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Javier nos ayuda (Capítulo 27)

Capítulo 27
 
Nos fuimos a la zona bar del salón donde nos preparamos una copa cada uno sentados en los taburetes que había delante de la barra. Los pezones de Ana estaban muy marcados en el sujetador. Me incliné sobre ella y le di varios mordiscos en cada uno de ellos. Javier estaba detrás y le bajó los tirantes por los brazos, haciendo que esos pezones quedaran al descubierto facilitando mi tarea. A partir de esos momentos cambié a chupetones directos en sus pezones que la hicieron gemir un poco. Rafa se acercó a su lado izquierdo para hacerse cargo de esa teta y yo me dediqué a la de la derecha.
 
Ella mantenía su copa en la mano derecha y Javier se la quitó porque sabía que estaba a punto de dejarla caer. Luego le giró la cabeza para besarla muy suavemente, con un gran disfrute por parte de los dos.
 
Entre Rafa y yo le subimos el sujetador y se lo sacamos por la cabeza. Al levantar los brazos se puso de pie, aprovechando Javier para bajarle las bragas del bikini. Cuando miré hacia atrás, vi que él también se había quitado su slip mostrando su pollón súper tieso. Ya no dejó que se sentara otra vez en el taburete, sino que la inclinó hacia nosotros y se la clavó por detrás.
 
-Ahhhh... cabrón qué me haces... aggg...
 
Rafa ni se había dato cuenta de los movimientos de Javier. Paró de chuparle la teta, y se quedó flipando mirando las penetraciones de su amigo a mi novia.
 
Su cara de lujuria me puso la polla a mil, estaba claro que se la iba a follar sí o sí, como decía Ana para disfrute de ella y para el mío.
 
Quiso besarla, pero las embestidas de Javier eran muy fuertes por lo que se le hizo imposible. Entonces bajó su mano al clítoris de ella, y comenzó a frotárselo con mucha intensidad. Los gemidos de mi chica se hicieron mucho más sonoros, no me lo podía creer, estaba a punto de correrse y no llevaban ni tres minutos follando.
 
-Dame más fuerte... no te pares... me voy a venir... sigue... yaaaa... me corroooo... agggg...
 
Nos atenazó los hombros a Rafa y a mi, quedándose muy tensa unos segundos, para luego estremecerse una y otra vez, hasta que sus piernas le volvieron a fallar como en otras ocasiones. La cogí en brazos llevándomela al sofá que estaba más cerca, donde la tendí a lo largo del asiento. Aún allí siguió disfrutando de aquel orgasmo que no acababa. Me arrodillé a su lado y no dejé de acariciarla y darle multitud de besos, hasta que se recuperó del todo.
 
Ellos habían desaparecido, estábamos solos en el salón.
 
Luego abrió los ojos para mirarme, ofreciéndome una gran sonrisa.
 
-Qué tal estás -le dije-, menudo orgasmo has tenido guarrilla.
 
-Ha sido uno de los más fuertes que he tenido. Me ha dejado echa polvo. Encima él no ha llegado a correrse.
 
-De momento, no hay más polvos hasta que no te vea totalmente recuperada.
 
-Pero es que quiero repetir, pero contigo amor mío, quiero que me folles tú.
 
-Bueno seré el próximo, si te veo recuperada. Ahora vamos con ellos.
 
Le ayudé a levantarse y le puse de nuevo el bikini, yéndonos hacia el cenador donde estaban Rafa y Javier. No la solté en ningún momento sentándola en una silla, luego yo hice lo mismo arrimando otra a su lado.
 
-¿Te pasa algo Ana? -le preguntó Javier.
 
-Estoy bien.
 
-Ha sido muy fuerte Javier y está algo agotada. Necesita descansar.
 
-Venga vamos a vestirnos de nuevo y si os parece bien, os preparo un café -Ofreció Rafa.
 
Veinte minutos más tarde estábamos en el salón vestidos y con el café preparado.
 
