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Malena 1

Era tarde, estaba muy cansada y había quedado sola en su sector desde hace por lo menos una hora. Hacía semanas que venía haciendo horas extras para terminar un trabajo que no parecía llegar a ningún lado. Entonces Malena decidió dejarlo para el próximo día, quería llegar a su casa, relajarse y estar con sus mascotas.
Apago su computadora, se hizo un último retoque en el baño, le gustaba verse bien, gustarse a sí misma. En especial humedecer y colorar un poco esos labios carnosos que tanto destacaban.

En el ascensor se cruzó con Dante, un compañero apenas unos años más joven con el que siempre se llevaron bien, aunque percibía que detrás de su perfil serio y callado ocultaba una vida o unos pensamientos más lujuriosos seguramente. Lo notaba por sus miradas, que aunque tímidas estaban cargadas de tensión y deseo. Mantuvieron una charla típica de espera de ascensor y fin de jornada. Ese día lo noto más suelto, sus miradas eran menos disimuladas y directas hacia su escote.

Vale mencionar que sus senos eran muy grandes, y cuando se relajaba se aflojaba un poco la ropa para sentir un poco más de libertad. Había liberado dos botones de la camisa y asomaba un sugerente escote que dado el buen volumen de sus senos resultaba difícil no ser una tentación. En especial para Dante que tantas veces había fantaseado con ella, aunque ella no lo supiera.

“Uy perdón, me olvide como tenía la camisa” dijo ella entre divertida y coqueta. A lo que Dante le dijo que no importaba que de hecho se alegraba de que así fuera. En otro momento le hubiese molestado, pero se sentía con ganas de provocar y jugar ese día Malena. Sabía lo que podía causar en los hombres.

Dante llevaba consigo un vino que le habían regalado, de una cosecha bastante añejada que pensaba guardar para una ocasión especial. Ella en cuanto vio ese vino, le trajo buenos recuerdos de alguna noche casual de desenfreno, y reparo que entre trabajo, encontrarse soltera y otras responsabilidades hacia bastante que no tenía una noche de esas. A Dante nunca le había prestado atención la verdad porque tenía novia, nunca lo miro con ojos de deseo, pero hoy particularmente lo encontraba atractivo. Quizás era la falta de sexo, quizás era la posibilidad de lo prohibido, quizás los recuerdos que les traía ese vino, quizás el la camisa y perfume que traía el, o quizás todo eso junto.

Entonces, le pregunto si lo esperaba una noche especial que tenía semejante vino, a lo que Dante apesadumbrado que ojala así fuese pero no, que era un regalo y tocaba guardarlo para una ocasión especial y esa noche no iba a poder ser ya que su novia tenía otros planes.

Malena quiso jugar un poquito con una indirecta, le dijo que era una lástima ya que la noche se prestaba ideal. Era primavera y es verdad que estaba ideal, harían entre 18 y 20 grados, la temperatura perfecta para disfrutar una copa. Dante percibió esa indirecta  o quiso que así sea, el caso es que retrucó diciéndole: “eso tiene solución, si a vos te gusta el vino lo puedo compartir con vos”.
El pensó que quedaría en esa simple frase, que ella respondería con una humorada y ya. Pero lejos de eso ella le respondió: “planes no tengo, y me vendría bien una charla de balcón”
😨 ¿En tu depto entonces?
M: A las 9

Se abrió la puerta del ascensor, se despidieron y cada cual por su camino, sin testigos de esa “inocente” charla que prometía una noche larga. O al menos sin testigos es lo que ellos creían.


Cada quien en su casa, tuvieron tiempo de bañarse y prepararse para lo que ambos presentían no iba a ser una simple charla de balcón.

Con una puntualidad de reloj suizo estaba Dante a las 9 en la puerta del edificio, estaba ansioso, siempre había fantaseado en secreto con Malena en diversas situaciones, no estaba seguro que pasara nada, pero se tenía fe.

Ella lo recibió y lo hizo pasar, estaba simple pero no menos sexy, una pollera gris con detalles en negro, y una musculosa blanca que resaltaba su busto. El una camisa gris y un jean algo ajustado.
Mientras los acompañaba como música la increíble voz de Nina Simone, comieron una picada en el balcón degustando el riquísimo vino, charlando de cosas banales, y otras no tanto, un tanto más personales, que demostraba que ninguno de los dos estaba muy satisfecho actualmente su vida íntima.

Con el correr de la charla el vino se terminó, pero estaban a gusto con la charla y todavía era temprano. Ella demostrando ser una caja llena de sorpresas le preguntó si le gustaba el whisky, porque tenía un Chivas 15 años que también estaba esperando compartir.

Le señaló la repisa donde estaba la botella y que los sirviera, con un solo hielo para ella. El accedió gustoso, sintiéndose cómodo. Malena se quedó pensativa apoyada en la baranda del balcón, mirando la ciudad desde el 8vo piso en que se encontraban. Se debatía internamente, si debía o no pasar algo, se estaba sintiendo cómoda, deseada, sexy, y con ganas de portarse un poco mal también.

