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El gerente

Estoy siendo penetrada fuertemente, tengo las piernas abiertas, la tanga negra de encaje enrollada en una sola pierna, la falda arremangada en la cintura, la blusa abierta cada uno de sus botones y los senos fuera del bra rebotando con cada embestida que me dan.
Estoy teniendo sexo en el estacionamiento del edificio de mi trabajo, el cual no tiene mucho tiempo que acabo de entrar como becaria gracias a un convenio de apoyo estudiantil con la universidad.
-¿Qué estamos haciendo aquí, qué hacemos si alguien nos ve?
Mi voz se entrecorta por la excitación y la preocupación, no sé cuál de ellas domina en este momento.
-No te preocupes... nadie debería de estar cerca, ya es tarde ya todos se fueron. Disfrútalo tanto como yo lo estoy disfrutando, además no hay nada de malo que los empleados se queden trabajando un poco después de las horas laborales. ¿O sí?
Me siguió metiendo la verga una y otra vez, el automóvil solo se movía de un lado a otro y a mi… a mi me ganó más la excitación, me deje llevar… quería que no se acabará nunca, la sentía tan caliente dentro de mi, súper dura que se acoplaba con mi vagina, solo quería correrme tanto y que él hiciera lo mismo, lo deseaba tanto que ya no soportaba más.
-Yo... Yo me voy a correr. Ahhh ahhh que rico me haces correr, que rico me lo haces. Ahhh ahh.
Unos días después mi jefe directo me mencionó que el Gerente de Recursos Humanos quería verme un par de minutos antes de la comida, supuse que era algo con respecto al programa de la universidad, aunque estaba insegura, no sé por qué estaba a cargo del programa estudiantil ya que todos en la empresa hablaban pestes de él. Era un hombre alrededor de los 50 años, con estatura por debajo del promedio y con evidente sobrepeso, lo peor de todo es que siempre mira a las becarias de manera fea, se me hace un pervertido, pero me han enseñado que no debo de juzgar a las personas.
Sinceramente no soy buena para esto, me pongo muy nerviosa delante de los jefes.
-Disculpe, ¿Pue… puedo pasar?
-Adelante pasa, lamento mucho hacerte venir antes de la hora de la comida, toma asiento por favor.
-No me gustaría quitarle mucho tiempo Licenciado imagino que ha de estar ocupado, ¿Para qué me llamo, en qué puedo ayudarlo?
-Permíteme un momento.
El Gerente hizo una llamada para confirmar algo que había solicitado por la mañana y a gritarle a la persona del otro lado del teléfono.
-Ah, una disculpa para eso te llamé aquí, para mostrarte esto...
Y dio vuelta a su computadora para enseñarme la pantalla, al momento que se levantaba de su escritorio para detenerse detrás de mí.
-¿Sabe qué es esto señorita Rangel? ¿Sabe el daño que le haría a la reputación de esta empresa y de la universidad a la que pertenece, sí esto llega a salir a la luz? Probablemente el programa se cancelaría y ningún otro estudiante tendría la oportunidad de participar en el.
-¿Cooo… cómo consiguió esas fotos y vídeos?
No sabía qué hacer en ese momento y fueron las únicas palabras que salieron de mi boca.
-Tengo entendido que el Consejo de la empresa y la Directiva de la Universidad llegaron a un acuerdo para ofrecerles plazas de trabajo a los participantes del programa de becarios. Sería una vergüenza si todos esos esfuerzos fueran deshechos, ¿No lo cree señorita? Hasta el momento soy el único que sabe de la existencia de esas fotos y vídeos donde está teniendo sexo en las instalaciones de la empresa con los empleados, aunque… si guardo silencio no puede ser un problema.
Estaba paralizada no sabía que estaba pasando, sentía que sudaba frío, los dientes me empezaban a tiritar, las manos me sudaban, quería que ese momento no hubiera ocurrido nunca, muchas cosas pasaban por mi mente, estaba perdida.
-Imagino que… qué hay alguna condición.
