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Reencuentro con mi compañerita de jardín

Confesión de un usuario anónimo.

Antes de siquiera empezar me urge la necesidad de confesar.

- La idea de dar exposición sincera frente a un público ajeno a mi; abriendo mi mente, recuerdos y pasado a personas que no conozco me resulta extraño.

- No comprendo aún del todo cual es mi objetivo al empezar a contar mis experiencias. Por lo general soy mas bien de planificar mis pasos. Pero acá estoy, sin proponerlo, dejar por escrito mi pasado.

- Algunas pocas cosas que voy a contar van a estar ligeramente cambiadas, otras tantas son exactas.

- Mi nombre real no es Federico, es un alias que utilizo desde que soy adolescente para mantener en el anonimato determinadas prácticas. Nada relacionado a la combustión de infantes en sacrificio a dioses paganos. Pierdan cuidado. Hablo de la vida de familia común y corriente.

- No se bien si mis experiencias van a ser eróticas, porno o de simple lectura corriente. No es algo que hoy y ahora me proponga volcar hacia una u otra categoría. Se irá viendo con el correr de las palabras.

- Por último y no por eso menos importante, debo contar que el eje principal de mi inclinación a ésta práctica es mi musa Maritainfiel. Es por ella y por sus relatos que se despertó en mí un deseo de querer volcar mis vivencias, Un poco en hobby y otro poco en catarsis. Así que a ella le doy un largo, fuerte, claro y alto ¡GRACIAS! Y a todos aquellos que aún no la conozcan los invito con ahínco a pasar por su perfil. Les aseguro que los va a enviciar.

Sin mas preámbulos; el relato.


