Hoy les otro traigo otro relato. Las cosas con mi tía están muy bien, pero por la cuarentena no va más allá de fotos, videollamadas o chat hot. Estoy esperando a que levanten la cuarentena para cogermela y contarles.
Mientras tanto les cuento algo que no me pasó a mi, por desgracia, sino que le pasó a un amigo hace ya varios años.
Mi amigo, vamos a llamarlo Franco, recién había terminado el secundario, apenas tenía 18 años. Siempre fue un pibe muy tranquilo, sin sobresalir demasiado en los grupos de amigos, mucho menos con las mujeres. En ese entonces, vivía solo con la madre, sus padres se habían separados. Su madre, a la que llamaremos Sandra, es un psicóloga cuarentona que vivió toda su vida bajo el martirio de un matrimonio infeliz haciendo el doble trabajo de trabajar y criar a sus hijos. Habían pasado dos años de su separación y todavía no se había animado a ser una mujer totalmente libre. Sandra, como ya les dije, era una mujer de unos 45 años, de 1.60 de altura y algo rellenita. Usaba lentes, pelo colorado y unos pechos hermosos y enormes que nunca se animó a lucir.
Lo cierto es que desde su trabajo, la invitación a un congreso de psicólogos a Mar del Plata, ella debía ir a dar una ponencia y presentar su trabajo. Desde un principio ella se negó, no se animaba a ir sola ni tenía con quien ir, tenía miedo de romper con la monotonía de su rutina. Franco al enterarse de esto, intentó convencerla por cualquier medio para que vaya, él quería la casa sola una semana para hacer lo que quería. Pero no hubo caso, ella no quería ir sola, siempre estuvo acostumbrada a viajar con su ex marido. Finalmente, Franco decidió acompañarla porque entendió que esta era la chance de que su madre pueda disfrutar de algo en su vida. Ella dubitativa al principio, cedió y decidió ir con él.
Viaje con todo pago, se hospedaron en el hotel. Dejaron las valijas cada uno en su habitación y fueron a comer algo. Los primeros días fueron aburridos: ponencias, reuniones, comidas y no mucho más. Pero el último día todo cambio. La noche anterior durmieron temprano, debían levantarse temprano para el último encuentro del congreso. Desafortunadamente (o no), ambos se quedaron dormidos. Franco de un salto salió de su habitación para despertar a su mamá que allí estaba dormida desaparramada en su cama con las sábanas que apenas la cubrían. Estaba boca abajo con su camisón levantado hasta la cintura dejando ver su culo por completo, solo una pequeña bombacha tanga que lo cubría. Franco quedó desconcertado ante ese flash que rápidamente pasó ya que su madre tapó con las sábanas ante la desesperación. Nadie comentó nada al respecto, se cambiaron y se fueron al congreso. Al finalizar, fueron a la playa para relajar un poco. Sandra salió con short y camisa, muy tímidamente se traslucía su bikini por debajo.
-Mirá esa señora la maya que se puso. Fue una de las tantas apreciaciones que hizo Sandra
-Y que tiene, ma? Cada uno puede ponerse lo que quiera. No jode a nadie
-Ay, nose! A mi me da vergüenza
-Déjate de joder! - le reprochó Franco- vos podés usar lo quieras
Los cuerpos iban y venían y la conversación siguió. Sandra siempre sumisa, jamás mostró nada. Franco en su afán por ayudarla, la animaba a que se sienta libre, que no se ponga límites que en definitiva siendo siendo una mujer. Luego de un largo rato, su madre decidió sacarse la camisa y quedarse solo con la bikini. Por primera vez, Franco pudo deleitarse de los pechos de su madre a quien felicitó por animarse a mostrar. Ella solo sonrió y agachó la mirada un poco avergonzada.
