DÉCIMO NOVENAPARTE: Solo temo a seguir con vida
Mi nueva vida era desgastante. Mantener a Lauray Diana me resultaba complejo. Majo seguía sin conseguir trabajo y yo debíaencargarme de nuestro mantenimiento, eso, sumado a la cuota para Laura me teníaal borde de la quiebra.
No sabía qué hacerpues era evidente que esto iba a ser insostenible. Majo empezó a notar laescasez y no paró de preguntar por el destino del dinero. Me pregunto si eraadicto al juego, a las putas o a alguna droga, pues no hallaba forma deexplicar la fuga del dinero.
Yo inventaba pretextosabsurdos como continuos arreglos del coche, o del celular, o de cualquier otroartefacto que se pueda descomponer. Pero majo no era estúpida, pues poco creíaen mis palabras.
Su suspicacia fue alalza. Aprovechó cualquier oportunidad para revisar mis estados de cuenta, micelular, mi laptop y cualquier otro dispositivo o fuente de información de misestados financieros.
Y lo inevitable llegó.Majo descubrió que estaba manteniendo dos hogares. Me lo hizo saber de la formamás terrible.
Una tarde al volverdel trabajo no encontré a Majo en casa. Estaba Isabella sola, situación quedespertó mi ira, pues no concebía que la niña, estando tan pequeña, se quedarasola en casa. Pero luego esa sensación de rabia y enojo se transformó, seconvirtió en tristeza tras encontrar y leer una carta que Majo había dejadosobre la cama.
“No sé qué hacer, estoy desesperada, ya no puedo más. Quiero gritar,quiero escapar, estoy harta, quiero acabar con todo esto, con esta malditaansiedad y decepción. Este es mi fin, ya no puedo más; el corazón me late y seme sale del pecho por mi angustia, el dolor me carcome, y este engaño medestroza por dentro. Estoy sola, pensé tener un gran apoyo en mi familia, perohoy he descubierto que estoy sola, que todos me han traicionado.
Hoy mi cabeza no sabe qué pensar. Fuiste unapersona muy importante para mí, te amé demasiado hasta el último día de mivida, pero debo decirte que en los últimos minutos te odié hasta más no poder.
Quise hablar de esto con alguien, pero cuandopensé en la gente que supuestamente me ha querido, me di cuenta que de todosrecibí una traición. Siento mucho el dolor que voy a causar a quienes quedan yprofesan afecto, cariño o amor por mí, aunque sigo pensando y no sé quién puedaser.
Cuando a una persona lo abandona la esperanza,los anhelos, los planes; nada tiene sentido ¿O acaso no está formado el futuropor este triángulo?
Todo eso ha sido reemplazado en mi vida por unasensación de vacío, y la naturaleza aborrece el vacío. No puedo seguir lidiandocon ello, no puedo volver a engañarme con que nada de esto ha sucedido.
Tu actitud mató mis ganas de luchar por ti, pormí y por nosotros. Te amé con locura, pero hoy te desprecio ¡Hasta siempre!”.
Leí la nota y quedéestupefacto, helado. Tomé a Isabella, la subí al coche y partí desesperado, sinrumbo fijo pues no sabía dónde ir a buscar a Majo. Lo primero que se me ocurrió fue ir a casa de sus padres,pero allí no estaba. Tampoco en casa de sus amigas más cercanas. Fui a casa deJavier, pensando que en un momento de rabia podría entregarse a los brazos deotro de los hombres que amo. Pero tampoco la encontré.
Estaba completamentedesesperado, pues no sabía en dónde buscarla. Y lo peor estaba por llegar.
Pasaron apenas unashoras, cayó la noche y recibí una llamada demoledora. Me pedían ir a la oficinaforense ir a reconocer un cadáver. Imaginé lo peor y minutos después lo iba aconfirmar.
