Hola mi nombre es Marina, actualmente tengo 29 años, soy tapatía y me encanta el sexo.
Soy una chica blanca, de estatura promedio (1.65), con tetas pequeñas y grandes nalgas. Mis piernas son gruesas y torneadas. No soy una supermodelo, pero me encanta mi cuerpo.
En esta ocasión les quiero contar sobre mi primer anal. Realmente era algo que yo me rehuse a probar con varios que me lo pidieron. Pensaba que me iba a doler, y podían lastimarme. Hasta que conocí a alguien que me hizo calentarme tanto que lo deje penetrar mi culito virgen.
Hace unos años, cuando yo tenía 23, yo estaba viviendo en CDMX por una beca escolar, y conocí a un chico llamado Oswaldo. Nuestra química sexual era fascinante. Literalmente podíamos pasar todo un día cogiendo sin parar.
Ese día no fue la excepción. Llegó a mi depa, platicamos un rato de trivialidades, y comenzamos a besarnos en el sillón de la sala. Yo tenía puesto una blusita negra pegada, que dejaba salir mis tetas, por lo que no le fue difícil sacarlas y comenzar a lamerlas y morderlas. Mientras yo besaba su cuello y acariciaba su verga. Paso su mano derecha por mis muslos, hasta debajo de mi falda, acariciando mi concha húmeda, como yo sabía que iría no vi necesario usar ropa interior. Paso dos de sus dedos por mi boca, los lamí y los introdujo en mi concha de una manera fantastica.
Decidimos seguir en la recamara, me quite la blusa, solo deje mi faldita, y el se desnudo, nos seguimos besando, hasta que bruscamente me volteo y me acostó boca abajo en la cama. Abrió mis piernas y empezó a lamer mi conchita. Oswaldo era muy bueno haciendo sexo oral, me podía venir 3 veces seguidas en su boca, lo cual no fue excepción ese día. Me lamía y succionaba el clitoris, mientras me penetraba con tres de sus dedos. Yo no podía más cuando llego el segundo orgasmo, en eso paso de lamer mi concha a lamer mi ano, mientras sus dedos seguían dentro de mi.
Jamás me habían comido el culo así, y con uno de sus dedos empezó a abrir mi culito. Yo sentía delicioso, fue ahí donde tuve mi tercer orgasmo. No paraba de gemir y gritar.
Oswaldo se detuvo, paro mi culo y empezó a meter su verga en mi concha, sólo escuchaban mis gritos y como chocaban sus huevos conmigo, de una manera exquisita. Continuo jugando con mi culito, pero esta vez ya no era solo un dedo, ahora estaba metiendo dos. Yo pedía más, no quería que parara. Estaba dispuesta a todo, de lo cual se dio cuenta.
Se acerco a la mesa de noche, y tomo el lubricante. Me volvía a penetrar mi concha, mientras untaba el lubricante en mi culito con sus dedos, primero uno, luego dos, poco a poco un tercer dedo se metía en mi culo. Mis gritos no paraban.
- Sigue, por favor, cogeme toda.
Y eso hizo, saco su verga de mi concha y la puso en la entrada de mi ano. Poco a poco se empezó a introducir. Yo gritaba de dolor, pero el no paraba. Hasta que entro toda su verga en mi culo. - Qué rico culo tienes, me moría por cogertelo - me dijo. Empezó a penetrarme más fuerte, y el dolor ya estaba mezclado con placer.
Él apretaba mis nalgas, y me daba nalgadas mientras me embestía por detrás, yo sólo podía seguir disfrutando, sentía que el placer era demasiado, hasta que tuve un orgasmo fascinante, jamás me había venido así. El ya no aguantaba mucho, siguió dándome duro hasta que su leche inundo mi culito.
Desde ese día cada que cogía con él, me daba por el culo. Y a la fecha es algo que me fascina, jamás creí me volvería adicta al sexo anal, pero es lo que me produce los mejores orgasmos.
Espero que este relato les haya gustado tanto como a mi recordarlo.
