Aquí estoy, quedando con un hombre con el que solo he hablado un par de veces en una vulgar aplicación, esperando en un centro comercial a primeras horas del dia.
No se qué narices hago aquí ni cuáles son mis pretensiones, busco en mi cabeza las razones que me han llevado a encontrarme en esta situación y no las encuentro. Todo parecía tan sencillo ayer, me veía con seguridad y ganas, mientras que hoy y ahora soy un mar de dudas. Estoy inquieta y nerviosa por el devenir de los futuros acontecimientos.
Un hombre con el que apenas he hablado un rato en un estúpido chat ha logrado quedar conmigo, para conocerme (en principio), aunque realmente no se qué es lo que puede querer. me ha seducido sin yo saber de qué forma y ha hecho que hiciera exactamente lo que él quería sin darme cuenta. Ahora soy consciente de ello. Y empiezo a preguntarme cuáles han sido las razones que le han permitido entrar en mi mente y manejarla a su antojo.
Quizás mi nivel tan alto de excitación por la falta de sexo en los últimos meses haya ayudado, es más, estoy segura que ha sido eso. Mis ganas de acabar con ese deseo sexual me han obligado a cometer esta locura. No solo él es culpable, sino que yo he sido su mayor cómplice para encontrarme en la situación que estoy.
Sus indicaciones fueron claras y precisas.
"A las 12.00 en el centro comercial frente a la tienda de zapatos. Tienes que llevar una minifalda, tacones, medias, top escotado y un tanga blanco".
He aceptado todas y cada una de sus condiciones.
Ahora son casi las 12, llevo un rato esperando y nadie aparece, estoy nerviosa y muy insegura dudo en qué hacer y cómo afrontar los siguientes momentos.
Me siento vestida como una vulgar puta, es decir me siento muy puta. Las miradas de las personas no ayudan a rebajar esa inseguridad, sino que la incrementan. Me siento observada, en otro momento esas miradas me gustan, en cambio ahora disparan mi nerviosisimo y me muestran la estupidez que estoy cometiendo.
Dudo en salir de allí, y escapar de la situación a patas. No se qué hacer y la indecisión me mantiene quieta e inmóvil.En ese preciso momento recibo un mensaje, es él.
" A las 12.05, Sube las escaleras que tienes en frente y dirígete a los baños públicos"
Me quedo helada, no hay duda, me está observando. Miro alrededor en su busca pero no lo encuentro.Y no lo puedo encontrar porque no conozco su cara, podría ser cualquiera de los que me rodean. Eso me inquieta aún más. Lo único que conozco de él, es la foto de su Pene. En el fondo se que esa foto es la que me ha ayudado en gran medida a tomar la decisión de venir aqui.esa muy mala Decisión que ahora lamento.
Se que he perdido el control, aunque pienso que realmente nunca lo he tenido, y es en este preciso momento cuando me doy cuenta de ello.
Espero esos cinco minutos, que van desde las 12.00 a las 12.05, parece que no hay marcha atrás que estoy obligada a hacer lo que él me diga.
Por mi cabeza vuelan muchos pensamientos y muchas dudas pero decido no darles importancia, no tengo opción, es demasiado tarde para darle la espalda a esta sucesión de acontecimientos.
Joder es que me estoy poniendo cachonda por toda la situación en la que me encuentro, desde ayer mismo al acostarme pensando en lo que podría pasar me excitaba, esta mañana mientras me iba vistiendo y probando ropa, me excitaba aún más, y ahora eso ha ido en aumento. Noto que mi vagina empieza a calentarse. ¿Cuáles son esos instintos que ante la pérdida de control se despiertan, haciéndome sentir tan excitada?. No entiendo a mi cuerpo. Miro el reloj, marca las 12.05 y de repente, comienzo a andar,como si de un robot programado se tratase.
Me dirigo hacia las escaleras. mi paso inseguro me delata, y la multitud de miradas que me persiguen incrementan la inseguridad. El hombre que me maneja podría ser cualquiera. Eso me amedrenta, pero también me excita, la sensación es confusa. El pensar que no se ni si quiera su edad... Eso me excita aun mas y me pongo tremendamente cachonda.
Empiezo a subir las escaleras y noto las miradas posándose en todo mi cuerpo. Esas miradas furtivas que recorren cada una de mis curvas. Noto su presión. La provocación conjunta de mi cuerpo y mi vestimenta cristalizan en las miradas más desvergonzadas tanto de hombres como de mujeres. Una vez llego a la planta, voy hacia el lugar donde tengo que ir. Está al final, en una de las esquinas del centro comercial. A penas veo a nadie en esa zona, eso en cierta medida me relaja. me dirigo hacia allí intentando aparentar un paso decidido, aunque se que difícilmente engañare a nadie. Llego el baño y un hombre mayor está en la puerta.
