Una mañana entra en su propio despacho, pero no se sorprende al encontrarme ahí, me sorprende él a mí, tomándome de la cintura y baja lentamente hasta mis nalgas, apretándome con fuerza.
Para esos momentos yo ya me había dejado llevar por lo excitante de la situación, Ricardo sube hasta mis pechos, y me los acaricia lentamente, mientras poco a poco ya se va notando por encima de mi blusa mis pezones súper erectos.
Los sigue acariciando con maestría, y me dejo llevar, la excitación me había dominado,
Yo empiezo a acariciarle el abdomen y voy bajando tan lentamente como él antes lo había hecho, hasta encontrarme con un enorme bulto, tan duro que me quitó la respiración.
De repente su lentitud y suavidad se trasforma en frenesí y de un manotazo me arranca la blusa, dejando al aire mis pechos
Me los beso apasionadamente y lame con todo su ímpetu, yo no puedo dejar de suspirar profundamente, me abre las piernas y me apoya encima de la mesa del despacho, me quita los jeans y la tanguita rosa, ya completamente mojado, y empieza a lamerme mi conchita como nunca, jugueteando con mi clítoris como un auténtico desesperado.
estaba en su escritorio abierta de piernas y recibiendo un rico oral, uno que me tenía con los ojos en blanco, él era un maestro con su lengua,
No pude resistir más, la excitación me dominaba, mi cuerpo estaba en el éxtasis y me vine, teniendo un fenomenal orgasmo.
Al darse cuenta, paró repentinamente, y se sienta en su sillón, lo sigo, me agacho y me meto la punta de su enorme verga en la boca, la saboreo lentamente y me la meto enterita de golpe.
El ritmo se va acelerando y él empieza a acompañar mis movimientos con los suyos, me devoraba su carne, él continuaba moviéndose y gimiendo como loco.
Cuando noté que iba a venirse me aparté y él se enfadó, pero quería hacerle “sufrir” un poquito, el con respiración agitad me reclama, pero yo aún quería gozar un poco más.
Le hago señas de que se levante y se viene conmigo hasta el sofá del despacho, se sienta y a mí me encanta saltar encima de una verga, así que sin pensármelo dos veces me siento encima de él, me la clavé y empecé a saltar, arriba y abajo, primero suavemente, luego en círculos y cada vez más rápido.
Mis pechos saltando y él me los acariciaba, mordía y empezó un arriba y abajo frenético, apretaba mis nalgas con desesperación, yo continuaba saltando, sabía que pronto se correría, pero él me pido me levantara.
Yo lo obedecí y me pidió me pusiera en cuatro y así lo hice, él estaba encantado de tenerme así, abría mis nalgas y metía su verga en medió, masajeándose mientras me acariciaba la cabeza, de pronto empezó a ensartármela, era muy rico, la tenía muy grande y gruesa.
mi suegro me embestía con fuerza, yo jadeaba y me movía en círculos, él tomaba impulso y a gran velocidad me ensartaba una y otra vez, mis nalgas chocaban con su pelvis,
Yo sabía que sus embestidas no durarían más, así que me moví como toda una perra en celo, él no toleró mis movimientos y comenzó a gritar de placer…
¡Que orgasmo!! El me lleno mi cola de semen, ambos jadeamos y gemíamos de placer, éramos dos animales el quedo encima mío, mientras por mis piernas escurría su cálida leche.
Como toda una puta, bajea limpiarle su verga, la devoraba succionando sus fluidos y los míos, él se retorcía, el placer que le generaba era inmenso y yo también disfrutaba de cómo su verga perdía su dureza en mi boca.
Para esos momentos yo ya me había dejado llevar por lo excitante de la situación, Ricardo sube hasta mis pechos, y me los acaricia lentamente, mientras poco a poco ya se va notando por encima de mi blusa mis pezones súper erectos.
Los sigue acariciando con maestría, y me dejo llevar, la excitación me había dominado,
Yo empiezo a acariciarle el abdomen y voy bajando tan lentamente como él antes lo había hecho, hasta encontrarme con un enorme bulto, tan duro que me quitó la respiración.
De repente su lentitud y suavidad se trasforma en frenesí y de un manotazo me arranca la blusa, dejando al aire mis pechos
Me los beso apasionadamente y lame con todo su ímpetu, yo no puedo dejar de suspirar profundamente, me abre las piernas y me apoya encima de la mesa del despacho, me quita los jeans y la tanguita rosa, ya completamente mojado, y empieza a lamerme mi conchita como nunca, jugueteando con mi clítoris como un auténtico desesperado.
estaba en su escritorio abierta de piernas y recibiendo un rico oral, uno que me tenía con los ojos en blanco, él era un maestro con su lengua,
No pude resistir más, la excitación me dominaba, mi cuerpo estaba en el éxtasis y me vine, teniendo un fenomenal orgasmo.
Al darse cuenta, paró repentinamente, y se sienta en su sillón, lo sigo, me agacho y me meto la punta de su enorme verga en la boca, la saboreo lentamente y me la meto enterita de golpe.
El ritmo se va acelerando y él empieza a acompañar mis movimientos con los suyos, me devoraba su carne, él continuaba moviéndose y gimiendo como loco.
Cuando noté que iba a venirse me aparté y él se enfadó, pero quería hacerle “sufrir” un poquito, el con respiración agitad me reclama, pero yo aún quería gozar un poco más.
Le hago señas de que se levante y se viene conmigo hasta el sofá del despacho, se sienta y a mí me encanta saltar encima de una verga, así que sin pensármelo dos veces me siento encima de él, me la clavé y empecé a saltar, arriba y abajo, primero suavemente, luego en círculos y cada vez más rápido.
Mis pechos saltando y él me los acariciaba, mordía y empezó un arriba y abajo frenético, apretaba mis nalgas con desesperación, yo continuaba saltando, sabía que pronto se correría, pero él me pido me levantara.
Yo lo obedecí y me pidió me pusiera en cuatro y así lo hice, él estaba encantado de tenerme así, abría mis nalgas y metía su verga en medió, masajeándose mientras me acariciaba la cabeza, de pronto empezó a ensartármela, era muy rico, la tenía muy grande y gruesa.
mi suegro me embestía con fuerza, yo jadeaba y me movía en círculos, él tomaba impulso y a gran velocidad me ensartaba una y otra vez, mis nalgas chocaban con su pelvis,
Yo sabía que sus embestidas no durarían más, así que me moví como toda una perra en celo, él no toleró mis movimientos y comenzó a gritar de placer…
¡Que orgasmo!! El me lleno mi cola de semen, ambos jadeamos y gemíamos de placer, éramos dos animales el quedo encima mío, mientras por mis piernas escurría su cálida leche.
Como toda una puta, bajea limpiarle su verga, la devoraba succionando sus fluidos y los míos, él se retorcía, el placer que le generaba era inmenso y yo también disfrutaba de cómo su verga perdía su dureza en mi boca.
4 comentarios - mi suegro me coge en la oficina