Bienvenidos a un nuevo relato, a una nueva aventura, de dos hermanos que aman la naturaleza, el camping, y por primera vez, se van de vacaciones solos, descubriendo más de un secreto en el camino y desatando una tensión acumulada de años.
Una recomendación, me gusta explicar las cosas bien, el contexto, los personajes, todo para hacer el relato creíble. Si se les hace largo y son ansiosos vayan al final pero les recomiendo que tengan paciencia y se metan en personaje:p
La chica que me imagine para este relato, de hecho, la inspiración me vino por uno de sus videos, es la actriz porno Blake Blossom, de las que les dejo algunas imágenes a modo de ilustración. Espero que lo disfruten!
Introducción ¡Nos vamos de viaje!
Cuando ni se sabía que era el coronavirus y la situación del país era mejor, se podía viajar, se podía abrazar, se podía salir y se podía disfrutar, tuve las mejores vacaciones de mi vida, en un invierno no muy lejano, siempre presente en mi recuerdo. Soy de familia media, nuclear de 4, mis viejos y mi hermana menor que yo, de 18. Lo único que nos preocupaba era pasar de grado e irnos de vacaciones, nada más. Eran tiempos más simples que no tardaron en volverse complejos, muy complejos en la relación con mi hermana.
Desde chicos, no recuerdo exactamente cuándo, íbamos a la playa los cuatro. Recorrimos varias a lo largo de la costa argentina, no obstante, nos volvimos fans de los campings y acampar nos apasiono a todos, cambiamos la playa por el bosque y la montaña.
Camping Casilla Rodante Rural en San Marcos, La Encantada en Ushuaia, La Sacha Sin Fin en Merlo, Camping Malen en el Bolsón, Costa Silvestre en Aguas Verdes y la lista seguía como por 5 más. Era casi tradición no repetirlos.
A diferencia de otras familias nucleares que conocí, éramos muy, muy unidos y disfrutábamos estar juntos durante las vacaciones. Con mi hermana se daba un caso particular, casi éramos unos gemelos, le llevaba solo 2 años y unos meses. No concebía una vida sin ella, y ella sin mí, tanto era así, que en su cumpleaños número 18, recibió un regalo muy particular del que me hizo partícipe:
- ¿Ya pensaste con quién vas a ir a acampar? – Le preguntó mi mamá cuando se fueron los invitados del cumpleaños de mi hermana y estaba secando los platos que papá secaba. Ella le sonrió dando entender que la respuesta era obvia.
Yo estaba en mi cuarto, cambiándome para dormir. Era tarde, había sido un cumpleaños interesante, muy interesante, donde pude ojear a gusto las amigas de mi hermana, sus atuendos ajustados, y ellas también me miraron bastante, cosa que me sorprendió subiéndome la autoestima.
A solas en mi habitación, me saqué la remera y admire mi cuerpo en el espejo, no era la gran cosa aún, pero iba por buen camino. Me puse los auriculares para escuchar música cuando antes de darle play, mi hermana Noelia entró sorprendiéndome. Siempre entraba como decimos acá “como pancho por su casa”
Ella se sentó en mi cama sin importarle que estuviera en boxer y me sonrió de manera incómoda. De hecho, no cambie mi posición de poster de “Calvin Klein” con la rodilla levantada.
- Jimena tiene alergia al polen, las abejas y no sé que más y no quiere acompañarme, a Male ni le pregunté porque no le va la onda de estar en medio de la nada…
- ¿Y Lucre? ¿Y Belén?- Me preocupé, ya que como muestra de independencia, podía ir a acampar acompañada de una amiga, regalo compartido de mis viejos. No obstante, era peligroso que fuera sola.
- Nha, no les pregunte, están en otra onda, si no hay boliche y birra de por medio no les interesa. Pensé en otro acompañante que no me va a fallar. Alguien con experiencia en armado de carpas, hacer fuegos, caminar.
Sonreí, ya sabía a quién se refería.
- ¿Vas a ir con ese tal Rodrigo?
- Si, no lo conozco mucho pero es el indicado, tiene experiencia al aire libre.- Menciono con gracia- Es medio boludo, no deja de mirar a mis amigas y se desubica con los chistes pero es lo mejorcito que hay…
- ¿Medio boludo?
- Le gusta a varias amigas además, y si viajo con él me van a envidiar toda la vida…
- Atrevida, con 18 recién cumplidos y ya pensando en viajar con chicos.- Dando comienzo a nuestros clásicos juegos de manos, la tironeé de la remera haciendo que cayera sobre mi y se dejó someter a mis cosquillas y apretujones entre chillidos y risas.- No te creas que porque seas mayor de edad te vas a salvar de esto…
- ¡Ahhh no, acoso, acoso! ¡Ni una menos! – Se quejó falsamente. Mis manos le apretujaban los lados, las piernas y casi no ofrecía resistencia, incluso le mande mano bajo la remera e igual se quedo, aunque me comí algunos codazos con sus giros sobre mí. No solía usar corpiño dentro de casa a pesar de que ya podía rellenar muy bien unos. Ella no se quedaba atrás y me pellizcaba en las piernas, los pectorales y la cola.
Nuestra madre, Guadalupe, una agente de viajes de 39 y pelo rubio muy corto, abrió la puerta encontrándome a mí en bóxer, acostado, y mi hermana sobre mí colorada de la risa envuelta en mis manos y yo en sus cabellos. Una mano de ella estaba metida en mi bóxer apretujándome una nalga.
- A dormir, ya es tarde, y no te quedes hasta tarde con ese coso prendido, vas a quedarte sordo.
- Ya sé, má, y se llama mp4, es un rato que escucho solamente, me faltan un par de temas del último disco de Judas.
- Como te gusta esa música, no sé como podes escuchar tanto eso y ser tan tranquilo - Intervino Noelia incorporándose acomodándose la remera y el pelo.- Hasta mañana hermanito.- Y me palmeó la pierna desnuda.
- ¿Hermanito? Soy el mayor, pendeja atrevida…- dije tirándole un almohadazo que esquivo antes de abandonar mi habitación- Guadalupe nos miró encantada. Era una mujer muy tradicional y le encantaba todo ese papel de Familia Ingalls que nos salía tan natural.
- ¿Vas a ir con tu hermana, no? Quiero quedarme tranquila, son muchos días.
- Sí, ma, quedate tranqui, la acompaño yo.- Definí en el momento, encantado de ser el acompañante de Noe en su primer campamento “a solas”
- Sos un sol, nos quedamos tranquilos si vas vos, hasta mañana Rodrigo, y la próxima no te quiero encontrar en bóxer jugando con tu hermana así, ya tiene 18…
Guada cerró la puerta dejándome en mi mundo a solas, con mi música, mis posters de heavy metal que me observaban con reprobación y acompañado de una erección sorpresiva. Fue en ese momento, en ese instante, que me di cuenta que no podía hacerle más cosquillas a mi hermana sin sufrir las consecuencias. Aunque quizás, apagando la luz y llevando mi mano a mi miembro, podía sacarle el provecho a esa reacción inesperada.
Camping “El Secreto”
En el auto una llovizna otoñal golpeteaba contra el cristal. Facundo, mi viejo, nos llevaba por la ruta al destino, pocos días después del cumpleaños con el objetivo de aprovechar nuestras vacaciones de invierno. Noelia había escogido el camping El Secreto, un lugar que conocimos más por el boca a boca de otros campistas que por sitios de internet, de hecho, era casi un lugar legendario solo conocido por lo más ávidos exploradores.
Iba atrás adormilado mientras escuchaba música, Rob Halford, cantante de Judas Priest, cantaba “Prisioner of your eyes”, prisionero de sus ojos, un tema romántico que me acompañaba mientras observaba a mi hermana dormir contra su ventanilla. Era bajita, de cabellos oro lacios, y curvas que en los últimos años habían repuntado, toda una muñeca de porcelana de ojos claros. Solía llamarla pequeña Scarlett, por su parecido con la actriz y estatura baja, de hecho, hace unos meses todavía la usaba para un numerito de fuerza dejándola que se colgara de mi brazo flexionado.
Usaba un pantalón de gimnasia grueso, arriba una campera a juego y un gorrito de lana que le cubría la rubia cabeza. Este le servía de almohada y la hacía más cabezona de lo que era.
Ahora, con 18 años encima, la veía con ojos de hermano y algo más… por primera vez la observaba y pensaba que un hombre podía ser muy feliz con ella, claro, si pasaba por mi cadáver de guardabosque. No había tenido novios y yo era más cuida que mi viejo. Esas cosas no se analizaban ni las entendía, estaban en los genes.
