Cómo teníamos más de un año de trabajo por delante, en corrientes capital, mi amigo Lalo me sugirió conseguir un departamento para no andar yendo y viniendo. Buscamos pero luego de dos semanas nos decantamos por una casa que por sus dimensiones habíamos antes dejado de lado como opción.
A pesar de ello por su ubicación y precio decidimos que nos quedaba bien. Era enorme con piezas grandes y dos baños.
Una semana después, conocí a Mariana.
Mariana era una pérdida de 1.50 pero torneada y delicada figura, tenía unos ojazos negros y cabello lacio muy largo hasta la cintura. Caderas anchas y una sonrisa que hacía que a cualquiera le caiga bien.
Pegamos onda al toque y luego de vernos un par de veces en le lancé.
-Sabes que no tuve oportunidad de pasear aún por la ciudad.
-Si querés te hago de guía- me dijo con su sonrisa juguetona.
-Si sos mi guía me dejo llevar-.
Salimos dos veces y a la tercera se vino a dormir.
En la cama coincidimos de igual forma, desinhibida, aguantadora, viciosa. Todo lo que me gusta de una mujer.
En la habitación luego de una larguísima franela pude contemplar por fin su cuerpo, que era por demás hermoso, su cola paradita y con caderas que resaltaba su cintura delgada y estrecha, sus pechos pequeños pero bien redondos que podía tomarlos exactamente en la mano, coronados por hermoso pezones.
-Estoy muerta por vos Julio- me dijo al oído, debajo mío, mientras la besaba con pasión.
Mi pene duro ya como piedra, se apoyaba en su vulva, lo cual la hizo jadear. -Soy tuya amor, tomame como quieras-.
Decidí ser calmo, dada nuestras diferencias, tengo 1.85 metros y a pesar de que estaba loco por adentrarme en sus profundidades, hice presión lentamente y me fui deslizando dentro de ella.
Su respiración se empezó a hacer más profunda e irregular mientras mi pija se iba introduciendo.
Llegué a su fondo, la sentí claramente, tome aire ya que me descubrí gimiendo como ella.
Retrocedí dejando solo la cabeza de mi pene en su cuerpo y luego empuje otra vez a fondo.
Su gemido fue brutal, tuvo un orgasmo que la hizo temblar debajo mio. Me tuve que contener para no acabar ahí mismo, luego de 3 largos gemidos Mariana estaba lista de nuevo.
Tras una bombeada de 10 minutos más tuvo otro orgasmo debajo mio. Se estaba recuperando cuando la tomé de la cintura y levantándola lleve su sexo a mi boca.
El sabor de esa conchita era genial sus jugos y mi saliva se mezclaban y la textura de sus labios me invitaban a quedarme ahí para siempre.
-Para, voy a acabar. Voy a acabar-. Dijo mientras se tapaba la concha con ambas manos.
Me empujó tumbandome boca arriba, acto seguido se empaló en mi pija y comenzó a darme una cogida de infarto que duró media hora y 3 de sus deliciosos orgasmos.
No podía más quería llenar de leche su concha, la tomé del cuello y comencé un frenético movimiento que continúe aún deslechandome en ella, sentía mi semen salir de su concha, pero no pare mi movimiento hasta que no cayó sobre mi gimiendo como desquiciada.
Esa mañana nos levantamos temprano y por la noche fuimos a comer, tomamos algo, y caminamos y de allí a casa.
-Anoche me hiciste ver las estrellas- me dijo juguetona,- hoy yo te voy a hacer ver las estrellas-.
Me desnudo y me agosto sobre la cama, comenzó lamiendo todo mi cuerpo, veía su cuerpo fabuloso y sus nalguitas al aire bamboleándose se aquí para allá, llego a mi pene y comenzó una larga mamada.
