Como ya muchos saben, tengo la posibilidad de viajar mucho.
En Paraguay en particular he estado varias veces por trabajo. En esta ocasión tendría para un mes de estadía en Asunción. La Organización que me contrataba me alojó en un lujoso hotel en pleno centro de la ciudad. Tenía una enorme habitación con balcón a la avenida, con un pequeño espacio de recepción y un estar enorme, moderno, luminoso, con un televisor de media pared, con un frigobar lleno de bebidas y un jacuzzi espectacular en un extremo. Demasiado para un viaje de trabajo pensé, pero me lo pagaban y estaban todos los gastos incluidos. Saliendo de la habitación tenía un pasillo general que tenía una vista fabulosa de una piscina en planta baja. En el último piso había una terraza con reposeras, plantas y césped artificial, también era un lugar de descanso perfecto para las calurosas noches y permitía ver hacia la piscina.
De entrada me enamoré “al instante” de Stella (con S) la joven y súper amable recepcionista quien me encantó tanto en lo físico como en su trato para conmigo.
Al segundo día de estadía bajé, a propósito mucho antes de lo que había acordado con el taxista de manera tal de poder charlar un buen rato con ella en la recepción mientras simulaba que esperaba. Aún con su discretísimo uniforme del hotel se veía muy atractiva. Al regresar a la tardecita le dejo de regalo un chocolate lo que la hizo sonrojar un poco.
A la mañana del tercer día, al entregar las llaves en recepción la noto algo cansada y se lo comento.
…”Lo que pasa es que hay un conflicto con el transporte público y cortaron el servicio nocturno. Yo hago horario extendido (12 horas por día) y vivo muy lejos del centro por lo que hace ya unos días que me quedo acá en el hotel. Somos varias compañeras en la misma situación las que nos quedamos en los vestuarios de la piscina de planta baja. Para serle sincera estamos durmiendo muy mal, pero bueno … ya se solucionará … que tenga una muy buena jornada ingeniero”…
Ese día regresé tarde, me duché y pedí la cena en la habitación. No estaba cansado así que tomé una lata de cerveza del frigobar y subí a la terraza a disfrutar un poco de la cálida noche. Abajo en la pileta había un grupo bullicioso de chicas. Me pareció muy sexy verles los culitos entangados yendo de un extremo al otro de la pileta. Volví a la habitación por más cerveza y decidí bajar un rato a la pileta. Me pongo la malla, agarro una toalla y bajo. Al llegar veo que eran casi todos empleados de hotel y mi corazón casi se detuvo al ver a Stella con el pelo chorreando agua y luciendo una tanguita negra exquisita.
…”¡Ingeniero!!!!Pesé que ya estaba descansando ¿Cómo fue su día?”…
…”Todo bien Stella, qué hermosa noche …. qué bueno verte”…
…”Lo mismo digo”…
Mmmmm, debo reconocer que me encantó verla y me dio la sensación que había algo de onda.
Charlamos un rato de Argentina, del clima, de cualquier cosa hasta que decidí preguntarle
…” ¿Se siguen quedando acá, durmiendo en los vestuarios?”… (el corazón me iba a mil).
…”Si, si. Es incómodo pero no tenemos otra opción”…
…”Mirá: Espero que no te ofendas ni te enojes pero me encantaría invitarte a mi habitación, es grande, hay lugar de sobra … por favor no lo tomes a mal pero (ya estaba jugado) me gustás muchísimo”… silencio largo (una eternidad para mí).
…·Me halaga …¿de verdad me está proponiendo que pasemos la noche juntos?”
…”Si, me encantaría”… (otro largo silencio pero suavizado por una mirada intensa y una sutil mordida de labios).
…”Usted es muy dulce. Me parece una lindísima idea. Agarro algunas cosas y en un rato subo”…
Yo fui hasta mi habitación ya muy caliente y con pensamientos absolutamente pecaminosos. Tomé otra cervecita y esperé nervioso en el balcón mirando la poco concurrida avenida a esa hora de la noche. Al rato tocan a la puerta, abro (me costaba disimular mi erección) y entró Stella más bella que nunca.
Iba a proponerle tomar algo cuando de repente me besó intensamente … guauuuuu.
