Hola me llamo Mayra, soy una señora casada y tengo 34 años, me considero una mujer aun atractiva para mi edad, tengo un par de pompis grandes y redondas, unas piernas torneadas por el ejercicio y un buen par de tetas grandes, cada vez que salgo a la calle todos voltean a verme y para que vean que no miento les dejo una fotito.
Desde hace 2 años tenía problemas con mi marido, siempre fui una mujer muy caliente y activa sexualmente, pero por el trabajo de mi esposo casi no teníamos relaciones sexuales, él trabajaba como camionero y pasaba varias semanas fueran de casa y ya no me atendía sexualmente.
La falta de relaciones sexuales comenzó a afectarme, todo el tiempo estaba de malhumor, estresada y sintiendo comezón en mi rajita (vagina), y no me hago a la idea de pasar el resto de mi vida en esa situación. Cuando dejo a los niños en la escuela, al regresar a mi casa, me encierro en mi habitación masturbándome con un cepillo tratando de calmar mi calentura, me masturbo fantaseando que soy cogida por varios hombres y no me detengo hasta que alcanzo el orgasmo.
Nunca pensé en serle infiel a mi marido, yo soy una señora muy respetable en donde vivimos, de conducta intachable, en la esquina de mi calle siempre se juntaban un grupo de jóvenes entre 18 y 20 años, puro haragán sin oficio y ni beneficio.
Ese día después de masturbarme, me dirigí a casa de la vecina a cobrarle un dinero que le había prestado, siempre trataba de evitar pasar por esa esquina ya que piropeaban a cada mujer que pasaba, al pasar en frente de ellos me sentí observada, no decían nada, pero me veían con lujuria, no despegaban sus ojos de mis grandes tetas.
Llegue con mi vecina y me pago sin problemas, pero ahora tendría que pasar nuevamente enfrente de esos muchachos, esta vez pase un poco más rápido provocando mis tetas rebotaban haciendo que ellos no dejaban de mirarme, llegue muy apenada a mi casa, pero el saber que esos chiquillos me miraron con tanto morbo me calentó nuevamente, me metí a mi habitación dando otra dedeada.
Llego la hora de ir por mis hijos a la escuela y yo aún estaba caliente, se me ocurrió la idea de vestirme más provocativamente, me puse un pantalón de mezclilla ajustado y una blusa de tela delgadita sin sostén, Salí por mis hijos y al pasar delante de ellos exageré los movimientos de mi cuerpo, sentía mis tetas como bailaban al compás de mi caminar, hacia como que los ignoraba, pero sentía sus miradas penetrantes, al alejarme les di un buen panorama de mis nalgas.
Me sentía muy excitada al saber que estaba calentando a aquel par de chiquillos, de regreso con mis hijos les repetí el espectáculo, nunca tuve la intención de llegar a algo más, solo el morbo de calentarlos y pensar que se pajeaban pensando en mí, diario pasaba delante de ellos para provocarlos, llegué a escuchar comentarios que hacían de mis tetas y mi culo.
Me gustaba masturbarme recordando sus comentarios, tenía los dedos enterrados en mi raja, ese día estaba más caliente de lo normal, en la noche le hable a mi esposo a su celular preguntando cuando regresaría, me dijo que le había salido una carga más y tardaría una semana o dos en llegar.
Seguí con mi juego de exhibirme delante de los muchachos como si fuera algo normal, hasta que un día David, uno de los muchachos que me gusta provocar se me acerco en la entrada de mi casa y me dijo que sabía que andaba necesitada de verga y él me podría ayudar, no supe que decir, pensé en serle fiel a mi marido y rechazarlo, pero estaba tan desatendida por él y necesitada que pensé "porque no", le dije que sí pero que hasta mañana sábado.
Ese día me levante muy temprano, le di de desayunar a mis hijos y los lleve con mi madre para que me los cuidara, llegue a mi casa, me metí a bañarme, me maquillé, me peine, me perfumé toda y me puse una falda gris con una pantaleta blanca, unos tacones azules y un top blanco sin nada más.
Estaba algo nerviosa, ya quería que llegara la hora, me sentía muy urgida de encontrarme con ese muchacho. Escucho que tocan la puerta, veo que es él, le abro la puerta e inmediatamente me abrazó con mucha efusividad y comenzamos a besarnos, fue un beso pasional y desesperado, yo estaba muy entregada y caliente a más no poder.
