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PRIMER AÑO. CAPÍTULO 1
Esta es la historia de Celeste, una pueblerina de 19 años después de vivir un año en la gran ciudad desea seguir explorando la loca vida que ahora le toca llevar, llena de relaciones complicadas, deseos escondidos y fantasías por cumplir. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…
CAPITULO 1
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Capítulo 14: Después del “no”
El domingo de mi cumpleaños nos levantamos con Luciano y después de desayunar retomamos la conversación que habíamos empezado en el boliche. Fue un momento muy tenso ya que tuve que decirle el porque no quería ser su novia, cuestión que no me fue fácil de explicar ya que ni siquiera yo sabía por qué no quería ser su novia. “Pasamos muchas cosas y algunas bastante complicadas en este año, pero creo que lo nuestro no tiene futuro” le dije de manera contundente y él muy dolido me dijo que tenía razón. Antes de irse nos dimos el último beso, un beso raro, distinto, con una sensación que nos dejaba a los dos un sabor amargo, el sabor de una relación terminando.
Entonces volví a mi pieza y agarré mi celular y recordé lo que había hecho antes de dejarlo ahí. Hacía unas 12 horas, apenas comenzaba mi cumpleaños, le había mandado a Vanina las capturas de pantalla de las conversaciones que había tenido con su novio, así como también las fotos de su pija que el me había mandado y los videos donde estábamos cogiendo. Rápidamente revisé la conversación y comprobé que Vanina había visto todos los archivos enviados, así como el texto que le escribí después diciéndole que eso le pasaba por haberse dedicado todo el año a molestarme a mí y no a trabajar en su relación. Ella decidió no contestarme.
En paralelo tenía la conversación con Facundo que había ido cambiando a lo largo de la noche. A las 00:15 me había enviado una serie de mensajes deseándome feliz cumpleaños y diciéndome que tenía muchas ganas de darme mi regalo y que tenía una sorpresa para mí. A las 00:40 me había enviado otro whatsapp que decía “que hiciste?” y unas dos horas más tarde me preguntaba porque le había enviado todas las fotos y videos a su novia. Ya varias horas después me volvía a escribir diciéndome que había cortado con Vanina y que quería hablar conmigo sobre lo que había pasado. Le respondí diciéndole que era mi cumpleaños y que no quería que me molestara con sus pelotudeces. Facundo no volvió a escribirme.
La semana empezó de manera muy acelerada. El lunes fue tema de conversación durante toda la mañana con las chicas como yo había decidido terminar mi relación con Luciano. Guillermina estaba de acuerdo conmigo y pensaba que yo tenía que buscar algo mejor. Maipi opinaba que había sido muy dura y que tendría que haberle dado una segunda oportunidad. Martina por su parte pensaba que yo me había equivocado, pero que a su vez tenía razón en no haber aceptado su propuesta si no quería. Pero la conversación se volvió más interesante cuando les conté todo lo que había pasado con Facundo desde que Vanina compartió el video mío y de Luciano.
- ¡¿Qué?!- Preguntaron las tres al unísono y les conté resumidamente el tema de las conversaciones por whatsapp, nuestra tarde juntos, sus mensajes calentándome y la última conversación que había tenido yo con Vanina.
Entonces las tres giraron la cabeza y comprobaron que Facundo estaba sentado junto a Lautaro y Lucas en una punta del salón y Vanina, Florencia y Laura en la otra punta y estas últimas nos miraban con cara de odio. Se notaba en los ojos de Vanina que había estado llorando. Nuestras miradas se cruzaron por unos segundos y noté en su rostro una mirada extraña, no de odio, sino de desolación. Algo que me dejó completamente helada.
Al terminar la clase salí caminando por el pasillo y a los pocos metros sentí que alguien me tocaba el hombro. Cuando me di vuelta me sorprendí de ver a Vanina parada frente a mí, con una expresión bastante triste y demacrada que me dio hasta lástima. A los pocos metros estaban paradas sus amigas y unos pasos más al costado estaban las mías, dispuestas a actuar en caso de que la situación se pusiera violenta. Pero no fue necesario.
- Perdoname por compartir el video.- Dijo tras unos segundos de silencio.