No era tan experimentada en ese campo, al menos no como yo esperaba, pero le puso mucha garra y pasión a la chupada, y eso lo compenso. En varias ocasiones me tuvo a punto de acabar, se daba cuenta y cesaba en su frenesí, se dirigía a mi boca y nos besábamos, sosteniendo con fuerza mi pija, luego comenzaba a bajar por mi pecho y abdomen, para comenzar de nuevo con su tarea.
Quería tenerla de cuatro. Quería esas nalgas.
Luego de más de 1 hora jugando con mi caramelo de carne le dije.
-Hay BB déjame que te como esas nalgas divinas-
-Dame amor-.
Se puso de 4 y sus bamboleaba las nalguitas de un lado a otro, y me puse a amasar, chupar, y morder ese bello orto.
Después de un rato le apoye en la conchita y tomándola de las nalgas la fui empujando hacia mi.
-Ummmm- decía mientras mi pija se deslizaba en su vagina.
Comencé un bombeo pero fui subiendo el ritmo. Sentía esa concha caliente y suave y solo pensaba en que lo sienta lo más posible. Empecé a hacerlo con más fuerza, su concha se dilataba más y sus nalguitas casi chocaban en mi. Decidí entonces que se la tragaría toda. Me incliné y tomé su largo pelo, dándole dos vueltas en mi mano.
-Hijo de puta, me vas a matar- decía mientras gemía con cada embestida. -Guacho…. Métela… métela toda-.
Empecé el tironeo, Mariana gemía sin tapujos mientras mi pija la taladrada, cuando vi sus nalgitas golpeando mi pelvis, y sentí el ruido de nalgas golpeando supe que no pararía allí.
Tome uno de sus brazos, cruzandolo en la espalda, me miró mientras la sacudía desde el pelo, luego soltandola, tome su otro brazo, haciendo lo mismo. Ella ya sabía lo que le esperaba.
-Amor, no lo hice mucho por la colita- dijo como pidiendo piedad, tome sus dos brazos con una mano y guíe mi pija a su oscuro orificio. -Lubricame, amor-.
La escupí y le pase la pija jugando en su culito, para volver a apoyarle la cabezota.
Me miró, con la cara apoyada en el colchón. Hice fuerza y me costó vencer sus esfínteres, Mariana pego un gritito cuando los venci.
Faltaba lubricación y dilatación. Pero estaba muy caliente, solo quería sentir mi pija en ese orto. Así comenzamos de nuevo. Ella gritando y yo queriendo meterla entera.
Y entró, vaya si entro. Completita. Gemía y gritaba mientras yo bombeaba cada vez con más amplitud.
Le apoyé la mano en la cabeza apretándola contra el colchón.
-Te gusta mi trolita?, te gusta que te rompa el culito? Pajeate putita, tocaté la conchita-. Le dije mientras la liberaba.
Se empezó a pajear y a gemir y gritar, pase mi pierna por encima de su nalga, y ella misma con sus movimientos se terminó de incrustar la verga.
Tres polvos me sacó esa noche, los de ella ni idea, en la mañana al despertarnos ya teniamos ganas de garchar de nuevo.
Esa mañana nos cruzamos con Lalo en la sala y los presente.
-Así que vos sos la que me va matar y no sólo de insomnio-. Dijo Lalo por sus obvios gritos y gemidos.
-Perdón- dijo Mariana ruborizada.
-mi vida!!!!- le gritó Lalo -No tenés de qué avergonzarte, si supieras las cosas que se de tu novio-.
-Ni me quiero imaginar-le contestó Mariana, mientras me miraba pícara.
-jajajaja- me reí - vamos antes de que empiece a contar-.
Al volver Lalo me interrogó.
-Por Dios, que fuego es esa mina-. Dijo tapándose la cara con ambas manos. -No se para que vine tan temprano del pool, No me quedó otra, me tuve que echar alta paja escuchándola.
-Así es, fuego. Me gusta mucho-.
- Ok ok me voy a tener que conseguir alguien cuanto antes, por qué si van a ser así los fines…-.