Mi novia no se separaba de mí. Nosotros estábamos sentados en un sofá y ellos en otro que hacía ángulo recto con el nuestro.
 
-Eres preciosa Ana, este cabrón se ha quedado corto describiéndote -dijo Rafa.
 
-Tú tampoco estás mal y por lo que me ha rozado en la nalga veo que estás bien por ahí abajo.
 
Ella me cogió de la mano y la puso en su muslo, luego se acercó y me dio un morreo de cuidado.
 
Rafa se levantó y se puso a su otro lado, poniendo su mano en el muslo que quedaba libre.
 
Ana seguía besándome sin parar, con su mano derecha me sobaba el paquete. Poco después me sacó la polla y se inclinó para chuparla. Rafa desde atrás la dejó en bragas, acariciándole el culo y las caderas. Javier en el otro sofá se estaba pajeando muy despacio.
 
Yo tenía la mano en su espalda y le subí la camiseta, Ana se incorporó para que se la sacase por la cabeza, luego Rafa le desabrochó el sujetador quitándoselo ella misma. Otra vez estaba a punto de quedarse en pelotas.
 
Ella siguió mamándomela mientras yo le cogía las tetas y el culo. Rafa se estaba desnudando en esos momentos, por fin pude verle la polla. Su tamaño era similar al mío y el glande tampoco presentaba muchas diferencias. Desde luego con esa polla no iba a causarle molestias a mi novia. Casi me reconfortaba de que no la tuviera como Javier, sería ya el colmo de pollones para Ana, menuda tontería.
 
Entonces mi chica me puso de pie dejándome en pelotas. Mi polla estaba a reventar con la mamada que me había dado.
 
-¿Lo hacemos aquí? -preguntó ella sin dirigirse a nadie en particular.
 
-¿Queréis que nos vayamos a una cama? -nos preguntó Rafa.
 
-Sería mejor, ¿No? -respondió ella.
 
Los cuatro nos dirigimos en pelotas vivas, a una de las habitaciones de la planta de arriba.
 
-Veniros a la mía, la cama es más ancha y la ocasión merece la pena.
 
La habitación de Rafa era más grande que el salón de nuestra casa. El mobiliario era de estilo moderno y funcional, como es lógico tenía un buen cuarto de aseo, la bañera era un jacuzzi de grandes proporciones, también tenía ducha aparte. La cama era de 2 x 2 metros como la nuestra. Rafa la preparó dejándola solo con la sábana bajera. Luego dejó unas cuantas toallas pequeñas encima de una de las mesitas de noche. El cabrón sabía que las íbamos a necesitar. Por último puso varios condones en la otra. Se notaba que estaba bien preparado para los juegos que se traería en ese dormitorio.
 
Ana se echó en el centro de la cama boca arriba, con las rodillas levantadas y las piernas algo abiertas, ella no escondía nada.
 
-¿Te ha contado Javier que ellos me cumplen algunos caprichos míos? -Le preguntó a Rafa.
 
-Algo me ha contado, pero yo no quiero entrar en esos juegos.
 
-Ni ellos tampoco, solo lo hacen para no disgustarme. ¿Tú me vas a disgustar por no hacer las cosillas que te pida?
 
-Mujer si no son muy fuertes, quizás las haga.
 
-Pues vete preparando -le dijo Javier con su sonrisa espectacular.
 
-Cielo ponte delante mía, que quiero que me folles en misionero -me dijo.
 
Me coloqué de rodillas delante de ella.
 
-Vosotros poneros uno a cada lado, necesito que uno de vosotros se la ponga dura a mi novio.
 
Pero ninguno se atrevió a tocarme la polla, que por otro lado la tenía durísima.
 
-Bueno, ¿No queréis follarme después? -les preguntó con cara de inocente.
 
-Javier me agarró la polla, dándole unos cuantos meneos, luego fue a meterla en su coño.
 
-Espera que así me va a hacer daño, necesita un poco de lubricación, con la saliva ya sabéis.
 
Ellos se miraron, Javier con un poco de vergüenza y Rafa la miraba como si no hubiera oído bien.
 