Llegamos al mítico sitio de acampe en medio del bosque neuquino sobre una loma boscosa y empinada. El Secreto, era un sitio rústico, casi salvaje que parecía abandonado, ideal para filmar una película de Jason, tenía una amplia zona de acampe para carpas y tiendas que era un deleite, esas podían ubicarse a más de 60 metros una de otra. La hostelería, recepción, baños y zona de cabañas, para quienes querían una experiencia menos natural, estaban colina abajo, bastante alejada. Era un lugar ideal para simular estar en medio de la nada pero con la seguridad de contar con baño y techo para el que lo quiera usar.
Nuestros padres se quedaron hasta pasado mediodía y comieron con nosotros, se ocuparon de los detalles importantes como la paga, nos ayudaron a elegir un sitio de acampe y a armar las carpas llenándonos de consejos útiles y recaudos a tomar antes de marcharse, dejándonos solos.
Solos, en medio del bosque, respiramos el aire fresco con perfume a pinos, a araucarias, el sol asomando entre nube y nube, en fin, la naturaleza que tanto amábamos.
Juegos nocturnos
Ya sé porque están acá leyendo esta historia, yo también sé que es el sitio indicado para compartirla, por ende, voy a adelantar hasta la parte en la que ocurrió algo digno de relatar. Solo diré que antes de eso hubo caminatas a campo traviesa, exploración en el bosque, visitas al pueblo más cercano: Plottier, y noches plagadas de sonidos extraños y mañanas que nos despertaban con el canto de las aves y los primeros rayos del sol. Nos divertimos bastante descubriendo el lugar y caminando en cada punto cardinal.
Caminábamos rumbo al camping cuando mi hermana me pide que la acompañe alejándonos del sendero con cierto apuro.
- Tengo que hacer pis, no llego a los baños.
- Mujeres, pasan de no tener ganas a mearse sin término medio.
- Y si, somos así, serví de algo y teneme el papel.
Una vez que encontró un árbol se sentó en la base sin siquiera esperar a que me de vuelta o me aleje. ¿Ya dije que éramos unidos? Si hubiera sido pervertido hubiera bastado agachar la cabeza para ver más de lo que debía.
En el silencio del bosque, empecé a escuchar el agüita golpetear contra el suelo al caer, sintiéndome muy incómodo. De repente, como recibiendo ayuda divina, un trueno se escuchó a la distancia permitiéndome romper el hielo.
- ¿Fuiste vos Noe? Que cochina.
- Ja- Ja, que gracioso, papel…- Ella se estiro para llegar al papel y casi se cae sobre el charquito.- Acércate, no tengas miedo, no tengo nada que no hayas visto en las playboy.
- ¿Otra vez revisaste mi armario?
Cuando termino de limpiarse y acomodarse (decidí mirar para otro lado por educación no porque me lo pidiera) los truenos retomaron su estruendo y el suave murmullo de las primeras gotas impactando las copas de los árboles se sintió.
- Apuremos que se larga, dale, dale.- Estirándola del brazo. Ya nos golpeaban las primeras gotas, gordas y pesadas. El murmullo de la tormenta crecía como la introducción de un tema en fade-in.
Llegamos a El Secreto y la desvié del edificio de administración a las carpas. Allí nos resguardamos del frío aguacero. Mi carpa era más grande, por ende, pasábamos la tormenta ahí, juntos, casi sin poder oírnos por el repiqueteo del agua contra la tienda, protegida por una loneta extra.
Sentí que me pateaban y tuve que sacarme los auriculares, Noe pedía mi atención. Estaba frente a mí, envuelta en la bolsa de dormir jugando con el celular mientras comía papitas. Teníamos provisiones para pasar la tormenta, no obstante, nos olvidamos de alguna revista o entretenimiento.
- Mi cel está muriendo, y algo me dice que tu reproductor también.
- Sí, no me quedan muchos minutos de música, encima dicen que va a llover toda la noche.
- Juguemos a algo, sino me muero.- Exigió con expresión de fastidio.
- ¿A qué? Con esta lluvia ni fuego podemos hacer.
- Verdad consecuencia.- Dijo con un poco de rubor en sus mejillas blancas y una chispa en los ojos.
- No se nota que tenes 18, es como de hace 5 años eso.
- ¿Tenes una mejor idea? – Dijo con mucha razón. La naturaleza tenía estas cosas, te abrazaba o te soltaba. En esos momentos, solo nos obsequiaba el tamborileo de la lluvia y nada por hacer, sin posibilidad de caminar, recorrer el pueblo, nada.- Dale, yo empiezo.
- Elijo verdad.- No recordaba cuando jugé por última vez, creo que fue a mis 13, en las fiestas entre adolescentes que en mi país, y en esos tiempos, se les decía “asaltos” se podía responder 2 preguntas pero a la tercera, venía el reto, sí o sí.
- ¿Primera vez?
- ¿Primera vez de qué? ¿Cuándo cogí por primera vez, o dónde o con quién cogí? Se puede una pregunta específica nomás, tramposa.
- Mmm ¿Cuándo fue tu primera vez?- Reformuló la picarona. Noe siempre había sido picante, de esas chicas divertidas, habladoras, que no se achicaban ni impresionaban fácilmente. Yo, en contraposición, era más bien el tranquilo y sabio de la familia, parecía tímido y cobarde por ser más racional pero no era así. Me gustaba usar pocas y precisas palabras.
- Fue cuando cumplí 18 y me fui de camping con Damián.- Ese comentario por sí solo podía dar lugar a un malentendido, por lo que aclaré antes de que replicara.- Le pagamos a una mujer y la metimos al camping de contrabando, un rato conmigo y después con él.
- ¿Una puta? Que bajo...- Dijo con un dejo de desilusión.- Hay hermanito, con lo facha que sos pagarle a una mina, es medio patético.
- Ya conteste. Ahora a me toca a mi.- Ignorando su apreciación. Estaba por preguntar si verdad o consecuencia y ella se adelanto. Elegía verdad.- ¿Sos virgen?
Noe se sonrojó, miró a un costado haciendo bailar esos ojazos azules y al final asintió poniendo una sonrisa angelical.
- ¿Cómo era esa prostituta? La de tu primera vez.- Formulo de toque, sin dudas estaba interesada en ese episodio clandestino que tuve a mis 18 años, en la misma situación que ella estaba ahora: acampando, con una compañía elegida, tras apenas cumplir la mayoría de edad.
- No me preguntaste si quería verdad o consecuencia, pero te contesto que era ante todo cara. Una bomba, rubia, de ojos claros, entre 25 y 30 años, pechos operados. Tremenda. La pagamos entre los dos y valió la pena. La volvimos a contratar a los pocos… bueno, ya me entendes.
- Como las que tenés en las revistas tuyas.- Observó.- Te gustan las rubias, veo.
- Si a full, me encantan, encima se parecía a Evangelina Anderson, un poco. – Dije preguntándome si se sentía triggereada. - Ya conteste me parece. Ahora me toca a mí.
La mire de arriba abajo, hasta hacerla sonrojar. Eso acompañado de que admití que me gustaban las blondas, debió de plantar una semilla de confusión en ella. Diablos, estaba tan buena, era una pena que fuera mi hermana, pensé, no obstante, podía preguntarle algo atrevido dado que eran las reglas del juego. Hábilmente y sin rodeos le pregunté cuál era su fantasía.
- Huy, complicada, quien me mando a jugar esto… mmm a ver dejame pensar.
- No me mientas, hace de cuenta que no soy tu hermano, dale.
- Es que como no tuve mi primera vez… si tuviera que elegir seria hacerlo al aire libre, me da un calor especial que me puedan descubrir, vos me entendés… es tan raro contarte esto hermano jaja.
- Interesante, muy interesante.- Admití- Parece que tenemos una conexión con estos lugares. Yo tuve mi debut en una carpa y vos podes algún día hacerlo en un sitio como este. Nos gusta la naturaleza se ve.
- Si, es verdad, nos parecemos en eso.- Clavándome la mirada.- Después de dos preguntas viene la consecuencia.
Antes de que pudiera admitir algo, los truenos nos acallaron. La lluvia no amainaba y el golpeteo nos obligaba a subir la voz. Antes de gritar, tuve una idea mejor. Me levante y me senté al lado de ella, envolviéndola con mi brazo, un gesto tierno que no era raro en mi. No sé si era la lluvia romántica, los temas de conversación o un sentido fraternal, pero la envolví en un medio abrazo y mi mente era envuelta en pensamientos inusuales.
- Quiero quedarme en tu carpa, esa es la consecuencia.- Me dijo al oído.
- No es muy grave, al contrario, hermanita, es un placer.- Y le bese la frente mientras la apretujé en mi abrazo.
- Te quiero hermanito, espero que pase rápido esta tormenta de mierda.
“Yo no, ojala llueva hasta mañana”. Pensé sin decírselo. A este punto era innegable. Mi hermana era demasiado rubia, demasiado linda, demasiado buena, hacía tiempo que había notado que era la personificación de la mujer perfecta para mí, y siendo mi hermana, era una maldición.
