Después del fin de semana con Stefano, estuve bastante calmadita. Sin embargo, el miércoles cuando Meli me invitó a comer con ella sabía que se escondía otra intención por detrás. No me equivoque. Esa noche terminamos durmiendo juntas, a los besos y demás cosas que seguro se imaginarán. Al margen de todo esto, yo estaba planeando mi vuelta a Argentina (debido a la pandemia, falta de plata, etc). Y quería tener una buena despedida de Bologna.
Hacía un tiempo que pensaba en compartir al tano con Meli. Los 3. Cuando le comenté a Melisa se re entusiasmó con la idea, y como sabía que Stefano no iba a tener problema, simplemente organicé con él para ir a su casa el fin de semana. Sorpresa se llevó cuando me vio caer con mi amiga. Su cara se transformó rápidamente en una sonrisa de oreja a oreja.
Cenamos juntos, y cuando ya no había más que hablar simplemente me paré y me senté arriba de Stefano. Nos empezamos a besar, él me agarró fuerte de la cola. Sentí las manos de Meli sobre mi espalda que empezaban a desnudarme. Me corrió la cara y empezó a besarlo a él mientras yo me ocupaba de su cuello. Quedamos en esa silla los 3 semi desnudos. Las tetas de Melisa estaban tentadoras cerca de mi cara y no dudé en chuparlas. Una para mi, otra para él.
Nos fuimos a su habitación y seguimos. Él acostado, nosotras una a cada lado tocándolo y besándolo. Yo los dejé chapando y me fui derecho a su pija. Ya la tenía totalmente parada así que simplemente la agarré y empecé a chuparla con ganas. Le pasaba la lengua por todo el tronco, subía y metía la mitad de la pija en mi boca hasta que mi garganta decía basta. Un par de veces y ya la tenía toda lubricada con mi saliva.
Meli se acercó a donde estaba, y luego de besarme apasionadamente se aferró a la verga y empezó a chuparla. Ella podía tragar un poco más. Mientras ella la devoraba, yo le masajeaba las bolas y besaba las mejillas de mi amiga. Meli me ofreció la verga y yo seguí peteando, mientras ella se contorsionaba para lamerle los huevos. Stefano estaba en el cielo. Sus manos acariciaban nuestras cabezas acompañando el movimiento desesperado que teníamos sobre su verga. De vez en cuando no perdíamos oportunidad y nos matábamos a besos entre nosotras.
Cuando ya tenía la verga latiendo, la levanté y me senté arriba. Tiré mi cuerpo sobre el de él y empecé a cabalgarlo. Sentía las manos de Meli subir por el tronco de la pija hasta mi cola y bajar hasta los huevos. Mientras ella se entretenía tocando, yo lo besaba ahogando mis gemidos cada vez que su verga se clavaba en mi cuerpo.
Meli me hizo levantar, me corrió y se sentó ella de espaldas a nosotros sobre la pija. Yo quedé sobre su pecho y sus manos en mis tetas. Lentamente me corrí hasta que mi concha quedó en su boca. Atrás mío, Meli desesperada cabalgaba la verga de mi chongo. Él me lamía la concha sin parar hasta que me hizo acabar. Me tiré a un costado de la cama para observar cómo mi amiga seguía moviéndose alocadamente sobre la verga de Stefano, que la tenía aferrada del culo con fuerza.
Le pegó dos chirlos para que saliera. Había acabado. Meli quedó respirando agitadamente al lado del cuerpo de Stefano y su pija chorreando leche. La acosté en la cama y me tiré sobre ella. Nos besamos y empecé un descenso desesperado sobre su cuerpo. Me detuve en sus tetas, las manoseaba mientras las chupaba, bajé por su panza, hasta llegar a sus piernas, sus muslos y terminar rodeando su concha con mi boca. Mientras se la chupaba, le metí dos dedos en su concha ya abierta y los moví desesperada adentro hasta que explotó en un orgasmo que me mojó toda la mano. Me subí arriba de ella, me chupé los dedos, la besé y le di mis dedos para que los limpiara.
A todo esto, nos habíamos olvidado de nuestro macho. Aun acostado al lado nuestro, no se perdió detalle del show que le habíamos regalado. Se pajeaba la verga ya dura de nuevo. Meli tomó la iniciativa. Me puso en 4 y lo llamó para que me cogiera. Stefano se acomodó y de una me la enterró agarrándome de los pelos. Ella se quedó a su lado, pegándome chirlos. "Dale puta... dale puta", me incitaba para que gimiera más fuerte.