Llegué y procedieron amostrarme el cadáver. Efectivamente era Majo, aunque era difícil de reconocer,pues había saltado de un acantilado, cercano a la ciudad y con alta tradiciónde suicidios cerca a esta ciudad. Su cuerpo había estallado al chocar contra elsuelo, pero supe que era ella por su vestimenta, y por las partes de su cuerpoque a{un eran reconocibles.
Me sentía desecho pordentro. La tristeza era infinita y el sentimiento de culpa total, pues sabíaque mi actuar había desencadenado en la muerte del amor de mi vida. A la vez mesentía repugnante y miserable, pues entendía que esto era completamente miculpa. No sabía cómo iba a explicárselo a Isabella cuando fuera más grande, nicómo iba a contarle esto a la familia de Majo, si es que no lo sabía ya. Penséen seguir los pasos de Majo, pero dejar huérfana a Isabella sería una canalladaaún mayor, así que lo descarté.
La depresión me llevóa hundirme en el consumo de licor, perdí mi trabajo y la cordura por unosmeses.
Laura seguíaapareciendo puntualmente para cobrar la pensión pactada. Pero llegó un momentoen que mi iliquidez no me permitió cumplir con la cuota pactada. Laura entendiómi depresión, mi delicado estado mental, y fue increíblemente ella la que seencargó de consolarme y hacerme recapacitar; fue ella quien me sacó de misdelirios depresivos.
Decidí comenzar decero con Laura. Mutuamente olvidamos el rencor que en algún momento pudimossentir por el otro, teniendo en cuenta además que había dos pequeñas a nuestrocargo.
Lamentablemente paraLaura y para mí este fue el final de la relación con el resto de la familia,pues, con justa causa, yo ya no era aceptado entre ellos. Tampoco Laura en casode que se enteraran de que ella había rehecho su vida conmigo, aunque creo quejamás se enteraron de esa situación.
Twitter: @felodel2016
Mi nueva vida era desgastante. Mantener a Lauray Diana me resultaba complejo. Majo seguía sin conseguir trabajo y yo debíaencargarme de nuestro mantenimiento, eso, sumado a la cuota para Laura me teníaal borde de la quiebra.
No sabía qué hacerpues era evidente que esto iba a ser insostenible. Majo empezó a notar laescasez y no paró de preguntar por el destino del dinero. Me pregunto si eraadicto al juego, a las putas o a alguna droga, pues no hallaba forma deexplicar la fuga del dinero.
Yo inventaba pretextosabsurdos como continuos arreglos del coche, o del celular, o de cualquier otroartefacto que se pueda descomponer. Pero majo no era estúpida, pues poco creíaen mis palabras.
Su suspicacia fue alalza. Aprovechó cualquier oportunidad para revisar mis estados de cuenta, micelular, mi laptop y cualquier otro dispositivo o fuente de información de misestados financieros.
Y lo inevitable llegó.Majo descubrió que estaba manteniendo dos hogares. Me lo hizo saber de la formamás terrible.
Una tarde al volverdel trabajo no encontré a Majo en casa. Estaba Isabella sola, situación quedespertó mi ira, pues no concebía que la niña, estando tan pequeña, se quedarasola en casa. Pero luego esa sensación de rabia y enojo se transformó, seconvirtió en tristeza tras encontrar y leer una carta que Majo había dejadosobre la cama.
“No sé qué hacer, estoy desesperada, ya no puedo más. Quiero gritar,quiero escapar, estoy harta, quiero acabar con todo esto, con esta malditaansiedad y decepción. Este es mi fin, ya no puedo más; el corazón me late y seme sale del pecho por mi angustia, el dolor me carcome, y este engaño medestroza por dentro. Estoy sola, pensé tener un gran apoyo en mi familia, perohoy he descubierto que estoy sola, que todos me han traicionado.
Hoy mi cabeza no sabe qué pensar. Fuiste unapersona muy importante para mí, te amé demasiado hasta el último día de mivida, pero debo decirte que en los últimos minutos te odié hasta más no poder.
