira unos segundos y vuelve a gritar y saltar. Con mas que evidentes señales me voy acercando abriéndome paso entre la multitud. Queda detrás de ella y lo nota. Percatada de mi presencia se tira hacia atrás y me apoya el culo en el bulto mientras sigue gritando. la gente nos empuja de un lado y otro así que nos agarramos con fuerza y franeleamos. Ella tira los brazos hacia atrás y me rodea la cintura. Yo la tomo por la parte baja de su vientre casi donde comienza la tanga. Somos dos bailadores de bachata calientes en medio de un pogo de ska/rock. Los temas van pasando mientras nosotros nos vamos alejando de nuestros respectivos grupos.
Sacándome del gentío me lleva lejos, al abrigo de las sombras nocturnas. Lejos incluso del personal de seguridad que patrulla.
- Estoy re caliente - Dice Abi.
- Si, lo noto, estás re fuerte guacha - Hablo entre beso y beso. Nos mordemos con pasión.
Besos de pendejos calientes; lejos de la mirada de los padres jugando a ser adultos. Nos comemos cuello, orejas y labios. Las manos no dan a basto para los trabajos que les encargamos. Le meto mano por adentro de la calza y le toco la concha que está empapada. Una mezcla de sudor, vello y flujo empapan su calza atravesando su tanguita.
- ¡Ay! ¡Si así dale! - Exige placer.
No tenemos mucho tiempo y lo sabemos. Abi, mas osada, libera mi miembro bajando el cierre de mi jean y me masturba fuerte. Tiene la adrenalina de una adolescente desatada. Arrodillándose se lo traga y empieza a succionar. Yo la agarro de los pelos, inspirado en las películas de trasnoche que pasan por el cable, y le cojo la boca fuerte y rápido. Medio atento a que nadie se acerque.
Minutos después se levanta y nos volvemos a besar mientras nos masturbamos mutuamente. Ella me hace acabar lanzando mi semen contra un paredón.
- Volvamos que nos van a ver.
- Espera que vos no acabaste y eso no está bueno - Le digo y la pongo de cara contra el paredón apoyándole mi bulto sobre su culo. La masturbo mientras que con la otra mano le apreto fuerte las nalgas. Nos besamos hasta que acaba en fuertes espasmos. Siento su culito apretarse ante su orgasmo.
- Me quedé con ganas de seguirla, queda para la próxima - me dice y volvemos abrazados. Nos pasamos el MSN prometiendo seguir en contacto y tener mas encuentros.
Quedamos medio apartados franeleando el resto del recital.
Es en uno de La Vela Puerca donde conozco a Abigaíl. Petisa morocha de piel trigueña y ojos verdes. Labios bien carnosos que invitan morderlos. Uñas pintadas de negro y las muñecas llenas de pulseras. Calza blanca bien cavada, como debe ser, y remera batik atada bajo las tetas con un nudo. Claro que el típico flequillo rolinga está presente. Está con su grupo unos pocos metros mas adelante del mio. Le miro el culo tambaleándose de acá para allá mientras apoya su peso en una y otra de sus piernas. Todavía faltan unos minutos para que arranque el recital y la gente empieza a pedir la salida de los músicos a los gritos.
En eso se da vuelta y me pesca mirándole el culo. Yo me encojo de hombros y levantando las cejas le hago entender que es lógico lo que estoy haciendo. Vuelve la atención a su grupo pero se incorpora de tal manera que el culo queda mas redondo y paradito. "Alta magia" empieza a sonar con fuerza arrolladora y enseguida se arma el pogo. La gente se comprime. Ella salta y grita, pero cada tanto mira para atrás. Me mira unos segundos y vuelve a gritar y saltar. Con mas que evidentes señales me voy acercando abriéndome paso entre la multitud. Queda detrás de ella y lo nota. Percatada de mi presencia se tira hacia atrás y me apoya el culo en el bulto mientras sigue gritando. la gente nos empuja de un lado y otro así que nos agarramos con fuerza y franeleamos. Ella tira los brazos hacia atrás y me rodea la cintura. Yo la tomo por la parte baja de su vientre casi donde comienza la tanga. Somos dos bailadores de bachata calientes en medio de un pogo de ska/rock. Los temas van pasando mientras nosotros nos vamos alejando de nuestros respectivos grupos.
Sacándome del gentío me lleva lejos, al abrigo de las sombras nocturnas. Lejos incluso del personal de seguridad que patrulla.
- Estoy re caliente - Dice Abi.
- Si, lo noto, estás re fuerte guacha - Hablo entre beso y beso. Nos mordemos con pasión.
Besos de pendejos calientes; lejos de la mirada de los padres jugando a ser adultos. Nos comemos cuello, orejas y labios. Las manos no dan a basto para los trabajos que les encargamos. Le meto mano por adentro de la calza y le toco la concha que está empapada. Una mezcla de sudor, vello y flujo empapan su calza atravesando su tanguita.
- ¡Ay! ¡Si así dale! - Exige placer.
No tenemos mucho tiempo y lo sabemos. Abi, mas osada, libera mi miembro bajando el cierre de mi jean y me masturba fuerte. Tiene la adrenalina de una adolescente desatada. Arrodillándose se lo traga y empieza a succionar. Yo la agarro de los pelos, inspirado en las películas de trasnoche que pasan por el cable, y le cojo la boca fuerte y rápido. Medio atento a que nadie se acerque.
Minutos después se levanta y nos volvemos a besar mientras nos masturbamos mutuamente. Ella me hace acabar lanzando mi semen contra un paredón.
- Volvamos que nos van a ver.
- Espera que vos no acabaste y eso no está bueno - Le digo y la pongo de cara contra el paredón apoyándole mi bulto sobre su culo. La masturbo mientras que con la otra mano le apreto fuerte las nalgas. Nos besamos hasta que acaba en fuertes espasmos. Siento su culito apretarse ante su orgasmo.
- Me quedé con ganas de seguirla, queda para la próxima - me dice y volvemos abrazados. Nos pasamos el MSN prometiendo seguir en contacto y tener mas encuentros.
Quedamos medio apartados franeleando el resto del recital.
4 comentarios - Rolinga en un recital
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