Era la fiesta de los trabajadores de la empresa que mi marido y otros socios poseían, todos estaban ahí en la pequeña fábrica, en el área de oficinas, varias esposas de los socios de mi esposo también habían asistido, en un determinado momento fui al baño que se encontraba en otra área y entré, estaba sentada en la taza del baño haciendo mis necesidades cuando entraron dos chicas que trabajaban ahí, estaban algo tomadas y comenzaron a platicar entre ellas
-Acabo de ir a buscar a Don Naty y lo encontré allá en su cuartito con la esposa del contador Martínez- dijo una de ellas, y la otra pregunto,-¿La Sra. Alejandra?-,-¡Sí¡, ¿ya ves que se ve tan decente?, ¡pues Don Naty la tenía hincada y la estaba haciendo que le mamará su vergota¡-, -¡Canijo viejo, ya con esta se ha cogido a todas las esposas de los patrones¡, ¿y yo creo que hasta a ti ya te la metió, verdad?-, pregunto la otra con cierta malicia, -¡Como crees, si tiene una cosota enorme y a mí no me cabría eso¡-
-¿Entonces porque fuiste a buscarlo?-, -¡pues solo para platicar¡-, contesto burlonamente una de ellas, -¡Sí, platicar, pero con su vergota¡-, ambas rieron y salieron del baño dejándome con la duda sobre Don Naty.
Don Natividad era un señor de unos 60 años de edad que cuidaba y hacía las labores de limpieza de la pequeña fábrica, de cariño le decían Don Naty, vivía en uno de los cuartos de la parte trasera de la bodega, picada por la curiosidad fui a buscarlo con la esperanza de ver si era cierto que se estaba cogiendo a Alejandra, la esposa del contador Martínez, la cual tendría la misma edad que yo, 35 años, cuando llegué a la parte posterior de la bodega oí ruidos provenientes del cuarto de Don Naty, me asomé tratando de que no me vieran y ahí los vi, en efecto, hincada frente a Don Naty, que estaba sentado en un viejo sillón con las piernas abiertas y los pantalones hasta los tobillos, se encontraba Alejandra comiéndose la verga más grande que yo hubiese visto, eran aproximadamente 25 cms. de dura carne que ella con mucho esfuerzo trataba de meter en su boca.
-¡Así, así, mamacita, trata de meterla toda en tu boquita, aahhhh¡-,decía Don Naty jalando de los cabellos a Alejandra, hundiéndole mas y mas aquella enormidad, la escena era por demás erótica, Alejandra sentada frente a él con su falda casi en la cintura y su blusa desabrochada dejando ver sus enormes pechos y en la boca, la cosota de Don Naty, después ella sacándose la verga de la boca, la puso entre sus enormes pechos y juntándolos con ambas manos lo empezó a masturbar diciéndole.
-¡Vengase Don Naty, lléneme de leche las tetas, ahhh¡-, le dijo ella mientras seguía tallando la macana del señor, yo por mi parte sentí mis calzoncitos húmedos, me estaba mojando por aquella visión, hice ruido para alertarlos de mi presencia y vi cuando Alejandra se ponía rápidamente de pie acomodándose el brassier y abrochándose la blusa, bajándose la falda y retirarse apuradamente de ahí ante la súplica de Don Naty.
-¡No me dejes así, espera, no es nadie, no te vayas, no puedes irte y dejarme casi a punto de terminar, ahhhh¡-
-¡Si puedo regreso al rato¡-, dijo Alejandra mientras se retiraba retocándose los labios con su lápiz labial, fue ahí cuando entré.
-Don Naty, me manda mi esposo a buscar�..¡oh,¡ ¿pero que es eso?,- pregunte yo viendo la cosota que sobresalía de entre las piernas y la cual el señor Naty tomaba con sus manos, viendo que no tenía escapatoria y tomado por sorpresa dijo.
-¿Esto?-,y me enseño su vergota, jaló el pellejo hacía abajo y apareció la enorme cabeza de esa descomunal macana, yo me quedé hipnotizada por ese hermoso pedazo de carne masculino, él supo al momento que otra puta mas sería víctima de esa enorme vergota.
