Nunca tuve problemas de contarle a ella que había tenido experiencias con algún hombre. Le gustaba que le cuente cuando, en algún masaje las cosas se ponían calientes y terminábamos apasionadamente incendiando nuestras pieles, pero a ella los relatos no le fueron suficientes y entonces le empezó a gustar la idea de presenciar alguno… A mí la idea me encantó, pero había que buscar la persona indicada, especialmente sabiendo que Vanesa tenia serias intenciones de sumarse a nosotros en un muy caliente trio. Todos mis clientes son muy reservados, muchos son casados y otros no le interesaría la idea de sumar a una mujer. Por suerte me acordé de Cesar, treinta y algo de años, buen cuerpo, profe de tenis, y con alguna experiencia en este tipo de juegos, seguramente él era el indicado. Lo llamé y le conté, le encantó la idea, solo quedaba ponernos de acuerdo con la fecha y la hora….¡El plan estaba en marcha!!! Llegó el esperado día, Cesar, ansioso, vino temprano, eso sirvió para ponernos de acuerdo en algunas cosas y que el show sea bueno y caliente. A él no le excitaba mucho jugar con su cola y a mí tampoco, no habría penetraciones entonces, pero todo lo demás le encantaba y eso haría poner muy loca a ella. Llegó Vanesa y luego de las presentaciones fuimos al lugar donde sería el encuentro, mi gabinete de masajes. El lugar con la suficiente intimidad para poder jugar tranquilos. La camilla no sería lo adecuado, de a dos es fácil (uffff…si mi camilla hablara…..) pero de a tres no entraríamos cómodos, jajá así que preparé el tatami, almohadones y demás para estar muy cómodos y con mucho lugar en el piso. Tenía unos porrones de cerveza en la heladera y les convidé a mis amigos, tomamos y charlamos un rato para distendernos un poco. Vane se había acomodado en un silloncito que tengo en el gabinete y con Cesar nos habíamos sentado en el piso, en los almohadones. Vanesa tenía una pollera de jean, bastante corta y una remera escotada que destacaba ese hermoso par de tetas que tiene y que te hace desear estar todo el tiempo entre ellas besándolas. Obviamente Cesar no podía quitar la vista de ese escote, pero ahora, desde nuestra perspectiva del piso, sus piernas se veían bellísimas, y cada vez que se movían nuestras miradas estaban expectantes para lograr ver su lugar más íntimo… Pero ya era tiempo de ir a la acción y mientras charlábamos comencé a acariciar a Cesar, en sus hombros, su nuca, como masajeándolo suavemente, besé su cuello y miré fijo a Vane, el brillo de su mirada me dijo que estaba muy caliente porque iba a presenciar algo de lo que fantaseó mucho pero que creyó que nunca iba a ver. Besé el cuello de Cesar, su rico perfume me embriagó, me fui acercando a su boca y la besé con mucha pasión. Abrazados y acariciándonos caímos sobre el tatami, me puse sobre él y le saqué la remera, hice lo mismo con la mía y comencé a besar su cuerpo y lamer sus pezoncitos…Cesar suspiraba y también oí suspirar a Vanesa, giré la cabeza para verla y tenía una mano metida bajo su falda, entregada a una hermosa y lenta paja provocada por nuestro espectáculo. Bajé lamiendo su pecho hasta el ombligo y me puse de costado para que Vane pueda ver el momento en que le bajara su pantalón y dejara su pija a la vista, cosa que hice muy lentamente, primero el pantalón corto deportivo que él tenía y después de acariciar su dura pija por sobre su bóxer lo bajé lentamente besándole la piel que iba dejando al descubierto…su pija saltó ante mi cara y yo la tomé con mis manos y la acaricié lentamente. Miré a Vane y se había sacado la remera, mientras se seguía pajeando con una mano, con la otra acariciaba sus pechos que parecían querer explotar dentro de su hermoso corpiño blanco. Mientras yo hacía eso, Cesar fue besándome de la misma manera y sacándome el pantalón y el bóxer y me acariciaba la pija que ya estaba que explotaba, Vanesa se había sacado el corpiño y sin perderse detalle de show con su mano libre manoseaba sus tetas y se lamía los pezones. Cruzamos una mirada cómplice con Cesar y lamí su pija mientras sentí en la mía el inconfundible cosquilleo húmedo de su lengua. Metí su pija en mi boca mientras sentía sus labios envolver mi