Prácticamente me detengo frente a él,
su mirada lasciva recorre mi cuerpo de arriba a abajo, mis piernas flaquean ante esa mirada y ante la posibilidad de que sea él el hombre que juega conmigo.
Sin querer me sale un timido 'Hola' para romper el momento de tensión provocado por el silencio que dominaba, a lo que él me contesta no sin antes sonreírme sin decirme nada,lo que aumenta la tensión del instante.
-¿Quieres entrar?
me pregunta, a lo que le respondo que me quedare fuera con cierto titubeo.
Parece que no es él, resople y me quede fuera de los baños en una de las esquinas que da entrada a ellos. Las órdenes del mensaje no eran más explícitas, solo que me dirigiera hacia allí.
Cualquiera de los que transitan por la zona podría ser él, es un pensamiento que no me puedo quitar de la cabeza y sospecho de todos. Que caliente me estoy poniendo de la nada y ni si quiera ha ocurrido nada.
De nuevo mi telefono suena. Nuevo mensaje.
Lo leo con cierto nerviosismo.
“Entra en el baño de caballeros y métete en el baño del fondo”
He llegado hasta aquí y ahora no puedo salir corriendo tengo que aceptar la situación y afrontarla. Además, hay algo dentro de mi que ansía hacerlo. Me adentro en el baño cuando me aseguro que no hay nadie dentro de él.
Podría estar esperando dentro, observo el interior de los servicios y no encuentro a nadie. Avanzo hacia el fondo y me meto rápidamente en el último baño, no me gustaría que nadie me viera allí.
Cierro la puerta o al menos lo intento porque sorprendentemente no hay cerrojo. Cierro la puerta y me siento sobre la taza del escusado.
Estoy sola sentada en un baño masculino, haciendo lo que me ordena un desconocido, y todo eso solo por mis ganas de tener relaciones.
El descontrol que domina la situación me sigue excitando cada vez más. De forma intuitiva separo las piernas, me subo un poco la minifalda y llevo mis dedos sobre mi apretado tanga.
¡Joder si ya tengo la vagina empapada y he mojado tímidamente mi tanga!.
Cierro los ojos acabando con mi represión, dejando volar mi mente y comenzando a frotar los dedos contra mi tanga mojado. Ahora noto el olor del baño, es un olor que raya lo nauseabundo aunque no de forma excesiva, olor a orina de hombre, olor a pene. Eso lejos de despertar en mi un sentimiento de aversión consigue tener un efecto completamente contrario, me excita y me desorienta a la vez. carajo es que me voy a venir ya y aún no ha pasado nada. Decido parar de tocarme y me coloco mejor sobre la taza del escusado. Mientras tanto, de repente alguien entra al baño.
Me quedo petrificada, sus pasos se dirigen hacia mi, mi nerviosismo va en aumento con el resonar de cada paso. Se detiene y abre la puerta del baño de al lado. agarro el resuello perdido e intento no hacer ningún tipo de ruido. En ese momento, deparo en la existencia de unas pequeñas grietas en el separador de los dos baños.
Escucho una bajada de cremallera y el sonido del inicio de una meada en el baño de al lado, se que no debería pero no puedo reprimirme.
Me acerco a la grietas y miro a su través. Ante mi aparece el pene de un señor mayor mientras mea. Noto lo prohibitivo de la acción, pero no puedo parar de mirar ese pene fuera soltando una meada cuyo ruido consigue estremecerme.
Mis dientes mordisquean mi labio de forma inconsciente y casi noto como mi vagina vuelve a lubricar, mientras mis pezones erectos ya se marcan en mi top ante la falta de sosten. No lo puedo negar, desearía estar en el otro baño y meterme ese pene en la boca ahora mismo.
No puedo aguantar más, una persona con dos mensajes y dos órdenes me ha puesto más puta y zorra que nadie en toda mi vida. Juega conmigo, pero lo peor es que me gusta ser un juguete.
El señor del baño de al lado sale y un instante después alguien entra.
Los pasos ahora me causan menos impresión que antes, pero en el momento que se detiene frente a mi puerta el corazón se me hiela, para un instante después latir desbocado. El hombre que hay tras la puerta se agacha para ver si hay alguien dentro y seguro que mis piernas me han delatado. Noto como cada latido parece que va a hacer salir el corazón de mi pecho. Segundos después un nuevo mensaje.
¡Me llega el mensaje justo cuando alguien está sospechosamente frente a la puerta!