Él se puso de pie y avanzó hacia mí con su verga bien parada, al llegar junto a mí su verga tocó mi falda a la altura de mi panochita manchándola con la babita que de esta salía, tomo mis manos e hizo que tocara su verga, ni con las dos manos daba cabida a esa monstruosidad de miembro, mi marido también la tenía grande, pero esta era fácil 10 cms.mas grande y mas gruesa, la cabeza semejaba una pelota de tenis, yo estaba en shock, no sabía que hacer.
-¡Dale unas mamaditas¡- pidió él mientras me hincaba frente a su verga, se la mamé, con trabajos me la pude meter en mi boca, él ya se encontraba casi a punto de venirse, tal vez por mis caricias bucales o porque Alejandra ya lo había puesto a punto, sin mas, que me levanta, me recarga en el viejo sillón y así empinada me subió la falda y de un jalón bajó mis calzones, temblé de pavor, el muy canalla me la iba a meter, me iba a coger Don Naty.
-¡Por favor Don Naty, no me vaya a lastimar, con cuidado, despaaahhhhhhh, aayyyyy, ya me la metió, aahhhhh¡-, grite cuando sentí que entraba primero la enorme cabeza de su verga abriendo al máximo mi puchita, después debido a lo mojado de mi panochita, entró lo demás, bastaron solo algunos empujones de esa fenomenal verga para que Don Naty me dijera que se iba a venir.
-¡Adentro no¡, por favor, ¡adentro no¡, me va a dejar panzona, yo no me estoy cuidando, aaahhhhh¡-, y muy a mi pesar cuando sentí las convulsiones de su miembro dentro de mí, me zafé justo cuando aquella manguera escupía chisguetes interminables de espeso semen que fueron a parar a mi cara, mi pelo y en mi blusa goteando después hasta mis piernas, estas se me doblaban ante el terrible esfuerzo de haber aceptado dentro de mí 28 cms. de carne de hombre.
-¡Que bárbaro es usted señor, mire como me dejo, llena de leche y con mi cosita bien abierta¡, ¿Cómo voy a llegar así con mi marido?- hablaba yo sola porque Don Naty ya se había sentado en su sillón y desde ahí me dijo.
-¡Mañana domingo viene para darle otra cogida, aquí la espero señora¡-
Me limpie como pude todo el semen del señor y al igual que la Sra. Alejandra me fui de ahí arreglándome para estar con mi marido, solo que Alejandra iba con el sabor de se verga en la boca y yo iba bien cogida y oliendo a leche de macho.
Durante la fiesta vi que Alejandra besaba a su marido y este le devolvía los besos que ella le daba sin saber que minutos antes la boca de su mujer había tenido la tremenda vergota de Don Naty, la fiesta termino y nos retiramos, al otro día, domingo, le dije a mi marido que iba al club a jugar tenis, sabiendo que él no me acompañaría lo invite y él se negó, salí de mi casa vestida con mi uniforme deportivo, falda, blusa y tenis blancos, así como mis pantaletitas del mismo color.
Me dirigí hacia la fabrica de mi esposo y al llegar toque el claxon, eran las 11 de la mañana, al momento Don Naty abrió la puerta del estacionamiento y pasé, estando en el estacionamiento él me trato con sumo respeto, pero al pasar hacia el área de oficinas, el cual por ser domingo permanecía vacio, me dijo.
-¿Entonces que puta, viniste por más?, ¿también a ti mi verga te dejó tonta?-, al tiempo que me tocaba las nalgas subiendo mi corta faldita, sin miramientos bajó mis calzoncitos y los aventó a un escritorio, después me quito la blusa y se prendió de mis pechos, mamándolos, mordiéndolos para por último quitarme la faldita quedando desnuda, solo con mis tenis y calcetas puestos, así desnuda me llevó por toda la fábrica, yo me sentía rara de andar encuerada por el lugar donde sabía al otro día estaría llenó de gente que me conocía y sabía que era una mujer decente y casada, de vuelta en el área de oficinas me acostó en el sillón de espera y se saco la verga dándomela en la boca para que se la mamara, se la mamé, se la chupe y trate de metérmela toda en la boca pero era imposible, después me abrió de piernas y me la metió, me estuvo metiendo la verga un buen rato haciéndome venir una y otra vez hasta que me dijo.