Me sentía impuro, indecente por pensar en ella de tal forma, pero si tenía la más mínima chance, el más mínimo deseo de ser algo más que su hermano por un momento, iba a aprovecharlo. Esa noche, bajo una lluvia casi romántica, al abrigo de nuestros cuerpos y una misma carpa, me dispuse a tener una aventura con esa rubia hermosa que, coincidentemente, era mi hermana.
Confesiones nocturnas
Ya no había luces de ninguna parte. Estábamos solos en la carpa, bajo el aguacero. Seguimos jugando, respondiéndonos preguntas, conociendo lados de nosotros que de otra forma, no hubiéramos conocido. Tanto ella como yo, nos soltamos y respondíamos cualquier pregunta.
Me sorprendió que mi santa hermanita no se durmiera nunca sin antes masturbarse una o dos veces. Por mi parte, revelé que el momento más incómodo lo tuve hace cinco años, cuando me desperté cerca de las 4 de la mañana y escuché a nuestros padres en la carpa continua viviendo sus aventuras.
- Nooo, jodeme, que incomodo ¿Mucho se escuchaba?
- Demasiado. Diría que hacían un 69, se escuchaban sus bocas en acción, muy ocupadas.
- ¡Hay no! ¡Qué zarpados! – Se escandalizo. – No me lo quiero imaginar.
- ¿No pensarás que no cogen nunca no? De hecho en nueve meses tenemos un hermano, pensa que los dejamos solos en casa, van a hacer alta fiesta.- Esto provocó risas escandalizadas de ella.
- ¡En lo que pensas! No creí que fueras tan atrevido, hermano.- Mencionó acrecentando la tensión sexual que amenazaba con reventar la carpa.
- Si supieras en lo que pienso, salís corriendo.- Dije para mis adentros.
- Ya es de noche, no sé si dormir o seguimos jugando.
- Me debes varias consecuencias, no te vas a ir sin deberme nada.- En cambio yo siempre que ella pidió se las había cumplido. En una oportunidad pidió ver la galería de mi celular (no se que esperaba encontrar) y tras desbloquearlo, se la enseñe. Más que unos memes zarpados y fotos nopor que me pasaban mis amigos no encontró nada que valiera la pena y se aburrió de chusmear. Otra penda fue comerse los conitos salados que había guardado de postre, era golosa pero no sé donde metía la comía.
- Mientras no me hagas salir a la lluvia creo que hago cualquier cosa, justo hoy tenía que caer este diluvio.
Mire mi celular, que tenía el brillo al mínimo para ahorrar, señalaba las 10, era temprano para dormirse pero ¿Qué otra cosa podía hacerse? El diablillo revoloteando a mi izquierda me susurraba ideas para matar el tiempo.
- Al contrario, no quiero que pases frío, así que tengo una idea.
- ¿A qué te réferis?- Preguntó sin poder contener la curiosidad.
- Compartamos bolsa de dormir…- Y abrí el cierre de la mía como una invitación.- Como en los viejos tiempos.
- Aunque me parece tiernísimo no tenemos el cuerpo de los viejos tiempos.- Expresó ilustrando su punto apretujándose los senos.- ¿Cuándo fue la última vez? ¿Hace 4 años?
- Probemos, vamos a estar calentitos, eso seguro.
Aunque no había luces, el suelo anunciaba sus pasos. Si llovía, aunque la tienda contaba con un suelo de goma eva y una lona especial, no nos aseguraba que se humedecería. Noe dejó su bolsa y se acostó sobre la mía, que estaba con el cierre abierto. Bien pegadita a mí, fui cerrando el cierre envolviendo nuestras piernas.
- Entramos bien, pero pegate más para que pueda cerrarla.
- ¿Vas a cerrarla toda?- Preguntó subiéndose arriba mío, sintiendo sus cabellos caer contra mi rostro y toda su humanidad sobre mí. Aunque no veía su expresión por estar oscuro, su voz se notaba nerviosa.
- Vemos, si nos da mucho calor no, pero como es térmica vamos a estar bien, hermanita. Apachúrrate así no te engancho con el cierre.
Fui subiendo el cierre muy lentamente, y cuando estaba en la altura de su cola, puse mi mano en ella y la aplaste un poco hacia abajo para que el cierre pasara. Sentí su suave trasero en mi mano, de un tamaño generoso y Noe se estremeció. Estábamos cadera contra cadera.
- Rodri… te estás zarpando. Esto parece una excusa para tocarme la colita.- Susurró sin moverse un milímetro mientras mi mano seguía ahí, en su trasero, palpándole una nalga.
- ¿Me estás diciendo que soy un pervertido? Obvio que lo soy.- Y lo terminé de subir hasta la mitad de su espalda. – No te das una idea…
- La hubieras hecho fácil y me lo pedías en una consecuencia.
– Prefiero gastar mi beneficio en otra cosa. Igual no te noto muy molesta con esto.
- Me parece raro - Noe río con nerviosismo.- Pero no sé, es divertido que te pedí para que me acompañaras por mi seguridad y me estás profanando peor que nadie. Me siento como en “durmiendo con el enemigo”
- Te quejas, te quejas y te quejas pero igual estás conmigo, abrazadita a mí, sin oponer resistencia.- Observé diciéndoselo al oído, aspirando para sentir su perfume.- Y no tiene nada de malo, hay cosas peores en el mundo que lo que hagan dos personas en su intimidad…
- Vaya, parece que tenías ensayado este discurso de hace mucho. No me sorprende- Dijo al final.- Las veces que encontré tus revistas playboy en tu pieza estaba buscando algo que estoy segura que vos tenes.
- Otra vez tocamos el tema de las revistas, te tienen traumada.
- Me faltan bombachas cada tanto, estoy segura que fuiste vos, pervertido.- Me confesó, atrapándome por completo.- No puede ser que las pierda tan seguido, no soy una puta barata.
- Me descubriste. Pero no exageres, tengo 3 nomás.- Admití provocando que me diera golpes de falso enojo y se sacudiera en la bolsa de dormir con una carcajada incómoda.
- ¡Que asqueroso, Rodrigo! ¡Yo que te quería tanto y sos un santiagueño!
Confesé que hace pocos años, cuando me iba a bañar, retiré el fuentón con la ropa sucia que estaba en la ducha y allí oí el canto de sirena. Una pequeña bombachita en la cima de la ropa, rosita, notablemente usada, a la espera de que la pusieran en el lavarropas. En cambio, la robé para darle un destino distinto usándola incontables veces para mis fantasías.
- Fue curiosidad, quería estimularme pensando en otras mujeres, hacer de cuenta que estaba en contacto con una, no pensaba en vos… al menos en un principio.
- ¡Yo sabía! ¡Qué pervertido, ladrón de bombachas! – Me chilló al oído, golpeándome el pecho – Y te saqué la confesión sin siquiera jugar, sos terrible Rodri.
- Te repito, es para encenderme imaginando otras chicas, te las devolvería pero no están como las dejaste, me deje llevar demasiado y las tuve que tirar.
Se hizo un momento de silencio. Sin darnos cuenta, el chaparrón era una llovizna, la resaca de la tormenta. La risa de Noelia amainó y sentí su respiración contra mi boca. Ella volvió a acomodarse sobre mí y mis manos la envolvieron. Toque su cadera en la piel pensando que al fin iba a pasar algo más interesante que solo palabras. Casi instintivamente mi boca se preparó para un beso que no vino.
- Me puse así para que vuelvas a subir el cierre, con el movimiento se bajó.
Obediente, poniendo una pausa las confesiones y el manoseo, subí el cierre casi hasta su cuello. Juntitos, nos dispusimos a dormir, pero Noe parecía tener más ganas de charlar, lo cual era bueno, yo tampoco quería dormir.
- Me va a doler la cabeza de tanta información que tuve hoy. Siento como si hubiera entrado en una escena del crimen escabrosa.
- Bueno, vos quisiste que viniera a solas con vos y jugar a esto, en un día así no queda otra que conocerse. Igual no te podes quejar, todo marchaba normal hasta hoy, lo que descubriste es porque te pusiste a revolver, digamos, en el fuentón de la ropa.
- No esperaba conocer cosas tan turbias de vos, aunque al menos no me aburrí. – Concedió consumiendo los minutos hasta casi las 11 y media. Entre charla y charla el tiempo había volado y llegaba el interesante momento de cerrar los ojos y dormir en esa interesante situación.
- Entonces, me pareció que dijiste que pensabas en otras chicas al principio, entonces al final pensabas en mi.- Me descubrió retomando el tema que para ella estaba inconcluso. Tenía memoria fotográfica para esos temas de conversación. Yo tenía la esperanza de que no se hubiera dado cuenta de mi desliz.