Meli se acomodó en 4 al lado mío. Ahora el chabón iba cambiando. Me la ponía a mi, la sacaba y se la ponía a la colombiana. Me acosté boca arriba y Meli vino sobre mi. Mientras nos besábamos, él seguía penetrándonos alternadamente a las dos. Me puso las tetas en la boca y no opuse resistencia para chuparlas con ganas. Esas tetas realmente me hipnotizan y me vuelven loca.
Un chirlo fuerte y un grito avisando que iba a acabar. Meli se corrió y le agarró la pija llevándola sobre mis tetas. Acabó un chorro fuerte sobre mi pecho mientras Meli terminó de succionar todo lo que quedaba. Luego, se tiró encima mío y con la lengua fue recogiendo los restos de semen chorreando por mi cuerpo para después besarme y dejar en mi lengua los restos de leche que traía en su boca. Me excitó tanto eso que no pude evitar empezar a tocarme la conchita.
Cuando Stefano se dio cuenta de esto, se acomodó para chuparmela. Mientras nosotras seguíamos besándonos, él me hizo acabar con su boca. Meli quedó en mis tetas mientras Stefano me la chupaba hasta que hizo temblar todo mi cuerpo. Nos acostamos rendidos en la cama para descansar un rato.
Meli empezó de nuevo a provocarlo. Besos, caricias; su pija quería levantarse pero no llegaba a estar dura del todo. Yo estaba a su lado, Meli al otro. Sus manos tocaban suavemente las bolas del chico y de a poco fue bajando sus dedos hasta rozar su ano. Cuando vio su reacción me tiró una sonrisa cómplice. "Chupasela" me ordenó. Obediente, bajé a su pija y empecé a tragarmela. Ella se acomodó a mi lado pero ahora sus manos iban derecho a rozarle el culo. Sentía como cada vez que sus dedos lo tocaban ahí, la verga pegaba un salto y se agrandaba más.
Cuando la tuvo dura de nuevo, otra vez me acomodó en 4 y me empezó a coger. Melisa se quedó a su lado. Empezó a bombearme con fuerza, agarrándome del pelo. De pronto siento como se empieza a poner más y más loco. Acelerando el ritmo y a gemir de manera descontrolada hasta que saca la verga y me acaba en la espalda. No lo podía creer. Después me enteré qué pasó: Melisa no se conformó con tocarle el culo. Le había empezado a meter un dedo, cosa que lo volvió totalmente loco y lo hizo acabar al toque.
No conforme con esto, lo acostó en la cama, lo besó un rato largo y empezó a bajar. Levantó sus piernas y empezó a chupar entre las bolas y el culo, bajando de pronto hasta quedar su lengua penetrando el ano de Stefano. Luego, con un dedo lo penetraba y empezaba a chuparle la pija, que se empezó a levantar incontrolable. Stefano deliraba de placer. Yo a su lado, lo besaba y me masturbaba mirando a mi amiga hacer gozar a mi macho. Meli estaba literalmente culeándose a mi macho.
Otra vez la pija estaba totalmente dura. Primero la cogió duro en 4 a Meli, después a mi. Este polvo fue el más largo, pero hubo de todo. Stefano me abrió la cola con su lengua para luego rompermela con su pija. La colombiana se acostó delante de mi cara y mientras me rompían la cola yo la hice acabar chupandosela. "Quiero tu culo ahora" le dijo el tano a Meli. Yo le había pedido que la sacara porque no daba más.
Entre los dos le lubricamos el orto: él se la chupaba, yo jugaba con los dedos mezclando los jugos de su concha con la saliva. Agarré su pija y la apunté al culito cerrado de la colombiana. Con un poco de fuerza empecé a empujar hasta que sentí que el ano se rindió ante la punta de la verga y empezó a enterrarse más profundo. Sin pausa, la pija se fue clavando entera en la cola de mi amiga.
Adentro afuera adentro, no tenía piedad con Meli, como no la había tenido conmigo. Parecía que se estaba vengando de lo que había hecho ella. Me puse a su lado. Bajé mis manos por su espalda y por un instante pensé en hacer lo mismo que hizo Melisa, pero me detuve. Después que el culo de Melisa dijera basta, nos abrazamos tiradas en la cama las dos para comernos a besos. Él no perdió tiempo y volvió a la carga a penetrarnos. Primero fue conmigo. Me la clavó de una en la concha. Luego a Meli. Mi boca no podía separarse de sus tetas.
Meli se bajó de la cama. Nuestras conchas no daban más. Me agarró de la mano y nos tiramos arrodilladas al piso. Me abrazó y sus manos se aferraron a mi cola pegandome contra su cuerpo. Nuestras bocas se juntaron y nuestras lenguas se trenzaron desesperadas. Sentí su pecho presionar contra el mío, y me rendí ante sus besos.