-¡Voltéate boca a bajo y parame bien el fundillo¡-
-¿Qué me va a hacer señor Naty?-, pregunte yo, temiendo que ese animal quisiera penetrarme por mi chiquito.
-¡Te voy a meter la verga por atrás¡-, contesto él mientras me volteaba y me tomaba de la cintura para que le parara las nalgas.
-¡No¡, ¡por favor, eso no¡, ¡me va a desgraciar mi colita¡,¡me va a romper¡, comprenda Don Naty, usted tiene la verga muy grande y gruesa y yo nunca me he comido nada así, mi marido no tiene ni la mitad de eso, por favor, se lo suplico, por ahí no¡- y trataba de quitarme para que su verga no se metiera en mi colita, pero él mañosamente untó aceite en mi colita, la cual mantenía apretada y cuando puso la punta de su vergota en mi anito, me dio una nalgada y al aflojar las nalgas la cabeza de ese animal entró en mi culito.
-¡Aaaayyyy, no, no, por favor, no, me duele aagghhhh¡-, pero de nada valieron mis ruegos, fue empujando centímetro a centímetro y dolorosamente su macana se fue perdiendo entre mis castigadas nalgas, -¡Aaaahhhh, piedad, piedad por favor, me esta matando, aaayyyyy�.¡-, me quejaba lastimeramente ante ese señor que me rompía el culo como si fuera la primera vez, sentí un liquido caliente resbalar por mis piernas y supe que era sangre, el muy salvaje me había roto el culito, cuando toda aquella enormidad estuvo dentro de mí, el muy malvado me puso de pie, y con cada movimiento para hacerlo su vergota entraba mas y mas adentro de mí acomodándose en mis intestinos, cuando estuve de pie, con su verga ensartada en lo más profundo de mis entrañas, Don Naty me dijo que caminara hacía otra área, lo hice y la sensación de caminar con su palote bien metido en mi culito fue inenarrable, me trajo caminado ensartada por casi todas las áreas de la empresa, deteniéndose en cada una para darme tremendos empujones de chile, en algunas partes se sentó llevándome consigo y haciendo que me diera de sentones en su cosota que para esas alturas ya no me dolía tanto, en otras me pegaba a la pared y ahí empinada me bombeaba, era tal la fuerza de su vergota que casi me levantaba del piso con cada arremetida de verga que me daba, cuando llegamos a la oficina de mi marido yo ya no sentía las piernas, estaba agotada por la tremenda culiada de que era objeto y por los innumerables orgasmos que me había sacado, ahí en el escritorio de mi esposo me empino y me empezó meter y sacar su vergota con tal fuerza que sentí desmayarme, parecía como si me quisiera atravesar con su macanota.
-¡Aaaahhhhh,ya por favor, ya, me va a matar,ya déjeme, ya�aahhhh¡- dije al punto del desmayo, -¡Si, aquí en el escritorio del cornudo de tu marido te voy a llenar de leche putita, ahhhhh¡-, y al decir esto empezó a inyectarme tal cantidad de semen que mi culito incapaz de contenerlo lo dejaba salir por los bordes de mi abierto y lastimado anito, -¡Ya , ya, así así, ya te llené el culo de leche, ya te lo revente putita barata, otra mas que le rompo el culo, aahhhhh¡-, y se quedo pegado a mi hasta que su verga perdió dureza y salió de mi maltrecho fundillito, fueron 30 minutos de estarme dando por atrás, cuando por fin su verga abandono mi colita, esta estaba exageradamente abierta, era un hoyo sin fondo.
-¡Me dejó bien abierta mi colita, ya no se me cierra, salvaje, bruto, que le voy a decir a mi esposo si se da cuenta de cómo me dejó ahí, además me duele mucho, salvaje, me rompió toda�.¡-le decía sobándome mi colita toda adolorida, me vestí como pude y me fui a mi casa, al llegar no podía caminar bien, sentía la vergota de Don Naty en mi colita y eso hacía que caminara raro, cosa que noto mi marido y me pregunto, a lo que contesté que me había lastimado la cadera durante mi practica de tenis.
