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Hotel Limbo / Segunda Parte

JungKook puso la misma cara de desconcierto que tenía cuando mirábamos por la mirilla. Insistí:

-¿No sabes si es ella o no?

Él negó con la cabeza. Entonces propuse:

-¿Por qué no se lo preguntas?

Dudó un instante y tomó el celular que había quedado en el desayunador. Antes de escribir me dijo que no le preguntaría si era la chica rubia que nos había tocado la puerta, porque si no era, no quería darle la posibilidad de jugar con nuestra duda. Escribió y enseguida recibió la respuesta.

La respuesta era vacía y demostraba quién estaba teniendo el control de la situación. Necesitábamos más información para saber quién estaba jugando con JungKook, y eventualmente conmigo. Acerqué una silla, la giré, y me senté al revés, apoyando mis brazos en el respaldo. Él terminaba de ordenar los platos de la cena en el carrito donde los habían traído. Los sacó al vestidor a espera de que a medianoche los pasasen a buscar. Al entrar y cerrar la puerta, las flores blancas que adornaban la mesa dejaron caer algunos pétalos marchitos. Cruzamos unas miradas y le pedí que se sentase. Claramente mi postura era la de un interrogatorio.

Quería saber. Comencé por lo obvio: ¿Qué más recordaba de la chica de la fiesta? JungKook se sentó y resopló. La respuesta también era obvia: Su borrachera de aquella noche ya distante había borrado la mayoría de los detalles. No había alternativa. Había que reconstruir su escape lo mejor posible, cualquier cosa nos podría dar una pista.
Hizo un silencio y comenzó diciendo que para escapar de la casa de verano solo tuvo que utilizar una puerta de servicio, mientras que en su cama dejó dos almohadas simulando ser él completamente tapado. Sabía que había cámaras de seguridad en la entrada principal por lo que usó la ya mencionada puerta de servicio que daba a un callejón. De ahí retomó hacia el centro de la ciudad, buscando algún bar con buena música. Ya llevaba puestas unas gafas oscuras y una peluca ondulada con reflejos tornasolados. En algún momento siguió algún grupo de jóvenes e ingresó en la trastienda de un aparente local de ropa. Allí se ocultaba, tras unas paredes acustizadas, un alocada fiesta electrónica. A penas una barra y una pequeña pista con dos baños era todo lo que se necesitaba. Recordaba haber pedido un trago, pagar con efectivo y dirigirse a la abarrotada pista. Casi era imposible bailar, pero se las arregló para beber su trago.

Hizo una pausa, intentando ordenar la historia. Me dijo que estaba bastante seguro de que pidió otro trago luego de bailar solo un rato, ya que la música lo permitía. Y también estaba bastante seguro de que al intentar salir de la pista para ir por un nuevo trago, alguien lo tomó de la mano y le ofreció el suyo.

Nuevamente hizo una pausa. A partir de ese momento sus recuerdos eran nebulosos, pero prosiguió. Recordaba sentir el frío de un vaso de trago largo apoyado en la nuca y el calor de una lengua jugando con la suya. También el perfume dulce y especiado que sintió cuando le mordisquearon suavemente su oreja. La voz dulce y algo nasal, diciéndole algo de un regalo y un número de teléfono. La mano bajando por su pecho lentamente, al tiempo que volvía a besarlo. Las lenguas de nuevo rozándose. La mano metiendo algo en su bolsillo. Los besos ahora eran en el cuello. La mano seguía en el bolsillo y estaba acariciándolo, sintiendo su excitación.

Sentí mis mejillas coloradas. Las mismas que hacía no mucho tenía pegadas a las de JungKook. Él cerró los ojos, e interrumpió su relato mordiendo levemente su labio inferior. También tenía las mejillas ruborizadas. Podía jurar que el aire estaba más caluroso que antes. Bajé a penas mi mirada para notar su mano haciendo presión para disimular la excitación evidente. Subí la mirada y JungKook me estaba mirando. Llegó a esbozar algo parecido a un "Mañana sigo.. el relato.. voy a.. dormir"; la puerta de su habitación se cerró. Opté por irme a acostar. Mientras me desvestía noté que también estaba excitado. Sólo pude conciliar el sueño luego de haber recordado el relato con sus detalles. Podría jurar que escuché a JungKook recordar el relato también.

Desperté cómo si nada hubiese sucedido. Me dirigí al desayunador y el carrito con nuestra primera comida del día ya estaba ahí. Al igual que JungKook, con su cara demacrada, evidenciando una noche de muy poco sueño.