Lalo no sabía pero la idea ya quedó implantada en mi mente…
Yo by continúe...
A pesar de ello por su ubicación y precio decidimos que nos quedaba bien. Era enorme con piezas grandes y dos baños.
Una semana después, conocí a Mariana.
Mariana era una pérdida de 1.50 pero torneada y delicada figura, tenía unos ojazos negros y cabello lacio muy largo hasta la cintura. Caderas anchas y una sonrisa que hacía que a cualquiera le caiga bien.
Pegamos onda al toque y luego de vernos un par de veces en le lancé.
-Sabes que no tuve oportunidad de pasear aún por la ciudad.
-Si querés te hago de guía- me dijo con su sonrisa juguetona.
-Si sos mi guía me dejo llevar-.
Salimos dos veces y a la tercera se vino a dormir.
En la cama coincidimos de igual forma, desinhibida, aguantadora, viciosa. Todo lo que me gusta de una mujer.
En la habitación luego de una larguísima franela pude contemplar por fin su cuerpo, que era por demás hermoso, su cola paradita y con caderas que resaltaba su cintura delgada y estrecha, sus pechos pequeños pero bien redondos que podía tomarlos exactamente en la mano, coronados por hermoso pezones.
-Estoy muerta por vos Julio- me dijo al oído, debajo mío, mientras la besaba con pasión.
Mi pene duro ya como piedra, se apoyaba en su vulva, lo cual la hizo jadear. -Soy tuya amor, tomame como quieras-.
Decidí ser calmo, dada nuestras diferencias, tengo 1.85 metros y a pesar de que estaba loco por adentrarme en sus profundidades, hice presión lentamente y me fui deslizando dentro de ella.
Su respiración se empezó a hacer más profunda e irregular mientras mi pija se iba introduciendo.
Llegué a su fondo, la sentí claramente, tome aire ya que me descubrí gimiendo como ella.
Retrocedí dejando solo la cabeza de mi pene en su cuerpo y luego empuje otra vez a fondo.
Su gemido fue brutal, tuvo un orgasmo que la hizo temblar debajo mio. Me tuve que contener para no acabar ahí mismo, luego de 3 largos gemidos Mariana estaba lista de nuevo.
Tras una bombeada de 10 minutos más tuvo otro orgasmo debajo mio. Se estaba recuperando cuando la tomé de la cintura y levantándola lleve su sexo a mi boca.
El sabor de esa conchita era genial sus jugos y mi saliva se mezclaban y la textura de sus labios me invitaban a quedarme ahí para siempre.
-Para, voy a acabar. Voy a acabar-. Dijo mientras se tapaba la concha con ambas manos.
Me empujó tumbandome boca arriba, acto seguido se empaló en mi pija y comenzó a darme una cogida de infarto que duró media hora y 3 de sus deliciosos orgasmos.
No podía más quería llenar de leche su concha, la tomé del cuello y comencé un frenético movimiento que continúe aún deslechandome en ella, sentía mi semen salir de su concha, pero no pare mi movimiento hasta que no cayó sobre mi gimiendo como desquiciada.
Esa mañana nos levantamos temprano y por la noche fuimos a comer, tomamos algo, y caminamos y de allí a casa.
-Anoche me hiciste ver las estrellas- me dijo juguetona,- hoy yo te voy a hacer ver las estrellas-.
Me desnudo y me agosto sobre la cama, comenzó lamiendo todo mi cuerpo, veía su cuerpo fabuloso y sus nalguitas al aire bamboleándose se aquí para allá, llego a mi pene y comenzó una larga mamada.
No era tan experimentada en ese campo, al menos no como yo esperaba, pero le puso mucha garra y pasión a la chupada, y eso lo compenso. En varias ocasiones me tuvo a punto de acabar, se daba cuenta y cesaba en su frenesí, se dirigía a mi boca y nos besábamos, sosteniendo con fuerza mi pija, luego comenzaba a bajar por mi pecho y abdomen, para comenzar de nuevo con su tarea.