El lunes que fui por mi marido esperando en el estacionamiento se acercó Don Naty y respetuosamente me pregunto
-¿Cómo amaneció la señora?-, a lo que conteste,-Adolorida, creo que dormí mal y me duele la cadera-, le dije mientras sonreía, a lo que él contesto,-La espero el sábado para darle un remedio para sus dolores-,-¡Aquí estaré¡-, le replique mientras veía el enorme bulto que se había formado en sus pantalones en la entrepierna
-Acabo de ir a buscar a Don Naty y lo encontré allá en su cuartito con la esposa del contador Martínez- dijo una de ellas, y la otra pregunto,-¿La Sra. Alejandra?-,-¡Sí¡, ¿ya ves que se ve tan decente?, ¡pues Don Naty la tenía hincada y la estaba haciendo que le mamará su vergota¡-, -¡Canijo viejo, ya con esta se ha cogido a todas las esposas de los patrones¡, ¿y yo creo que hasta a ti ya te la metió, verdad?-, pregunto la otra con cierta malicia, -¡Como crees, si tiene una cosota enorme y a mí no me cabría eso¡-
-¿Entonces porque fuiste a buscarlo?-, -¡pues solo para platicar¡-, contesto burlonamente una de ellas, -¡Sí, platicar, pero con su vergota¡-, ambas rieron y salieron del baño dejándome con la duda sobre Don Naty.
Don Natividad era un señor de unos 60 años de edad que cuidaba y hacía las labores de limpieza de la pequeña fábrica, de cariño le decían Don Naty, vivía en uno de los cuartos de la parte trasera de la bodega, picada por la curiosidad fui a buscarlo con la esperanza de ver si era cierto que se estaba cogiendo a Alejandra, la esposa del contador Martínez, la cual tendría la misma edad que yo, 35 años, cuando llegué a la parte posterior de la bodega oí ruidos provenientes del cuarto de Don Naty, me asomé tratando de que no me vieran y ahí los vi, en efecto, hincada frente a Don Naty, que estaba sentado en un viejo sillón con las piernas abiertas y los pantalones hasta los tobillos, se encontraba Alejandra comiéndose la verga más grande que yo hubiese visto, eran aproximadamente 25 cms. de dura carne que ella con mucho esfuerzo trataba de meter en su boca.
-¡Así, así, mamacita, trata de meterla toda en tu boquita, aahhhh¡-,decía Don Naty jalando de los cabellos a Alejandra, hundiéndole mas y mas aquella enormidad, la escena era por demás erótica, Alejandra sentada frente a él con su falda casi en la cintura y su blusa desabrochada dejando ver sus enormes pechos y en la boca, la cosota de Don Naty, después ella sacándose la verga de la boca, la puso entre sus enormes pechos y juntándolos con ambas manos lo empezó a masturbar diciéndole.
-¡Vengase Don Naty, lléneme de leche las tetas, ahhh¡-, le dijo ella mientras seguía tallando la macana del señor, yo por mi parte sentí mis calzoncitos húmedos, me estaba mojando por aquella visión, hice ruido para alertarlos de mi presencia y vi cuando Alejandra se ponía rápidamente de pie acomodándose el brassier y abrochándose la blusa, bajándose la falda y retirarse apuradamente de ahí ante la súplica de Don Naty.
-¡No me dejes así, espera, no es nadie, no te vayas, no puedes irte y dejarme casi a punto de terminar, ahhhh¡-
-¡Si puedo regreso al rato¡-, dijo Alejandra mientras se retiraba retocándose los labios con su lápiz labial, fue ahí cuando entré.
-Don Naty, me manda mi esposo a buscar�..¡oh,¡ ¿pero que es eso?,- pregunte yo viendo la cosota que sobresalía de entre las piernas y la cual el señor Naty tomaba con sus manos, viendo que no tenía escapatoria y tomado por sorpresa dijo.
-¿Esto?-,y me enseño su vergota, jaló el pellejo hacía abajo y apareció la enorme cabeza de esa descomunal macana, yo me quedé hipnotizada por ese hermoso pedazo de carne masculino, él supo al momento que otra puta mas sería víctima de esa enorme vergota.
Él se puso de pie y avanzó hacia mí con su verga bien parada, al llegar junto a mí su verga tocó mi falda a la altura de mi panochita manchándola con la babita que de esta salía, tomo mis manos e hizo que tocara su verga, ni con las dos manos daba cabida a esa monstruosidad de miembro, mi marido también la tenía grande, pero esta era fácil 10 cms.mas grande y mas gruesa, la cabeza semejaba una pelota de tenis, yo estaba en shock, no sabía que hacer.