- Gracias.- Le respondí yo sin saber que más decirle.- En unos 6 meses te pido disculpas por haberme cogido a tu novio.- Le dije teniendo en cuenta todo el tiempo que había pasado desde que el video salió a la luz y el tiempo que ella tardó en pedirme disculpas.
Me di vuelta y me fui.
Pensé que el resto de los días y de la semana iban a ser bastante agitados como ese lunes, pero el hecho de que se acercaran las mesas de exámenes hizo que todo quedara en una especie de stand by que cortó todo. Nos pasábamos los días enteros estudiando con las chicas, Nicolás y Mateo y los descansos eran muy escasos y solíamos aprovecharlos durante la comida. Parecía como si de golpe lo único que importaba era la facultad, pero a todos les pasaba lo mismo.
Luciano, con quien no había hablado desde que terminamos lo nuestro, ni siquiera daba señales de vida. Una noche algo nostálgica le escribí para ver como andaba y no me respondió hasta el día siguiente y lo hizo diciéndome que estaba bien y muy superado por la facultad. Pero no era el único que parecía haberse olvidado de todo lo que pasaba alrededor de su vida, Facundo también estaba desaparecido. Después de haber cortado con Vanina y de haber dialogado al respecto conmigo me dijo que quería volver a estar conmigo, que tenía ganas de que estuviéramos juntos y yo le dije que me parecía bien. Sin embargo la imagen de Vanina con los ojos llorosos y la cara de tristeza se aparecían en mi mente cada vez que pensaba en eso. ¿Debía estar con Facundo?
La respuesta llegó el viernes 9 de Diciembre después de rendir una de las materias más complicadas de la facultad. Él se acercó a mi diciéndome que ya estaba libre y preguntándome si quería hacer algo el día siguiente a la noche y al ver que no había ningún conocido cerca, acepté. “Mirá que te tengo una sorpresa que te va a encantar” me dijo haciéndose el misterioso y cuando le pregunté de qué se trataba, me dijo que era algo que me iba a dar muchísimo placer y se fue.
Acto seguido aparecen frente a mí Laura y Florencia. Las dos se pararon con cara de orto bien en frente mío y cuando intenté esquivarlas para seguir caminando, las dos se corrieron y me volvieron a cortar el paso. “¿Qué?” les pregunté poniendo cara de poco amigas y ellas me dijeron que tenían algo importante para decirme. “¿Qué?” volví a preguntar siendo insistente y mirándolas fijo.
- ¿Por qué sos tan soreta con Vanina?- Me preguntó Laura.- ¿Tan resentida tuviste que ser de que Facundo la eligiera a ella y no a vos? Encima que ella tuvo el valor de venir y pedirte disculpas vos te acostaste con él sabiendo que estaba de novio con ella. Sos una mierda de persona Celeste.
- Primero, Vanina me pidió disculpas 6 meses después de haber compartido el video.- Empecé contestándole pero me parecía totalmente innecesario.- Y me pidió disculpas una vez que se enteró que yo me estaba acostando con su novio. Y si yo me acostaba con Facundo, es problema de él y mío y en todo caso de Vanina. No de ustedes dos.
Me di media vuelta y seguí caminando, de la misma manera que lo había hecho antes con Vanina. Estaba totalmente indignada con ellas. ¿Quiénes eran para venir a increparme a mí por lo que había hecho después de todo lo que me había pasado? Como si su amiga fuese una santa y como si ellas dos fuesen monjas de un convento. “Son dos taradas” pensé y me dije a mi misma con la idea de no enojarme tanto con personas que no valían la pena. “Ojalá pudiera hacer algo para hacerles tan mal a ellas, como ellas lo hicieron conmigo” seguí pensando mientras caminaba por los pasillos de la facultad. La respuesta vino a mí como anillo al dedo.
Al día siguiente organicé con Facundo nuestro encuentro y después de ese escrache público estaba más convencida que nunca de que quería hacerlo. “Venite a casa tipo 11, tomamos unos tragos y vemos que onda. Te parece?” me preguntó y yo convencida le dije que sí. Pero cuando llegué a su casa unos minutos después del horario pactado me encontré con una sorpresa, Lautaro y Lucas también estaban en la casa de Facundo.
- Vinieron a tomar algo.- Me dijo él como sacándole importancia al asunto.- Vos quedate tranqui.- Agregó después hablándome al oído y yo entré al comedor sin ningún problema.