Le permite que me toque mis pechos sobre el top, él estaba muy ansioso, me besaba y me daba de chupetones por todo el cuello, me hizo mojar completamente mi pantaleta, siempre he sido buena esposa, pero ya no había vuelta atrás, ya todo era inevitable necesitaba una verga y este muchachito me la iba a dar.
Me levanto entre sus brazos llevándome a mi cama matrimonial, Me apoyó en la cama y me manoseó por todos lados, palpando principalmente mis tetas que eran lo que más le gustaban, metió sus manos bajo mi falda separando mis piernas acariciando toda mi entrepierna, me levanto el top quedando mis grandes tetas al aire, observo mis tetas por un momento, coloco mi pezón entre sus labios y empezó a chupar con suavidad.
Me rodeó de la cintura, me bajó el cierre de la falda y terminó por bajármela, quede solamente con mis pantaletas blancas y mis tacones azules, con mis tetas al aire, volvió a besarme mis senos, recorrerlos con su lengua, masajeándolos con sus manos, me estimulaba todo el pezón, me hacía gemir de placer. Yo ya estaba más que fuera de control, lo empecé a desvestir le quite su playera, le baje los pantalones y apareció frente a mí cara su verga dura y tiesa, con sus líquidos pre seminales en la punta, coloque mi mano sobre su verga y empecé a masturbarlo suavemente, mi rajita no dejaba de chorrear al sentir lo dura que estaba su verga.
Lo acosté en la cama y le empecé a mamar su verga, una y otra vez sin parar, fue tan fuerte mi mamada que él estaba a punto de eyacular, me detuve para no hacerlo acabar, estaba tan desesperada por una verga y al fin la tenía, no la iba a desperdiciar, se calmó un poco y volví a masturbarlo, pero esta vez usando mis tetas, aprisioné su pene con mis tetas y las comencé a moverlas de arriba abajo, le embarraba mis tetas por todo el cuerpo.
Me detuve nuevamente para quitarme mis pataletas que estaban todas mojadas, quedándome desnuda solo con los tacones azules, él me jalo de la mano tirándome a la cama tendiéndose sobre mí buscando penetrarme, mi rajita estaba tan mojada que lo hizo con mucha facilidad, tanto tiempo anhelando tener una verga enterrada y al fin tenía una, comenzó a mover sus caderas lento pero constante, me llenaba completamente.
Pronto empecé a gemir de placer, David solo sonreía ministras poco a poco aumentaba la velocidad y la fuerza de sus embestidas, para que no se fuera a salir lo aseguré con mis piernas me sentía una puta caliente ansiosa de verga, era tan delicioso ver su verga taladrándome y clavándose en toda mi rajita, David me estaba dando la cogida de mi vida, su verga era como un pistón que me machacaba brutalmente, sin más un orgasmo se apoderó de mi haciéndome gemir como un perra en brama, me revolqué de placer en la cama al momento en que el me llenaba de leche, todo mi cuerpo se estremeció, fue tan fuerte mi orgasmo que casi me desmayo.
Fue fantástico, ni con mi propio marido pude disfrutar tanto, él se salió de mí y se quedó acostado a mi lado, ambos quedamos cansados y cubiertos de sudor, yo aún seguía con las piernas abiertas derramando leche.
Nos metimos a bañar, ya estábamos en la regadera cuando otra vez ya tenía la verga bien parada y me volvió a coger nuevamente, no sabía cuándo iba a tener otra oportunidad así que la aproveche al máximo.
Cuando terminamos yo quede de acuerdo con él para que me visitaran de vez en cuando, con mucho cuidado que no los fueran a ver los vecinos y mucho menos mis hijos, o peor aún mi marido, así que de vez en cuando va a mi casa y me dejan bien cogida cuando mi marido está trabajando.
El haberle sido infiel a mi esposo despertó la puta que llevo dentro, desde ese día cuando alguien que me gusta le soy infiel a mi marido y me lo cojo, me he cogido a todos los muchachos de la esquina, al maestro de la escuela de mis hijos y hasta a los compañeros de trabajo de mi esposo.