Stefano se paró al lado nuestro, y ambas abrimos la boca esperando la descarga. Él se empezó a pajear con la punta de la pija en mi lengua. El primer chorro pegó contra mi garganta. Meli agarró la pija y se la metió en la boca pero le salpicó toda la cara. Yo no tragué todo y dejé que el semen se escurriera por mis labios y cayera en mi cuerpo. Así sucias como estábamos, nos besamos y nos secamos la leche una a la otra.
Nos volvimos a casa por demás de satisfechas. Lamentablemente esa fue mi despedida de Stefano (no porque haya sido mala, sino porque me hubiese gustado que sea una entre los dos solos). Pero no fue la despedida de Meli. Con ella pasé dos noches más solas. Hubo muchos besos, caricias, manos, dedos... mucho franeleo de conchita con conchita, piernas, muslos.
Pero había algo que quería probar, algo que le había visto hacer... le pedí por favor que me chupara la cola. Con una sonrisa, me hizo acostar boca abajo, apoyando una almohada bajo mi panza. Su lengua fue recorriendo toda mi espalda, haciéndome estremecer. Abrió mis cachetes y sentí la puntita de la lengua en mi colita. Levanté más mis caderas y me dejé llevar entregándome entera.
Su lengua me volvía loca. Mi colita se abría cada vez que la sentía. De pronto, un dedo se metió bien adentro. No pude evitar gritar de sorpresa y placer. Su lengua seguía dando vueltas. Ahora otro dedo en mi cola.. "Seguí" le pedí suplicando. Con la otra mano se empezó a ocupar de mi concha. Otros dos dedos adentro mío. Totalmente penetrada, por adelante y atrás, y mi amiga disfrutando tenerme entregadísima a sus manos, acabé mordiendo fuerte las sábanas y convulsionando desesperada.
Cuando mi cuerpo se calmó ella se acostó a mi lado. Abrazadas, una al lado de la otra, nos dormimos. A la mañana siguiente, me desperté y sin preguntar se la chupé hasta que la hice acabar. Fue mi regalo de despedida. Después del desayuno, me fui a la estación.
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Hacía un tiempo que pensaba en compartir al tano con Meli. Los 3. Cuando le comenté a Melisa se re entusiasmó con la idea, y como sabía que Stefano no iba a tener problema, simplemente organicé con él para ir a su casa el fin de semana. Sorpresa se llevó cuando me vio caer con mi amiga. Su cara se transformó rápidamente en una sonrisa de oreja a oreja.
Cenamos juntos, y cuando ya no había más que hablar simplemente me paré y me senté arriba de Stefano. Nos empezamos a besar, él me agarró fuerte de la cola. Sentí las manos de Meli sobre mi espalda que empezaban a desnudarme. Me corrió la cara y empezó a besarlo a él mientras yo me ocupaba de su cuello. Quedamos en esa silla los 3 semi desnudos. Las tetas de Melisa estaban tentadoras cerca de mi cara y no dudé en chuparlas. Una para mi, otra para él.
Nos fuimos a su habitación y seguimos. Él acostado, nosotras una a cada lado tocándolo y besándolo. Yo los dejé chapando y me fui derecho a su pija. Ya la tenía totalmente parada así que simplemente la agarré y empecé a chuparla con ganas. Le pasaba la lengua por todo el tronco, subía y metía la mitad de la pija en mi boca hasta que mi garganta decía basta. Un par de veces y ya la tenía toda lubricada con mi saliva.
Meli se acercó a donde estaba, y luego de besarme apasionadamente se aferró a la verga y empezó a chuparla. Ella podía tragar un poco más. Mientras ella la devoraba, yo le masajeaba las bolas y besaba las mejillas de mi amiga. Meli me ofreció la verga y yo seguí peteando, mientras ella se contorsionaba para lamerle los huevos. Stefano estaba en el cielo. Sus manos acariciaban nuestras cabezas acompañando el movimiento desesperado que teníamos sobre su verga. De vez en cuando no perdíamos oportunidad y nos matábamos a besos entre nosotras.
Cuando ya tenía la verga latiendo, la levanté y me senté arriba. Tiré mi cuerpo sobre el de él y empecé a cabalgarlo. Sentía las manos de Meli subir por el tronco de la pija hasta mi cola y bajar hasta los huevos. Mientras ella se entretenía tocando, yo lo besaba ahogando mis gemidos cada vez que su verga se clavaba en mi cuerpo.