Joder seguro que es él… Agarro e telefono y leo el mensaje.
“Ponte la venda que hay sobre el escusado en los ojos”
Me doy la vuelta y ahí está la venda, me la pongo en los ojos, ¿qué otra cosa puedo hacer? La tensión me va a matar.
La puerta comienza a abrirse de una forma lenta pero sin pausa. No veo nada, no se lo que pasa, ni quien está frente a mi.
Termina de abrir la puerta y me ve exactamente como deseaba. Por dentro pienso…He sido buena y se va a portar muy bien conmigo, me he vestido tan llamativamente como el quería y eso merece una recompensa. Va a hacer lo que quiera conmigo, y sé que me va a gustar.
El silencio y la tensión dominan el momento. Se alegra en verme tan perra como quería, que premio tan maravilloso. se le deben ocurrir mil formas de aprovecharse de mi en este instante y va a hacerlas todas
Se acerca a mi. Estoy muerta en este momento. Escucho el sonido de la puerta cerrándose y ahora ambos estamos dentro de este baño. El desconocido está frente a mi en este preciso momento y no soy capaz de decir nada
El sonido de una cremallera deslizándose rompe el silencio imperante.
Quiero decir algo justo en el instante que una mano se pone sobre mi cabeza la acerca contra él y se detiene. En el primer momento no me doy cuenta, pero justo después de ese segundo eterno, empiezo a notar ese olor a pene inconfundible, lo tengo justo enfrente. Eso me estremece, me debilita y hace que vuelva a perder aún más el control. Estoy muy excitada, lo noto y se que el tambien.
Su pene a escasos centímetros de mi cara es una imagen perfecta pero la verdad es que me la quiere meter en la boca y estoy segura que es lo que realmente quiero. Vuelve a agarrar mi cabeza y vuelve a empujarla contra el. Su pene roza mis labios. Y de forma instintiva abro la boca.
Su miembro caliente y chorreando, supera la barrera de mis labios para adentrarse en mi boca, deslizarse sobre mi lengua y llegar a mi paladar. La tengo dentro y el sabor inunda todos mis sentidos. Tengo que esforzarme y abrir un poco más la mandíbula para que me quepa entero. Y no es algo que me encante tener que hacer.
"No me gusta que las zorras como tu no se metan el pene entero en la boca sabes, y parece que te voy a tener que forzar a hacerlo".
Si hay apoyo la continuo.
No se qué narices hago aquí ni cuáles son mis pretensiones, busco en mi cabeza las razones que me han llevado a encontrarme en esta situación y no las encuentro. Todo parecía tan sencillo ayer, me veía con seguridad y ganas, mientras que hoy y ahora soy un mar de dudas. Estoy inquieta y nerviosa por el devenir de los futuros acontecimientos.
Un hombre con el que apenas he hablado un rato en un estúpido chat ha logrado quedar conmigo, para conocerme (en principio), aunque realmente no se qué es lo que puede querer. me ha seducido sin yo saber de qué forma y ha hecho que hiciera exactamente lo que él quería sin darme cuenta. Ahora soy consciente de ello. Y empiezo a preguntarme cuáles han sido las razones que le han permitido entrar en mi mente y manejarla a su antojo.
Quizás mi nivel tan alto de excitación por la falta de sexo en los últimos meses haya ayudado, es más, estoy segura que ha sido eso. Mis ganas de acabar con ese deseo sexual me han obligado a cometer esta locura. No solo él es culpable, sino que yo he sido su mayor cómplice para encontrarme en la situación que estoy.
Sus indicaciones fueron claras y precisas.
"A las 12.00 en el centro comercial frente a la tienda de zapatos. Tienes que llevar una minifalda, tacones, medias, top escotado y un tanga blanco".
He aceptado todas y cada una de sus condiciones.
Ahora son casi las 12, llevo un rato esperando y nadie aparece, estoy nerviosa y muy insegura dudo en qué hacer y cómo afrontar los siguientes momentos.
Me siento vestida como una vulgar puta, es decir me siento muy puta. Las miradas de las personas no ayudan a rebajar esa inseguridad, sino que la incrementan. Me siento observada, en otro momento esas miradas me gustan, en cambio ahora disparan mi nerviosisimo y me muestran la estupidez que estoy cometiendo.
Dudo en salir de allí, y escapar de la situación a patas. No se qué hacer y la indecisión me mantiene quieta e inmóvil.En ese preciso momento recibo un mensaje, es él.
