Hace rato que la fantasía rondaba por mi cabeza. Alguna vez fue sólo una curiosidad. Decidirme a concretarlo es lo que me hacía pensar y pensar al respecto.
Nunca llamó mi atención esos sitios donde “estos servicios” se venden pero algo en mí fue cambiando de parecer.
Empecé a ingresar una y otra vez, a curiosear, a juzgar solo por fotos o comentarios. No sabía que creer o que buscar o que encontrar hasta que un perfil sin demasiada descripción y con algunas pocas fotos, captó mi atención.
Por semanas, me dediqué a seguir investigando la oferta y servicios prestados en diferentes sitios y plataformas. Pero ese perfil, esa persona seguía llamando mi atención por algún motivo. Me animé y lo agendé. En su whatsapp tenía una de las mismas fotos de su “perfil laboral”.
Paso tiempo, no sé cuánto, tal vez algunos meses hasta que decidí a escribirle un mediodía. Le pregunté que ofrecía, cómo era el tema de sus servicios. Respondió muy rápidamente con un audio diciendo que tenía departamento privado, que no había límite de tiempo, bla bla bla. ¿Encantador?, ¿sonaba bien? Sí. Sí.
Le conté lo que yo buscaba, que no tenía experiencia en este tema y que más que todo era curiosidad. Acepté su tarifa más baja, la del “servicio básico” y además me la rebajó un poco más. ¿Durante la semana se cobrará menos o se tendrá contemplación con los primerizos? Mmm tengo que dejar de preguntarme todo o, en realidad, preguntárselo a quién corresponde.
“¿Buscás para hoy?” fue una de sus preguntas. Así que arreglamos horario para ese mismo día luego de mi jornada laboral.
Preparé mi billetera, sólo dejé el dinero que habíamos acordado. Pasé muchos nervios en el camino, sentía las pulsaciones a mil, ya no sabía si iba a disfrutarlo y que tal vez sería dinero tirado. Seguía pensando en mi seguridad, en que estaría atento a todos sus movimientos, que no iba a aceptarle nada de tomar. Pensé en desistir en un momento pero era hoy o ¿nunca?
Finalmente llegué al domicilio a la hora acordada. Toco el portero, me contesta que ya baja…
Nunca llamó mi atención esos sitios donde “estos servicios” se venden pero algo en mí fue cambiando de parecer.
Empecé a ingresar una y otra vez, a curiosear, a juzgar solo por fotos o comentarios. No sabía que creer o que buscar o que encontrar hasta que un perfil sin demasiada descripción y con algunas pocas fotos, captó mi atención.
Por semanas, me dediqué a seguir investigando la oferta y servicios prestados en diferentes sitios y plataformas. Pero ese perfil, esa persona seguía llamando mi atención por algún motivo. Me animé y lo agendé. En su whatsapp tenía una de las mismas fotos de su “perfil laboral”.
Paso tiempo, no sé cuánto, tal vez algunos meses hasta que decidí a escribirle un mediodía. Le pregunté que ofrecía, cómo era el tema de sus servicios. Respondió muy rápidamente con un audio diciendo que tenía departamento privado, que no había límite de tiempo, bla bla bla. ¿Encantador?, ¿sonaba bien? Sí. Sí.
Le conté lo que yo buscaba, que no tenía experiencia en este tema y que más que todo era curiosidad. Acepté su tarifa más baja, la del “servicio básico” y además me la rebajó un poco más. ¿Durante la semana se cobrará menos o se tendrá contemplación con los primerizos? Mmm tengo que dejar de preguntarme todo o, en realidad, preguntárselo a quién corresponde.
“¿Buscás para hoy?” fue una de sus preguntas. Así que arreglamos horario para ese mismo día luego de mi jornada laboral.
Preparé mi billetera, sólo dejé el dinero que habíamos acordado. Pasé muchos nervios en el camino, sentía las pulsaciones a mil, ya no sabía si iba a disfrutarlo y que tal vez sería dinero tirado. Seguía pensando en mi seguridad, en que estaría atento a todos sus movimientos, que no iba a aceptarle nada de tomar. Pensé en desistir en un momento pero era hoy o ¿nunca?
Finalmente llegué al domicilio a la hora acordada. Toco el portero, me contesta que ya baja…
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