You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Mi esposo se la coge, porque su marido no!

Es cierto que ella fue una muy buena amante, actualmente tiene 26 años y 3 de casada, aún recuerdo cuando su marido me encontró dándole su vitamina, pero de ahí paso tanto tiempo hasta que hace una semana la encontré en el centro comercial.
A diferencia de sus años mozos, Any como le dicen todos, ya no se veía tan bien como antes, esa figura entallada que tenía desapareció, su sobre peso era notorio, su cara había ganado un par de grandes cachetes, no era una obesa mórbida, pero ya estaba muy llenita, admito que gano más nalga y sus piernas aún se veían bien, ¡pero ya no era la sensual joven que me comía años atrás!
L: ¿Any, como estas?
A: ¡Hola!!! ¿Como te va niño?
L: Bien, aquí andamos y tú, que dices, ¡te noto diferente!
A: Pues la verdad no muy bien, ¡creo que es notorio!
La verdad se miraba apagada, esa luz que tenía, la cara perversa se había perdido, ahora solo quedaba una mujer infeliz.
Yo no hice más preguntas, pero me sentí con la responsabilidad de su presente, así que la invité a comer, salimos del centro comercial y obviamente por el covid-19 no había nada abierto, así que ella me dijo que mejor lo cambiaba por una cena, yo lo pensé un poco, con eso de la pandemia, pero al verla un poco desconcertada acepte y ella ofreció su casa.
La cita era a las 8 de la noche, le dije a mi esposa que eran negocios y salí a casa de Any, al llegar ella me recibió con una enorme sonrisa, la cena se olía muy bien y ella se veía aún mejor, una calza negra entallando sus piernas y transparentando su tanga, una blusa blanca escotada y su cabello suelto, se veía fantástica.
A: Pasa, ¡me da gusto que vinieras!
L: ¿Y tu marido?
A: Esta con su madre, ¡ahora está pasando los días con ella!
L: ¿Se separaron?
A: ¡No, bueno, no se!
Al notar su incomodidad solo a abrace y ella me dijo pasáramos a la mesa. ¡La cena estuvo muy rica, una carne argentina y sus guarniciones, se había vuelto buena cocinando y ahora nos encontrábamos bebiendo un poco de ron!
No pude evitar sentirme mal por ella, su soledad era notoria, la chispa que me gustaba de ella estaba perdida, admito que arreglada aún se veía muy bien, ¡ya que con el aumento de masa algunas partes de su cuerpo crecieron y la hacían ver muy antojable!
¡La plática era más amena, Any ya estaba más sonriente, su semblante estaba mucho mejor, nos pusimos a cantar y recordar viejas noches, noches de baile, alcohol y sexo!
L: ¡Aun tienes chispa nena!
A: Sabes, ¡hace tiempo que estoy sola y sola me refiero en todo!
L: Pero eras una bomba sexual, que, ¿no le gusta el sexo a tu marido?
A: Es un idiota, tiene mamitis y prefiere estar más con su mama, ¡la última vez que lo hicimos fue hace 6 meses!
L: Dios, prefiere a su madre que, a ti, ¡vaya bobo!!
Ella agacho la cabeza y yo como buen cazador me lancé al ataque, comencé con unas palabras de aliento y justo cuando ella alzo la cara, comencé a besarla, ella no se opuso, me beso como si besara por primera vez, sus manos se aferraron a mi cuello como serpiente, el beso era apasionado y muy sexual, mis manos bajaron a sus nalgas, ¡las cuales aún estaban duras como las recordaba!
Los besos subieron de nivel, sus manos comenzaron a quitarme la camisa, le permití quitármela y que fuera mis pezones, los mordía con desesperación, el dolor me gustaba, ¡mi verga empezaba a endurecerse!
A: ¡Hace tiempo que no tengo un buen sexo!
L: ¡No te preocupes para eso estoy aquí nena!
Me baje el cierre y saque mi dura verga, la cual ya venosa expulsaba fluido pre seminal, luego, me senté en su sofá y le pedí me la chupara, ¡ella sonrió y se arrodillo para comenzar con sus ricas chupadas!
