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Entregando su mujer .......

Siempre tuve un especial interés por los trí­os, puntualmente por los trios HMH, y como siempre me intereso comencé a meterme en este mundo del Cuckold, para quién no lo sabe y hablando mal y pronto serí­a algo asi como un cornudo consentido, una pareja consumada donde el hombre decide ver como su mujer goza con otro hombre, a veces el hombre puede participar y a veces solo mirar, depende del caso. Investigando, buscando, hablando por chat con muchas personas me fui metiendo cada vez más en el tema, asi fue que conocí­ a Sergio, que estaba casado con Celeste, Sergio tení­a la fantasí­a de ver a Celeste con otro hombre, pero Celeste no estaba convencida, tení­a miedo, nervios, inseguridad, pero Sergio no podí­a quitarse de su cabeza la idea de compartir a Celeste, anhelaba verla gozar asi que no abandonó su idea, e insistio
, le llevo tiempo, dí­as, meses, casi un año, pero finalmente la convenció y el tercero en cuestión era yo. Previo al encuentro Sergio me comentó que debí­a avanzar despacio pero son firmeza, me contó algunos secretos de cosas que le gustaban mucho a Celeste, y me dió un dato que después resultó clave, "Celeste nunca toma la iniciativa, tenes que saberla llevar" Nos encontramos en Unicenter una noche de verano, de esas que la temperatura se mantiene alrededor de los 30 y se resiste a bajar, Sergio tendrí­a unos 40 y pico, y Celeste lo mismo, era una morocha hermosa, flaca, pelo lacio, una cara tallada por los dioses, facciones perfectas, llevaba puesto un vestido negro que llegaba hasta las rodillas, una mujer madura pero hermosa. Nos presentamos y subimos al auto para ir a un Bar a tomar algo y conocernos un poco mejor, ella se la veí­a muy nerviosa, pero Sergio se encargó de tranquilizarte, luego de una charla cordial y distendida y con un par de cervezas de por medio Sergio le hizo a Celeste la pregunta del millón: "Querés que vayamos a dar una vuelta los tres? Ella asintió con la cabeza, casi como resignada. Subimos al auto, ellos adelante, yo atrás, hicimos un par de cuadras y noto que Sergio me mira por el espejo retrovisor y me hace una seña, como diciendo: "ahora!" entonces me acerco a Celeste y comienzo a acariciar su brazo, muy suavemente, ella se inquita un poco pero se queda, asi que sigo acariciándola y me acerco al oido y le susurro que me gustaba mucho, que estaba muy excitado y comence a darle suaves besos en el cuello y su oreja, luego me acerque a su boca y sin más preámbulo la bese, la tome de la nuca y de reojo veo como Sergio le estaba tocando su entrepierna, continué besándola. En ese momento tome un rol mucho más activo y le ordené a Sergio que se detenga, era una calle muy oscura y solitaria cerca de Vicente Lopez, y decidí­ que las reglas del juego las iba a poner yo (sabí­a de antemano que Sergio iba a estar de acuerdo). Asi que le ordené a Celeste que se pase al asiento de atrás y a Sergio le dije: "Vos te quedas adelante, ahora tu mujer me va a atender a mi, yo te voy a ser cornudo, ok?" Sergio no respondió, se quedó agarrado al volante, mientras Celeste bajaba del auto y se subí­a al asiento de atrás. La bese un buen rato y baje lentamente hasta su entrepierna, y ante mi sorpresa ella abre las piernas, invitandome a pasar, le toco la vagina y estaba empapada, como si se hubiera volcado un vaso de agua. La bese un buen rato y le ordené que se quite la bombacha y el corpiño, ella lo hace de inmediato y mientras tanto saco mi verga afuera que estaba a punto de estallar, dura como una roca. Le digo a Sergio, ahora vas a ver como la puta de tu mujer se come mi verga, sabes? Sergio estaba mudo pero note como se tocaba por encima del pantalon. Ella sin pensarlo se zambulló sobre mi verga, estaba desesperada por comerla, se ve que le encantaba chuparla, yo la agarre de la nuca e hice que se la tragara toda ante la mirada incrédula de Sergio, que no podí­a creer lo que estaba viendo, mientras tanto yo le pellizcaba los pezones que se poní­an cada vez más duro, y cuando los tocaba emití­a pequeños gemidos de placer. Era una sensación increí­ble, esa hermosa mujer estaba completamente entregada y el cornudo de su marido no podí­a hacer nada para evitarlo. Le pregunte a Sergio si podí­amos ir a su casa y asintió con la cabeza, entonces le dije: "Maneja cornudo" mientras yo le chupaba los pezones a Celeste. Entramos a la casa, fuimos a la habitación, le pedí­ a Celeste que se recueste en la cama y a Sergio le dije: Vos sentate en esta silla, me acerco al oido y le digo: "Ahora quiero que veas como goza tu mujer con mi verga cornudo, mira como me la puso y lo golpeaba con mi verga en su camisa. Vuelvo a la cama, agarro de los tobillos a Celeste y de una vez la traigo hacia mi, le levanto el vestido y le devoro su vagina empapada con mi lengua hasta hacerla acabar. Luego de eso le pido a Sergio que se apoye en el borde de la cama, entonces pongo a Celeste en cuatro y la apoyo contra Sergio, y comienzo a penetrarla bien duro, Sergio podí­a ver y sentir como se moví­a el cuerpo de su mujer mientras la penetraba bien profundo. Asi la cogí­ un buen rato, pasamos por todas las posiciones, patitas al hombre, misionero, todas ante la incrédula mirada del cornudo de Sergio, creo que nunca vi gozar tanto a una mujer, hasta que finalmente le pedí­ que se de vuelta y termine acabando muchí­sima leche sobre la cola, le pedí­a Sergio que limpio la leche y asi lo hizo.

4 comentarios - Entregando su mujer .......

Si-Nombre
Excelente Post espectacular gracias por compartir
qoqopelado
Me encanta leer estos relatos que tambien me conciernen