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Javier nos ayuda (Capítulo 29)

Capítulo 29



Llegamos al apartamento y como ya nos habíamos duchado, nos pusimos la ropa de dormir y nos fuimos al salón los tres.



-¿Qué os ha parecido mi amigo Rafa? -nos preguntó Javier.



-Parece una buena persona, ha estado muy atento con nosotros todo el día. Nos ha causado muy buena impresión, ¿Verdad? -respondió mi novia.



-Opino igual que tú -le dije-, ha sido un magnífico anfitrión y ha estado muy cariñoso con nosotros, bueno contigo mucho más.



-Ya hablaremos de ese golfo más adelante, que me queda poco para finalizar esta maravillosa semana.



-Estoy un poco cansada y tengo un pequeño escozor, Javier lo siento mucho.



Él se quedó algo frustrado, pero enseguida reaccionó mostrándose preocupado.



-No tienes nada que sentir, ahora lo importante es que te recuperes, sobre todo por lo brutos que hemos sido hoy contigo.



-De todas formas, debemos terminar la semana bien, vámonos a la cama, algo haremos.



-Pero Ana -le dije-, ya hemos hecho hoy bastantes cosas, no tienes que esforzarte más. Javier lo ha entendido perfectamente.



-Sí, cariño, no vamos a ir a la cama, por hoy ya está bien -le reiteró él.



-Vale, vale, nos quedaremos en el salón un rato más y luego nos iremos a dormir -le respondió mi chica.



Nos volvimos a sentar en el sofá en la misma posición que siempre.



-¿Os preparo una copa? -dijo Ana.



-Deja cielo, lo hago yo, que sabes que soy el mejor barman de esta casa -le respondí.



Preparé las tres copas y me senté con ellos.



-Por la mejor semana de mi vida -brindó Javier.



Nosotros levantamos nuestras copas y brindamos con él.



Mi novia se echó en el regazo de él poniendo los pies en el mío. Era una de sus posturas habituales cuando estábamos en el sofá.



Javier la acariciaba por las piernas, por su pubis y por todo el torso, sin excluir las tetas, unas veces por encima de la camiseta y otras por dentro. Ella me acariciaba la polla con sus pies a través del bóxer. Me acerqué un poco más a ellos, y mi novia flexionó las piernas para no perder el contacto con mi paquete. Le acaricié los muslos llegando hasta su tanga, allí le froté un poco el clítoris.



-Uhmmm... sigue dándome ahí, qué gustooo...



Javier le sacó la camiseta para seguir pellizcando los pezones, ella se había escurrido hacia sus rodillas y le estaba acariciando la polla. Las posturas de los tres era algo forzada.



-Vamos a la cama, estaremos más cómodos -les dije.



Nos fuimos hacia el dormitorio y ella le pidió a Javier que se tendiera en el centro de la cama boca arriba.



-Vamos a desnudarnos los tres -nos dijo y eso hicimos.



-Mi chica se puso a horcajadas sobre él, colocó su rabo hacia arriba entre los labios mayores de su coño, para iniciar un movimiento adelante y atrás. Parecía que estaban follando y hasta creí que lo estaba haciendo, pero el glande de aquella polla siempre terminaba saliendo por encima de aquellos labios.



Ella se inclinó sobre él para besarlo.



-Cariño, pon tu polla entre nuestras bocas que queremos tu leche -me dijo la muy puta y yo así lo hice.



Ellos seguían frotándose allí abajo, al mismo tiempo que me chupaban la polla entre los dos, también a veces de uno en uno me hacían una gran mamada. Javier no desmerecía en nada a mi novia en su quehacer. Me estaban dando un gusto tremendo hasta el punto que ya no aguantaba más. Tampoco quise prolongarlo.



-Me voy a correr ya, quiero echarlo en vuestras bocas, ya... ufff... me corroooo... tomad cabronesss...



La primera lechada se la llevó Javier que aguantó casi tres disparos, luego se hizo cargo mi chica hasta el final de mi eyaculación. Después me senté al lado de ellos sobre el cabecero, para ver como seguían besándose y frotándose los genitales sin parar.



Yo sabía que así no se iba a correr ninguno de los dos.



-Chicos os quedan menos de diez minutos para terminar, creo que lo mejor es que hagáis un 69, y yo os ayudaré hasta que os corráis.