-Venga Rafa anímate hombre que no puedo aguantar más -le pidió.
 
Él se echó saliva en su mano derecha y me la untó en la polla. Luego me la puso en la entrada y yo la penetré.
 
-La próxima vez lo haces directamente que me da más morbo -le dijo a Rafa-, ahhhh..., -gimió como si le hubiera entrado el cipote de un mandingo, hasta tuve que sonreír sin poder evitarlo.
 
Comencé a darle a buen ritmo y ellos no dejaban de besarla y acariciarla por todo el cuerpo.
 
Mi novia acercó las manos a sus pollas para agarrarlas fuertemente. De vez en cuando las agitaba, porque no le daban margen para poderlas pajear.
 
Después me cogió del cuello y me acercó para que la besara, dándonos un morreo bestial. Luego les pidió que acercaran sus pollas. Primero chupaba una, luego me besaba, para terminar chupando la otra, repitiendo esos movimientos varias veces. Al final chupaba una, me daba un beso y la metía entre nuestros labios, repitiendo las mismas acciones con la otra.
 
-Espera cariño que ya no aguanto más, masturbarla que quiero que se corra conmigo.
 
Me incorporé un poco y fue Javier el que le frotó el clítoris, mientras Rafa la morreaba, ahogándole los gemidos que querían salir de su garganta.
 
En menos de un minuto nos corrimos los dos. Ellos se apartaron y yo me eché sobre mi novia procurando no aplastarla. Así estuvimos un rato abrazados hasta que rodé a su lado con un resoplido.
 
-¿Me puedes limpiar? -le preguntó a Rafa que fue a coger una toallita-, no cariño, con la boquita, si no te lo quieres tragar me lo traes y yo me lo trago todo.
 
La muy puta estaba poniendo a Rafa contra las cuerdas, el pobre no sabía con quien se estaba jugando los cuartos.
 
-Pero Ana, me dijiste que iba a ser poca cosa.
 
-Anda tonto, mi novio echa menos que Javier. Si quieres lo dejas para cuando me folle él -le propuso.
 
-Serás malvada... -dijo mientras nos miraba a Javier y a mí, que le hicimos gestos de que no pasaba nada.
 
Se acercó al coño de mi novia, cogió un poco de semen y se lo ofreció con un beso, creyendo que ya había cumplido.
 
-Queda mucho cielo, si te lo traes todo das menos viajes.
 
Él volvió a repetir la operación y le llevó todo lo que encontró allí, que era mucho. No sé si el pobre tuvo que tragar algo, pero no me extrañaría conociendo a mi novia.
 
-Venga, lo has hecho muy bien, ponte un preservativo y dime cómo me quieres follar.
 
Le pidió que se pusiera a cuatro patas. Luego cogió un condón y fue a ponérselo.
 
-Espera un poco impaciente, cielo prepara su polla para mí.
 
Agarré su polla y le pajeé un poco, luego me acerqué y se la chupé mientras le seguía pajeando. Esta polla era mucho más fácil de chupar que la de Javier, hasta llegué a meterme más de la mitad, después le puse el condón y le arrimé la polla al coño. Ella tuvo la cabeza vuelta mirando todo lo el trabajo que le hice a Rafa. Tuve que sacar un notable alto porque no hizo ningún comentario.
 
La fue penetrando poco a poco hasta que llegó al final, luego inició un mete y saca algo más alegre, que en menos de un minuto eran unas embestidas brutales, teniendo Ana que agarrarse a las sábanas con las manos porque la desplazaba hacia adelante.
 
Un par de minutos después Ana no aguantó más y se corrió. Se echó sobre la cama donde quedó jadeando más de un minuto, luego se giró.
 
-Métemela ahora de frente, que quiero besarte mientras me follas.
 
Esta vez no esperó y en cuanto la penetró puso su ritmo bestial. Yo no había visto a nadie que pudiera aguantar tanto con ese ritmo. Veía además como estaba llevando a mi novia a un nuevo orgasmo.
 