Mi marido nunca se ha enterado de mis amantes y aun que a los ojos de mis vecinos soy una señora respetable, en la cama soy una puta necesitada de verga dispuesta a hacer de todo para obtenerla.
Desde hace 2 años tenía problemas con mi marido, siempre fui una mujer muy caliente y activa sexualmente, pero por el trabajo de mi esposo casi no teníamos relaciones sexuales, él trabajaba como camionero y pasaba varias semanas fueran de casa y ya no me atendía sexualmente.
La falta de relaciones sexuales comenzó a afectarme, todo el tiempo estaba de malhumor, estresada y sintiendo comezón en mi rajita (vagina), y no me hago a la idea de pasar el resto de mi vida en esa situación. Cuando dejo a los niños en la escuela, al regresar a mi casa, me encierro en mi habitación masturbándome con un cepillo tratando de calmar mi calentura, me masturbo fantaseando que soy cogida por varios hombres y no me detengo hasta que alcanzo el orgasmo.
Nunca pensé en serle infiel a mi marido, yo soy una señora muy respetable en donde vivimos, de conducta intachable, en la esquina de mi calle siempre se juntaban un grupo de jóvenes entre 18 y 20 años, puro haragán sin oficio y ni beneficio.
Ese día después de masturbarme, me dirigí a casa de la vecina a cobrarle un dinero que le había prestado, siempre trataba de evitar pasar por esa esquina ya que piropeaban a cada mujer que pasaba, al pasar en frente de ellos me sentí observada, no decían nada, pero me veían con lujuria, no despegaban sus ojos de mis grandes tetas.
Llegue con mi vecina y me pago sin problemas, pero ahora tendría que pasar nuevamente enfrente de esos muchachos, esta vez pase un poco más rápido provocando mis tetas rebotaban haciendo que ellos no dejaban de mirarme, llegue muy apenada a mi casa, pero el saber que esos chiquillos me miraron con tanto morbo me calentó nuevamente, me metí a mi habitación dando otra dedeada.
Llego la hora de ir por mis hijos a la escuela y yo aún estaba caliente, se me ocurrió la idea de vestirme más provocativamente, me puse un pantalón de mezclilla ajustado y una blusa de tela delgadita sin sostén, Salí por mis hijos y al pasar delante de ellos exageré los movimientos de mi cuerpo, sentía mis tetas como bailaban al compás de mi caminar, hacia como que los ignoraba, pero sentía sus miradas penetrantes, al alejarme les di un buen panorama de mis nalgas.
Me sentía muy excitada al saber que estaba calentando a aquel par de chiquillos, de regreso con mis hijos les repetí el espectáculo, nunca tuve la intención de llegar a algo más, solo el morbo de calentarlos y pensar que se pajeaban pensando en mí, diario pasaba delante de ellos para provocarlos, llegué a escuchar comentarios que hacían de mis tetas y mi culo.
Me gustaba masturbarme recordando sus comentarios, tenía los dedos enterrados en mi raja, ese día estaba más caliente de lo normal, en la noche le hable a mi esposo a su celular preguntando cuando regresaría, me dijo que le había salido una carga más y tardaría una semana o dos en llegar.
Seguí con mi juego de exhibirme delante de los muchachos como si fuera algo normal, hasta que un día David, uno de los muchachos que me gusta provocar se me acerco en la entrada de mi casa y me dijo que sabía que andaba necesitada de verga y él me podría ayudar, no supe que decir, pensé en serle fiel a mi marido y rechazarlo, pero estaba tan desatendida por él y necesitada que pensé "porque no", le dije que sí pero que hasta mañana sábado.
Ese día me levante muy temprano, le di de desayunar a mis hijos y los lleve con mi madre para que me los cuidara, llegue a mi casa, me metí a bañarme, me maquillé, me peine, me perfumé toda y me puse una falda gris con una pantaleta blanca, unos tacones azules y un top blanco sin nada más.
Estaba algo nerviosa, ya quería que llegara la hora, me sentía muy urgida de encontrarme con ese muchacho. Escucho que tocan la puerta, veo que es él, le abro la puerta e inmediatamente me abrazó con mucha efusividad y comenzamos a besarnos, fue un beso pasional y desesperado, yo estaba muy entregada y caliente a más no poder.