Tuvieron una charla más profunda que llevó a que Sandra contará cómo se sentía luego de separarse y las necesidades que pasaba. Franco solo asentía y trataba de hacerla sentir bien diciéndole lo linda que era y todo lo que podía dar. Pasó el tiempo y volvieron a hotel, Sandra entró a bañarse y Franco se fue a su habitación. Fue directo a pajearse, entre el culo de la mañana y las tetas de la playa, empezó a ver a su madre con deseo y decidió dedicarle una buena paja. Con la imagen fija en su cabeza, no escucho que Sandra ya había salido del baño. Ella se cambió, lo fue a buscar para comer y ahí lo vió, pajeandose. Hace mucho que Sandra no veía una pija y mucho menos la de un adolescente y ni pensar en que esa pija era la de su hijo. Franco ni se percató de su presencia, ella sin decir nada se quedó mirando un buen rato. De repente se le despertó algo, sintió deseo por su hijo. Un rato después, sin que Franco se diera cuenta, se fue y le gritó desde la cocina para ir a comer. Sobresaltado, Franco guardó su pija y se levantó. Ella notó la erección apenas lo vió pero solo sonrió y no dijo nada.
Después de la comida, llegaron cansados a la habitación. Franco se asomó a su cuarto para darle las buenas noches y ahí la vio otra vez, desnudándose para ponerse el camisón. Sandra inmediatamente se percató que entró y se dio vuelta, Franco atinó a irse.
-Vení, pasá!- le dijo Sandra - no tengas vergüenza, qué pasó?
-Nada, venía a darte las buenas noches. Dijo Franco que no le sacaba los ojos de las tetas de su madre
-Vení, sentate. Te quería agradecer por esta semana y todo el apoyo que me das para seguir adelante...
Sandra seguía en ropa interior, sentada al lado de su hijo diciéndole lo importante que fue para ella ese viaje que le permitió ser libre de nuevo.
-Está bien, ma. Yo quiero lo mejor para vos
-Y yo también, hijo. Vi que estabas pajenadote mientras mi bañaba
Por primera vez en mucho tiempo, Sandra se volvió una trola que buscaba pija y buscaba nada más y nada menos que la de su hijo.
-Y bueno, ma. Tenía ganas...
-Y también veo que no podés sacar tu ojos de mis tetas, te gustan? Dijo Sandra que iba por todo
-Son grandes, si. Que se yo. Franco no sabía dónde meterse
-No queres tocarlas?
Franco se paró y desvió la mirada de lo intimidado que se sentía. Pero al levantarse dejó en evidencia que tenía la pija al palo viendo a la madre semi desnuda.
-Epa! Mira cómo está... dijo Sandra mirando fijamente el bulto de su hijo que quería irse
-Pará! No te vayas a pajearte a tu cuarto, déjame que ayude. Dijo la milf que estaba totalmente caliente
Se arrodilló y con las dos manos comenzó a bajarle el pantalón y el bóxer mientras mantenía la mirada fija en sus ojos, sedienta de una mucha pija. Su ojos desviaron su atención cuando terminó de bajarle todo y apareció la pija haciendo trampolín a centimetros de su cara. Automáticamente se mojó una mano y empezó a pajearlo, pasó el tiempo pero la puta nunca se olvido de cómo tratar un pija.
-Te gusta, mi amor? Le dijo con vos de trola
Franco no dijo nada, solo cerró sus ojos. De a poco, fue acercando más su boca hasta meterla suavemente. La pija de su hija paseó por todos sus labios, Sandra volvió a sentir una buena pija en su boca. La chupo con muchas ganas, Franco sin poder mantenerse en pie, se recostó en la cama. Su madre aprovechó para sacarle definitivamente lo que llevaba puesto, solo lo dejó en remera. Subió a la cama y fue sacándole lo último que le quedaba. Franco vio en primer plano su pija perdiéndose entre las tetas enormes de su mamá. Una vez que le saco la remera, se quitó el corpiño y puso sus tetas sobre la cara de su hijo.
-Te gustan mis tetas? Yo se que siempre te gustaron, desde chiquitos me las mirabas, no?
Franco estaba concentrado chupándoles las tetas. Sandra no podía más de la calentura que no le alcanzaban las manos para agarrarle la pija a su hijo. Estaba en el Máximo de la calentura, mientras Franco le chupaba las tetas y ella jugaba con su pija y la paseaba por su vagina. Se corrió la tanga y sin avisar se metió la pija hasta el fondo. Al unísono suspiraron de placer.
-Te gusta? Queres ver cómo coje mami?