Me acerqué, tomé una taza y lo saludé mientras me sentaba a su lado. Me miró y a penas un susurro escapó de sus labios. Tuve que aguzar el oido para comprender que había dicho. "Recordé". Le pregunté qué. Y ya casi al borde del llanto me confío un: "Lo saben, lo saben". Obviamente yo no entendía nada, por lo que no tuve más remedio que inquirir por más detalles.

Se secó las lágrimas, y su gesto triste daba tanta ternura que no pude evitar que saliera de mi boca un "Kookie". Dirigió su mirada hacia mí e insinuó una sonrisa. Suspiró y dijo:

-Luego de que salí de la fiesta, caminé hasta el callejón dónde se encontraba la puerta de servicio por la que había salido de la casa de playa. Pero la puerta estaba cerrada desde dentro... Recordé entonces que ingresé por la puerta principal... Debo haber sido visto por las cámaras de seguridad. ¡Soy un idiota!

Rompió en llanto y no pude contenerme. Lo abracé y le dije que se tranquilizara, que tal vez había tenido la suerte de no ser descubierto. Lo besé en su cabello azabache y levantó su mirada. Su gesto era el de alguien que espera una solución mágica, la palabra justa que lo salve. Busqué y le dije:

-La chica existe. Y es muy probable que sea ella la que te envía los mensajes y te dejó las pastillas. Si hubiese sido alguno de los dos empleados de seguridad, te habrían querido delatar en el momento o extorsionarte en alguna oportunidad. Eso nunca pasó y quizás nadie haya visto esas filmaciones.

Mi pensamiento pareció convencerlo porque su rostro cambió en un instante y hasta se puso a desayunar. Lo acompañé, feliz de haber ayudado.

Si bien quedaban muchos días de encierro por delante, sentía que debíamos salir un poco de nuestra suite para despejar totalmente nuestras mentes. Le consulté a JungKook si quería ir a la terraza, a tomar un poco de aire. Aceptó de inmediato, por lo que le mandamos un mensaje a Jeong-Yang, nuestra secretaria que nos diría si teníamos disponible aquel sector. Respondió enseguida como siempre, y nos dijo que teníamos disponible el último turno del día, antes de la cena. Ya más relajados, nos dispusimos a ensayar algunos arreglos de coros de un tema de nuestro próximo disco y el día transcurrió sin sobresaltos.

Cerca de las 20hs nos dirigimos a la terraza por medio del ascensor. Existía toda una logística para que en ningún momento nos cruzáramos con ningún otro miembro del grupo ni con los empleados del Hotel, con nuestra secretaria o la seguridad de la banda. Además todo estaba sincronizado para que siempre estén higienizadas todas las áreas comunes. Al llegar a la terraza, ingresamos por el gimnasio y además del olor a desinfectantes, pudimos sentir el saludable olor del aire puro. Nos sentamos en unas reposeras cercanas a la pileta y nos quedamos contemplando el cielo estrellado. La suave brisa agitaba las hojas de las palmeras que nos rodeaban. Era perfecto.

Kookie rompió el silencio. Me agradeció por haberlo ayudado a pensar más fríamente las cosas. Y remató con un: "Amo tener un amigo con tú". Quería abrazarlo pero sólo sonreí y le dije que sentía lo mismo. Agregó que también le daba vergüenza haberse excitado contando el relato. Le dije que no se preocupara por ello, que lo entendía. La luna nos iluminaba transformando todo en plata. Aquella terraza era el paraíso. Decidimos divertirnos un rato en el gimnasio hasta que fuese la hora de la cena.

Bajamos totalmente transpirados luego de la rutina. Nuestra comida ya estaba en el carrito junto a la puerta. Cuando entrábamos nuevamente a la suite, tropecé con un sobre en el piso. Absolutamente blanco. Lo tomé y lo miré a trasluz. En su interior su había un papel doblado. Lo abrí con cuidado, bajo la atenta mirada de JungKook. El aire estaba caluroso nuevamente, como si se hubiese descompuesto la calefacción del subsuelo. El papel dentro del sobre solo tenía tres palabras: "Me gustas mucho".

Nos miramos pensativos. ¿Seria la chica rubia y angelical del servicio la que había dejado la carta? ¿Era también quién había besado y mensajeado a JungKook?