Vi en una película una escena en la que al protagonista le preguntaban ¿Cual es el primer recuerdo que tienes? Esta pregunta es la que me lleva a escribir éste primer relato. Mi primer recuerdo.... Lo pienso mucho y tras forzar la cabeza intentando arbitrariamente llevarla de un lado a otro pasando por el terreno de la familia, vacaciones, madre y amigos; invariablemente vuelvo a la misma secuencia. Mas concretamente a ella: Bárbara. La primera chica que me gustó. Mi compañerita de jardín.
Fue cuando me di cuenta de algo certero, marcado a fuego. Me gustaban las mujeres. Me iban a gustar todo tipo de mujeres, pero mas concretamente, ella me condenó a mi perdición por las rubias. Ella era rubia hasta el cansancio. Y así fue como ella me enloqueció de amor.
Ustedes dirán: ¿Que sabe un pendejito de cuatro o cinco años de amor? No me pregunten a mi, no tengo la respuesta. Solo sé que tengo el recuerdo tan vívido de mi bobera por ella.
Sin hacerla muy larga; que en dar detalles soy mandado a hacer. Les digo que el recuerdo, mi primer recuerdo toda la vida es éste: Sentados en ronda; mis compañeritos y yo. Y ella enfrente mío. A pesar de ser el protagonista de la historia, ella no me daba pelota en lo mas mínimo. Concentraba toda su atención en la maestra siendo una excelente alumna y demostrándolo en el resto de los años que fuimos compañeros. Yo obnubilado por la primera escenificación de una fémina de mi edad a la que registraba. Me levanté, me acerqué sin pudores, no existen tales cosas a ésa edad, y quedé parado adelante de ella para verla mejor, sin entender quién o qué es. De fondo los gritos de mi madre.
- Fede. Fede! Deja a la nena tranquila. Andate a tu lugar ya. - De fondo vi a los padres de los demás chicos riéndose. Mi madre con el rostro de acero. - A tu lugar, te digo!
Sin comprender mi error volví a mi lugar.
Los años siguientes fuimos compañeros de grado y la historia no cambiaba demasiado. Yo medio que me le acercaba sin saber qué hacer y ella jamás me registraba. No porque se hiciese la superada, simplemente no me registraba. O eso creía yo. Le gustaba un petiso bastante agrandado que se llama Guido y siempre hubo un histeriqueo medio de pendejos en los años que compartimos curso. Fue en 4to grado que yo repetí, que le perdí el rastro.
Hasta que la vuelvo a ver. Es en la casa de un amigo del primario, Claudio, donde hace una juntada con varios de aquella época. Un asado del reencuentro o algo así me dijo. Doce años pasaron sin saber de ella y cuando la veo la reconozco enseguida. Está hermosa. Cara de mujer, con la misma esencia. Aniñada en su justa medida. Ojos celestes casi grisáceos. Labios siempre dispuestos a una sonrisa dejando al desnudo dientes perlados. Onda hippie. No está vestida para matar, no lo necesita ni le importa. Tiene un buzo de lana holgado tejido croché de colores pastel. bermuda de jean y zapatillas baratas. Sencilla, libre, dulce. Por sobre todo me hipnotiza su pelo. Rubio como siempre pero ahora con accesorios de una vida transcurrida. Mas mundanal. Lleva el pelo con flequillo recto y a media frente, lacio y brilloso. De su nunca caen una serie de rastas que le llegan a la parte baja de la cintura.
Yo estoy en la parrilla acompañando a mi amigo que, además de ser un excelente anfitrión, es igual de excelente haciendo asados. Me estoy clavando un re choripan cuando oigo detrás mío.
- ¿Fede? - Me doy vuelta masticando como un pelotudo - ¡Hola! ¿Te acordás de mi? - (Pf! que no).
- ¡Ah! Hola ¡¿como estás?! Tanto tiempo, che. Que alegría.
Sabía que ella iba a ir, mi amigo me contó. Pero no tenía idea la hora. Estuve un rato haciendo facha con un vaso de algo cerca de la puerta. Cayeron todos menos ella. Cuando voy a hacerle compañía a Claudio justo cae.
- Che, ¡que buena pinta tiene la pile! - dice ella.
- Y metete si querés - Le ofrece Claudio - Trajiste para meterte como te dije, ¿no?
- ¡Obvio! Con el calor que hace.
Y sin mucho protocolo se saca el buzo, la bermuda de jean y queda en un bikini naranja. Tiene la piel bronceada y un piercing en el ombligo. Con el correr de la noche me contaría que estuvo de vacaciones no recuerdo por donde.
Se tira de bomba. Nada con el pelo alborotado y sonriendo. Cada cosa que hace me fascina. Claudio sugiere que vaya con ella, que el asado tenía para un rato mas todavía. Vuela el choripan a la mierda y me acerco a la pileta.
- ¿Te puedo joder un rato? Con el calor que hace está tentadora la pile.
- ¡Si, dale metete! - Ella es todo pasión.
Ya juntos, aclimatados y solos nos ponemos al día. Hablamos mucho, tomamos otro tanto. Me entero que estuvo en varias relaciones pero solo dos fueron serias. Viajó de mochilera por casi toda la Argentina y alrededores. Vivió un tiempo en El Bolsón y que había vuelto para Capital porque quería cambiar de aires y ver a la familia. Que estaba estudiando musicoterapia y que trabajaba dando clases de ritmos latinos. "Laburo re piola"según palabras de ella. Seguimos hablando del pasado y el presente. Se ríe mucho, desconozco si es por el alcohol o una particularidad suya. Cual fuese me da igual, me encanta.
- Sabes che. A mi me re gustabas cuando estábamos en el colegio - Las palabras se me escapan solas, tomaron forma en mi corazón mas que en mi mente y se lanzan involuntariamente hacia sus oídos. Ella me mira con una media sonrisa, lo sabía desde aquella época, Siempre lo supo.
- A mi también me gustabas. O sea, eras re lindo pero medio quedado jajaja - Se ríe. Me hace reír.
- Si, que se yo. Tenía nueve años, ¿que te podía decir? ¿Te iba a decir que el hijo de Vegeta lo mató a Freezer al toque? - Nos volvemos a reír con mas ganas. El alcohol hace su efecto.
- ¡Fue un re capítulo ése! - Se acerca mas a mi.
- ¡La puta madre! ¿Como nunca se me ocurrió que la piba mas linda del colegio también era la mas copada y miraba Dragon Ball? Me tengo que sacar esa mala costumbre de no preguntar.
- ¿Me querés preguntar algo ahora? - Me lo dice tan cerca que siento su aliento suave con sabor a menta mezclado con los tragos dulces que tomó.
No hace falta hablar mas. Nos besamos con pasión, nos mordemos los labios y la lengua. Pasa sus brazos por detrás de mi cabeza y nos pegamos. Mi palma están en su espalda; sobre el nudito de su bikini. Con el otro brazo la envuelvo desde su cintura y la subo sobre mi. Ella me abraza con sus piernas. Es un beso que salda una deuda, saldo una deuda conmigo mismo. ¿Ella consigo misma? No importa ahora. Ahora importa que ella está sentada sobre mi, contorsionándose, buscando fricción entre nuestros sexos separados por diminutas capaz de tela. Su boca. Su boca no se detiene. Me besa el cuello, muerde mi oreja y vuelve a mi boca. Caminando hacia atrás me recuesto sobre los escalones de la pileta. Se baja de mi y de un tirón me saca la bermuda dejándola a la altura de mis rodillas. Vuelve a montarme y, corriéndose hacia un costado la pieza del bikini se clava en mi. Y grita. Da un sonoro grito de placer. Un arrebato de cordura me lleva los ojos hacia la puerta que conecta la casa con el fondo. Los vidrios están cerrados y adentro nadie parece percatarse. La música tapa todo. Vuelvo a ella. Vuelvo a Bárbara. Me levanto de los escalones y la penetro de pide. Con ella abrazándome con piernas y brazos. Su cuerpo quema aún en el agua fría.
- ¡Estoy cerca! - Me dice.
Aumento las embestidas con los ojos cerrados. Y es ahí que escucho la puerta de vidrio abriéndose.
- ¡Ay! ¡Perdón. Perdón, perdón! - Es Luciana. Otra antigua compañera de curso con la que casi nunca tuve trato. Pero es amiga de Bárbara. Se queda de pie viéndonos, sin irse.
- ¡No pasa nada, boluda! Está todo bien - Bárbara se lo toma con humor. Tiene una alegría imperturbable que contagia. Yo me sentía entre avergonzado, y embroncado con el polvo a punto.
Ella se acomoda el bikini y sale de la pileta. Le dice algo a la amiga en el oído.
- Dale, dale - Le dice Luciana y se va.
Bárbara me mira y me llama con la mano. Como puedo me acomodo la erección en el traje de baño.
Vuelve Luciana con dos toallones.
- Arriba está libre, pasen que los cubro.
- ¡Gracias diosa, te debo dos! - Le dice Bárbara y le da un beso en la mejilla.
Ya en una habitación de arriba nos besamos mas tranquilos y relajados. El amparo que da una vuelta de llave es complicidad. Nos desnudamos uno al otro. Nos comemos con las manos. Me empuja sobre la cama y me besa el vientre. Baja sin prisa. Deja al descubierto la cabeza del pene y comienza a lamerlo y succionarlo. Cada vez con mas ritmo. No deja de mirarme a los ojos. Con la otra mano me acaricia los testículos.
- Quiero leche - Dice y me intoxica la cabeza.
Me levanto y la acomodo arriba mio para hacer un 69. Comienzo a degustar su vulva mojada. Está caliente y viscosa. Me deleito en sus jugos mientras ella me masturba y mantiene el glande en su boca. Acabamos juntos. Ella me acaba en la cara y yo eyaculo en su boca. Nos quedamos en esa posición un rato hasta que la doy vuelta y nos recostamos abrazados. No hablamos, simplemente nos damos muestras de cariño. Besos acá y allá. Mimos en todo el cuerpo, Y nos volvemos a besar. Ésta vez yo voy arriba y ella me recibe con las piernas abiertas. Me masturba con facilidad mientras yo le muerdo los pezones. Teniendo la erección deseada me direcciono entre sus labios vaginales y la penetro. Entra profunda y firme. Me abraza hacia sí y nos fundimos en sudor, flujo y pasión. Hacemos el amor durante un buen rato, sin cambiar la posición.
- Acabame adentro, dale - Me dice mirándome a los ojos. La observo pensando lo que ella ya sabe y me afirma con la cabeza. Y acabo. Acabo yo y ella atrás mío. Nos quedamos abrazados disfrutando la calma del polvo que nos debíamos hace años. Nos levantamos y nos duchamos juntos.
Cuando bajamos el asado ya está frío y todos están sentados. Nos miran y simulan un brindis a las risas. Yo soy bastante tímido y pudoroso. Bárbara se ríe. Siempre se ríe y me lleva de la mano a la mesa. Nos sentamos, ella junto a su amiga Luciana que se dan un abrazo. Yo quedo entre ella y la cabecera donde está Claudio que sonríe mientras come viendo el plato.
- ¡Que hijo de puta, Fede! ¡Mira que yo intenté y nunca se me dio, eh! - Cuando miro quién habla es el petiso Guido.