Dante camino al balcón no podía creer que por fin se encontrara en una situación así con ella, y la vio tan pero tan sensual, que supo que tenía que arriesgarse. Con la mano fría por el vaso con whisky le acaricio un brazo, que a ella le hizo sentir un escalofrío, y no tanto por el frio.
Tomaron un par de tragos, estaban desinhibidos y la tensión sexual se sentía en el aire. La situación se repitió, ella se asomó a la baranda, pero esta vez el fue detrás de ella, quedaron juntos, le corrió el pelo y  le dio un suave beso en el cuello que fue el desencadenante de todo.

Ella dejo de resistirse a su debate interno, se giró y se fundieron en un beso intensísimo, en pleno balcón, sin siquiera preocuparse de quien pudiera verlos. El beso se transformó en una lucha por demostrar quien besaba mejor, quien jugaba mejor, apenas usando los dientes para morder muy suavemente, de una manera lujuriosa. El la volteo, la hizo apoyarse en la baranda, para apoyar esa cola con una ya más que prominente erección, volvió entonces a separar el pelo con una mano, para liberar ese cuello que ansiaba ser besado, mientras la otra mano se acercaba a lo mas deseado por Dante, esos pechos que parecían querer romper la musculosa blanca.

Malena se mordía los labios fruto de la excitación, y emitía pequeño sonidos de goce. Si hay algo que la erotizaba eran los besos en el cuello y que jugaran con sus tetas. Además sentía a través de su pollera tan fina un pene que prometía ser interesante.

En seguida llevo su mano hacia atrás, quería sentir esa dureza en su mano, mientras Dante ya pensaba el próximo paso, era arriesgado, prohibido pero excitante, quería hacerlo ahi, en esa posición a la posible vista de vecinos curiosos.

Fue entonces que metiendo las manos por debajo de la pollera, comenzó a sentir esa cola tan pronunciada y carnosa que incitaba al pecado, protegida por una tanguita negra que se perdía en semejante cola. Comenzó a bajársela, mientras ella se quejaba levemente de que no debían seguir ahí. Por un lado pensando en que podían verla pero por otro presa de un deseo lujurioso extremo.

Vencida por este último sentimiento dejo que Dante se colara por debajo de su pollera, y ahí fue que empezó a realizar el que sería uno de los mejores sexos orales de su vida. Ella con una mano apoyada en la baranda y la otra levantándose un poco la falda para facilitarle la tarea, recibía un maravilloso trabajo de labios y lengua en su vagina, en especial en su clítoris. En seguida incorporo al juego primero uno luego dos dedos para empezar a masturbarla mientras su lengua ya jugaba en esa maravillosa cola.

Eran tantas las ganas y tensión acumuladas por días que se relajó y dedico a disfrutar el inminente orgasmo que, luego de unos minutos de apasionado trabajo de Dante, estaba alcanzando. Un merecido orgasmo para tanta sensualidad acumulada en ese cuerpo, que acallo tapándose la boca para no ser escuchada y despertar curiosos, si es que todavía lo no habían hecho.


Cuando pudo recuperarse de semejante orgasmo se buscaron en un nuevo beso, lascivo, carnal y agarrando a Dante por la camisa lo fue conduciendo adentro hasta sentarlo en el sillón.
El le pidió que se sacara la ropa pero no los zapatos ni la tanga. Le hizo caso y él no podía creer lo que veía, era un cuerpo tentador en exceso, los pechos querían salirse del sujetador, y la tanga se perdía en esas curvas. Así fue que se arrodilló y totalmente excitada quiso devolver el favor.

Mientras volvían a besarse ella le abría la camisa luego el cierre del jean, para meter la mano adentro, estaba curiosa por sentir que guardaba ahí dentro Dante, y no se equivocaba cuando pensó que prometía ser interesante.
Empezó a tocar por dentro una gruesa verga y se dio cuenta que no le alcanzaba  la mano para abarcarla, por eso no aguanto mucho y le hizo sacar el jean, para luego de un beso empezar a bajar por el pecho, el abdomen hasta por fin llevársela a la boca, Primero con unos besitos juguetones, divertidos, para después en un primer intento meterse media pija en la boca. Y se sintió llena excitada, sobre todo al ver lo que su habilidad provocaba y es que lo tenía a Dante casi retorciéndose del gusto. A continuación supo que era el momento de jugar con una de sus armas mortales.

Libero a sus preciosos y enormes senos del yugo del sujetador, y mirando con una sonrisa pícara y sensual ubico la verga de su amante entre ellos, gustándose y notando como Dante cerraba los ojos y gemía del placer y morbo de la situación.
El volvió a abrir los ojos, justo para ver como Male dejaba escapar un poco de saliva en sus tetas para humedecer la zona y facilitar el movimiento. Era increíble ver como a pesar del buen tamaño de su pene, este lograba perderse por completo entre esos pechos.

😨 “Si supieras la cantidad de veces que me imaginé este momento Male”
M: “Ah si? Te gusta como juego con mis tetas?
D:”Uff, me estas volviendo loco, no me falta mucho…”
M: “La quiero en las tetas, toda!”…

1 comentarios - Malena 1

garcheskikpo +1
Buena historia, aunque sea el único comentando, necesito la parte 2 con caracter de urgencia jaja, van puntos
DanteGiuseppe
tarde, pero seguro, subida la 2da parte