Su celular sonó desde la habitación. Le había llegado un WhatsApp. Lo leímos juntos:

Lo leímos juntos:


Hotel Limbo / Segunda Parte


Antes de que llegásemos a preguntarnos si "Quiero jugar contigo" estaba relacionada con la carta y su declaración, comenzó a sonar nuevamente el celular que JungKook sostenía en su mano.

Me miró fijamente, mostrándome la pantalla.


homoerotismo


Amagué a irme, pero me detuvo. Rápidamente me dijo que tenía que estar ahí para descifrar entre los dos quién era. Atendió la llamada y la colocó en altavoz. Una tenue voz preguntó del otro lado:

-¿Estás solo?

JungKook me miró fijo, dispuso su dedo índice sobre mis labios y le dijo que sí. Mientras lentamente alejaba su dedo de mi boca, del otro lado celebraron su respuesta. La voz me resultaba conocida. ¿Sería de la chica rubia del servicio?

-¿Por qué el misterio?- inquirió mi amigo.
-Porque es más divertido- le respondió.
-¿Puedo saber tu nombre al menos?
-No. Pero puedes llamarme Abraxas.
-¿Cómo las pastillas?
-Asi es. ¿Aun las tienes?
-Sí. ¿Las quieres?
-¡No!- Respondió la chica mientras reía.- Son para tí, cuando nos veamos tomarás una.
-¿Cuándo nos veremos?
-Más pronto de lo que crees, Gguk...

Mis sospechas de que era la chica del servicio eran cada vez más fuertes. Noté lo transpirado que estaba. El aire estaba realmente caluroso. Me disponía a abrir una ventana cuando JungKook me tomó de la mano para no hacer ruido. Quería que me quedara ahí. La voz prosiguió:

-Aún recuerdo la última vez que nos vimos. Estabas fogosamente ebrio.
Gguk, tragó saliva y respondió: -Me arrepiento mucho de mi estado, y espero no haberme sobrepasado contigo.
Nuevamente la chica se rió: -Hubieses tenido mi consentimiento.- Dijo, y agregó: -¿Recuerdas algo de mí?
Mi amigo cerró los ojos intentando recordar algo más, pero dijo lo que ya sabíamos: recordaba su pelo suave, sus manos pequeñas sosteniendo un trago frío en su nuca, el calor y el sabor a alcohol de su boca...
Se detuvo, y la voz dijo como si fuese un jadeo: -¿Qué más?
-Recuerdo que me mordiste el labio suavemente y eso me gustó. También recordaba tu voz, se escucha igual de hermosa en el teléfono. Me gustaron los besos en el cuello y tu mano acariciándome.
Abraxas, cómo había pedido que la llamásemos, suspiró y confesó:
-Te dejé el regalo en tu bolsillo porque tenía miedo de que lo perdieras... Aunque me costó meter mi mano allí.
Ambos rieron pero JungKook estaba con las mejillas coloradas, del pudor o de la excitación. Yo estaba igual.

-Te dije en el oído que te hablaría por teléfono y que te dejaba un regalo- Mi amigo golpeó su frente con la mano, aquella que hasta hace dos segundos cubría su short de entrenamiento. Siempre pensó que ella le había dejado su celular anotado, y que él lo había perdido. Su borrachera había sido importante... y seguía siendo un misterio como ésta chica tenía su teléfono. Abraxas continuó:

-Mientras besaba tu cuello perfumado, fui acariciando tu pecho, ¿lo recuerdas?. Bajé por tu vientre y pude sentir tus abdominales y tu calor. Al intentar meter la mano en tu bolsillo, noté que estaba casi lleno pero pude hacerme lugar y sentí todo el calor en mi manito. Mis dedos se deslizaron por las venitas que se marcaban a través de la tela interna del bolsillo, hasta llegar al extremo hinchado y húmedo. Decidí jugar ahí, y a medida que aumenta los besos en tu boca y el cuello, mis mano más se mojaba. ¿Estás excitado?

JungKook asintió tartamudeando.

-Quiero ver.- Dijo Abraxas y colgó.

Mi vista estaba en blanco pero cuando hice foco noté a mi amigo sacándose una selfie. Protestó y me pasó su celular, acusando que la manos le temblaban demasiado para fotografiarse. Dudé pero me hizo una seña de que me apurara. Apunté lo más cerca posible para que pareciese una selfie y saqué la foto. Le devolví el teléfono y el respondió el nuevo mensaje que le habia llegado. En seguida obtuvo respuesta:


JungKook


Ambos nos miramos. Estábamos muy excitados, con las caras rojas, los cuerpos transpirados y las entrepiernas aprisionadas. Tenía que liberarme..

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