- Tanta charla que tuvimos, apuesto a que solo querías saber eso.
- ¿Y qué queres? Es re zarpado lo que hiciste, quiero saber por qué. Siempre sos buenísimo conmigo, un hermano ejemplar y ahora empiezo a creer que estabas siendo gentil para llevarme a la cama.
- No necesite llevarte a la cama, hoy viniste vos por tu cuenta.- Le retruqué y antes de que iniciara una rabieta proseguí.- Yo nunca voy a dejar de tratarte como te trato porque te quiero mucho, Noe, pero tampoco voy a negar que me pareces demasiado hermosa y cada vez me costó más verte solo como una hermana ¿Eso querías oír? Podes terminar con cualquier chico y tengo miedo de que un día caigas con un impresentable que no te respete, que te use, que te maltrate. Soy un hermano cuida ya lo sabes y ahora sabes también que tengo ideas malsanas, como un perro cuidando el asado más rico y jugoso jamás hecho.
- Interesante, esta carpa es como un confesionario veo. Me va a costar verte como antes después de esto.
- Te voy a tratar igual que siempre, no cambies tu forma de ser conmigo solo porque sea un pajero o huela tu ropa interior.- Ese recordatorio la hizo reír, y entre risa y risa, uno de su brazos me envolvió.- Capaz hablé de más, lo sé, es que sos la única a la que le puedo confiar todo y estoy feliz de estar acampando con vos y de esta lluvia, y de estar tan juntos…
- Sí, es romántico, lo admito.- Dijo sintiendo que se acercaba. Su pierna me envolvió y nuestras caderas quedaron frente a frente. Era imposible que no notara que la situación me tenía preparado para la guerra ahí abajo – No esperaba una noche así con vos hermano pero igual, podría aprovecharse.- Me reveló, dándome un vuelco en el corazón. Había dos maneras de tomarse mis confesiones, escandalizarse y construir un muro de frialdad entre ambos para mantener distancia, o aprovecharlo. Tenía esperanzas de que ocurriera lo segundo.
- Acércate, hermano, ya que te parezco tan linda y me tratás tan bien te voy a dar un regalo.
Mi corazón descarriló y rodó sorbe sí mismo como un auto a 250 km/h en una curva helada.
- Hasta mañana, Rodri.- Se despidió besándome en la boca.
Nuestros labios se quedaron juntos unos segundos hasta que inicie el movimiento envolvente clásico de los besos, lentamente, con puro cariño. Envolví su boquita con la mía mientras el abrazo se evidenciaba. Ella me envolvía con su pierna también, frotándose contra mí. Mi mano la tomó del rostro y acaricio sus cabellos mientras el beso se aceleraba.
Noe no retrocedía, no daba muestras de desagrado, solo de disfrute. Nuestros labios alternaban picos y chupones hasta que probé suerte y arremetí con mis labios y lengua exitosamente, la de ella me dio la bienvenida y por primera vez en un momento que voy a atesorar como el pervertido que soy, nos dimos un beso de lengua intenso, placentero, fogoso.
Me embriague con el sabor de su boca, con su respiración contra mí, sus caricias en mi pelo, en mi espalda. Por varios segundos mi lengua habitó su boquita sin darme cuenta que abajo tenía una erección incontenible, contra la que ella se frotaba. Casi parecía una competencia para ver quién cedía primero, y por supuesto que no iba a ser yo. Iba a besar esa boca el tiempo que me dejara hacerlo, ya sea 5 minutos, 20, o hasta que amanezca.
- Mmm hermano, le estás poniendo sentimiento.- Expresó en un jadeo dejando su boca para besar su cuello con devoción. - Esto está mal, si supieran papá y mamá nos matan.
- Estará mal pero se siente demasiado bien para mí.- Admití- ¿Les contarías esto a mama y papá?
- No, seguí, seguí.- Y tomándome del cuello volvió a encontrar mi boca. Las inhibiciones en mí siempre fueron pocas, pero en ese momento se volvieron nulas. Pase mi mano por debajo de su remera y acaricie su espalda, su trasero por sobre el pantalón, mientras nuestras lenguas se enroscaban y nos succionábamos hasta sentir la saliva chorreando de las comisuras.
- Me encanta el sabor de tu boca, hermanita.- Le susurré mientras me frotaba contra mi cuerpo cada vez más.- ¿Qué te parece si te doy una mano para dormirte?
- Mmm no sé, creo que sería mucho.
- Si no te gusta, me podes parar, dale, date vuelta hermanita, sinó no vas a pegar un ojo.
Noelia cedió y se dio vuelta en la bolsa de dormir. Me pegué a ella en la clásica cucharita, quedando mi brazo derecho haciéndole de almohada y el izquierdo libre a sus atropellos. Desde arriba le acaricie el cuerpo por sobre la ropa, sentí la suavidad de sus tetas. No tarde en, desde su vientre, meter mi mano bajo la remera y sentir su piel, la suavidad de su blanca piel y de sus pechos generosos, que se sintieron ardientes en mis manos. Habían madurado como frutas esos últimos años y hasta se sentían más pulposos de lo que parecían.
Noe empezó a gemir a medida que mi mano descendía y ella giraba para dejarse envolver por mis dos brazos, uno bajo su remera, masajeando sus tetas y la otra apretando su vientre, bajando, bajando, hasta llegar a su vagina sin escalas, sin tocar ni un solo bello. Sabía que debía de tener un tajito delicado, pero lo tenía tan depilado y pulcro que parecía nunca haber crecido nada allí.
- Ahh, ahhh, Rodri…- Se dejó llevar con mi abrazo estimulante.- Mis yemas entraron en acción tanto en sus tetas, acariciando sus pezones como en su entrepierna, frotándola a fondo, explorando su sexo que tanto tiempo había imaginado, hasta subir la temperatura y creer que se derretía en mis manos.
Cada vez que frotaba de arriba hacia abajo la sentía más ardiente, más húmeda, sus piernas intentaban abrirse hasta sentir que su pijama se rasgaba un poco, con mi mano cubriéndole la vulva, posicione dos dedos en su entrada y se los metí, provocando que se retuerza en mis brazos como una presa que quiere escapar. La sensación de placer la volvía loca a tal punto que no parecía notar que le pasaba la lengua por la boca y el rostro, ni menos que invadía su boca una vez más. Sus gemidos y el chapoteo de mi mano eran más audibles que las gotas de agua cayendo de los árboles en el bosque.
Mi mano se empapó por completo con sus jugos y ni así deje de colarle los dedos. Seguí y seguí sin importarme nada hasta que sentí un nuevo caudal aceitoso empapando mi mano y la respiración agitada de mi hermana calmándose, saciada, como un motor apagándose justo antes de que se fundiera.
Saqué mi mano del sexo de mi hermana totalmente empapada y me lleve los dedos a la boca para saborear hasta la última gota de su flujo, chupe cada dedo una y otra vez, como si hubiera degustado una comida que se come con las manos, y también las comisuras. Mi experiencia estaba casi completa, tras disfrutar de su ropa interior y estimularme con un solo sentido, ahora podía tener un nuevo combustible de pajas que era el exquisito sabor que me había dejado en la mano.
- Me parece a mí o se llovió toda la carpa, justo entre mis piernas.- Dijo Noe, recuperada del shock de sensaciones. Bromear era una buena señal y le festeje el chiste con entusiasmo.
- Alguna gotera debe de haber, intente poner el dedo pero se fugaba igual.- Le susurré, algo agotado por el esfuerzo mental y psicológico requerido para llegar a esa situación.- Si te quedo la bombachita sucia no la tires, ya sabes que le puedo dar varios usos.
- ¡Que asqueroso! – Me retó golpeándome el pecho antes de acomodarse de nuevo.- Sos terrible, al final estoy más en peligro con vos acá que con, no sé, Juan Darthes.
Ese chiste sí me saco una carcajada auténtica.
- Ahora sí, hasta mañana, Noe.- Y le besé la mejilla, y me acomodé en una cucharita en la que casi nos volvíamos uno solo.- Dormí tranquila, ahora me pongo en modo hermano y no te jodo más, hiciste a tu hermano muy feliz.
- Y vos me hiciste sentir algo muy rico, hasta mañana Rodri. Te quiero.
“No te jodo hasta mañana, por lo menos” – Pensé, dejándome llevar por el sueño de un largo pero interesante día que prometía ser único, pero no el mejor de nuestras vacaciones en solitario.
Continuara
Gracias por leer! Si les gustó esta nueva historia y quieren ver como sigue muéstrenme su apoyo dejando puntos, comentarios, lo que gusten. Así veo que les interesó y le metó pilas.