-¡Dale unas mamaditas¡- pidió él mientras me hincaba frente a su verga, se la mamé, con trabajos me la pude meter en mi boca, él ya se encontraba casi a punto de venirse, tal vez por mis caricias bucales o porque Alejandra ya lo había puesto a punto, sin mas, que me levanta, me recarga en el viejo sillón y así empinada me subió la falda y de un jalón bajó mis calzones, temblé de pavor, el muy canalla me la iba a meter, me iba a coger Don Naty.
-¡Por favor Don Naty, no me vaya a lastimar, con cuidado, despaaahhhhhhh, aayyyyy, ya me la metió, aahhhhh¡-, grite cuando sentí que entraba primero la enorme cabeza de su verga abriendo al máximo mi puchita, después debido a lo mojado de mi panochita, entró lo demás, bastaron solo algunos empujones de esa fenomenal verga para que Don Naty me dijera que se iba a venir.
-¡Adentro no¡, por favor, ¡adentro no¡, me va a dejar panzona, yo no me estoy cuidando, aaahhhhh¡-, y muy a mi pesar cuando sentí las convulsiones de su miembro dentro de mí, me zafé justo cuando aquella manguera escupía chisguetes interminables de espeso semen que fueron a parar a mi cara, mi pelo y en mi blusa goteando después hasta mis piernas, estas se me doblaban ante el terrible esfuerzo de haber aceptado dentro de mí 28 cms. de carne de hombre.
-¡Que bárbaro es usted señor, mire como me dejo, llena de leche y con mi cosita bien abierta¡, ¿Cómo voy a llegar así con mi marido?- hablaba yo sola porque Don Naty ya se había sentado en su sillón y desde ahí me dijo.
-¡Mañana domingo viene para darle otra cogida, aquí la espero señora¡-
Me limpie como pude todo el semen del señor y al igual que la Sra. Alejandra me fui de ahí arreglándome para estar con mi marido, solo que Alejandra iba con el sabor de se verga en la boca y yo iba bien cogida y oliendo a leche de macho.
Durante la fiesta vi que Alejandra besaba a su marido y este le devolvía los besos que ella le daba sin saber que minutos antes la boca de su mujer había tenido la tremenda vergota de Don Naty, la fiesta termino y nos retiramos, al otro día, domingo, le dije a mi marido que iba al club a jugar tenis, sabiendo que él no me acompañaría lo invite y él se negó, salí de mi casa vestida con mi uniforme deportivo, falda, blusa y tenis blancos, así como mis pantaletitas del mismo color.
Me dirigí hacia la fabrica de mi esposo y al llegar toque el claxon, eran las 11 de la mañana, al momento Don Naty abrió la puerta del estacionamiento y pasé, estando en el estacionamiento él me trato con sumo respeto, pero al pasar hacia el área de oficinas, el cual por ser domingo permanecía vacio, me dijo.
-¿Entonces que puta, viniste por más?, ¿también a ti mi verga te dejó tonta?-, al tiempo que me tocaba las nalgas subiendo mi corta faldita, sin miramientos bajó mis calzoncitos y los aventó a un escritorio, después me quito la blusa y se prendió de mis pechos, mamándolos, mordiéndolos para por último quitarme la faldita quedando desnuda, solo con mis tenis y calcetas puestos, así desnuda me llevó por toda la fábrica, yo me sentía rara de andar encuerada por el lugar donde sabía al otro día estaría llenó de gente que me conocía y sabía que era una mujer decente y casada, de vuelta en el área de oficinas me acostó en el sillón de espera y se saco la verga dándomela en la boca para que se la mamara, se la mamé, se la chupe y trate de metérmela toda en la boca pero era imposible, después me abrió de piernas y me la metió, me estuvo metiendo la verga un buen rato haciéndome venir una y otra vez hasta que me dijo.
-¡Voltéate boca a bajo y parame bien el fundillo¡-
-¿Qué me va a hacer señor Naty?-, pregunte yo, temiendo que ese animal quisiera penetrarme por mi chiquito.
-¡Te voy a meter la verga por atrás¡-, contesto él mientras me volteaba y me tomaba de la cintura para que le parara las nalgas.