" A las 12.05, Sube las escaleras que tienes en frente y dirígete a los baños públicos"
Me quedo helada, no hay duda, me está observando. Miro alrededor en su busca pero no lo encuentro.Y no lo puedo encontrar porque no conozco su cara, podría ser cualquiera de los que me rodean. Eso me inquieta aún más. Lo único que conozco de él, es la foto de su Pene. En el fondo se que esa foto es la que me ha ayudado en gran medida a tomar la decisión de venir aqui.esa muy mala Decisión que ahora lamento.
Se que he perdido el control, aunque pienso que realmente nunca lo he tenido, y es en este preciso momento cuando me doy cuenta de ello.
Espero esos cinco minutos, que van desde las 12.00 a las 12.05, parece que no hay marcha atrás que estoy obligada a hacer lo que él me diga.
Por mi cabeza vuelan muchos pensamientos y muchas dudas pero decido no darles importancia, no tengo opción, es demasiado tarde para darle la espalda a esta sucesión de acontecimientos.
Joder es que me estoy poniendo cachonda por toda la situación en la que me encuentro, desde ayer mismo al acostarme pensando en lo que podría pasar me excitaba, esta mañana mientras me iba vistiendo y probando ropa, me excitaba aún más, y ahora eso ha ido en aumento. Noto que mi vagina empieza a calentarse. ¿Cuáles son esos instintos que ante la pérdida de control se despiertan, haciéndome sentir tan excitada?. No entiendo a mi cuerpo. Miro el reloj, marca las 12.05 y de repente, comienzo a andar,como si de un robot programado se tratase.
Me dirigo hacia las escaleras. mi paso inseguro me delata, y la multitud de miradas que me persiguen incrementan la inseguridad. El hombre que me maneja podría ser cualquiera. Eso me amedrenta, pero también me excita, la sensación es confusa. El pensar que no se ni si quiera su edad... Eso me excita aun mas y me pongo tremendamente cachonda.
Empiezo a subir las escaleras y noto las miradas posándose en todo mi cuerpo. Esas miradas furtivas que recorren cada una de mis curvas. Noto su presión. La provocación conjunta de mi cuerpo y mi vestimenta cristalizan en las miradas más desvergonzadas tanto de hombres como de mujeres. Una vez llego a la planta, voy hacia el lugar donde tengo que ir. Está al final, en una de las esquinas del centro comercial. A penas veo a nadie en esa zona, eso en cierta medida me relaja. me dirigo hacia allí intentando aparentar un paso decidido, aunque se que difícilmente engañare a nadie. Llego el baño y un hombre mayor está en la puerta.
Prácticamente me detengo frente a él,
su mirada lasciva recorre mi cuerpo de arriba a abajo, mis piernas flaquean ante esa mirada y ante la posibilidad de que sea él el hombre que juega conmigo.
Sin querer me sale un timido 'Hola' para romper el momento de tensión provocado por el silencio que dominaba, a lo que él me contesta no sin antes sonreírme sin decirme nada,lo que aumenta la tensión del instante.
-¿Quieres entrar?
me pregunta, a lo que le respondo que me quedare fuera con cierto titubeo.
Parece que no es él, resople y me quede fuera de los baños en una de las esquinas que da entrada a ellos. Las órdenes del mensaje no eran más explícitas, solo que me dirigiera hacia allí.
Cualquiera de los que transitan por la zona podría ser él, es un pensamiento que no me puedo quitar de la cabeza y sospecho de todos. Que caliente me estoy poniendo de la nada y ni si quiera ha ocurrido nada.
De nuevo mi telefono suena. Nuevo mensaje.
Lo leo con cierto nerviosismo.
“Entra en el baño de caballeros y métete en el baño del fondo”
He llegado hasta aquí y ahora no puedo salir corriendo tengo que aceptar la situación y afrontarla. Además, hay algo dentro de mi que ansía hacerlo. Me adentro en el baño cuando me aseguro que no hay nadie dentro de él.
Podría estar esperando dentro, observo el interior de los servicios y no encuentro a nadie. Avanzo hacia el fondo y me meto rápidamente en el último baño, no me gustaría que nadie me viera allí.
Cierro la puerta o al menos lo intento porque sorprendentemente no hay cerrojo. Cierro la puerta y me siento sobre la taza del escusado.
Estoy sola sentada en un baño masculino, haciendo lo que me ordena un desconocido, y todo eso solo por mis ganas de tener relaciones.
El descontrol que domina la situación me sigue excitando cada vez más. De forma intuitiva separo las piernas, me subo un poco la minifalda y llevo mis dedos sobre mi apretado tanga.
¡Joder si ya tengo la vagina empapada y he mojado tímidamente mi tanga!.