Una recomendación, me gusta explicar las cosas bien, el contexto, los personajes, todo para hacer el relato creíble. Si se les hace largo y son ansiosos vayan al final pero les recomiendo que tengan paciencia y se metan en personaje:p
La chica que me imagine para este relato, de hecho, la inspiración me vino por uno de sus videos, es la actriz porno Blake Blossom, de las que les dejo algunas imágenes a modo de ilustración. Espero que lo disfruten!
Introducción ¡Nos vamos de viaje!
Cuando ni se sabía que era el coronavirus y la situación del país era mejor, se podía viajar, se podía abrazar, se podía salir y se podía disfrutar, tuve las mejores vacaciones de mi vida, en un invierno no muy lejano, siempre presente en mi recuerdo. Soy de familia media, nuclear de 4, mis viejos y mi hermana menor que yo, de 18. Lo único que nos preocupaba era pasar de grado e irnos de vacaciones, nada más. Eran tiempos más simples que no tardaron en volverse complejos, muy complejos en la relación con mi hermana.
Desde chicos, no recuerdo exactamente cuándo, íbamos a la playa los cuatro. Recorrimos varias a lo largo de la costa argentina, no obstante, nos volvimos fans de los campings y acampar nos apasiono a todos, cambiamos la playa por el bosque y la montaña.
Camping Casilla Rodante Rural en San Marcos, La Encantada en Ushuaia, La Sacha Sin Fin en Merlo, Camping Malen en el Bolsón, Costa Silvestre en Aguas Verdes y la lista seguía como por 5 más. Era casi tradición no repetirlos.
A diferencia de otras familias nucleares que conocí, éramos muy, muy unidos y disfrutábamos estar juntos durante las vacaciones. Con mi hermana se daba un caso particular, casi éramos unos gemelos, le llevaba solo 2 años y unos meses. No concebía una vida sin ella, y ella sin mí, tanto era así, que en su cumpleaños número 18, recibió un regalo muy particular del que me hizo partícipe:
- ¿Ya pensaste con quién vas a ir a acampar? – Le preguntó mi mamá cuando se fueron los invitados del cumpleaños de mi hermana y estaba secando los platos que papá secaba. Ella le sonrió dando entender que la respuesta era obvia.
Yo estaba en mi cuarto, cambiándome para dormir. Era tarde, había sido un cumpleaños interesante, muy interesante, donde pude ojear a gusto las amigas de mi hermana, sus atuendos ajustados, y ellas también me miraron bastante, cosa que me sorprendió subiéndome la autoestima.
A solas en mi habitación, me saqué la remera y admire mi cuerpo en el espejo, no era la gran cosa aún, pero iba por buen camino. Me puse los auriculares para escuchar música cuando antes de darle play, mi hermana Noelia entró sorprendiéndome. Siempre entraba como decimos acá “como pancho por su casa”
Ella se sentó en mi cama sin importarle que estuviera en boxer y me sonrió de manera incómoda. De hecho, no cambie mi posición de poster de “Calvin Klein” con la rodilla levantada.
- Jimena tiene alergia al polen, las abejas y no sé que más y no quiere acompañarme, a Male ni le pregunté porque no le va la onda de estar en medio de la nada…
- ¿Y Lucre? ¿Y Belén?- Me preocupé, ya que como muestra de independencia, podía ir a acampar acompañada de una amiga, regalo compartido de mis viejos. No obstante, era peligroso que fuera sola.
- Nha, no les pregunte, están en otra onda, si no hay boliche y birra de por medio no les interesa. Pensé en otro acompañante que no me va a fallar. Alguien con experiencia en armado de carpas, hacer fuegos, caminar.
Sonreí, ya sabía a quién se refería.
- ¿Vas a ir con ese tal Rodrigo?
- Si, no lo conozco mucho pero es el indicado, tiene experiencia al aire libre.- Menciono con gracia- Es medio boludo, no deja de mirar a mis amigas y se desubica con los chistes pero es lo mejorcito que hay…
- ¿Medio boludo?
- Le gusta a varias amigas además, y si viajo con él me van a envidiar toda la vida…
- Atrevida, con 18 recién cumplidos y ya pensando en viajar con chicos.- Dando comienzo a nuestros clásicos juegos de manos, la tironeé de la remera haciendo que cayera sobre mi y se dejó someter a mis cosquillas y apretujones entre chillidos y risas.- No te creas que porque seas mayor de edad te vas a salvar de esto…
- ¡Ahhh no, acoso, acoso! ¡Ni una menos! – Se quejó falsamente. Mis manos le apretujaban los lados, las piernas y casi no ofrecía resistencia, incluso le mande mano bajo la remera e igual se quedo, aunque me comí algunos codazos con sus giros sobre mí. No solía usar corpiño dentro de casa a pesar de que ya podía rellenar muy bien unos. Ella no se quedaba atrás y me pellizcaba en las piernas, los pectorales y la cola.
Nuestra madre, Guadalupe, una agente de viajes de 39 y pelo rubio muy corto, abrió la puerta encontrándome a mí en bóxer, acostado, y mi hermana sobre mí colorada de la risa envuelta en mis manos y yo en sus cabellos. Una mano de ella estaba metida en mi bóxer apretujándome una nalga.
- A dormir, ya es tarde, y no te quedes hasta tarde con ese coso prendido, vas a quedarte sordo.
- Ya sé, má, y se llama mp4, es un rato que escucho solamente, me faltan un par de temas del último disco de Judas.
- Como te gusta esa música, no sé como podes escuchar tanto eso y ser tan tranquilo - Intervino Noelia incorporándose acomodándose la remera y el pelo.- Hasta mañana hermanito.- Y me palmeó la pierna desnuda.
- ¿Hermanito? Soy el mayor, pendeja atrevida…- dije tirándole un almohadazo que esquivo antes de abandonar mi habitación- Guadalupe nos miró encantada. Era una mujer muy tradicional y le encantaba todo ese papel de Familia Ingalls que nos salía tan natural.
- ¿Vas a ir con tu hermana, no? Quiero quedarme tranquila, son muchos días.
- Sí, ma, quedate tranqui, la acompaño yo.- Definí en el momento, encantado de ser el acompañante de Noe en su primer campamento “a solas”
- Sos un sol, nos quedamos tranquilos si vas vos, hasta mañana Rodrigo, y la próxima no te quiero encontrar en bóxer jugando con tu hermana así, ya tiene 18…
Guada cerró la puerta dejándome en mi mundo a solas, con mi música, mis posters de heavy metal que me observaban con reprobación y acompañado de una erección sorpresiva. Fue en ese momento, en ese instante, que me di cuenta que no podía hacerle más cosquillas a mi hermana sin sufrir las consecuencias. Aunque quizás, apagando la luz y llevando mi mano a mi miembro, podía sacarle el provecho a esa reacción inesperada.
Camping “El Secreto”
En el auto una llovizna otoñal golpeteaba contra el cristal. Facundo, mi viejo, nos llevaba por la ruta al destino, pocos días después del cumpleaños con el objetivo de aprovechar nuestras vacaciones de invierno. Noelia había escogido el camping El Secreto, un lugar que conocimos más por el boca a boca de otros campistas que por sitios de internet, de hecho, era casi un lugar legendario solo conocido por lo más ávidos exploradores.
Iba atrás adormilado mientras escuchaba música, Rob Halford, cantante de Judas Priest, cantaba “Prisioner of your eyes”, prisionero de sus ojos, un tema romántico que me acompañaba mientras observaba a mi hermana dormir contra su ventanilla. Era bajita, de cabellos oro lacios, y curvas que en los últimos años habían repuntado, toda una muñeca de porcelana de ojos claros. Solía llamarla pequeña Scarlett, por su parecido con la actriz y estatura baja, de hecho, hace unos meses todavía la usaba para un numerito de fuerza dejándola que se colgara de mi brazo flexionado.
Usaba un pantalón de gimnasia grueso, arriba una campera a juego y un gorrito de lana que le cubría la rubia cabeza. Este le servía de almohada y la hacía más cabezona de lo que era.
Ahora, con 18 años encima, la veía con ojos de hermano y algo más… por primera vez la observaba y pensaba que un hombre podía ser muy feliz con ella, claro, si pasaba por mi cadáver de guardabosque. No había tenido novios y yo era más cuida que mi viejo. Esas cosas no se analizaban ni las entendía, estaban en los genes.
Llegamos al mítico sitio de acampe en medio del bosque neuquino sobre una loma boscosa y empinada. El Secreto, era un sitio rústico, casi salvaje que parecía abandonado, ideal para filmar una película de Jason, tenía una amplia zona de acampe para carpas y tiendas que era un deleite, esas podían ubicarse a más de 60 metros una de otra. La hostelería, recepción, baños y zona de cabañas, para quienes querían una experiencia menos natural, estaban colina abajo, bastante alejada. Era un lugar ideal para simular estar en medio de la nada pero con la seguridad de contar con baño y techo para el que lo quiera usar.
