LAS BOLAS CHINAS
Ha llegado, abro el paquete y ahí está, unas bolas chinas vibratorias.
Wow, me muero de ganas de probarlas, pienso como hacerlo, y ya está la idea está clara, y voy a disfrutarlo. Me siento como una niña la noche de Reyes.
Mi coñito está de lo más contento, ha llegado un nuevo juguete para él, le paso una mano por encima como para felicitarle y casi puedo notar como si fuera una aspiradora de lo feliz que se le notaba, mis dedos se escapan y casi sin querer acarician por encima el clítoris.
mmmm… que maravilla, mientras la otra mano, casi tomando vida propia, me acaricia los pezones, con una mano pellizcando y con la otra llamándome a la puerta del deseo.
Me dejo caer sobre la cama, ya desnuda cojo el nuevo juguetito y comienza a vibrar. Mi corazón se acelera, mi mano busca la entrada de mi más que contento coñito. Me meto con cuidado las bolas y siento un escalofrío que recorre mi cuerpo, mi bello se pone de punta y mis pezones más duros que nunca.
Bajo la potencia con el mando, está al máximo, lo bajo y me relajo. Dios, por un momento he sentido a los cuatro jinetes del apocalipsis dentro de mi coño.
Me visto, me pongo un diminuto tanga, y la primera ropa que tengo a mano. Una faldita, una camiseta, unas sandalias y un bolsito para las llaves y la cartera.
He decidido darme una vuelta por el barrio a ver qué ocurre, voy a pasearme con mis bolas chinas dándome placer. Quiero sentir la sensación de correrme delante de todos los vecinos sin que ellos se den cuenta.
Comienzo a caminar, despacio, muy despacio, voy mirando escaparates, así cuando siento que mi coño se estremece disimulo. En una mano llevo el mando y a modo de prueba lo subo al máximo un momento. Joder que si funciona, He sentido como de repente mi coño se ponía a vibrar brutalmente. Lo bajo de intensidad y comienzo a pasear.
Mis labios denotaban una estúpida sonrisa, de esas que sé que quedan pegadas a la cara y ya no se van. Sentía como me vibraban las bolas, y poco a poco fui subiendo la intensidad. Paso por un súper, veo que hay poca gente y pienso, que mejor sitio para correrme que dentro del súper.
Voy derecha a donde están los congelados, hace muchísimo calor, y estoy empapada, tanto por fuera de sudor, como por dentro de mi tanga y en esta zona del súper se está muy fresquita.
Noto que mi empapado coño comenzaba a dar espasmos, me detengo y cojo una bolsa de guisantes para disimular, estaba a punto de correrme, cuando sentí una voz.
—¿Le ocurre algo señora, le puedo ayudar?
Siento mi corazón detenerse, apenas puedo articular palabra, me estoy casi corriendo y un dependiente dice que si me puede ayudar.
Me giro, me le quedo mirando a los ojos y sin decir palabra acerco mi mano por encima de la falda a mi coño. Le miro a los ojos y con la lengua relamo mis labios.
—Ufff, ya veo que está bien, muy bien. Si quiere puede pasar aquí dentro, (me señala a la vez una puerta que da a los almacenes) y puede sentarse un poco.
Me coge de la mano y andamos dos pasos, apenas puedo seguirle, mis piernas están temblando, entonces me agarra de la cintura y me tiene que ayudar casi a caminar. Noto como por mis muslos cae un hilo de jugos vaginales. desde mi empapado coño.
Traspasamos la puerta, son los vestuarios donde ellos se cambian, echa el cerrojo, y sin dejarle reaccionar, me abalanzo, le beso y le meto la lengua hasta lo más dentro, mientras meto con ansia la mano por dentro del pantalón. Noto una gran polla, tremenda, digna de un muchacho que no tendría 19 años.
Casi le arranco los shorts me arrodillo me meto ese tremendo trabuco en mi boca, con el mando de las bolas acelero la vibración y siento como de nuevo comienzo a correrme, él también, los huevos los tiene hinchados cargados de rica leche y se notaba que esa sería una de sus primeras veces que alguien se la chupaba así. Sus jadeos eran brutales, se va a correr en mi boca, yo también…
Siento como suelta de un gran chorro todo su veneno, recorre mi garganta, noto como baja hasta mi estómago, un río de rico semen me inunda.
Me estoy corriendo como una zorra en celo. Dios, las bolas siguen vibrando y yo sigo corriéndome, ya llevo 2 orgasmos… ¡tres! …
La polla del chico todavía en mi boca mientras se la dejo limpia de rica leche. Me lo trago todo, no dejo nada, le dejo la polla limpia y reluciente lista para que vuelva a su trabajo.
Me incorporo y me saco las bolas, me las guardo con el mando en el bolso. El dependiente me mira con cara de incrédulo, no da crédito a lo que acaba de ocurrir, nunca jamás pensó que algo así le iba a pasar en su vida. Él se queda con los pantalones y los shorts bajados, la polla ya flácida pero reluciente. Me acicalo el pelo y salgo por donde entré, mientras que miro para atrás y le lanzo un beso.
Cojo los guisantes, paso por caja y vuelvo a casa con la satisfacción de un cazador cuando atrapa a su presa.