Meli me hizo levantar, me corrió y se sentó ella de espaldas a nosotros sobre la pija. Yo quedé sobre su pecho y sus manos en mis tetas. Lentamente me corrí hasta que mi concha quedó en su boca. Atrás mío, Meli desesperada cabalgaba la verga de mi chongo. Él me lamía la concha sin parar hasta que me hizo acabar. Me tiré a un costado de la cama para observar cómo mi amiga seguía moviéndose alocadamente sobre la verga de Stefano, que la tenía aferrada del culo con fuerza.
Le pegó dos chirlos para que saliera. Había acabado. Meli quedó respirando agitadamente al lado del cuerpo de Stefano y su pija chorreando leche. La acosté en la cama y me tiré sobre ella. Nos besamos y empecé un descenso desesperado sobre su cuerpo. Me detuve en sus tetas, las manoseaba mientras las chupaba, bajé por su panza, hasta llegar a sus piernas, sus muslos y terminar rodeando su concha con mi boca. Mientras se la chupaba, le metí dos dedos en su concha ya abierta y los moví desesperada adentro hasta que explotó en un orgasmo que me mojó toda la mano. Me subí arriba de ella, me chupé los dedos, la besé y le di mis dedos para que los limpiara.
A todo esto, nos habíamos olvidado de nuestro macho. Aun acostado al lado nuestro, no se perdió detalle del show que le habíamos regalado. Se pajeaba la verga ya dura de nuevo. Meli tomó la iniciativa. Me puso en 4 y lo llamó para que me cogiera. Stefano se acomodó y de una me la enterró agarrándome de los pelos. Ella se quedó a su lado, pegándome chirlos. "Dale puta... dale puta", me incitaba para que gimiera más fuerte.
Meli se acomodó en 4 al lado mío. Ahora el chabón iba cambiando. Me la ponía a mi, la sacaba y se la ponía a la colombiana. Me acosté boca arriba y Meli vino sobre mi. Mientras nos besábamos, él seguía penetrándonos alternadamente a las dos. Me puso las tetas en la boca y no opuse resistencia para chuparlas con ganas. Esas tetas realmente me hipnotizan y me vuelven loca.
Un chirlo fuerte y un grito avisando que iba a acabar. Meli se corrió y le agarró la pija llevándola sobre mis tetas. Acabó un chorro fuerte sobre mi pecho mientras Meli terminó de succionar todo lo que quedaba. Luego, se tiró encima mío y con la lengua fue recogiendo los restos de semen chorreando por mi cuerpo para después besarme y dejar en mi lengua los restos de leche que traía en su boca. Me excitó tanto eso que no pude evitar empezar a tocarme la conchita.
Cuando Stefano se dio cuenta de esto, se acomodó para chuparmela. Mientras nosotras seguíamos besándonos, él me hizo acabar con su boca. Meli quedó en mis tetas mientras Stefano me la chupaba hasta que hizo temblar todo mi cuerpo. Nos acostamos rendidos en la cama para descansar un rato.
Meli empezó de nuevo a provocarlo. Besos, caricias; su pija quería levantarse pero no llegaba a estar dura del todo. Yo estaba a su lado, Meli al otro. Sus manos tocaban suavemente las bolas del chico y de a poco fue bajando sus dedos hasta rozar su ano. Cuando vio su reacción me tiró una sonrisa cómplice. "Chupasela" me ordenó. Obediente, bajé a su pija y empecé a tragarmela. Ella se acomodó a mi lado pero ahora sus manos iban derecho a rozarle el culo. Sentía como cada vez que sus dedos lo tocaban ahí, la verga pegaba un salto y se agrandaba más.
Cuando la tuvo dura de nuevo, otra vez me acomodó en 4 y me empezó a coger. Melisa se quedó a su lado. Empezó a bombearme con fuerza, agarrándome del pelo. De pronto siento como se empieza a poner más y más loco. Acelerando el ritmo y a gemir de manera descontrolada hasta que saca la verga y me acaba en la espalda. No lo podía creer. Después me enteré qué pasó: Melisa no se conformó con tocarle el culo. Le había empezado a meter un dedo, cosa que lo volvió totalmente loco y lo hizo acabar al toque.
No conforme con esto, lo acostó en la cama, lo besó un rato largo y empezó a bajar. Levantó sus piernas y empezó a chupar entre las bolas y el culo, bajando de pronto hasta quedar su lengua penetrando el ano de Stefano. Luego, con un dedo lo penetraba y empezaba a chuparle la pija, que se empezó a levantar incontrolable. Stefano deliraba de placer. Yo a su lado, lo besaba y me masturbaba mirando a mi amiga hacer gozar a mi macho. Meli estaba literalmente culeándose a mi macho.