Nuestros padres se quedaron hasta pasado mediodía y comieron con nosotros, se ocuparon de los detalles importantes como la paga, nos ayudaron a elegir un sitio de acampe y a armar las carpas llenándonos de consejos útiles y recaudos a tomar antes de marcharse, dejándonos solos.
Solos, en medio del bosque, respiramos el aire fresco con perfume a pinos, a araucarias, el sol asomando entre nube y nube, en fin, la naturaleza que tanto amábamos.
Juegos nocturnos
Ya sé porque están acá leyendo esta historia, yo también sé que es el sitio indicado para compartirla, por ende, voy a adelantar hasta la parte en la que ocurrió algo digno de relatar. Solo diré que antes de eso hubo caminatas a campo traviesa, exploración en el bosque, visitas al pueblo más cercano: Plottier, y noches plagadas de sonidos extraños y mañanas que nos despertaban con el canto de las aves y los primeros rayos del sol. Nos divertimos bastante descubriendo el lugar y caminando en cada punto cardinal.
Caminábamos rumbo al camping cuando mi hermana me pide que la acompañe alejándonos del sendero con cierto apuro.
- Tengo que hacer pis, no llego a los baños.
- Mujeres, pasan de no tener ganas a mearse sin término medio.
- Y si, somos así, serví de algo y teneme el papel.
Una vez que encontró un árbol se sentó en la base sin siquiera esperar a que me de vuelta o me aleje. ¿Ya dije que éramos unidos? Si hubiera sido pervertido hubiera bastado agachar la cabeza para ver más de lo que debía.
En el silencio del bosque, empecé a escuchar el agüita golpetear contra el suelo al caer, sintiéndome muy incómodo. De repente, como recibiendo ayuda divina, un trueno se escuchó a la distancia permitiéndome romper el hielo.
- ¿Fuiste vos Noe? Que cochina.
- Ja- Ja, que gracioso, papel…- Ella se estiro para llegar al papel y casi se cae sobre el charquito.- Acércate, no tengas miedo, no tengo nada que no hayas visto en las playboy.
- ¿Otra vez revisaste mi armario?
Cuando termino de limpiarse y acomodarse (decidí mirar para otro lado por educación no porque me lo pidiera) los truenos retomaron su estruendo y el suave murmullo de las primeras gotas impactando las copas de los árboles se sintió.
- Apuremos que se larga, dale, dale.- Estirándola del brazo. Ya nos golpeaban las primeras gotas, gordas y pesadas. El murmullo de la tormenta crecía como la introducción de un tema en fade-in.
Llegamos a El Secreto y la desvié del edificio de administración a las carpas. Allí nos resguardamos del frío aguacero. Mi carpa era más grande, por ende, pasábamos la tormenta ahí, juntos, casi sin poder oírnos por el repiqueteo del agua contra la tienda, protegida por una loneta extra.
Sentí que me pateaban y tuve que sacarme los auriculares, Noe pedía mi atención. Estaba frente a mí, envuelta en la bolsa de dormir jugando con el celular mientras comía papitas. Teníamos provisiones para pasar la tormenta, no obstante, nos olvidamos de alguna revista o entretenimiento.
- Mi cel está muriendo, y algo me dice que tu reproductor también.
- Sí, no me quedan muchos minutos de música, encima dicen que va a llover toda la noche.
- Juguemos a algo, sino me muero.- Exigió con expresión de fastidio.
- ¿A qué? Con esta lluvia ni fuego podemos hacer.
- Verdad consecuencia.- Dijo con un poco de rubor en sus mejillas blancas y una chispa en los ojos.
- No se nota que tenes 18, es como de hace 5 años eso.
- ¿Tenes una mejor idea? – Dijo con mucha razón. La naturaleza tenía estas cosas, te abrazaba o te soltaba. En esos momentos, solo nos obsequiaba el tamborileo de la lluvia y nada por hacer, sin posibilidad de caminar, recorrer el pueblo, nada.- Dale, yo empiezo.
- Elijo verdad.- No recordaba cuando jugé por última vez, creo que fue a mis 13, en las fiestas entre adolescentes que en mi país, y en esos tiempos, se les decía “asaltos” se podía responder 2 preguntas pero a la tercera, venía el reto, sí o sí.
- ¿Primera vez?
- ¿Primera vez de qué? ¿Cuándo cogí por primera vez, o dónde o con quién cogí? Se puede una pregunta específica nomás, tramposa.
- Mmm ¿Cuándo fue tu primera vez?- Reformuló la picarona. Noe siempre había sido picante, de esas chicas divertidas, habladoras, que no se achicaban ni impresionaban fácilmente. Yo, en contraposición, era más bien el tranquilo y sabio de la familia, parecía tímido y cobarde por ser más racional pero no era así. Me gustaba usar pocas y precisas palabras.
- Fue cuando cumplí 18 y me fui de camping con Damián.- Ese comentario por sí solo podía dar lugar a un malentendido, por lo que aclaré antes de que replicara.- Le pagamos a una mujer y la metimos al camping de contrabando, un rato conmigo y después con él.
- ¿Una puta? Que bajo...- Dijo con un dejo de desilusión.- Hay hermanito, con lo facha que sos pagarle a una mina, es medio patético.
- Ya conteste. Ahora a me toca a mi.- Ignorando su apreciación. Estaba por preguntar si verdad o consecuencia y ella se adelanto. Elegía verdad.- ¿Sos virgen?
Noe se sonrojó, miró a un costado haciendo bailar esos ojazos azules y al final asintió poniendo una sonrisa angelical.
- ¿Cómo era esa prostituta? La de tu primera vez.- Formulo de toque, sin dudas estaba interesada en ese episodio clandestino que tuve a mis 18 años, en la misma situación que ella estaba ahora: acampando, con una compañía elegida, tras apenas cumplir la mayoría de edad.
- No me preguntaste si quería verdad o consecuencia, pero te contesto que era ante todo cara. Una bomba, rubia, de ojos claros, entre 25 y 30 años, pechos operados. Tremenda. La pagamos entre los dos y valió la pena. La volvimos a contratar a los pocos… bueno, ya me entendes.
- Como las que tenés en las revistas tuyas.- Observó.- Te gustan las rubias, veo.
- Si a full, me encantan, encima se parecía a Evangelina Anderson, un poco. – Dije preguntándome si se sentía triggereada. - Ya conteste me parece. Ahora me toca a mí.
La mire de arriba abajo, hasta hacerla sonrojar. Eso acompañado de que admití que me gustaban las blondas, debió de plantar una semilla de confusión en ella. Diablos, estaba tan buena, era una pena que fuera mi hermana, pensé, no obstante, podía preguntarle algo atrevido dado que eran las reglas del juego. Hábilmente y sin rodeos le pregunté cuál era su fantasía.
- Huy, complicada, quien me mando a jugar esto… mmm a ver dejame pensar.
- No me mientas, hace de cuenta que no soy tu hermano, dale.
- Es que como no tuve mi primera vez… si tuviera que elegir seria hacerlo al aire libre, me da un calor especial que me puedan descubrir, vos me entendés… es tan raro contarte esto hermano jaja.
- Interesante, muy interesante.- Admití- Parece que tenemos una conexión con estos lugares. Yo tuve mi debut en una carpa y vos podes algún día hacerlo en un sitio como este. Nos gusta la naturaleza se ve.
- Si, es verdad, nos parecemos en eso.- Clavándome la mirada.- Después de dos preguntas viene la consecuencia.
Antes de que pudiera admitir algo, los truenos nos acallaron. La lluvia no amainaba y el golpeteo nos obligaba a subir la voz. Antes de gritar, tuve una idea mejor. Me levante y me senté al lado de ella, envolviéndola con mi brazo, un gesto tierno que no era raro en mi. No sé si era la lluvia romántica, los temas de conversación o un sentido fraternal, pero la envolví en un medio abrazo y mi mente era envuelta en pensamientos inusuales.
- Quiero quedarme en tu carpa, esa es la consecuencia.- Me dijo al oído.
- No es muy grave, al contrario, hermanita, es un placer.- Y le bese la frente mientras la apretujé en mi abrazo.
- Te quiero hermanito, espero que pase rápido esta tormenta de mierda.
“Yo no, ojala llueva hasta mañana”. Pensé sin decírselo. A este punto era innegable. Mi hermana era demasiado rubia, demasiado linda, demasiado buena, hacía tiempo que había notado que era la personificación de la mujer perfecta para mí, y siendo mi hermana, era una maldición.