-¡No¡, ¡por favor, eso no¡, ¡me va a desgraciar mi colita¡,¡me va a romper¡, comprenda Don Naty, usted tiene la verga muy grande y gruesa y yo nunca me he comido nada así, mi marido no tiene ni la mitad de eso, por favor, se lo suplico, por ahí no¡- y trataba de quitarme para que su verga no se metiera en mi colita, pero él mañosamente untó aceite en mi colita, la cual mantenía apretada y cuando puso la punta de su vergota en mi anito, me dio una nalgada y al aflojar las nalgas la cabeza de ese animal entró en mi culito.
-¡Aaaayyyy, no, no, por favor, no, me duele aagghhhh¡-, pero de nada valieron mis ruegos, fue empujando centímetro a centímetro y dolorosamente su macana se fue perdiendo entre mis castigadas nalgas, -¡Aaaahhhh, piedad, piedad por favor, me esta matando, aaayyyyy�.¡-, me quejaba lastimeramente ante ese señor que me rompía el culo como si fuera la primera vez, sentí un liquido caliente resbalar por mis piernas y supe que era sangre, el muy salvaje me había roto el culito, cuando toda aquella enormidad estuvo dentro de mí, el muy malvado me puso de pie, y con cada movimiento para hacerlo su vergota entraba mas y mas adentro de mí acomodándose en mis intestinos, cuando estuve de pie, con su verga ensartada en lo más profundo de mis entrañas, Don Naty me dijo que caminara hacía otra área, lo hice y la sensación de caminar con su palote bien metido en mi culito fue inenarrable, me trajo caminado ensartada por casi todas las áreas de la empresa, deteniéndose en cada una para darme tremendos empujones de chile, en algunas partes se sentó llevándome consigo y haciendo que me diera de sentones en su cosota que para esas alturas ya no me dolía tanto, en otras me pegaba a la pared y ahí empinada me bombeaba, era tal la fuerza de su vergota que casi me levantaba del piso con cada arremetida de verga que me daba, cuando llegamos a la oficina de mi marido yo ya no sentía las piernas, estaba agotada por la tremenda culiada de que era objeto y por los innumerables orgasmos que me había sacado, ahí en el escritorio de mi esposo me empino y me empezó meter y sacar su vergota con tal fuerza que sentí desmayarme, parecía como si me quisiera atravesar con su macanota.
-¡Aaaahhhhh,ya por favor, ya, me va a matar,ya déjeme, ya�aahhhh¡- dije al punto del desmayo, -¡Si, aquí en el escritorio del cornudo de tu marido te voy a llenar de leche putita, ahhhhh¡-, y al decir esto empezó a inyectarme tal cantidad de semen que mi culito incapaz de contenerlo lo dejaba salir por los bordes de mi abierto y lastimado anito, -¡Ya , ya, así así, ya te llené el culo de leche, ya te lo revente putita barata, otra mas que le rompo el culo, aahhhhh¡-, y se quedo pegado a mi hasta que su verga perdió dureza y salió de mi maltrecho fundillito, fueron 30 minutos de estarme dando por atrás, cuando por fin su verga abandono mi colita, esta estaba exageradamente abierta, era un hoyo sin fondo.
-¡Me dejó bien abierta mi colita, ya no se me cierra, salvaje, bruto, que le voy a decir a mi esposo si se da cuenta de cómo me dejó ahí, además me duele mucho, salvaje, me rompió toda�.¡-le decía sobándome mi colita toda adolorida, me vestí como pude y me fui a mi casa, al llegar no podía caminar bien, sentía la vergota de Don Naty en mi colita y eso hacía que caminara raro, cosa que noto mi marido y me pregunto, a lo que contesté que me había lastimado la cadera durante mi practica de tenis.
El lunes que fui por mi marido esperando en el estacionamiento se acercó Don Naty y respetuosamente me pregunto
-¿Cómo amaneció la señora?-, a lo que conteste,-Adolorida, creo que dormí mal y me duele la cadera-, le dije mientras sonreía, a lo que él contesto,-La espero el sábado para darle un remedio para sus dolores-,-¡Aquí estaré¡-, le replique mientras veía el enorme bulto que se había formado en sus pantalones en la entrepierna
1 comentarios - De oír se antoja y de ver se afloja