Sandra ya había olvidado lo que era tener una pija adentro pero apenas entró ya sabía lo que tenía que hacer. Le tomó las manos a su hijo, apoyó las suyas sobre su pecho y empezó a cabalgar. Franco al palo, veía cómo las tetas de mamá rebotaban sin parar, era todo un espectáculo.
-Ay si! Te gusta cómo te coje mami? Metemela toda, por favor
Sandra rogaba una buena cogida. Después de una buena cabalgada, se recostó en la cama, se sacó la tanga y se abrió de piernas, esperando a que su hijo se la cogiera. Ni lerdo ni perezoso, se abalanzó sobre ella y volvió a meterle la pija. Hasta el fondo, como ella pedía a gritos. Sandra lo agrazaba fuerte, le agarraba el culo para que la pija vaya más adentro aún. Su hijo, joven adolescente, aguantó para no acabar y no paró un segundo.
Hizo que Franco se recostara y otra vez se sentó arriba de la pija, quería dominar la situación, esta vez de espalda a su hijo. Se apoyó en sus rodillas y empezó a subir y bajar, Franco se deleitaba en primera fila como su pija desaparecía en la vagina de su mamá. Se puso de frente sin sacar la pija de adentro y aumentó la intensidad. No paró de moverse ni de gritar hasta llegar al punto máximo en que acabó. Se desplomó sobre el pecho de hijo, jadeaba de satisfacción. Se recompuso y volvió para chuparle la pija. Era el momento para Franco que acabó litros de leche sobre las tetas de la madre. Sandra caminando despacio fue a limpiarse mientras que Franco se fue a su cuarto. Ambos se durmiendo después de coger. Al día siguiente, volvieron a su casa. Nadie comentó nada. Esta vez, lo qué pasó en Mar del Plata, quedó en Mar del Plata. La madre necesitada de pija literalmente se cogió a su hijo.
Franco me lo contó tiempo después a esto. Aunque a muchos nos gustaría, no es fácil de contarlo. Todo quedó ahí, según él y con el tiempo, por cosas de la vida, fuimos perdiendo contacto hasta no hablarnos más. Espero que se siga cogiendo la su mamá por el deseo de todos.
Mientras tanto les cuento algo que no me pasó a mi, por desgracia, sino que le pasó a un amigo hace ya varios años.
Mi amigo, vamos a llamarlo Franco, recién había terminado el secundario, apenas tenía 18 años. Siempre fue un pibe muy tranquilo, sin sobresalir demasiado en los grupos de amigos, mucho menos con las mujeres. En ese entonces, vivía solo con la madre, sus padres se habían separados. Su madre, a la que llamaremos Sandra, es un psicóloga cuarentona que vivió toda su vida bajo el martirio de un matrimonio infeliz haciendo el doble trabajo de trabajar y criar a sus hijos. Habían pasado dos años de su separación y todavía no se había animado a ser una mujer totalmente libre. Sandra, como ya les dije, era una mujer de unos 45 años, de 1.60 de altura y algo rellenita. Usaba lentes, pelo colorado y unos pechos hermosos y enormes que nunca se animó a lucir.
Lo cierto es que desde su trabajo, la invitación a un congreso de psicólogos a Mar del Plata, ella debía ir a dar una ponencia y presentar su trabajo. Desde un principio ella se negó, no se animaba a ir sola ni tenía con quien ir, tenía miedo de romper con la monotonía de su rutina. Franco al enterarse de esto, intentó convencerla por cualquier medio para que vaya, él quería la casa sola una semana para hacer lo que quería. Pero no hubo caso, ella no quería ir sola, siempre estuvo acostumbrada a viajar con su ex marido. Finalmente, Franco decidió acompañarla porque entendió que esta era la chance de que su madre pueda disfrutar de algo en su vida. Ella dubitativa al principio, cedió y decidió ir con él.