A partir de ahí la noche fue de ensueño. Enseguida estaba recibiendo una mamada espectacular, fabulosa. Estaba muy, pero muy caliente cuando S se incorpora, se pone contra la pared y mirándome de costado me pide que le haga la cola. ¡Qué delicia de trasero!!!! No podía creer mi suerte.
Me agaché un poco y sin sacarle la tanga le chupé el culo largo rato, la fui dilatando de a poco mientras ella me pedía por favor que la penetrara. Me incorporé y estaba viendo algo absolutamente maravilloso. La penetré suavemente y de a poco empecé a aumentar la intensidad. Estábamos empapados de sudor y el choque de nuestros cuerpos producía un sonido que aún hoy recuerdo. De a poco iba pasando de besos en el cuello y palabras tiernas a tiradas de pelo y frases calientes. Ella al notar mi creciente excitación comenzó a contraer más y más su trasero. Todo era tan, tan intenso cuando mágicamente explotamos juntos y quedamos los dos, jadeando, con las palmas de las manos contra la pared y las piernas temblando.
Abrimos una pequeña de botella de Champagne del frigobar y salimos desnudos al balcón con una sonrisa cómplice. Todo lo que vino después fue descomunalmente sexy e intenso.
Ya de madrugada, me despierta una bella sensación, estaba amaneciendo y S iniciaba una hermosa costumbre de sexo oral que se repitió durante todos los días de mi estadía que no quería que terminara.
Desayunábamos juntos en la habitación y arrancábamos con nuestra rutina laboral. Las noches eran nuestras e interminables. S se quedaba casi siempre salvo en algunas oportunidades que, quizás para darme un poco de descanso, se juntaba abajo con el resto de las chicas del hotel. También salimos varias noches en grupo, había muy buena onda, hasta que, lamentablemente, llegó el día del regreso. No hubo ningún tipo de comentarios en particular, solo un …”hasta pronto, volvé eh”…,una mirada intensa de sus bellísimos ojos negros y un dulce e interminable beso.
Ha pasado algún tiempo de este inolvidable viaje pero, al menos una vez por año regreso por trabajo a Asunción y me reencuentro con S. Las sensaciones son como las del primer día, pasan los reencuentros y la fascinación sigue intacta.
Besos S, te adoro, saludos desde Argentina.
En Paraguay en particular he estado varias veces por trabajo. En esta ocasión tendría para un mes de estadía en Asunción. La Organización que me contrataba me alojó en un lujoso hotel en pleno centro de la ciudad. Tenía una enorme habitación con balcón a la avenida, con un pequeño espacio de recepción y un estar enorme, moderno, luminoso, con un televisor de media pared, con un frigobar lleno de bebidas y un jacuzzi espectacular en un extremo. Demasiado para un viaje de trabajo pensé, pero me lo pagaban y estaban todos los gastos incluidos. Saliendo de la habitación tenía un pasillo general que tenía una vista fabulosa de una piscina en planta baja. En el último piso había una terraza con reposeras, plantas y césped artificial, también era un lugar de descanso perfecto para las calurosas noches y permitía ver hacia la piscina.
De entrada me enamoré “al instante” de Stella (con S) la joven y súper amable recepcionista quien me encantó tanto en lo físico como en su trato para conmigo.
Al segundo día de estadía bajé, a propósito mucho antes de lo que había acordado con el taxista de manera tal de poder charlar un buen rato con ella en la recepción mientras simulaba que esperaba. Aún con su discretísimo uniforme del hotel se veía muy atractiva. Al regresar a la tardecita le dejo de regalo un chocolate lo que la hizo sonrojar un poco.
A la mañana del tercer día, al entregar las llaves en recepción la noto algo cansada y se lo comento.
…”Lo que pasa es que hay un conflicto con el transporte público y cortaron el servicio nocturno. Yo hago horario extendido (12 horas por día) y vivo muy lejos del centro por lo que hace ya unos días que me quedo acá en el hotel. Somos varias compañeras en la misma situación las que nos quedamos en los vestuarios de la piscina de planta baja. Para serle sincera estamos durmiendo muy mal, pero bueno … ya se solucionará … que tenga una muy buena jornada ingeniero”…
Ese día regresé tarde, me duché y pedí la cena en la habitación. No estaba cansado así que tomé una lata de cerveza del frigobar y subí a la terraza a disfrutar un poco de la cálida noche. Abajo en la pileta había un grupo bullicioso de chicas. Me pareció muy sexy verles los culitos entangados yendo de un extremo al otro de la pileta. Volví a la habitación por más cerveza y decidí bajar un rato a la pileta. Me pongo la malla, agarro una toalla y bajo. Al llegar veo que eran casi todos empleados de hotel y mi corazón casi se detuvo al ver a Stella con el pelo chorreando agua y luciendo una tanguita negra exquisita.