Le permite que me toque mis pechos sobre el top, él estaba muy ansioso, me besaba y me daba de chupetones por todo el cuello, me hizo mojar completamente mi pantaleta, siempre he sido buena esposa, pero ya no había vuelta atrás, ya todo era inevitable necesitaba una verga y este muchachito me la iba a dar.
Me levanto entre sus brazos llevándome a mi cama matrimonial, Me apoyó en la cama y me manoseó por todos lados, palpando principalmente mis tetas que eran lo que más le gustaban, metió sus manos bajo mi falda separando mis piernas acariciando toda mi entrepierna, me levanto el top quedando mis grandes tetas al aire, observo mis tetas por un momento, coloco mi pezón entre sus labios y empezó a chupar con suavidad.
Me rodeó de la cintura, me bajó el cierre de la falda y terminó por bajármela, quede solamente con mis pantaletas blancas y mis tacones azules, con mis tetas al aire, volvió a besarme mis senos, recorrerlos con su lengua, masajeándolos con sus manos, me estimulaba todo el pezón, me hacía gemir de placer. Yo ya estaba más que fuera de control, lo empecé a desvestir le quite su playera, le baje los pantalones y apareció frente a mí cara su verga dura y tiesa, con sus líquidos pre seminales en la punta, coloque mi mano sobre su verga y empecé a masturbarlo suavemente, mi rajita no dejaba de chorrear al sentir lo dura que estaba su verga.
Lo acosté en la cama y le empecé a mamar su verga, una y otra vez sin parar, fue tan fuerte mi mamada que él estaba a punto de eyacular, me detuve para no hacerlo acabar, estaba tan desesperada por una verga y al fin la tenía, no la iba a desperdiciar, se calmó un poco y volví a masturbarlo, pero esta vez usando mis tetas, aprisioné su pene con mis tetas y las comencé a moverlas de arriba abajo, le embarraba mis tetas por todo el cuerpo.
Me detuve nuevamente para quitarme mis pataletas que estaban todas mojadas, quedándome desnuda solo con los tacones azules, él me jalo de la mano tirándome a la cama tendiéndose sobre mí buscando penetrarme, mi rajita estaba tan mojada que lo hizo con mucha facilidad, tanto tiempo anhelando tener una verga enterrada y al fin tenía una, comenzó a mover sus caderas lento pero constante, me llenaba completamente.
Pronto empecé a gemir de placer, David solo sonreía ministras poco a poco aumentaba la velocidad y la fuerza de sus embestidas, para que no se fuera a salir lo aseguré con mis piernas me sentía una puta caliente ansiosa de verga, era tan delicioso ver su verga taladrándome y clavándose en toda mi rajita, David me estaba dando la cogida de mi vida, su verga era como un pistón que me machacaba brutalmente, sin más un orgasmo se apoderó de mi haciéndome gemir como un perra en brama, me revolqué de placer en la cama al momento en que el me llenaba de leche, todo mi cuerpo se estremeció, fue tan fuerte mi orgasmo que casi me desmayo.
Fue fantástico, ni con mi propio marido pude disfrutar tanto, él se salió de mí y se quedó acostado a mi lado, ambos quedamos cansados y cubiertos de sudor, yo aún seguía con las piernas abiertas derramando leche.
Nos metimos a bañar, ya estábamos en la regadera cuando otra vez ya tenía la verga bien parada y me volvió a coger nuevamente, no sabía cuándo iba a tener otra oportunidad así que la aproveche al máximo.
Cuando terminamos yo quede de acuerdo con él para que me visitaran de vez en cuando, con mucho cuidado que no los fueran a ver los vecinos y mucho menos mis hijos, o peor aún mi marido, así que de vez en cuando va a mi casa y me dejan bien cogida cuando mi marido está trabajando.
El haberle sido infiel a mi esposo despertó la puta que llevo dentro, desde ese día cuando alguien que me gusta le soy infiel a mi marido y me lo cojo, me he cogido a todos los muchachos de la esquina, al maestro de la escuela de mis hijos y hasta a los compañeros de trabajo de mi esposo.
Mi marido nunca se ha enterado de mis amantes y aun que a los ojos de mis vecinos soy una señora respetable, en la cama soy una puta necesitada de verga dispuesta a hacer de todo para obtenerla.
1 comentarios - Mayra