-Es fácil señorita, únicamente tiene que tener sexo conmigo.
No sabía que decir nunca me había ocurrido algo así y este viejo pervertido me estaba chantajeado de la manera más vil.
-¿Eh… queee… quee es... qué está diciendo?
-Lo que escuchaste niñita y no solo será una vez, será cuando yo quiera, cuando yo te lo diga y se me antoje. Lo único que harás es abrir esas lindas piernas que tienes y te convertirás en mi juguete sexual.
No podía creer lo que estaba escuchando, solo quería salir corriendo de esa oficina y nunca regresar jamás.
-Vamos, ¿Qué pasa? Tampoco va a ser para siempre, únicamente hasta que acabes tu programa, solo son 4 meses. Piensa en ello cuidadosamente si solo duras un poco estarás ayudando a muchos de tus compañeros, tú no quieres que se detengan sus oportunidades de vida ¿O sí Vanessa?
No sabía qué hacer, quería llorar, gritar, ir por ayuda, me quería morir en ese momento.
Y lo único que hice fue ponerme de pie, alejarme de la silla, desabrocharme la falda que era parte del uniforme que nos daban a las becarias y dejarla caer por mis piernas mostrando así mi ropa interior, una tanga en color blanco que se ajustaba a mis caderas, lo mismo hice con la blusa dejando a la vista mis pechos que eran cubiertos por un brasier del mismo color que la tanga.
El Gerente se acercó a mí y empezó a besarme el cuello a apretar mis pechos y mis nalgas, a pasar sus manos por todo mi cuerpo.
-¿Qué pasa? No me digas que está avergonzada, ve como tiemblas. Jajaja… estás reaccionado como una niña inocente, es difícil creer que tú estabas haciendo ese tipo de cosas en las instalaciones de la empresa.
Se agachó frente a mí, puso sus manos a la altura de mi cadera tomando mi tanga la jalo un poco hacia arriba para que se me metiera entre los labios y las nalgas que me hizo sacar un gemido y después me la bajó poco a poco hasta llegar a mis pies y así yo los levantará primero uno y después otro para quitármela. La tomo con una sola mano y se la llevo a la nariz para olerla y decir lo rico que olía.
Se puso de pie y me saco tetas del brasier las apretó mis pezones y con cada uno de esos pellizcos se iban poniendo duros. Ese gordo asqueroso estaba jugando con mi cuerpo y aún no venía lo peor. Fue haciéndome poco a poco para atrás y choque contra el escritorio yo no tenía fuerzas para poner resistencia de lo paralizada que estaba del miedo que tenía asi fue que me quedé sentada en el borde del escritorio con las piernas abiertas a merced del Gerente.
-Mmm… veo que lo tienes bien cuidado y le has dado buen uso, me encanta que está depilado.
Me empezó a tocar la vagina con uno de sus dedos gruesos.
-Puedo ver que te gusta que jueguen con tu clítoris.
-Ee… eso… eso no es ci... eso no es cierto.
-Tu coño también se mueve y se retuerce. Jajaja… te mojas tan fácilmente.
Estaba siendo tocada por un hombre que no era mi novio y que me estaba estremeciendo toda.
No me había dado cuenta que ya había metido dos dedos en mi vagina que estaba completamente empapada y que mis pezones estaba tan duros que los sentía explotar con cada lamida que me daba con su lengua rasposa. Me lamía todo mi cuerpo, mis senos, mi cuello, hasta intentó besarme algo que me dio mucho asco ya que su aliento olía a cigarro, yo únicamente volteé la cara para que no lo hiciera.
Se supone que eso no estaba bien, que estaba siendo violada prácticamente pero se sentía tan rico que los gemidos eran más continuos y con más placer.
-Ahh ahhhh si ahh ahh.
¿Estaba perdiendo el control o que estaba pasando conmigo? Mi cuerpo ya no sé resistía, estaba completamente empapada.
-Es hora que recibas el regalo que tengo para ti.