Me sentía impuro, indecente por pensar en ella de tal forma, pero si tenía la más mínima chance, el más mínimo deseo de ser algo más que su hermano por un momento, iba a aprovecharlo. Esa noche, bajo una lluvia casi romántica, al abrigo de nuestros cuerpos y una misma carpa, me dispuse a tener una aventura con esa rubia hermosa que, coincidentemente, era mi hermana.
Confesiones nocturnas
Ya no había luces de ninguna parte. Estábamos solos en la carpa, bajo el aguacero. Seguimos jugando, respondiéndonos preguntas, conociendo lados de nosotros que de otra forma, no hubiéramos conocido. Tanto ella como yo, nos soltamos y respondíamos cualquier pregunta.
Me sorprendió que mi santa hermanita no se durmiera nunca sin antes masturbarse una o dos veces. Por mi parte, revelé que el momento más incómodo lo tuve hace cinco años, cuando me desperté cerca de las 4 de la mañana y escuché a nuestros padres en la carpa continua viviendo sus aventuras.
- Nooo, jodeme, que incomodo ¿Mucho se escuchaba?
- Demasiado. Diría que hacían un 69, se escuchaban sus bocas en acción, muy ocupadas.
- ¡Hay no! ¡Qué zarpados! – Se escandalizo. – No me lo quiero imaginar.
- ¿No pensarás que no cogen nunca no? De hecho en nueve meses tenemos un hermano, pensa que los dejamos solos en casa, van a hacer alta fiesta.- Esto provocó risas escandalizadas de ella.
- ¡En lo que pensas! No creí que fueras tan atrevido, hermano.- Mencionó acrecentando la tensión sexual que amenazaba con reventar la carpa.
- Si supieras en lo que pienso, salís corriendo.- Dije para mis adentros.
- Ya es de noche, no sé si dormir o seguimos jugando.
- Me debes varias consecuencias, no te vas a ir sin deberme nada.- En cambio yo siempre que ella pidió se las había cumplido. En una oportunidad pidió ver la galería de mi celular (no se que esperaba encontrar) y tras desbloquearlo, se la enseñe. Más que unos memes zarpados y fotos nopor que me pasaban mis amigos no encontró nada que valiera la pena y se aburrió de chusmear. Otra penda fue comerse los conitos salados que había guardado de postre, era golosa pero no sé donde metía la comía.
- Mientras no me hagas salir a la lluvia creo que hago cualquier cosa, justo hoy tenía que caer este diluvio.
Mire mi celular, que tenía el brillo al mínimo para ahorrar, señalaba las 10, era temprano para dormirse pero ¿Qué otra cosa podía hacerse? El diablillo revoloteando a mi izquierda me susurraba ideas para matar el tiempo.
- Al contrario, no quiero que pases frío, así que tengo una idea.
- ¿A qué te réferis?- Preguntó sin poder contener la curiosidad.
- Compartamos bolsa de dormir…- Y abrí el cierre de la mía como una invitación.- Como en los viejos tiempos.
- Aunque me parece tiernísimo no tenemos el cuerpo de los viejos tiempos.- Expresó ilustrando su punto apretujándose los senos.- ¿Cuándo fue la última vez? ¿Hace 4 años?
- Probemos, vamos a estar calentitos, eso seguro.
Aunque no había luces, el suelo anunciaba sus pasos. Si llovía, aunque la tienda contaba con un suelo de goma eva y una lona especial, no nos aseguraba que se humedecería. Noe dejó su bolsa y se acostó sobre la mía, que estaba con el cierre abierto. Bien pegadita a mí, fui cerrando el cierre envolviendo nuestras piernas.
- Entramos bien, pero pegate más para que pueda cerrarla.
- ¿Vas a cerrarla toda?- Preguntó subiéndose arriba mío, sintiendo sus cabellos caer contra mi rostro y toda su humanidad sobre mí. Aunque no veía su expresión por estar oscuro, su voz se notaba nerviosa.
- Vemos, si nos da mucho calor no, pero como es térmica vamos a estar bien, hermanita. Apachúrrate así no te engancho con el cierre.
Fui subiendo el cierre muy lentamente, y cuando estaba en la altura de su cola, puse mi mano en ella y la aplaste un poco hacia abajo para que el cierre pasara. Sentí su suave trasero en mi mano, de un tamaño generoso y Noe se estremeció. Estábamos cadera contra cadera.
- Rodri… te estás zarpando. Esto parece una excusa para tocarme la colita.- Susurró sin moverse un milímetro mientras mi mano seguía ahí, en su trasero, palpándole una nalga.
- ¿Me estás diciendo que soy un pervertido? Obvio que lo soy.- Y lo terminé de subir hasta la mitad de su espalda. – No te das una idea…
- La hubieras hecho fácil y me lo pedías en una consecuencia.
– Prefiero gastar mi beneficio en otra cosa. Igual no te noto muy molesta con esto.
- Me parece raro - Noe río con nerviosismo.- Pero no sé, es divertido que te pedí para que me acompañaras por mi seguridad y me estás profanando peor que nadie. Me siento como en “durmiendo con el enemigo”
- Te quejas, te quejas y te quejas pero igual estás conmigo, abrazadita a mí, sin oponer resistencia.- Observé diciéndoselo al oído, aspirando para sentir su perfume.- Y no tiene nada de malo, hay cosas peores en el mundo que lo que hagan dos personas en su intimidad…
- Vaya, parece que tenías ensayado este discurso de hace mucho. No me sorprende- Dijo al final.- Las veces que encontré tus revistas playboy en tu pieza estaba buscando algo que estoy segura que vos tenes.
- Otra vez tocamos el tema de las revistas, te tienen traumada.
- Me faltan bombachas cada tanto, estoy segura que fuiste vos, pervertido.- Me confesó, atrapándome por completo.- No puede ser que las pierda tan seguido, no soy una puta barata.
- Me descubriste. Pero no exageres, tengo 3 nomás.- Admití provocando que me diera golpes de falso enojo y se sacudiera en la bolsa de dormir con una carcajada incómoda.
- ¡Que asqueroso, Rodrigo! ¡Yo que te quería tanto y sos un santiagueño!
Confesé que hace pocos años, cuando me iba a bañar, retiré el fuentón con la ropa sucia que estaba en la ducha y allí oí el canto de sirena. Una pequeña bombachita en la cima de la ropa, rosita, notablemente usada, a la espera de que la pusieran en el lavarropas. En cambio, la robé para darle un destino distinto usándola incontables veces para mis fantasías.
- Fue curiosidad, quería estimularme pensando en otras mujeres, hacer de cuenta que estaba en contacto con una, no pensaba en vos… al menos en un principio.
- ¡Yo sabía! ¡Qué pervertido, ladrón de bombachas! – Me chilló al oído, golpeándome el pecho – Y te saqué la confesión sin siquiera jugar, sos terrible Rodri.
- Te repito, es para encenderme imaginando otras chicas, te las devolvería pero no están como las dejaste, me deje llevar demasiado y las tuve que tirar.
Se hizo un momento de silencio. Sin darnos cuenta, el chaparrón era una llovizna, la resaca de la tormenta. La risa de Noelia amainó y sentí su respiración contra mi boca. Ella volvió a acomodarse sobre mí y mis manos la envolvieron. Toque su cadera en la piel pensando que al fin iba a pasar algo más interesante que solo palabras. Casi instintivamente mi boca se preparó para un beso que no vino.
- Me puse así para que vuelvas a subir el cierre, con el movimiento se bajó.
Obediente, poniendo una pausa las confesiones y el manoseo, subí el cierre casi hasta su cuello. Juntitos, nos dispusimos a dormir, pero Noe parecía tener más ganas de charlar, lo cual era bueno, yo tampoco quería dormir.
- Me va a doler la cabeza de tanta información que tuve hoy. Siento como si hubiera entrado en una escena del crimen escabrosa.
- Bueno, vos quisiste que viniera a solas con vos y jugar a esto, en un día así no queda otra que conocerse. Igual no te podes quejar, todo marchaba normal hasta hoy, lo que descubriste es porque te pusiste a revolver, digamos, en el fuentón de la ropa.
- No esperaba conocer cosas tan turbias de vos, aunque al menos no me aburrí. – Concedió consumiendo los minutos hasta casi las 11 y media. Entre charla y charla el tiempo había volado y llegaba el interesante momento de cerrar los ojos y dormir en esa interesante situación.
- Entonces, me pareció que dijiste que pensabas en otras chicas al principio, entonces al final pensabas en mi.- Me descubrió retomando el tema que para ella estaba inconcluso. Tenía memoria fotográfica para esos temas de conversación. Yo tenía la esperanza de que no se hubiera dado cuenta de mi desliz.
- Tanta charla que tuvimos, apuesto a que solo querías saber eso.
- ¿Y qué queres? Es re zarpado lo que hiciste, quiero saber por qué. Siempre sos buenísimo conmigo, un hermano ejemplar y ahora empiezo a creer que estabas siendo gentil para llevarme a la cama.