…”¡Ingeniero!!!!Pesé que ya estaba descansando ¿Cómo fue su día?”…
…”Todo bien Stella, qué hermosa noche …. qué bueno verte”…
…”Lo mismo digo”…
Mmmmm, debo reconocer que me encantó verla y me dio la sensación que había algo de onda.
Charlamos un rato de Argentina, del clima, de cualquier cosa hasta que decidí preguntarle
…” ¿Se siguen quedando acá, durmiendo en los vestuarios?”… (el corazón me iba a mil).
…”Si, si. Es incómodo pero no tenemos otra opción”…
…”Mirá: Espero que no te ofendas ni te enojes pero me encantaría invitarte a mi habitación, es grande, hay lugar de sobra … por favor no lo tomes a mal pero (ya estaba jugado) me gustás muchísimo”… silencio largo (una eternidad para mí).
…·Me halaga …¿de verdad me está proponiendo que pasemos la noche juntos?”
…”Si, me encantaría”… (otro largo silencio pero suavizado por una mirada intensa y una sutil mordida de labios).
…”Usted es muy dulce. Me parece una lindísima idea. Agarro algunas cosas y en un rato subo”…
Yo fui hasta mi habitación ya muy caliente y con pensamientos absolutamente pecaminosos. Tomé otra cervecita y esperé nervioso en el balcón mirando la poco concurrida avenida a esa hora de la noche. Al rato tocan a la puerta, abro (me costaba disimular mi erección) y entró Stella más bella que nunca.
Iba a proponerle tomar algo cuando de repente me besó intensamente … guauuuuu.
A partir de ahí la noche fue de ensueño. Enseguida estaba recibiendo una mamada espectacular, fabulosa. Estaba muy, pero muy caliente cuando S se incorpora, se pone contra la pared y mirándome de costado me pide que le haga la cola. ¡Qué delicia de trasero!!!! No podía creer mi suerte.
Me agaché un poco y sin sacarle la tanga le chupé el culo largo rato, la fui dilatando de a poco mientras ella me pedía por favor que la penetrara. Me incorporé y estaba viendo algo absolutamente maravilloso. La penetré suavemente y de a poco empecé a aumentar la intensidad. Estábamos empapados de sudor y el choque de nuestros cuerpos producía un sonido que aún hoy recuerdo. De a poco iba pasando de besos en el cuello y palabras tiernas a tiradas de pelo y frases calientes. Ella al notar mi creciente excitación comenzó a contraer más y más su trasero. Todo era tan, tan intenso cuando mágicamente explotamos juntos y quedamos los dos, jadeando, con las palmas de las manos contra la pared y las piernas temblando.
Abrimos una pequeña de botella de Champagne del frigobar y salimos desnudos al balcón con una sonrisa cómplice. Todo lo que vino después fue descomunalmente sexy e intenso.
Ya de madrugada, me despierta una bella sensación, estaba amaneciendo y S iniciaba una hermosa costumbre de sexo oral que se repitió durante todos los días de mi estadía que no quería que terminara.
Desayunábamos juntos en la habitación y arrancábamos con nuestra rutina laboral. Las noches eran nuestras e interminables. S se quedaba casi siempre salvo en algunas oportunidades que, quizás para darme un poco de descanso, se juntaba abajo con el resto de las chicas del hotel. También salimos varias noches en grupo, había muy buena onda, hasta que, lamentablemente, llegó el día del regreso. No hubo ningún tipo de comentarios en particular, solo un …”hasta pronto, volvé eh”…,una mirada intensa de sus bellísimos ojos negros y un dulce e interminable beso.
Ha pasado algún tiempo de este inolvidable viaje pero, al menos una vez por año regreso por trabajo a Asunción y me reencuentro con S. Las sensaciones son como las del primer día, pasan los reencuentros y la fascinación sigue intacta.
Besos S, te adoro, saludos desde Argentina.
2 comentarios - Las suerte de viajar mucho II - Recuerdos del Paraguay