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Fiambre y buen sexo con una suiza

Como no creoque otras locas como Sandrita quieran violar mi cuarentena por coronavirus, vamosa una mía retro, de octubre de 2017. El destino y la ratonada me pusieron conuna suiza, una linda rubia de pelo lacio, delgada y muy fina, llamada BrendaRegazzoli, de unos 45 años, soltera y con dos hijos, que habla italiano y buenespañol. La conocí un martes que fui a lo de Estela a merendar, y aparte deella y sus amigas, estaba esta señora georgiana, Ludmila, y esta suiza, amigade aquélla, entre europeas se entienden bien.
 
Brenda medeslumbró con su belleza, finura, onda, calidez. Y aparte, para no ser menos,vestida con fina campera de cuero. Y como me encanta conocer gente nueva, mássi es extranjera, me le senté al ladito, y la mujer, re dulce, me untó unatostada con queso blanco y mermelada mientras disfrutábamos el café con lecheque Estelita nos preparó. Charlamos, la pasamos muy bien y de curioso, y porsupuesto de caliente al toque, le pedí aunque se a el mail de ella. Brenda melo dio, días después le escribí invitándola a mi departamento a cenar y lahelvética aceptó copada.
 
Y ahí,imaginen, empecé mi nueva historieta. Me puse elegante, saco, camisa, pantalóny un fuerte perfume, zapatos y a esperarla con todo ordenadito, la mesapreparada y fiambre para unos buenos sandwiches. Brenda llegó y me excitóenseguida: campera de cuero, pollera ajustada, tacos, cabello húmedo, perfumeexquisito, cartera al hombro y un fuerte aroma a maquillada y cremita. La suizame besó, la alabé por lo linda, ella me agradeció y me elogió por el fiambre,que a ella, como todo europeo, le encanta. Y pegaditos más de lo pensado,recién nos conocíamos, comimos sandwiches de fiambre, luego cafecito y unatorta con crema espectacular que Brenda me obsequió. tanta dulzura, finura dela alpina me iba calentando. Encima, campera de cuero. Encima, perfume. Yabajo, qué tendría abajo.
 
Y me decidí aaveriguarlo, nada me para cuando me caliento. Me le acerqué, le agradecí por latorta, ella sonrió y me dijo cosas lindas, la piropeé, se rió, me tenté y laacaricié y luego la besé suave. Brenda se rió pero gustó y me devolvió el beso.Me dieron ganas de abrazarla y lo hice. Y tras unos mimos y palabras dulces,empecé a sugerirle cosas más fuertes. Y para mi sorpresa, Brenda no tuvo dramay aceptó. Sexo con la helvética, un Argentina-Suiza tipo Brasil 2014. Y conalargue incluido, como el Mundial.
 
Porque traslos mimos, jugueteo y besos, nos tocamos todo, le apreté las tetas a Brenda,primeras tetas europeas, ella me sacó, yo le saqué y  casi me muero al ver a la suiza en finoconjuntito de corpiño y bombacha. Me le fui encima, Brenda se me entregó,jadeos, besos, desprendí corpiño, ella me sacó la camisa, me bajó de unaexcitada el calzón, notó mi pene erectísimo y me lo chupó y mimó, y enseguida,la suiza revoleó su bombacha. Y a cogerla: la penetré por la vagina con furia,excitado con todo lo suyo, cuero, finura, pintura, el fiambre, la torta. Le diy di, la suiza gritó loca de placer y pegamos alaridos cuando eyaculémonstruoso semen en su vagina. Luego cola, semen, le di en la boca, Brendachupó y tragó mi semen, le exprimí y retorcí las tetas, le metí las manos ydedos por todo su cuerpo, ella me sobó la pija y me hizo acabar, le di elsemen, lo tomó todito excitadísima. Y tanto gustó la cuarentona alpina, que mepidió un remate con tutti. Se me paró enseguida, se la enchufé y di paraadelante y atrás hasta que la embadurné de mi espeso semen. Y así pasé unanoche inolvidable con Brenda, por el sexo, el fiambre, el cuero, y encima conuna suiza. Genial. Mirá la helvética, un relojito cogiendo.

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