Viaje con todo pago, se hospedaron en el hotel. Dejaron las valijas cada uno en su habitación y fueron a comer algo. Los primeros días fueron aburridos: ponencias, reuniones, comidas y no mucho más. Pero el último día todo cambio. La noche anterior durmieron temprano, debían levantarse temprano para el último encuentro del congreso. Desafortunadamente (o no), ambos se quedaron dormidos. Franco de un salto salió de su habitación para despertar a su mamá que allí estaba dormida desaparramada en su cama con las sábanas que apenas la cubrían. Estaba boca abajo con su camisón levantado hasta la cintura dejando ver su culo por completo, solo una pequeña bombacha tanga que lo cubría. Franco quedó desconcertado ante ese flash que rápidamente pasó ya que su madre tapó con las sábanas ante la desesperación. Nadie comentó nada al respecto, se cambiaron y se fueron al congreso. Al finalizar, fueron a la playa para relajar un poco. Sandra salió con short y camisa, muy tímidamente se traslucía su bikini por debajo.
-Mirá esa señora la maya que se puso. Fue una de las tantas apreciaciones que hizo Sandra
-Y que tiene, ma? Cada uno puede ponerse lo que quiera. No jode a nadie
-Ay, nose! A mi me da vergüenza
-Déjate de joder! - le reprochó Franco- vos podés usar lo quieras
Los cuerpos iban y venían y la conversación siguió. Sandra siempre sumisa, jamás mostró nada. Franco en su afán por ayudarla, la animaba a que se sienta libre, que no se ponga límites que en definitiva siendo siendo una mujer. Luego de un largo rato, su madre decidió sacarse la camisa y quedarse solo con la bikini. Por primera vez, Franco pudo deleitarse de los pechos de su madre a quien felicitó por animarse a mostrar. Ella solo sonrió y agachó la mirada un poco avergonzada.
Tuvieron una charla más profunda que llevó a que Sandra contará cómo se sentía luego de separarse y las necesidades que pasaba. Franco solo asentía y trataba de hacerla sentir bien diciéndole lo linda que era y todo lo que podía dar. Pasó el tiempo y volvieron a hotel, Sandra entró a bañarse y Franco se fue a su habitación. Fue directo a pajearse, entre el culo de la mañana y las tetas de la playa, empezó a ver a su madre con deseo y decidió dedicarle una buena paja. Con la imagen fija en su cabeza, no escucho que Sandra ya había salido del baño. Ella se cambió, lo fue a buscar para comer y ahí lo vió, pajeandose. Hace mucho que Sandra no veía una pija y mucho menos la de un adolescente y ni pensar en que esa pija era la de su hijo. Franco ni se percató de su presencia, ella sin decir nada se quedó mirando un buen rato. De repente se le despertó algo, sintió deseo por su hijo. Un rato después, sin que Franco se diera cuenta, se fue y le gritó desde la cocina para ir a comer. Sobresaltado, Franco guardó su pija y se levantó. Ella notó la erección apenas lo vió pero solo sonrió y no dijo nada.
Después de la comida, llegaron cansados a la habitación. Franco se asomó a su cuarto para darle las buenas noches y ahí la vio otra vez, desnudándose para ponerse el camisón. Sandra inmediatamente se percató que entró y se dio vuelta, Franco atinó a irse.
-Vení, pasá!- le dijo Sandra - no tengas vergüenza, qué pasó?
-Nada, venía a darte las buenas noches. Dijo Franco que no le sacaba los ojos de las tetas de su madre
-Vení, sentate. Te quería agradecer por esta semana y todo el apoyo que me das para seguir adelante...
Sandra seguía en ropa interior, sentada al lado de su hijo diciéndole lo importante que fue para ella ese viaje que le permitió ser libre de nuevo.
-Está bien, ma. Yo quiero lo mejor para vos
-Y yo también, hijo. Vi que estabas pajenadote mientras mi bañaba
Por primera vez en mucho tiempo, Sandra se volvió una trola que buscaba pija y buscaba nada más y nada menos que la de su hijo.
-Y bueno, ma. Tenía ganas...
-Y también veo que no podés sacar tu ojos de mis tetas, te gustan? Dijo Sandra que iba por todo
-Son grandes, si. Que se yo. Franco no sabía dónde meterse
-No queres tocarlas?
Franco se paró y desvió la mirada de lo intimidado que se sentía. Pero al levantarse dejó en evidencia que tenía la pija al palo viendo a la madre semi desnuda.