-Esperaaa... aaahhh..., espera que me matas cabronazo. ¿Te queda mucho?
 
-Creo que la próxima vez me corro.
 
-¿Prefieres echarlo en el condón?
 
-Si puedo, me gustaría echarlo en tu boca.
 
-Vale, pues venga.
 
Él volvió a meterla y siguió como antes, a tope. Unos minutos después mi novia se volvió a correr, tal era la velocidad de esas penetraciones. Sus gemidos y gritos eran muy fuertes. En ese momento él se incorporó llevando su polla a la boca de ella, al tiempo que se quitaba el condón y aguantaba con los dedos que la leche no saliera. Allí le soltó un primer disparo con una fuerza increíble, ella abrió la boca sacando la lengua donde él intentaba soltar los siguientes disparos, pero no siempre acertó y le puso la cara echa un asco, tapándole un ojo con uno de aquellos lechazos. Después se dejó caer en la cama junto a ella.
 
Yo de pie al lado de la cama la miraba sin decir nada, Javier estaba a mi lado haciendo lo mismo.
 
Poco después ella abrió el ojo que no tenía semen y se nos quedó mirando con una leve sonrisa, luego se echó a reír.
 
-¿Pero no me vas a dar una toalla? El cabrón éste por poco me deja ciega -me dijo.
 
Le di la toallita y se limpió en un momento, luego se levantó y se fue al aseo. Yo me acerqué y entré con ella.
 
-Vaya polvo que te ha echado el amigo Rafa, ¿No?
 
-Ha sido bestial, bueno tú lo has visto. Y a ti ¿que te ha parecido él?
 
-Me ha sorprendido lo buen tío que parece ser. Ha estado muy amable con los dos todo el rato y que sepas que todo lo que veo en él es a favor de lo que ha pasado hace un momento. No lo hemos tratado casi nada, pero presiento que se va a convertir en un buen amigo de aquí en adelante.
 
-A mí también me ha caído muy bien desde que nos lo presentó, es muy agradable y muy guapo también, -me dijo con una gran sonrisa-, vaya tres guaperas para mí sola esta tarde.
 
-Serás puta, para ti el único guaperas soy yo, so cabrona.
 
 Con una leve risita me echó los brazos al cuello y me dio un besaso que provocó una inflamación incontenible en mi rabo.
 
-Mira guapo guapísimo, tú eres el guapetón con el que me quiero jubilar dentro de cien años. Podrán haber más javieres o más rafaeles, los que tú quieras, pero siempre contigo, siempre a tu lado, queriéndote y amándote hasta el último suspiro.
 
No tuve más remedio que abrazarla con más fuerza que antes, en silencio porque me dejó con un nudo en la garganta por lo que me acababa de decir. Me considero un tío con suerte pues no creo que haya otra novia en el mundo mejor para mí, que se llevara tan bien con mis dos cabezas tontunas, procurando satisfacerlas de frente, sin rodeos y disfrutando, para mi deleite, la parte que le correspondía.
 
Poco a poco nos fuimos relajando y por fin nos separamos. Aprovechamos para hacer un pis mientras nos reíamos, pues pocas veces lo hacíamos juntos en el aseo.
 
-Lo que me ha sorprendido de él ha sido lo pronto que ha aceptado tus caprichos, no sé cómo lo haces pero estoy seguro que a ninguno de los tres se nos hubiera ocurrido que íbamos a tocar una polla o tragar el semen de otro hombre.
 
-Pues yo lo veo como muy normal, no quiero que os perdáis esas nuevas sensaciones cuando os tocáis, en el fondo vosotros también lo disfrutáis.
 
No era una cuestión, era una afirmación rotunda que no quise rebatirle. Quizás llevaba razón.
 
-¿Vas a poder hacerlo ahora con Javier?
 
-Sí, menos mal que él no me folla como Rafa, con su polla, tendría que pedir la baja.
 
No nos quisimos demorar mucho más y nos fuimos con ellos al dormitorio.

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