Quería tenerla de cuatro. Quería esas nalgas.
Luego de más de 1 hora jugando con mi caramelo de carne le dije.
-Hay BB déjame que te como esas nalgas divinas-
-Dame amor-.
Se puso de 4 y sus bamboleaba las nalguitas de un lado a otro, y me puse a amasar, chupar, y morder ese bello orto.
Después de un rato le apoye en la conchita y tomándola de las nalgas la fui empujando hacia mi.
-Ummmm- decía mientras mi pija se deslizaba en su vagina.
Comencé un bombeo pero fui subiendo el ritmo. Sentía esa concha caliente y suave y solo pensaba en que lo sienta lo más posible. Empecé a hacerlo con más fuerza, su concha se dilataba más y sus nalguitas casi chocaban en mi. Decidí entonces que se la tragaría toda. Me incliné y tomé su largo pelo, dándole dos vueltas en mi mano.
-Hijo de puta, me vas a matar- decía mientras gemía con cada embestida. -Guacho…. Métela… métela toda-.
Empecé el tironeo, Mariana gemía sin tapujos mientras mi pija la taladrada, cuando vi sus nalgitas golpeando mi pelvis, y sentí el ruido de nalgas golpeando supe que no pararía allí.
Tome uno de sus brazos, cruzandolo en la espalda, me miró mientras la sacudía desde el pelo, luego soltandola, tome su otro brazo, haciendo lo mismo. Ella ya sabía lo que le esperaba.
-Amor, no lo hice mucho por la colita- dijo como pidiendo piedad, tome sus dos brazos con una mano y guíe mi pija a su oscuro orificio. -Lubricame, amor-.
La escupí y le pase la pija jugando en su culito, para volver a apoyarle la cabezota.
Me miró, con la cara apoyada en el colchón. Hice fuerza y me costó vencer sus esfínteres, Mariana pego un gritito cuando los venci.
Faltaba lubricación y dilatación. Pero estaba muy caliente, solo quería sentir mi pija en ese orto. Así comenzamos de nuevo. Ella gritando y yo queriendo meterla entera.
Y entró, vaya si entro. Completita. Gemía y gritaba mientras yo bombeaba cada vez con más amplitud.
Le apoyé la mano en la cabeza apretándola contra el colchón.
-Te gusta mi trolita?, te gusta que te rompa el culito? Pajeate putita, tocaté la conchita-. Le dije mientras la liberaba.
Se empezó a pajear y a gemir y gritar, pase mi pierna por encima de su nalga, y ella misma con sus movimientos se terminó de incrustar la verga.
Tres polvos me sacó esa noche, los de ella ni idea, en la mañana al despertarnos ya teniamos ganas de garchar de nuevo.
Esa mañana nos cruzamos con Lalo en la sala y los presente.
-Así que vos sos la que me va matar y no sólo de insomnio-. Dijo Lalo por sus obvios gritos y gemidos.
-Perdón- dijo Mariana ruborizada.
-mi vida!!!!- le gritó Lalo -No tenés de qué avergonzarte, si supieras las cosas que se de tu novio-.
-Ni me quiero imaginar-le contestó Mariana, mientras me miraba pícara.
-jajajaja- me reí - vamos antes de que empiece a contar-.
Al volver Lalo me interrogó.
-Por Dios, que fuego es esa mina-. Dijo tapándose la cara con ambas manos. -No se para que vine tan temprano del pool, No me quedó otra, me tuve que echar alta paja escuchándola.
-Así es, fuego. Me gusta mucho-.
- Ok ok me voy a tener que conseguir alguien cuanto antes, por qué si van a ser así los fines…-.
Lalo no sabía pero la idea ya quedó implantada en mi mente…
Yo by continúe...
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