Recuerdo que era verano. Llegaba del instituto a eso de las 3 a casa de mis padres para comer. Hacía calor, tanto que cuando entré en casa lo primero que hice fue quedarme en calzoncillos y camiseta. Era como ser libre.
Me senté a comer. Mi padre me empezó a decir que por favor enviara un correo electrónico a un amigo suyo, que él no sabía hacerlo. Yo estaba cansado, no hice ni caso y me fui a acostar. En la cama empecé a notar como mi polla cada vez se estaba poniendo más dura. Así de repente. Cosas del calor y la edad pensé. Estaba tan cansado que ni una paja me pude hacer.
Al despertarme de la siesta, salí de mi habitación hacia un largo pasillo que da a un despacho que utilizábamos toda la familia.
-¿Hola? grité sin obtener respuesta.
Estaba solo. De repente, las ganas de hacerme una paja, el calentón volvieron a mi como si de una erupción volcánica se tratara. Encendí el ordenador, tenía mi polla muy dura, como casi nunca la había tenido así. Podía notar el pulso de mi cuerpo en el tacto de mis dedos con mi pene. No podía esperar más. El corazón se me aceleraba, exhalaba aire por mi boca mientras mi mano se contoneaba por debajo de mis calzoncillos cuando entonces escuche el ruido de las llaves girar el pomo de mi casa.
Rápido, me subí los calzoncillos.
-Hola, ya hemos vuelto, dijeron mis padres.
Yo seguía con la polla a punto de ebullición, me puse unos pantalones cortos para disimular la erección. Sostuve el aire por segundos, mientras escuchaba a mi padre subir la escalera para llegar al cuarto en donde yo estaba, en un intento desesperado por controlar mi polla.
- ¿Has mandado el correo electrónico?, me dijo.
- No, se me ha olvidado.
- Pues hazlo ahora, que es importante. Terminó la conversación mi padre.
Entré en el correo de mis padres, mandé el mail con la información y datos que me había pedido. Al cerrar el mail, noté que había un mensaje recién llegado a la bandeja de entrada. "la tentación". Lo abrí. Estaba solo en aquella habitación. Era un correo con un montón de direcciones. Pensé que era spam. Pero de pronto advertí que tenía varias fotografías adjuntadas. Era mi tío con una amante. Una mujer madura y mulata llamada Marta.
Cuando vi la primera foto, solo salía Marta, tumbada en una cama con unas pequeñas bragas blancas y sin sujetador. sus enormes pechos crecían al tiempo que mis pupilas se iban dilatando. pasé a la siguiente foto. Mi pulso se empezó a acelerar. En ésta se podía ver a Marta mamando la polla de mi tío. Mis ojos se dirigían a esos carnosos labios, mientras mi polla entraba en un punto de no retorno. Estaba dura, durísima. Y mojada. Estaba muy excitado, pese a saber lo que estaba sucediendo. El cabrón de mi tío se estaba follando a otra.
No lo dude, esa mujer madura, de piel mulata y de pezones oscuros había atrapado mi mente, mi cuerpo, mi polla... Cerré la puerta con cuidado para que mis padres no escuchasen nada. Me bajé los pantalones, me quite los calzoncillos y empecé a pajearme. Quedaban 3 fotos adjuntas más. El ritmo de mi mano meneando mi polla iba al compás mientras pasaba las fotos. No podía parar de fijarme en sus grandes pechos, en su precioso coño y en sus nalgas. Me la imaginé conmigo, en aquella habitación, haciéndome la paja. Volví a notar mi pulso transmitido por mi pene, noté un escalofrío que me recorrió por todo el cuello, hasta que finalmente me corrí.
Estaba exhausto, cansado. Con miedo y vergüenza cerré rápido el correo de mis padres, limpie la corrida que había bañado todo el suelo y salí de la habitación. Al llegar a la zona en la que estaban mis padres, me dijeron que habían recibido un mensaje que abriese el correo. Yo, ruborizado, hice como si no los escuchase. Pero me obligaron a abrir el correo.