Haciéndome caso, ella se giró para chuparle la polla y él se hizo cargo de su coño. Los gemidos de ella no se hicieron esperar y aunque ponía mucho ahínco, no parecía suficiente como para hacer que Javier se corriera en los pocos minutos que le quedaban.



Me miró con cara de desesperación.



-Ayúdame mi vida.



No tuvo que decirme más, le agarré la polla y comencé a darle a un ritmo bestial, acerqué mi cara y me la metí todo lo que pude en la boca. Ella estaba anunciando su próximo orgasmo por los gemidos que daba, así que arrecié algo más aquella paja y por fin vi que estaba próximo a cumplir mi objetivo, Javier iba a correrse en unos momentos.



Mi novia vociferó su orgasmo con fuertes gemidos y Javier me soltó un latigazo en la boca que me llegó a la campanilla provocándome una arcada, pero me llegó el segundo y los siguientes, por lo que no tuve más remedio que abrir la boca, dejando caer toda aquella lefa en su propio vientre, no dejando de pajearle hasta que echó la última gota.



Me levanté enseguida a por una toallita, y limpié toda aquella lechada antes de que nos manchara la cama donde íbamos a dormir en un rato mi novia y yo.



Él se subió hacia donde estaba ella y se dieron los últimos besos de aquella semana loca.



-Gracias a los dos por este último esfuerzo -nos dijo, mientras nos abrazábamos los tres de pie al lado de la cama.



-Gracias a ti por darnos esto que tanto hemos disfrutado mi novia y yo.



Luego se marchó a su habitación, quedando nosotros dos abrazados y besándonos con mucha ternura.



-Ha faltado poco para que no os diera tiempo a correros.



-Menos mal que tú le has ayudado porque yo sola no lo hubiera logrado.



-Bueno, ahora nos espera una semana tranquilos, seguro que se pide el viernes o el sábado para follarte.



-Pues el sábado he quedado con Cris, Nati y las otras para una noche de chicas.



-Ah, vale, pues a ver si organizo una también con mis amigos, que últimamente casi no veo a Carlos.



-Y el siguiente fin de semana tendremos que ir a ver a la familia, ¿No?



-Claro cielo, tenemos que seguir con nuestras vidas de siempre, salvo ese día que nos toque con Javier.



Bueno voy a asearme un poco y me acuesto. Yo encendí el portátil como hacía cada noche antes de acostarme, para ver los correos y un poco de las redes sociales.



Después me aseé yo también y me acosté abrazándome a ella que ya estaba dormida.



El lunes yo me levanté primero y después de desayunar entré a despedirme de Ana.



Ella estaba sentada en el borde de la cama.



-Dame un beso cielo, que ya me voy -le dije mientras le daba un pico en la boca.



-Llámame luego cuando vayas a comer -me pidió. Era nuestra rutina diaria.



Cuando volví a casa ella estaba en el sofá con el portátil, cosa también habitual.



-Hola cariño, ¿Qué tal el día? -le pregunté dándole un beso.



-Muy bien mi vida. Deseando estar contigo. Siéntate a mi lado.



-Pero si estoy siempre a tu lado, menos cuando trabajamos, claro -le respondí sonriendo y sentándome junto a ella.



-Venga cuéntame qué has hecho hoy, qué has comido y qué tal con tus compañeras.



-Compañeros -le contesté con una risilla-, hay de los dos sexos.



-Sí, pero tú estás muy bueno y no me fío de ninguna de tus compañeras.



-Ya te he dicho que una es muy mayor y la otra demasiado joven para mí.



Le tuve que explicar los proyectos en los que trabajaba, con quien lo hacía más a menudo, qué comí ese día, todo eso mientras no paraba de reírme.



-Bueno y Javier, ¿Está aquí?



-No, esta mañana se levantó cuando me iba, así que no sé nada de él.



-¿Cómo estás del escozor en tu agujero de follar?



-Serás guarro, eso no se pregunta así.



-Pues por ahí es por donde te follamos ayer los tres y muy bien follado por cierto.



-Te voy a untar pimiento chile en la lengua, a ver si aprendes a hablar decentemente cabronazo.



Solté una carcajada.



