Viejos conocidos. Parte III

La tercera parte tardó, pero llegó!!!
Espero que lo disfrutes mucho.


Nunca abriste los ojos! y yo moría por que me vieras a los ojos... por ver el brillo del placer que yo te provocaba... ¡Como ahora!- Dijo, y me levantó para sentarme en la mesada fría, apagó la hornalla, el agua para el mate ya había hervido. En ese momento se le cae la toalla. Facu, se queda completamente desnudo frente a mi, no pude más que deleitarme con semejante espectáculo!!! Porque te juro, es un espectáculo hermoso ver a ese pibe desnudo. Lo miré de pies a cabeza, mientras él sonreía, con su carita de nene tierno. El resplandor que entraba por la ventana lo hacia ver como un adonis, de esos que no se ven ni en la películas. Yo no lo podía creer, le pedí que se quedara ahí un momento, se rascó la cabeza, como gesto de timidez. Me bajé de la mesada de un salto. y lo llevé a una silla que estaba unos pasos detrás de él.
Me acerqué muy lento, acaricié sus piernas mientras besaba su boca, su cuello, su pecho, era alucinante escuchar sus suspiros, sus pequeños gemidos. Y me puse de rodillas delante suyo, el estaba fascinado!!!!! bese su pelvis, y empecé a lamerle la pija, que estaba ya erecta, como saludando, como pidiendo que jugara con ella. En ese momento, solo quería verlo disfrutar... en ese momento me día cuenta que había deseado eso desde hacía mucho tiempo.
No podía creer que ese hombre estuviera delate de mi, deseándome, gozando con mis escasas habilidades amatorias...
A los pocos segundos, justo cuando mi entusiasmo se incrementaba, me pidió que pare. Se levantó de la silla, me levantó del suelo, me besó tan tiernamente... que me sacudió todo el cuerpo! hizo que me acostara en la mesa, y probé toda su virilidad... era alucinante sentirlo en mi... cada embestida era fascinante!! sentí que me desarmaba en placer.
Mientras me hacía el amor, no dejaba de susurrar cuanto placer le daba tenerme, sus manos me recorrían como un manantial en pleno verano, sus manos cálidas, su boca tierna carnosa me recorría el cuello, llegaba a mi boca y se perdía entre mis pechos, donde se detenía a saborearlos.
Nunca antes en mi vida me habían dado semejante placer, como el que aquel hombre, a quien conocía desde niño, me estaba brindando.
Se nos pasó la tarde, se nos enfrió el agua para le mate, terminamos en el suelo, agotados, temblando. No estoy segura que fuera el frío del piso, o el cansancio tan delicioso. Solo recuerdo que los dos temblábamos desnudos en le piso de la cocina. ..
Continuará!...

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