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El electricista tenia que cobrar...

Hola a todos, el relato de hoy es la historia de Estela ,una vecina y amiga, que conoció los servicios de un hombre muy abocado a su trabajo.
Estela tenía 38 años, había estado casada por quince años en un matrimonio que no iva bien. Con su esposo se conocieron de adolescentes y ella quedó embarazada a los pocos meses de estar de novios y aunque los dos eran chicos, ella 18 y el 20, hicieron lo que se suponían debian. Los primeros años ella era felíz, su marido había sido su primer y único hombre. Con el paso del tiempo, los fogosos encuentros se fueron apagando, la rutina, sus hijos, su papel de madre y ama de casa, fueron dejando poco lugar para su deseo. Por su parte, su marido sumido en el trabajo y las responsabilidades también había descuidado su aspecto y su libido se fue dirigiendo a otras cosas que dejaban el sexo y el cariño en un segundo plano. A los 37, Estela se encontró con su vida resulta, sus hijos habían crecido, tenia su casa, un buen pasar, un marido trabajador, todas esas cosas que soñaba de nena, pero la realidad era que estaba vacia, parecía que solo le quedaba resignarse a una vida simple, a comer asdos en familia y a disfrutar del deseo como una salida al cine, una vez por semana. Cuando tomó la decisión de separarse, nadie entendia nada, desde afuera su matrimonio era perfecto, pero no todo lo que brilla es oro, ella quería sentise viva de nuevo. Y no pensaba en tener un amante, jamás le haria eso a sus hijos, por que si para ella eso era lo más importante.
Despues de la separación, su Marido se mudó a lo de su cuñado. Y los chicoa que ya eran grandes se turnaban entre su casa y la de su marido. Ella estaba por primera vez sola. Nunca había vivido sola.
Era de noche y Estela volvió de su trabajo en la roticeria. Su casa estaba completamente a oscuras, pero los vecinos tenían luz, al entrar en la sala la casa parecía enorme y sintió un escalofrío correr por su espalda. Inmediatamente tomo el teléfono y llamó a su amiga pidiendo ayuda o al menos compañia. Pero ella estaba con visitas y solo pudo darle el telefono de horacio, un electricista del barrio que había trabajado hace un tiempo en su casa.
Estelase despidió y le agradeció, e inmediatamente se puso a marcar el número.
Al levantar el tubo escucho una voz grabe y profunda. Le explicó su problema, y le comentó quien lo había recomendado y con pena le pidió disculpas por molestarlo tan tarde. Horacio le dijo que no tenia problemas, que juntaria sus herramientas y pasaria por su casa.
Ella se quedó esperando, y pensando en la voz de horacio, la oscuridad de la casa ayudó a su mente a imaginarselo. Seguro seria algun cincunton con los pantalones medios caidos, y un poco viejo verde, pero bueno no le quedaba otra ya que no podía meter a cualquier desconocido a esa hora y además estando ella sola.
En unos minutos sintió que golpearon la puerta. Pregunto quien era, y escucho esa voz grave. Al abrir la puerta la luz de la calle le daba en los ojos segandola por un momento, y solo alcanzó a ver una figura de un hombre grande, debia medir al menos uno 1,90. Pero no pudo verle la cara. Al entrar él la saludo con un beso en la mejilla, sus labios estaban humedos, alcanzo a percibir su aliento a café que se mezclaba con su perfume. Su imagen del cincuenton viejo verde se tornó en un hombre joven fornido. Y ella después de un tiempo largo sin tener sexo, y un tiempo aún más largo de no sentir que su esposo se perfumara o se arreglara, sintió un cosquilleo en su vientre, que pronto fue bajando a su entrepierna y hizo que se mojara.
Apenada, por volver a sentirse excitada, le indicó rápido a horacio donde estaba la caja de los tapones y el diyuntor. Él le pidio si podía prestarle algun banquito o silla por que con el apuro no había podido traer su escalera. Ella accedió y le trajo un banquito de madera viejo, de su marido. Él le agradeció y se puso manos a la obra. Ella lo miraba desde atras y con la tenue lus que entraba por la ventana veía esa imagen de hombre, con brazos anchos. Y se humedecia aun más.