- No necesite llevarte a la cama, hoy viniste vos por tu cuenta.- Le retruqué y antes de que iniciara una rabieta proseguí.- Yo nunca voy a dejar de tratarte como te trato porque te quiero mucho, Noe, pero tampoco voy a negar que me pareces demasiado hermosa y cada vez me costó más verte solo como una hermana ¿Eso querías oír? Podes terminar con cualquier chico y tengo miedo de que un día caigas con un impresentable que no te respete, que te use, que te maltrate. Soy un hermano cuida ya lo sabes y ahora sabes también que tengo ideas malsanas, como un perro cuidando el asado más rico y jugoso jamás hecho.
- Interesante, esta carpa es como un confesionario veo. Me va a costar verte como antes después de esto.
- Te voy a tratar igual que siempre, no cambies tu forma de ser conmigo solo porque sea un pajero o huela tu ropa interior.- Ese recordatorio la hizo reír, y entre risa y risa, uno de su brazos me envolvió.- Capaz hablé de más, lo sé, es que sos la única a la que le puedo confiar todo y estoy feliz de estar acampando con vos y de esta lluvia, y de estar tan juntos…
- Sí, es romántico, lo admito.- Dijo sintiendo que se acercaba. Su pierna me envolvió y nuestras caderas quedaron frente a frente. Era imposible que no notara que la situación me tenía preparado para la guerra ahí abajo – No esperaba una noche así con vos hermano pero igual, podría aprovecharse.- Me reveló, dándome un vuelco en el corazón. Había dos maneras de tomarse mis confesiones, escandalizarse y construir un muro de frialdad entre ambos para mantener distancia, o aprovecharlo. Tenía esperanzas de que ocurriera lo segundo.
- Acércate, hermano, ya que te parezco tan linda y me tratás tan bien te voy a dar un regalo.
Mi corazón descarriló y rodó sorbe sí mismo como un auto a 250 km/h en una curva helada.
- Hasta mañana, Rodri.- Se despidió besándome en la boca.
Nuestros labios se quedaron juntos unos segundos hasta que inicie el movimiento envolvente clásico de los besos, lentamente, con puro cariño. Envolví su boquita con la mía mientras el abrazo se evidenciaba. Ella me envolvía con su pierna también, frotándose contra mí. Mi mano la tomó del rostro y acaricio sus cabellos mientras el beso se aceleraba.
Noe no retrocedía, no daba muestras de desagrado, solo de disfrute. Nuestros labios alternaban picos y chupones hasta que probé suerte y arremetí con mis labios y lengua exitosamente, la de ella me dio la bienvenida y por primera vez en un momento que voy a atesorar como el pervertido que soy, nos dimos un beso de lengua intenso, placentero, fogoso.
Me embriague con el sabor de su boca, con su respiración contra mí, sus caricias en mi pelo, en mi espalda. Por varios segundos mi lengua habitó su boquita sin darme cuenta que abajo tenía una erección incontenible, contra la que ella se frotaba. Casi parecía una competencia para ver quién cedía primero, y por supuesto que no iba a ser yo. Iba a besar esa boca el tiempo que me dejara hacerlo, ya sea 5 minutos, 20, o hasta que amanezca.
- Mmm hermano, le estás poniendo sentimiento.- Expresó en un jadeo dejando su boca para besar su cuello con devoción. - Esto está mal, si supieran papá y mamá nos matan.
- Estará mal pero se siente demasiado bien para mí.- Admití- ¿Les contarías esto a mama y papá?
- No, seguí, seguí.- Y tomándome del cuello volvió a encontrar mi boca. Las inhibiciones en mí siempre fueron pocas, pero en ese momento se volvieron nulas. Pase mi mano por debajo de su remera y acaricie su espalda, su trasero por sobre el pantalón, mientras nuestras lenguas se enroscaban y nos succionábamos hasta sentir la saliva chorreando de las comisuras.
- Me encanta el sabor de tu boca, hermanita.- Le susurré mientras me frotaba contra mi cuerpo cada vez más.- ¿Qué te parece si te doy una mano para dormirte?
- Mmm no sé, creo que sería mucho.
- Si no te gusta, me podes parar, dale, date vuelta hermanita, sinó no vas a pegar un ojo.
Noelia cedió y se dio vuelta en la bolsa de dormir. Me pegué a ella en la clásica cucharita, quedando mi brazo derecho haciéndole de almohada y el izquierdo libre a sus atropellos. Desde arriba le acaricie el cuerpo por sobre la ropa, sentí la suavidad de sus tetas. No tarde en, desde su vientre, meter mi mano bajo la remera y sentir su piel, la suavidad de su blanca piel y de sus pechos generosos, que se sintieron ardientes en mis manos. Habían madurado como frutas esos últimos años y hasta se sentían más pulposos de lo que parecían.
Noe empezó a gemir a medida que mi mano descendía y ella giraba para dejarse envolver por mis dos brazos, uno bajo su remera, masajeando sus tetas y la otra apretando su vientre, bajando, bajando, hasta llegar a su vagina sin escalas, sin tocar ni un solo bello. Sabía que debía de tener un tajito delicado, pero lo tenía tan depilado y pulcro que parecía nunca haber crecido nada allí.
- Ahh, ahhh, Rodri…- Se dejó llevar con mi abrazo estimulante.- Mis yemas entraron en acción tanto en sus tetas, acariciando sus pezones como en su entrepierna, frotándola a fondo, explorando su sexo que tanto tiempo había imaginado, hasta subir la temperatura y creer que se derretía en mis manos.
Cada vez que frotaba de arriba hacia abajo la sentía más ardiente, más húmeda, sus piernas intentaban abrirse hasta sentir que su pijama se rasgaba un poco, con mi mano cubriéndole la vulva, posicione dos dedos en su entrada y se los metí, provocando que se retuerza en mis brazos como una presa que quiere escapar. La sensación de placer la volvía loca a tal punto que no parecía notar que le pasaba la lengua por la boca y el rostro, ni menos que invadía su boca una vez más. Sus gemidos y el chapoteo de mi mano eran más audibles que las gotas de agua cayendo de los árboles en el bosque.
Mi mano se empapó por completo con sus jugos y ni así deje de colarle los dedos. Seguí y seguí sin importarme nada hasta que sentí un nuevo caudal aceitoso empapando mi mano y la respiración agitada de mi hermana calmándose, saciada, como un motor apagándose justo antes de que se fundiera.
Saqué mi mano del sexo de mi hermana totalmente empapada y me lleve los dedos a la boca para saborear hasta la última gota de su flujo, chupe cada dedo una y otra vez, como si hubiera degustado una comida que se come con las manos, y también las comisuras. Mi experiencia estaba casi completa, tras disfrutar de su ropa interior y estimularme con un solo sentido, ahora podía tener un nuevo combustible de pajas que era el exquisito sabor que me había dejado en la mano.
- Me parece a mí o se llovió toda la carpa, justo entre mis piernas.- Dijo Noe, recuperada del shock de sensaciones. Bromear era una buena señal y le festeje el chiste con entusiasmo.
- Alguna gotera debe de haber, intente poner el dedo pero se fugaba igual.- Le susurré, algo agotado por el esfuerzo mental y psicológico requerido para llegar a esa situación.- Si te quedo la bombachita sucia no la tires, ya sabes que le puedo dar varios usos.
- ¡Que asqueroso! – Me retó golpeándome el pecho antes de acomodarse de nuevo.- Sos terrible, al final estoy más en peligro con vos acá que con, no sé, Juan Darthes.
Ese chiste sí me saco una carcajada auténtica.
- Ahora sí, hasta mañana, Noe.- Y le besé la mejilla, y me acomodé en una cucharita en la que casi nos volvíamos uno solo.- Dormí tranquila, ahora me pongo en modo hermano y no te jodo más, hiciste a tu hermano muy feliz.
- Y vos me hiciste sentir algo muy rico, hasta mañana Rodri. Te quiero.
“No te jodo hasta mañana, por lo menos” – Pensé, dejándome llevar por el sueño de un largo pero interesante día que prometía ser único, pero no el mejor de nuestras vacaciones en solitario.
Continuara
Gracias por leer! Si les gustó esta nueva historia y quieren ver como sigue muéstrenme su apoyo dejando puntos, comentarios, lo que gusten. Así veo que les interesó y le metó pilas.
21 comentarios - Noches de camping con mi hermana
(Bue.... fueron todos los elogios de una. Ahora a ver cómo sigue)
Si no te molesta la temática gay, te pido que leas uno de mis relatos, "Tuercas y Tornillos" que, aunque es más explícito, creo que lo vas a encontrar interesante.
http://www.poringa.net/posts/relatos/2279757/Loly-1-Parte.html
Saludos!