Ha llegado, abro el paquete y ahí está, unas bolas chinas vibratorias.
Wow, me muero de ganas de probarlas, pienso como hacerlo, y ya está la idea está clara, y voy a disfrutarlo. Me siento como una niña la noche de Reyes.
Mi coñito está de lo más contento, ha llegado un nuevo juguete para él, le paso una mano por encima como para felicitarle y casi puedo notar como si fuera una aspiradora de lo feliz que se le notaba, mis dedos se escapan y casi sin querer acarician por encima el clítoris.
mmmm… que maravilla, mientras la otra mano, casi tomando vida propia, me acaricia los pezones, con una mano pellizcando y con la otra llamándome a la puerta del deseo.
Me dejo caer sobre la cama, ya desnuda cojo el nuevo juguetito y comienza a vibrar. Mi corazón se acelera, mi mano busca la entrada de mi más que contento coñito. Me meto con cuidado las bolas y siento un escalofrío que recorre mi cuerpo, mi bello se pone de punta y mis pezones más duros que nunca.
Bajo la potencia con el mando, está al máximo, lo bajo y me relajo. Dios, por un momento he sentido a los cuatro jinetes del apocalipsis dentro de mi coño.
Me visto, me pongo un diminuto tanga, y la primera ropa que tengo a mano. Una faldita, una camiseta, unas sandalias y un bolsito para las llaves y la cartera.
He decidido darme una vuelta por el barrio a ver qué ocurre, voy a pasearme con mis bolas chinas dándome placer. Quiero sentir la sensación de correrme delante de todos los vecinos sin que ellos se den cuenta.
Comienzo a caminar, despacio, muy despacio, voy mirando escaparates, así cuando siento que mi coño se estremece disimulo. En una mano llevo el mando y a modo de prueba lo subo al máximo un momento. Joder que si funciona, He sentido como de repente mi coño se ponía a vibrar brutalmente. Lo bajo de intensidad y comienzo a pasear.
Mis labios denotaban una estúpida sonrisa, de esas que sé que quedan pegadas a la cara y ya no se van. Sentía como me vibraban las bolas, y poco a poco fui subiendo la intensidad. Paso por un súper, veo que hay poca gente y pienso, que mejor sitio para correrme que dentro del súper.
Voy derecha a donde están los congelados, hace muchísimo calor, y estoy empapada, tanto por fuera de sudor, como por dentro de mi tanga y en esta zona del súper se está muy fresquita.
Noto que mi empapado coño comenzaba a dar espasmos, me detengo y cojo una bolsa de guisantes para disimular, estaba a punto de correrme, cuando sentí una voz.
—¿Le ocurre algo señora, le puedo ayudar?
Siento mi corazón detenerse, apenas puedo articular palabra, me estoy casi corriendo y un dependiente dice que si me puede ayudar.
Me giro, me le quedo mirando a los ojos y sin decir palabra acerco mi mano por encima de la falda a mi coño. Le miro a los ojos y con la lengua relamo mis labios.
—Ufff, ya veo que está bien, muy bien. Si quiere puede pasar aquí dentro, (me señala a la vez una puerta que da a los almacenes) y puede sentarse un poco.
Me coge de la mano y andamos dos pasos, apenas puedo seguirle, mis piernas están temblando, entonces me agarra de la cintura y me tiene que ayudar casi a caminar. Noto como por mis muslos cae un hilo de jugos vaginales. desde mi empapado coño.
Traspasamos la puerta, son los vestuarios donde ellos se cambian, echa el cerrojo, y sin dejarle reaccionar, me abalanzo, le beso y le meto la lengua hasta lo más dentro, mientras meto con ansia la mano por dentro del pantalón. Noto una gran polla, tremenda, digna de un muchacho que no tendría 19 años.
Casi le arranco los shorts me arrodillo me meto ese tremendo trabuco en mi boca, con el mando de las bolas acelero la vibración y siento como de nuevo comienzo a correrme, él también, los huevos los tiene hinchados cargados de rica leche y se notaba que esa sería una de sus primeras veces que alguien se la chupaba así. Sus jadeos eran brutales, se va a correr en mi boca, yo también…
Siento como suelta de un gran chorro todo su veneno, recorre mi garganta, noto como baja hasta mi estómago, un río de rico semen me inunda.
Me estoy corriendo como una zorra en celo. Dios, las bolas siguen vibrando y yo sigo corriéndome, ya llevo 2 orgasmos… ¡tres! …
La polla del chico todavía en mi boca mientras se la dejo limpia de rica leche. Me lo trago todo, no dejo nada, le dejo la polla limpia y reluciente lista para que vuelva a su trabajo.
Me incorporo y me saco las bolas, me las guardo con el mando en el bolso. El dependiente me mira con cara de incrédulo, no da crédito a lo que acaba de ocurrir, nunca jamás pensó que algo así le iba a pasar en su vida. Él se queda con los pantalones y los shorts bajados, la polla ya flácida pero reluciente. Me acicalo el pelo y salgo por donde entré, mientras que miro para atrás y le lanzo un beso.
Cojo los guisantes, paso por caja y vuelvo a casa con la satisfacción de un cazador cuando atrapa a su presa.
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