Otra vez la pija estaba totalmente dura. Primero la cogió duro en 4 a Meli, después a mi. Este polvo fue el más largo, pero hubo de todo. Stefano me abrió la cola con su lengua para luego rompermela con su pija. La colombiana se acostó delante de mi cara y mientras me rompían la cola yo la hice acabar chupandosela. "Quiero tu culo ahora" le dijo el tano a Meli. Yo le había pedido que la sacara porque no daba más.
Entre los dos le lubricamos el orto: él se la chupaba, yo jugaba con los dedos mezclando los jugos de su concha con la saliva. Agarré su pija y la apunté al culito cerrado de la colombiana. Con un poco de fuerza empecé a empujar hasta que sentí que el ano se rindió ante la punta de la verga y empezó a enterrarse más profundo. Sin pausa, la pija se fue clavando entera en la cola de mi amiga.
Adentro afuera adentro, no tenía piedad con Meli, como no la había tenido conmigo. Parecía que se estaba vengando de lo que había hecho ella. Me puse a su lado. Bajé mis manos por su espalda y por un instante pensé en hacer lo mismo que hizo Melisa, pero me detuve. Después que el culo de Melisa dijera basta, nos abrazamos tiradas en la cama las dos para comernos a besos. Él no perdió tiempo y volvió a la carga a penetrarnos. Primero fue conmigo. Me la clavó de una en la concha. Luego a Meli. Mi boca no podía separarse de sus tetas.
Meli se bajó de la cama. Nuestras conchas no daban más. Me agarró de la mano y nos tiramos arrodilladas al piso. Me abrazó y sus manos se aferraron a mi cola pegandome contra su cuerpo. Nuestras bocas se juntaron y nuestras lenguas se trenzaron desesperadas. Sentí su pecho presionar contra el mío, y me rendí ante sus besos.
Stefano se paró al lado nuestro, y ambas abrimos la boca esperando la descarga. Él se empezó a pajear con la punta de la pija en mi lengua. El primer chorro pegó contra mi garganta. Meli agarró la pija y se la metió en la boca pero le salpicó toda la cara. Yo no tragué todo y dejé que el semen se escurriera por mis labios y cayera en mi cuerpo. Así sucias como estábamos, nos besamos y nos secamos la leche una a la otra.
Nos volvimos a casa por demás de satisfechas. Lamentablemente esa fue mi despedida de Stefano (no porque haya sido mala, sino porque me hubiese gustado que sea una entre los dos solos). Pero no fue la despedida de Meli. Con ella pasé dos noches más solas. Hubo muchos besos, caricias, manos, dedos... mucho franeleo de conchita con conchita, piernas, muslos.
Pero había algo que quería probar, algo que le había visto hacer... le pedí por favor que me chupara la cola. Con una sonrisa, me hizo acostar boca abajo, apoyando una almohada bajo mi panza. Su lengua fue recorriendo toda mi espalda, haciéndome estremecer. Abrió mis cachetes y sentí la puntita de la lengua en mi colita. Levanté más mis caderas y me dejé llevar entregándome entera.
Su lengua me volvía loca. Mi colita se abría cada vez que la sentía. De pronto, un dedo se metió bien adentro. No pude evitar gritar de sorpresa y placer. Su lengua seguía dando vueltas. Ahora otro dedo en mi cola.. "Seguí" le pedí suplicando. Con la otra mano se empezó a ocupar de mi concha. Otros dos dedos adentro mío. Totalmente penetrada, por adelante y atrás, y mi amiga disfrutando tenerme entregadísima a sus manos, acabé mordiendo fuerte las sábanas y convulsionando desesperada.
Cuando mi cuerpo se calmó ella se acostó a mi lado. Abrazadas, una al lado de la otra, nos dormimos. A la mañana siguiente, me desperté y sin preguntar se la chupé hasta que la hice acabar. Fue mi regalo de despedida. Después del desayuno, me fui a la estación.
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23 comentarios - Antes que me vaya
gracias por pasar!
gracias por pasar!
muchos me dijeron de hacer un libro, pero lo mio es demasiado amateur como para pensar en eso. dirigir una peli... no! me darian ganas de participar en todas las escenas! jaja
trans no es algo que me llame ni remotamente la atencion
gracias por pasar!
A muchos hombres les gusta que les chupen el culo y que les metan un dedo o más jajaj
Gran relato.
Buen vieja y feliz regreso a casa.
Van diez puntos, a favoritos y recomendado.
gracias por pasar 😉
aunque sola no vas a estar eso seguro
te deseo que puedas estar con quien realmente queres
saludos juli
no, aun no volvi