Su lengua empezó por limpiar el fluido de mi cabecita, luego con sus manos bajaba y subía el cuero, su lengua lamia mis bolas y subía hasta mi glande, ¡de verdad seguía siendo una buena mamadora!
Yo gozaba su acto, mi respiración agitada mostraba el buen trabajo que, hacia ella, sus ojos de perra en celo me la ponían aún más dura y Any abriendo su boca como una pitón, ¡devoraba toda mi verga hasta que desaparecía en su boca!
L: Uf, nena, ¡había olvidado lo rico que chupas!!
A: Que dura y grande, ¡siempre me encanto tu bestia!
La tomaba de la cabeza y guiaba su mamada, poco a poco movía mi pelvis para follarle la boca, mis movimientos eran lentos y luego rápidos, ella no quería dejar de mamar y aunque la ahogaba, ¡seguía tragándose mi verga!
Una vez mi verga fue chupada, tragada y mordida, me dispuse a penetrarla ala casada insatisfecha, a mi antigua perra, que, a pesar de estar llenita, ¡aun me encantaba!
La puse de pie y dándole la vuelta le baje su calza hasta las rodillas, me baje el pantalón hasta mi muslo, ella solita comenzó a ensartarse en mi duro palo, mis manos tomaron sus nalgas y la ayudaron a empalarse, una vez dentro de ella, la tome de su cintura y comencé a subirla y bajarla, una vez tomado un buen ritmo ella solita lo hacía, movía rico su cadera, ¡mientras tanto yo desabotonaba su blusa y disfrutaba sus tetas!
A: ¡Ah, que rico, uhm!!
L: Estas más nalgona, ¡me encanta!
A: ¡Ah, mmm, uf, que dura!!
L: ¡Ya te hacía falta un buen pito!
La acomode en cuatro en el sofá y la penetraba lento, gozando cada movimiento que ella hacía con su cadera, mis manos no dejaban de agasajarse con sus tetas y sus nalgas, esta Any casada y llenita me gustaba más que la anterior, su marido era un idiota, vaya que tener a semejante puta y preferir estar con su madre, pero bueno, ¡yo solo me concentraba en hacerla gozar y darle lo que le faltaba!
L: ¿Te gusta mami?
A: ¡Ah, me encanta, uhm!
L. Sabes que mi verga está aquí para ti cuando gustes!!
A: Ah, pues dámela, ¡dámela!!
Mis movimientos aumentaron, ella gritaba del placer, disfrutaba cada embestida que el daba, le jalaba su cabello, la estaba montando como su marido no lo hacía, al mismo tiempo le apretaba sus tetas, le mordía su cuello y la espalda le daba de nalgadas, ¡estaba siendo mía como en los viejos tiempos!
Sentía sus contracciones, Any movía rico su cuerpo, ella estaba en el éxtasis, ¡estaba disfrutando tanto que no se controló más y exploto como un gran volcán ardiente!
A: ¡Ah, uhm, Luis!!!!!
L: ¡Si, córrete, uhm!!!
A: Papi, que rico, uhm, ¡que rico!!!
Yo aún estaba duro así que jalándola del cabello y sin sacársela la puse de pie y la empiné ene l brazo del sofá, ahí con violencia se la metía y sacaba con fuerza, ella gemía, babeaba y gritaba como hace tiempo no lo hacía, ¡la nueva ama de casa estaba regresando la puta que conocí!
L: Si, uhm, ahí viene, ahí ¡viene!
A: ¡Ah, si, uhm, agh!!
L: Dios, ¡te voy a preñar!!
A: ¡Ah, Luis!!!!!
Como una erupción volcánica mi semen salió dentro de su coño, ambos jadeamos y disfrutábamos del orgasmo, Any escurría y gemía, yo apenas si podía estar de pie, ¡fue delicioso!
¡Una vez terminado el acto, nos arreglamos la ropa, nos servimos otra copa y brindamos por el rico momento de placer que tuvimos!
Me despedí de ella y quedamos en vernos nuevamente y como esta lo de la cuarentena y su marido no está, ya tengo un buen entretenimiento, ¡darle lo que su marido no le da!
Gracias a todos los lectores que siguen al endiente nuestros relatos, continuaremos trayendo todas nuestras experiencias.

2 comentarios - Mi esposo se la coge, porque su marido no!

TOTOLEO +1
ES ASI ,las mujeres y los hombres son como.las chapas, cuando no los clavas se vuelan