-Li… licenciado ahh… no… no creo que pueda hacer esto… ahh… no puedo después de todo… ahhh.
La cosa que tenía entre las piernas era demasiado grande y gorda, nunca había visto una de ese tamaño, no se parecía en nada a la de mi novio. Yo tenía miedo, sabía que no iba a soportar esa verga dentro de mí, me iba a partir en dos, tenía mucho miedo.
-Es demasiado tarde para que te arrepientas, no te preocupes, tú y el convenio y futuro de tus compañeros de universidad van a estar bien.
Me empino boca a abajo sobre el escritorio dejando mi culo completamente visible y frente a él sin ninguna resistencia de mi parte, ahora sí sabía que podía hacer conmigo lo que quisiera y así fue como lo hizo. Me tomo por la cadera y de una sola embestida metió sus aproximadamente 20 cm de verga en mi coño, yo sentía que me partía en dos, su gran cosa estaba entrenado y saliendo de mi con tanta fuerza que mis gemidos pasaban a ser gritos, mis piernas temblaban de placer y solo sentía desmayarme.
-Ahh… yaaa… ahh… basta… ahh… pare… nooo.
-Que rico se siente el coño de una joven universitaria. A pesar de que una está utilizado aún está bastante apretado.
-Ahh… así no… ahh… por… por fa… pare… por favor… ahh… ahh… siiii…
-Jajajaja veo que no tienes tanta experiencia eh, en ese caso tendré que darte una clase la clase completa.
Estaba completamente pérdida, mi mente solo pensaba en ser cogida por ese viejo y él lo sabía que se reía de mí y jugaba conmigo. Me cargó y me llevo al sillón de la oficina. Me penetraba con tal fuerza que pareciera que tenía años sin haber tenido sexo, me lamía los pezones, me apretaba los senos. Me trataba como una cualquiera.
-Por favor licenciado… ahh... se lo pido… muévase despacio, no sea… no sea rudo. Us… usted la ti… ahh… sii... usted la tiene tan grande… ahh… ahh…
-Jajaja mi pene puede darte más placer que la miseria que tiene tu novio, disfrútalo tanto como quieras.
Mi mente estaba en blanco, nunca me había sentido si antes, estaba recostada en el sillón de una oficina con las piernas completamente levantadas y abiertas a la altura de mis senos siendo follada con gran fuerza por una verga enorme que hacía que tuviera varios orgasmos que nunca había tenido antes.
-Uuu… uuu… me corro, ven aquí, ahí te va todo…
Me jalo y tomó por la cabeza y derramó todo su semen sobre mí, llenándome los ojos, las mejillas, el cabello de su leche.
-Uuu… creo que me corrí mucho, eso fue demasiado, fue increíble.
Por fin había terminado mi martirio, el Gerente se acomodaba el pantalón y la camisa yo aún estaba en shock tirada en el suelo con las piernas abiertas y completamente empapada de las varias veces que me corrí, no sabía qué hora era ni qué tiempo había pasado, no sabía dónde estaba mi ropa.
-Parece que la hora de comida término, apresúrate, no llegues tarde a tu lugar y ve a lavarte la cara.
Como pude logré vestirme, todo me temblaba, tenía todavía la sensación de su verga dentro de mí vagina, camine hacia el tocador esperando que nadie me viera o que pudiera sospechar algo de lo que había ocurrido en la oficina del Licenciado Pineda.
Llegué al tocados y al verme en el espejo estaba toda desaliñada, su semen estaba por todo mi cabello que me costó quitarme lo y no quería salir con el cabello todo mojado, además no traía nada debajo de la falda, el muy maldito se había quedado con mi tanga y con las prisas de salir y la cabeza en blanco no la encontré.
-Ey amor ¿Dónde estabas? Cuando salí ya no te vi y se me olvidó el celular en mi lugar. Oh. Tus ojos están un poco rojos ¿Pasa algo?
-No… no es nada Sergio… este… ya me voy no quiero llegar tarde, al rato te veo.
Continuará…

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