Cierro los ojos acabando con mi represión, dejando volar mi mente y comenzando a frotar los dedos contra mi tanga mojado. Ahora noto el olor del baño, es un olor que raya lo nauseabundo aunque no de forma excesiva, olor a orina de hombre, olor a pene. Eso lejos de despertar en mi un sentimiento de aversión consigue tener un efecto completamente contrario, me excita y me desorienta a la vez. carajo es que me voy a venir ya y aún no ha pasado nada. Decido parar de tocarme y me coloco mejor sobre la taza del escusado. Mientras tanto, de repente alguien entra al baño.
Me quedo petrificada, sus pasos se dirigen hacia mi, mi nerviosismo va en aumento con el resonar de cada paso. Se detiene y abre la puerta del baño de al lado. agarro el resuello perdido e intento no hacer ningún tipo de ruido. En ese momento, deparo en la existencia de unas pequeñas grietas en el separador de los dos baños.
Escucho una bajada de cremallera y el sonido del inicio de una meada en el baño de al lado, se que no debería pero no puedo reprimirme.
Me acerco a la grietas y miro a su través. Ante mi aparece el pene de un señor mayor mientras mea. Noto lo prohibitivo de la acción, pero no puedo parar de mirar ese pene fuera soltando una meada cuyo ruido consigue estremecerme.
Mis dientes mordisquean mi labio de forma inconsciente y casi noto como mi vagina vuelve a lubricar, mientras mis pezones erectos ya se marcan en mi top ante la falta de sosten. No lo puedo negar, desearía estar en el otro baño y meterme ese pene en la boca ahora mismo.
No puedo aguantar más, una persona con dos mensajes y dos órdenes me ha puesto más puta y zorra que nadie en toda mi vida. Juega conmigo, pero lo peor es que me gusta ser un juguete.
El señor del baño de al lado sale y un instante después alguien entra.
Los pasos ahora me causan menos impresión que antes, pero en el momento que se detiene frente a mi puerta el corazón se me hiela, para un instante después latir desbocado. El hombre que hay tras la puerta se agacha para ver si hay alguien dentro y seguro que mis piernas me han delatado. Noto como cada latido parece que va a hacer salir el corazón de mi pecho. Segundos después un nuevo mensaje.
¡Me llega el mensaje justo cuando alguien está sospechosamente frente a la puerta!
Joder seguro que es él… Agarro e telefono y leo el mensaje.
“Ponte la venda que hay sobre el escusado en los ojos”
Me doy la vuelta y ahí está la venda, me la pongo en los ojos, ¿qué otra cosa puedo hacer? La tensión me va a matar.
La puerta comienza a abrirse de una forma lenta pero sin pausa. No veo nada, no se lo que pasa, ni quien está frente a mi.
Termina de abrir la puerta y me ve exactamente como deseaba. Por dentro pienso…He sido buena y se va a portar muy bien conmigo, me he vestido tan llamativamente como el quería y eso merece una recompensa. Va a hacer lo que quiera conmigo, y sé que me va a gustar.
El silencio y la tensión dominan el momento. Se alegra en verme tan perra como quería, que premio tan maravilloso. se le deben ocurrir mil formas de aprovecharse de mi en este instante y va a hacerlas todas
Se acerca a mi. Estoy muerta en este momento. Escucho el sonido de la puerta cerrándose y ahora ambos estamos dentro de este baño. El desconocido está frente a mi en este preciso momento y no soy capaz de decir nada
El sonido de una cremallera deslizándose rompe el silencio imperante.
Quiero decir algo justo en el instante que una mano se pone sobre mi cabeza la acerca contra él y se detiene. En el primer momento no me doy cuenta, pero justo después de ese segundo eterno, empiezo a notar ese olor a pene inconfundible, lo tengo justo enfrente. Eso me estremece, me debilita y hace que vuelva a perder aún más el control. Estoy muy excitada, lo noto y se que el tambien.
Su pene a escasos centímetros de mi cara es una imagen perfecta pero la verdad es que me la quiere meter en la boca y estoy segura que es lo que realmente quiero. Vuelve a agarrar mi cabeza y vuelve a empujarla contra el. Su pene roza mis labios. Y de forma instintiva abro la boca.
Su miembro caliente y chorreando, supera la barrera de mis labios para adentrarse en mi boca, deslizarse sobre mi lengua y llegar a mi paladar. La tengo dentro y el sabor inunda todos mis sentidos. Tengo que esforzarme y abrir un poco más la mandíbula para que me quepa entero. Y no es algo que me encante tener que hacer.
"No me gusta que las zorras como tu no se metan el pene entero en la boca sabes, y parece que te voy a tener que forzar a hacerlo".
Si hay apoyo la continuo.
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