-Epa! Mira cómo está... dijo Sandra mirando fijamente el bulto de su hijo que quería irse
-Pará! No te vayas a pajearte a tu cuarto, déjame que ayude. Dijo la milf que estaba totalmente caliente
Se arrodilló y con las dos manos comenzó a bajarle el pantalón y el bóxer mientras mantenía la mirada fija en sus ojos, sedienta de una mucha pija. Su ojos desviaron su atención cuando terminó de bajarle todo y apareció la pija haciendo trampolín a centimetros de su cara. Automáticamente se mojó una mano y empezó a pajearlo, pasó el tiempo pero la puta nunca se olvido de cómo tratar un pija.
-Te gusta, mi amor? Le dijo con vos de trola
Franco no dijo nada, solo cerró sus ojos. De a poco, fue acercando más su boca hasta meterla suavemente. La pija de su hija paseó por todos sus labios, Sandra volvió a sentir una buena pija en su boca. La chupo con muchas ganas, Franco sin poder mantenerse en pie, se recostó en la cama. Su madre aprovechó para sacarle definitivamente lo que llevaba puesto, solo lo dejó en remera. Subió a la cama y fue sacándole lo último que le quedaba. Franco vio en primer plano su pija perdiéndose entre las tetas enormes de su mamá. Una vez que le saco la remera, se quitó el corpiño y puso sus tetas sobre la cara de su hijo.
-Te gustan mis tetas? Yo se que siempre te gustaron, desde chiquitos me las mirabas, no?
Franco estaba concentrado chupándoles las tetas. Sandra no podía más de la calentura que no le alcanzaban las manos para agarrarle la pija a su hijo. Estaba en el Máximo de la calentura, mientras Franco le chupaba las tetas y ella jugaba con su pija y la paseaba por su vagina. Se corrió la tanga y sin avisar se metió la pija hasta el fondo. Al unísono suspiraron de placer.
-Te gusta? Queres ver cómo coje mami?
Sandra ya había olvidado lo que era tener una pija adentro pero apenas entró ya sabía lo que tenía que hacer. Le tomó las manos a su hijo, apoyó las suyas sobre su pecho y empezó a cabalgar. Franco al palo, veía cómo las tetas de mamá rebotaban sin parar, era todo un espectáculo.
-Ay si! Te gusta cómo te coje mami? Metemela toda, por favor
Sandra rogaba una buena cogida. Después de una buena cabalgada, se recostó en la cama, se sacó la tanga y se abrió de piernas, esperando a que su hijo se la cogiera. Ni lerdo ni perezoso, se abalanzó sobre ella y volvió a meterle la pija. Hasta el fondo, como ella pedía a gritos. Sandra lo agrazaba fuerte, le agarraba el culo para que la pija vaya más adentro aún. Su hijo, joven adolescente, aguantó para no acabar y no paró un segundo.
Hizo que Franco se recostara y otra vez se sentó arriba de la pija, quería dominar la situación, esta vez de espalda a su hijo. Se apoyó en sus rodillas y empezó a subir y bajar, Franco se deleitaba en primera fila como su pija desaparecía en la vagina de su mamá. Se puso de frente sin sacar la pija de adentro y aumentó la intensidad. No paró de moverse ni de gritar hasta llegar al punto máximo en que acabó. Se desplomó sobre el pecho de hijo, jadeaba de satisfacción. Se recompuso y volvió para chuparle la pija. Era el momento para Franco que acabó litros de leche sobre las tetas de la madre. Sandra caminando despacio fue a limpiarse mientras que Franco se fue a su cuarto. Ambos se durmiendo después de coger. Al día siguiente, volvieron a su casa. Nadie comentó nada. Esta vez, lo qué pasó en Mar del Plata, quedó en Mar del Plata. La madre necesitada de pija literalmente se cogió a su hijo.
Franco me lo contó tiempo después a esto. Aunque a muchos nos gustaría, no es fácil de contarlo. Todo quedó ahí, según él y con el tiempo, por cosas de la vida, fuimos perdiendo contacto hasta no hablarnos más. Espero que se siga cogiendo la su mamá por el deseo de todos.
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