Yo desde entonces, sigo pensando en aquella mujer madura, de piel morena y de pezones oscuros.
Me senté a comer. Mi padre me empezó a decir que por favor enviara un correo electrónico a un amigo suyo, que él no sabía hacerlo. Yo estaba cansado, no hice ni caso y me fui a acostar. En la cama empecé a notar como mi polla cada vez se estaba poniendo más dura. Así de repente. Cosas del calor y la edad pensé. Estaba tan cansado que ni una paja me pude hacer.
Al despertarme de la siesta, salí de mi habitación hacia un largo pasillo que da a un despacho que utilizábamos toda la familia.
-¿Hola? grité sin obtener respuesta.
Estaba solo. De repente, las ganas de hacerme una paja, el calentón volvieron a mi como si de una erupción volcánica se tratara. Encendí el ordenador, tenía mi polla muy dura, como casi nunca la había tenido así. Podía notar el pulso de mi cuerpo en el tacto de mis dedos con mi pene. No podía esperar más. El corazón se me aceleraba, exhalaba aire por mi boca mientras mi mano se contoneaba por debajo de mis calzoncillos cuando entonces escuche el ruido de las llaves girar el pomo de mi casa.
Rápido, me subí los calzoncillos.
-Hola, ya hemos vuelto, dijeron mis padres.
Yo seguía con la polla a punto de ebullición, me puse unos pantalones cortos para disimular la erección. Sostuve el aire por segundos, mientras escuchaba a mi padre subir la escalera para llegar al cuarto en donde yo estaba, en un intento desesperado por controlar mi polla.
- ¿Has mandado el correo electrónico?, me dijo.
- No, se me ha olvidado.
- Pues hazlo ahora, que es importante. Terminó la conversación mi padre.
Entré en el correo de mis padres, mandé el mail con la información y datos que me había pedido. Al cerrar el mail, noté que había un mensaje recién llegado a la bandeja de entrada. "la tentación". Lo abrí. Estaba solo en aquella habitación. Era un correo con un montón de direcciones. Pensé que era spam. Pero de pronto advertí que tenía varias fotografías adjuntadas. Era mi tío con una amante. Una mujer madura y mulata llamada Marta.
Cuando vi la primera foto, solo salía Marta, tumbada en una cama con unas pequeñas bragas blancas y sin sujetador. sus enormes pechos crecían al tiempo que mis pupilas se iban dilatando. pasé a la siguiente foto. Mi pulso se empezó a acelerar. En ésta se podía ver a Marta mamando la polla de mi tío. Mis ojos se dirigían a esos carnosos labios, mientras mi polla entraba en un punto de no retorno. Estaba dura, durísima. Y mojada. Estaba muy excitado, pese a saber lo que estaba sucediendo. El cabrón de mi tío se estaba follando a otra.
No lo dude, esa mujer madura, de piel mulata y de pezones oscuros había atrapado mi mente, mi cuerpo, mi polla... Cerré la puerta con cuidado para que mis padres no escuchasen nada. Me bajé los pantalones, me quite los calzoncillos y empecé a pajearme. Quedaban 3 fotos adjuntas más. El ritmo de mi mano meneando mi polla iba al compás mientras pasaba las fotos. No podía parar de fijarme en sus grandes pechos, en su precioso coño y en sus nalgas. Me la imaginé conmigo, en aquella habitación, haciéndome la paja. Volví a notar mi pulso transmitido por mi pene, noté un escalofrío que me recorrió por todo el cuello, hasta que finalmente me corrí.
Estaba exhausto, cansado. Con miedo y vergüenza cerré rápido el correo de mis padres, limpie la corrida que había bañado todo el suelo y salí de la habitación. Al llegar a la zona en la que estaban mis padres, me dijeron que habían recibido un mensaje que abriese el correo. Yo, ruborizado, hice como si no los escuchase. Pero me obligaron a abrir el correo.
Yo desde entonces, sigo pensando en aquella mujer madura, de piel morena y de pezones oscuros.
1 comentarios - El Jovencito Jose, su tio y una puta