Bueno damas y caballeros, les pido disculpas si es muy extensa y me voy por las ramas dando detalles. Soy detallista, lo tengo claro. Solo que a veces no sé que tanto. Si les gustó me alegro mucho, Si no les gustó leo sus constructivas críticas con mucho interés. Soy muy abierto a escuchar opiniones y consejos.

Esta es la primera experiencia que escribo y que también publico. Así que hoy al ser día de primeras veces supongo que descorcharé una sidra para festejar con mi esposa, aunque sea un festejo personal y secreto. Si, soy casado. Pero eso quedará para otras historias.

4 comentarios - Reencuentro con mi compañerita de jardín

omar698 +1
Excelente relato.
Este es nuevo o lo tenias entre los que se borraron?
Fedepatan
Este ya lo tenía, fue el primero. Mi idea es ir subiendolos en el mismo orden
Elburrovergon +1
Buenisimo seguila asi... y te casaste con ella che?
Fedepatan
No no, con ella después del primario perdí contacto hasta ser adultos. Me casé con otra amiga de toda la vida
Pervberto +1
Un retorno celebrando un reencuentro. ¡Cuánta simetría poética!
Fedepatan +1
Al fin puedo volver! Se extrañaban sus comentarios.
pacificlupus
Relectura, gusta y calienta como la primera vez que lo lei. +10