Quise hablar de esto con alguien, pero cuandopensé en la gente que supuestamente me ha querido, me di cuenta que de todosrecibí una traición. Siento mucho el dolor que voy a causar a quienes quedan yprofesan afecto, cariño o amor por mí, aunque sigo pensando y no sé quién puedaser.
Cuando a una persona lo abandona la esperanza,los anhelos, los planes; nada tiene sentido ¿O acaso no está formado el futuropor este triángulo?
Todo eso ha sido reemplazado en mi vida por unasensación de vacío, y la naturaleza aborrece el vacío. No puedo seguir lidiandocon ello, no puedo volver a engañarme con que nada de esto ha sucedido.
Tu actitud mató mis ganas de luchar por ti, pormí y por nosotros. Te amé con locura, pero hoy te desprecio ¡Hasta siempre!”.
Leí la nota y quedéestupefacto, helado. Tomé a Isabella, la subí al coche y partí desesperado, sinrumbo fijo pues no sabía dónde ir a buscar a Majo. Lo primero que se me ocurrió fue ir a casa de sus padres,pero allí no estaba. Tampoco en casa de sus amigas más cercanas. Fui a casa deJavier, pensando que en un momento de rabia podría entregarse a los brazos deotro de los hombres que amo. Pero tampoco la encontré.
Estaba completamentedesesperado, pues no sabía en dónde buscarla. Y lo peor estaba por llegar.
Pasaron apenas unashoras, cayó la noche y recibí una llamada demoledora. Me pedían ir a la oficinaforense ir a reconocer un cadáver. Imaginé lo peor y minutos después lo iba aconfirmar.
Llegué y procedieron amostrarme el cadáver. Efectivamente era Majo, aunque era difícil de reconocer,pues había saltado de un acantilado, cercano a la ciudad y con alta tradiciónde suicidios cerca a esta ciudad. Su cuerpo había estallado al chocar contra elsuelo, pero supe que era ella por su vestimenta, y por las partes de su cuerpoque a{un eran reconocibles.
Me sentía desecho pordentro. La tristeza era infinita y el sentimiento de culpa total, pues sabíaque mi actuar había desencadenado en la muerte del amor de mi vida. A la vez mesentía repugnante y miserable, pues entendía que esto era completamente miculpa. No sabía cómo iba a explicárselo a Isabella cuando fuera más grande, nicómo iba a contarle esto a la familia de Majo, si es que no lo sabía ya. Penséen seguir los pasos de Majo, pero dejar huérfana a Isabella sería una canalladaaún mayor, así que lo descarté.
La depresión me llevóa hundirme en el consumo de licor, perdí mi trabajo y la cordura por unosmeses.
Laura seguíaapareciendo puntualmente para cobrar la pensión pactada. Pero llegó un momentoen que mi iliquidez no me permitió cumplir con la cuota pactada. Laura entendiómi depresión, mi delicado estado mental, y fue increíblemente ella la que seencargó de consolarme y hacerme recapacitar; fue ella quien me sacó de misdelirios depresivos.
Decidí comenzar decero con Laura. Mutuamente olvidamos el rencor que en algún momento pudimossentir por el otro, teniendo en cuenta además que había dos pequeñas a nuestrocargo.
Lamentablemente paraLaura y para mí este fue el final de la relación con el resto de la familia,pues, con justa causa, yo ya no era aceptado entre ellos. Tampoco Laura en casode que se enteraran de que ella había rehecho su vida conmigo, aunque creo quejamás se enteraron de esa situación.
Twitter: @felodel2016
3 comentarios - Cogí con mi novia, su madre y sus hermanas (capítulo 19)
Ojala no pasen 4 años para el siguiente capítulo 😂
P.D: En el post anterior deje una explicación sobre tus post desaparecidos, ojala te sirva. 😉