-Bueno ¿Cómo estás? no vaya a ser que Javier escoja el día de hoy para follarte.



-Estoy bien y dispuesta por si lo hace, ¡Eh! ¿Qué te has creído?



-Tienes un coño de hierro, eres la nueva dama de hierro.



-Mira que eres bruto. Además yo creo que va a coger el viernes, sabiendo que el sábado no trabajamos.



-¿Te ha dado tiempo de pensar en Rafa?



-Le he dado vueltas, sí. ¿A ti te gustaría como otro amante?



-Creo que no está mal, nos cayó bien a los dos y encima el tío te folla como nadie.



-Eso sí, éste me saca los orgasmos uno detrás de otro. Es una máquina de follar.



Los dos soltamos unas risas, justo en el momento que Javier entraba a la casa.



-Hola chicos, ya estoy en casita -nos dijo, soltando el maletín en la mesa y sentándose junto a Ana-, vaya día.



-¿Has trabajado mucho? -le preguntó ella.



-Bah, como siempre, pero es que aquí estoy como en la gloria.



-¿Queréis un café? -me ofrecí.



Un rato después estábamos los tres merendando unas pastas con el café.



-¿Veis? Esto no está pagado con nada -nos dijo-, no sabéis la de horas que he pasado solo en los hoteles donde me he hospedado estos años atrás.



-Pues con nosotros eso se ha acabado, siempre estaremos aquí para acompañarte lo que haga falta, -le contestó mi chica, acercándose y dándole un beso en la mejilla.



-Gracias de verdad.



-¿Te haces un footing con nosotros ahora? Cortito, porque se ve que estás en baja forma -le propuse yo.



Él se echó a reír.



-Serás cabrón, a lo mejor corro más que tú. Venga, me cambio.



Al final, nos aguantó la carrera, pero volvió asfixiado al apartamento.



-Me falta práctica, estoy fundido. ¿Me dejáis ducharme primero?



-Anda sí, que aquí huele a tigre -le dijo Ana.



Los tres soltamos una risotada y él se fue a ducharse. Nosotros íbamos a nuestra habitación, cuando él salía del aseo en pelotas.



-Perdón, es que no había cogido mi champú y mi gel de baño.



-Pues ponte una toalla y no provoques a las damas -le dije yo.



-Vale, me la pongo ahora mismo.



-Ya no hace falta -dijo ella-, te la acabamos de ver.



Volvimos a reírnos.



Esa noche después de cenar los tres en la cocina, nos fuimos al salón. Vestíamos ropa cómoda, pero más tapados que la semana anterior.



Puse tres copas para echar el rato, sentados en el sofá como siempre.



-¿Ana me podrías dejar un currículum tuyo?



-Claro, te lo traigo ahora mismo.



Se lo trajo del dormitorio y Javier leyó con detenimiento el documento.



-¿Hablas inglés y alemán?



-Sí, bueno, viví ocho años en Alemania, desde los ocho a los dieciséis, el inglés lo aprendí allí mismo, aunque también estuve un año en Londres.



-Veréis, esta mañana he hablado con uno de mis clientes, que además es socio de un nuevo grupo empresarial. Este grupo se ha hecho ya con tres hoteles aquí en la costa, además tienen varios edificios de apartamentos, camping, en fin todo tipo de alojamientos turísticos.



Nos estaba dejando alucinados, le buscaba trabajo a mi novia unos días después de haberme encontrado uno a mí.



-Ellos necesitan encontrar clientes para esos alojamientos -siguió él-, y tienen que poner en marcha campañas de marketing para captarlos, vamos que están buscando un director de Marketing.



-Pero Javier, este tipo de empresas tan importantes, necesitan de una empresa como la mía para sus campañas de marketing, es un trabajo para un equipo de personas.



-Verás Ana, eso también lo saben ellos, pero necesitan a una persona que controle todo eso, desde el grupo empresarial.



-Joder Javier, no se si yo estoy preparada para ese trabajo.



-Ana, en tu currículum dices que eres licenciada en Marketing, con un máster en Dirección de Marketing y Gestión Comercial.



-Sí, y fue la mejor del curso -le dije yo-, es que Ana es muy modesta, pero cuando se lo propone, dirige todo como nadie, ya sabes.



-Joder si lo sé -dijo soltando una carcajada.