Cuando Horacio pudo reconectar la energía volvió a iluminarse toda la casa. Y ella respiro aliviada. Al ver el rostro de Horacio vio un hombre morocho de unos ojos verdes como dos esmeraldas. Con una sonrisa digna de una publicidad. El terminó de cerrar la caja de luz y cuando se disponía a bajarse el banco sedio bajo sus pies y cayó al piso. Su cabeza golpeo el piso de parquet y retumbo como un derrumbe. Horacio quedó inconciente en suelo. Y ella paso de la exitacion al miedo. Se arrodilló ante él llamandolo pero parecía no reaccionar. Corrió a la cocina tomó un trapo mojado y levantando suavemente su cabeza se lo apoyó. El de a poco pareia reaccionar, y ella arrodillada sosteniendo su cabeza solo atino a decirle que se quede tranquilo y que trate de moverse. Cuando el susto empezó a tranformarse de nuevo en calentura. Al caer la camisa de Horacio quedo casi completamente desabrochada, y ella paseo su vista desde su rostro a su cuello y luego a su pecho, tenia el pecho marcado por el trabajo duro, y siguió bajando la mirada a su vientre, unos abdominales dignos de cualquier modelo, él con los ojos entreabiertos solo miraba como su rostro se iva transformando, y como ella se mordia los labios al rosar como sin querer su pecho. Ella perdió un poco la noción del tiempo, cuando vio el abultado pantalon de Horacio. Se quedo mirando su entrepierna e instintivamente deslizó su mano hasta La hebilla de su cinturón. Ahi se detuvo, para entonces Horacio también la observaba. Desde su posición se veía un escote abierto sutilmente que dejaba al descubierto parte del pecho de Estela, que crecía con la respiración entrecortada y casi jadeante de ella. Eso hizo que el también perdiera el control, y el bulto en su pantalón duplico su tamaño dejando boquiabierta a Estela. El tomó su mano gentilmente y la apoyó sobre su miembro. Y antes de decirle nada se incorporó y comenzó a besarla en el cuello. Ella respiró profundo, mientras él le decía al oido.
Horacio- hoy vas a ser mía. ( su voz al oidola derrumbó, su cuerpo completo se estremeció con ese hombre)
Ella desabrocho su cinto y abrió su pantalón, mientras el por su parte le arrancaba la camisa de un tirón. Ella saco su verga, y se veia brillante y venosa, una invitación a probarla con sus labios, ella no espero y se avanzo sobre ese hermoso pedazo de carne joven y dura. Y lo engulló con el hambre de sus días. Era grande pero ella se lo metia todo en la boca, como niña caprichosa que no quiere convidar su chocolate.
Él por su parte lebanto su pollera la tomo de la cintura y como levantando una pluma, la acomodo sobre si cuerpo. Su bonbachita de algodón mojada por su tremenda exitacion le quedó a la altura de la cara, la hizo a un lado y empezó el también comer su sexo como un desesperado. Lamia su clítoris y mordia sus labios suavemente. Su lengua recorría toda su vulva y se hundía en su ano. No tardó mucho para que ambos acabaran, ella tragó su leche como pudo pero los sacudidas de sus orgasmos la dejaban con la boca abierta y sin aliento. El con su cara brillante y pasando su lengua por sus labios se limpiaba sus jugos como un leon se limpia la sangre fresca. El se puso de pié y ella estaba con sus piernas débiles la lebandto de la cintura si mucho esfuerzo y la apoyó con las manos en la mesada y de espaldas puso su mano en su nuca y la penetró, lento pero constante, ella solo jadeaba y aunque se se aflojaban las piernas su verga clavada la sostenia en el aire. El aceleraba su ritmo y ella paso de los gemidos a los gritos de placer. En poco tiempo ambos acabaron juntos. Y cayeron arrodillados al suelo. Ella lo beso y alcanzó estirando su mano una manta. Se quedaron acostados en el suelo, ella jugando consus dedos entre su pelo y él con su verga aun adentro.



Espero que les haya gustado. La próxima les cuento como siguió la historia y como Horacio la hizo iniciarse en el sexo anal.

1 comentarios - El electricista tenia que cobrar...

Nandita_88 +1
Que rico relato, me gustó bastante 🤤