XOXO
Soy una chica blanca, de estatura promedio (1.65), con tetas pequeñas y grandes nalgas. Mis piernas son gruesas y torneadas. No soy una supermodelo, pero me encanta mi cuerpo.
En esta ocasión les quiero contar sobre mi primer anal. Realmente era algo que yo me rehuse a probar con varios que me lo pidieron. Pensaba que me iba a doler, y podían lastimarme. Hasta que conocí a alguien que me hizo calentarme tanto que lo deje penetrar mi culito virgen.
Hace unos años, cuando yo tenía 23, yo estaba viviendo en CDMX por una beca escolar, y conocí a un chico llamado Oswaldo. Nuestra química sexual era fascinante. Literalmente podíamos pasar todo un día cogiendo sin parar.
Ese día no fue la excepción. Llegó a mi depa, platicamos un rato de trivialidades, y comenzamos a besarnos en el sillón de la sala. Yo tenía puesto una blusita negra pegada, que dejaba salir mis tetas, por lo que no le fue difícil sacarlas y comenzar a lamerlas y morderlas. Mientras yo besaba su cuello y acariciaba su verga. Paso su mano derecha por mis muslos, hasta debajo de mi falda, acariciando mi concha húmeda, como yo sabía que iría no vi necesario usar ropa interior. Paso dos de sus dedos por mi boca, los lamí y los introdujo en mi concha de una manera fantastica.
Decidimos seguir en la recamara, me quite la blusa, solo deje mi faldita, y el se desnudo, nos seguimos besando, hasta que bruscamente me volteo y me acostó boca abajo en la cama. Abrió mis piernas y empezó a lamer mi conchita. Oswaldo era muy bueno haciendo sexo oral, me podía venir 3 veces seguidas en su boca, lo cual no fue excepción ese día. Me lamía y succionaba el clitoris, mientras me penetraba con tres de sus dedos. Yo no podía más cuando llego el segundo orgasmo, en eso paso de lamer mi concha a lamer mi ano, mientras sus dedos seguían dentro de mi.
Jamás me habían comido el culo así, y con uno de sus dedos empezó a abrir mi culito. Yo sentía delicioso, fue ahí donde tuve mi tercer orgasmo. No paraba de gemir y gritar.
Oswaldo se detuvo, paro mi culo y empezó a meter su verga en mi concha, sólo escuchaban mis gritos y como chocaban sus huevos conmigo, de una manera exquisita. Continuo jugando con mi culito, pero esta vez ya no era solo un dedo, ahora estaba metiendo dos. Yo pedía más, no quería que parara. Estaba dispuesta a todo, de lo cual se dio cuenta.
Se acerco a la mesa de noche, y tomo el lubricante. Me volvía a penetrar mi concha, mientras untaba el lubricante en mi culito con sus dedos, primero uno, luego dos, poco a poco un tercer dedo se metía en mi culo. Mis gritos no paraban.
- Sigue, por favor, cogeme toda.
Y eso hizo, saco su verga de mi concha y la puso en la entrada de mi ano. Poco a poco se empezó a introducir. Yo gritaba de dolor, pero el no paraba. Hasta que entro toda su verga en mi culo. - Qué rico culo tienes, me moría por cogertelo - me dijo. Empezó a penetrarme más fuerte, y el dolor ya estaba mezclado con placer.
Él apretaba mis nalgas, y me daba nalgadas mientras me embestía por detrás, yo sólo podía seguir disfrutando, sentía que el placer era demasiado, hasta que tuve un orgasmo fascinante, jamás me había venido así. El ya no aguantaba mucho, siguió dándome duro hasta que su leche inundo mi culito.
Desde ese día cada que cogía con él, me daba por el culo. Y a la fecha es algo que me fascina, jamás creí me volvería adicta al sexo anal, pero es lo que me produce los mejores orgasmos.
Espero que este relato les haya gustado tanto como a mi recordarlo.
XOXO
7 comentarios - Mi primer anal