verga hasta que oímos a Vane, entre jadeos decirnos: ¡Hijos de puta!!! Y acabar fuertemente desparramada en el sillón y ya totalmente desnuda, con las piernas levantadas y dos dedos metidos en su muy chorreante concha. Hicimos un prolongado y muy sensual 69, y Vanesa seguía pajeándose, paro todavía faltaba para invitarla a jugar. Después de un rato de brindarnos toda la pasión posible con nuestras bocas y de haber sentido acabar otra vez a Vane, me di vuelta y acomodando pija con pija, me recosté sobre Cesar, con mi cuerpo bien pegado al suyo lo besé comiéndole bien la boca y lentamente comencé a frotar mi cuerpo sobre el de él, Cesar gemía de la calentura que tenía y de sentir mi cuerpo caliente frotarse con el suyo, yo también gemía y en medio de ese éxtasis siento a Vanesa que se nos viene encima y también comienza a frotar su cuerpo contra el nuestro. ¿Cómo explicar lo que sentimos en ese momento? ¿Cómo contarles el goce supremo de esos tres cuerpos al extremo de calentura frotándose y besándose de esa manera? Los besos de Vanesa se dirigieron hacia la pija de Cesar, entonces baje hacia su muy afiebrada conchita para darle alivio con mi lengua…. Cesar estaba boca abajo, Vanesa se acomodó con la cabeza entre sus piernas y yo me metí, de espaldas entre las de ella para tomarme todos sus abundantes jugos. Al poco rato Cesar ya no aguantó tanta calentura y acabó copiosamente en la boca de ella que no alcanzaba a tragarse todo tan rápido. Limpió hasta la última gotita, no dejó nada. Y ahora, en un improvisado 69 comenzó a chupármela a mí mientras yo la hacía acabar con la lengua entre sus labios. De pronto el 69 deja de serlo porque sentí la boca de Cesar sumarse a la de Vane en mi pija… ¿Qué numero tendrá esa posición?.... no sé, y en ese momento las matematicas eran lo menos que me importaba, solo me dediqué a gozar y cuando estaba por acabar Cesar se retiró para dejar que Vane se encargue de tomar toda mi leche…mucha cayó adentro y otra chorreó por su cara. Vane cayó de espaldas, exhausta, y yo me acerque a su cara y con mi lengua junté la leche que se había derramado dándosela a tomar y besándola profundamente. Quedamos mucho tiempo tirados, abrazados, acariciándonos de a ratos, felices, pero todavía había tiempo para más. Vane testeó nuestra recuperación acariciándonos las pijas que volvían a endurecerse. Se incorporó y teniendo a Cesar de espaldas al suelo comenzó a chuparle la pija que ya estaba muy dura nuevamente. Sin pensarlo dos veces se subió sobre él e introduciéndose su verga en su conchita, comenzó a galoparlo. Yo me acerqué a la pareja y ella me chupo la pija un ratito y después, parando bien su culo, me hizo saber lo que quería. Desde que la conozco que quería entrarle por atrás, pero no había tenido la oportunidad, incluso lo habíamos hablado. Ahora era el momento. Lo mojé con saliva y con sus propios copiosos jugos y acomodándome se la comencé a poner. Cuanto placer sentir su apretado culito, se la fui entrando de a poquito y cuando estuvo adentro comenzamos la cabalgada, tratando que sea muy acompasada para no caernos. Yo estaba en la gloria, metérsela por el culo, sentir el contacto de los dos cuerpos, verla como gozaba. Nuestros cuerpos estaban ya muy transpirados, Vane acabó dos veces, estaba como loca, había cumplido varias fantasías juntas, nunca había estado con dos hombres, nunca había hecho una doble, se sentía plena, subiendo y bajando, clavándose las dos vergas bien adentro de ella. De repente vio que Cesar iba a acabar y le dio fuerte para que le acabe bien adentro. Sentir el lechazo en su interior la hizo acabar y tanto espasmo me hizo acabar a mí también llenándole su culo de caliente leche. Caímos casi desmayados. Cesar estaba feliz, veíamos como chorreaba nuestras leches de su culo y concha. La cara de Vane era de un éxtasis total. Cuando pudimos reaccionar nos fuimos a duchar, juntos. Hubo tiempo para alguna caricia y varios besos. Vane y Cesar se fueron a sus respectivas casas, los dos son casados, yo me tiré en mi cama, cansado, feliz de tener la cabeza tan abierta como para permitirme disfrutar de cosas así.
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