-Oye, que esto es otra cosa, -me dijo algo preocupada.



-Ana, ese trabajo sería el sueño de tu vida -le respondí.



-Sí, no sé... igual ya tienen elegida a otra persona -le dijo a él.



-No, sé que no tienen a esa persona, la razón más simple es que quieren que sepa alemán. El inglés se da por supuesto.



-¿Y cuando vas a hablar con ese grupo? -le pregunté yo.



-Mañana mismo tengo un despacho con el gerente, que por otra parte también es cliente mío.



-Pues ya me has puesto nerviosa, esta noche seguro que no pego ojo.



-Anda tonta, ven aquí que te de un buen abrazo -le dije.



Ella se echó en mis brazos apretándose contra mí con gran desesperación.



-Tranquila cariño, estamos aquí para darte todo nuestro apoyo, tanto Javier como yo.



Él se acercó a nuestro lado y nos abrazó a los dos desde atrás.



-Eso ni lo dudéis, mi apoyo lo vais a tener siempre, así como sé que no me faltará nunca el vuestro.



Ana no decía nada, solo se giró hacia él para colocarlo entre nosotros dos y seguir abrazados. Sus ojos anunciaban los sollozos que en estas ocasiones, era incapaz de aguantar. Al final nos contagió a Javier y a mí, que se nos saltaron las lágrimas.



Luego nos calmamos los tres y nos retiramos un poco sin dejar de mirarnos, hasta que comenzamos a sonreír como tontos.



-Serás capulla -le dije soltándole una nalgada-, si consigues ese puesto, no saben esos empresarios la suerte que han tenido.



-Y lo bien que van a ser engatusados por este encanto de mujer. Ni se van a dar cuenta -añadió él.



-Qué tontos sois -reía ella.



Le sequé una lágrima con la yema del dedo pulgar y le di un pico en la boca.



-Bueno pon una película o juego de tronos, algo que nos distraiga -me dijo ella.



Nos echamos a reír los tres y puse la serie que tanto nos gustó.



-Javier el sábado salgo con mis amigos, vente con nosotros, nos tomaremos unas copas.



-Eso está hecho, ¿Nos podemos portar mal?



-Eso ni se os ocurra, bueno tú puedes hacer lo que quieras, pero éste, vamos, que no me entere yo.



-Eres injusta, deja que eche una cana al aire de vez en cuando.



Yo sonreía por aquella conversación, que Javier no sabía que no le iba a llevar a ninguna parte.



-No soy injusta, yo no necesito otro hombre que no sea Diego, pero ya sabes lo que hay.



-¿Ni una vez? ¿Ni estando tú delante?



-Nada de nada, ¡Se la corto!.



-El sexo es solo eso Ana, que dura eres con tu novio.



-Déjalo hombre, si yo tampoco quiero estar con otra que no sea mi novia, y ella no necesita lo que necesito yo.



-¿Tampoco te pone estar con otra chica y con nosotros dos?



-No he tenido esas experiencias, pero tampoco me atraen las chicas.



-A nosotros tampoco nos gustan los chicos, y casi nos has convertido en bisexuales zorrita.



-¿Lo has hecho alguna vez con dos chicas? -le inquirió mi amada.



-Varias, y no veas cómo disfrutan entre ellas, sin ser lesbianas, ¡Eh!



-A lo mejor con el tiempo y una caña -remató ella.



-¿Serías capaz de hacerlo sin que yo la toque? -le pregunté.



-¿También querrías verlo?



-¿Porqué no? Sería maravilloso verte gozar con Javier o conmigo, a la vez que te tocas con otra.



No sé por qué dije eso, pero sabía que él se iba a empalmar y yo también. Mis pensamientos se confirmaron y los dos estábamos con un buen paquetón.



-Anda vamos a ver la tele, -nos dijo al ver nuestras tiendas de campaña-, os estáis poniendo malitos y hoy no toca cabrones.



-¿Y tú no estás malita? -le pregunté.



-Mucho y con vosotros en ese estado, más.



-Vale, me voy y os dejo vía libre a los dos -dijo Javier, levantándose para irse a su cuarto.



Echamos un buen polvo allí mismo. Él lo tuvo que oír por el escándalo que montamos, luego nos fuimos a dormir.

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