Lucas estaba en cuero y se notaba que le dedicaba mucho tiempo a su aspecto físico, ya que tenía el cuerpo bastante marcado y bronceado. Siempre me había parecido un chico lindo y el hecho de que fuese muy amigo de Valentín había hecho que en alguna que otra ocasión cruzáramos palabra, pero nunca le había prestado atención a su aspecto físico. Estaba mucho más bueno de lo que imaginaba. Lautaro por el contrario era un chico mucho más descuidado, tenía una leve pancita que había ido creciendo en estos últimos dos años y no me parecía lindo de cara en lo más mínimo. Los dos estaban sentados en el sillón frente a la tele con un trago en la mano y apenas entré me saludaron con un beso y una sonrisa.
- ¿No me podrías haber dicho que estaban tus amigos acá y venía más tarde?- Le pregunté a Facundo en la cocina ya que no me sentía del todo cómoda con la idea de que ellos nos escucharan tener sexo en su pieza.
- Tranqui Cele.- Insistió Facundo.- Vos tomá esto y dejá que las cosas se vayan dando.- Me dijo y puso un vaso de fernet en mi mano.
Volvimos al living y me senté en el sillón al lado de los chicos, mientras que Facundo se acomodaba en una silla del otro lado. En la tele estaban pasando un partido de futbol bastante aburrido que los chicos casi ni miraban. Sobre la mesa había un cenicero que tenía varias colillas arruinadas y una cajita al lado que estaba abierta y en su interior contenía mariguana triturada lista para fumar. “¿Querés un poco?” me preguntó Lautaro y sin pensarlo acepté.
Entonces las cosas se empezaron a dar como Facundo había predicho. Un sorbo al vaso primero, un comentario de Facundo después, una pitada al porro por último. Mientras esta rutina se repetía los chicos seguían hablando como si nada y cuando me di cuenta yo también estaba metida en la conversación. Un nuevo sorbo al vaso le siguió a la mano de Lucas posándose en mi pierna. Un comentario de Facundo se produjo mientras se sacaba la remera y revelaba su cuerpo todo marcado. Una nueva pitada al porro se dio segundos antes de que Lautaro pasara su mano por encima de mi hombro y me abrazara con muy poco disimulo.
En ese momento me di cuenta que esa era la sorpresa que según él tanto me iba a encantar. Me quería usar como una puta para tener una especie de orgía con sus amigos que muy poco disimuladamente comenzaban a tocarme mientras él miraba desde el otro sillón. Y de golpe la idea me pareció buena. Un rayo de luz se cruzó por mi cerebro y me dio la respuesta a la pregunta que me había hecho el día anterior: ¿Cómo podía vengarme de Laura y de Florencia? Y que mejor respuesta que acostarme con el ex novio de una y la ex pareja de la otra. Me dejé llevar por la situación.
Sin tener mucha noción de lo que pasaba y sin poder controlar del todo mi cuerpo me empecé a besar con Lucas. “¡Epa!” gritó Lautaro que rápidamente bajó su mano hasta mi pierna y comenzó a levantarme la pollera que tenía acariciando mi muslo. En otras circunstancias eso me hubiese molestado, pero en ese momento no tenía problema alguno de lo que estaba pasando. Facundo seguía observando la situación sentado muy tranquilamente, mientras que yo me besaba con uno de sus amigos y el otro me tocaba el cuerpo. Un nuevo pitazo al porro interrumpió el beso y Lucas me tiró todo el humo en la cara.
- ¡Qué bueno que estás!- Le dije pasando mi mano por su pecho y él sonrió.
- ¡Ehhhh! ¿Y yo no?- Preguntó Lautaro en forma de chiste mientras me seguía tocando las piernas y las iba abriendo de a poco.
- No vos no.- Le dije sin filtro alguno.- Pero quedate tranquilo que no te voy a discriminar por eso.
Nos seguimos besando y tocando, pero esta vez ya lo hacía con los dos. Sentía como cuatro manos acariciaban mi cuerpo e iban corriendo la ropa de lugar hasta que empezaban a dejarme casi desnuda. Mientras tanto me besaba primero con uno y después con el otro, al mismo tiempo que yo también los iba desvistiendo a ellos y comenzaba a calentarlos pasándole las manos por encima del pantalón. Facundo seguía observando desde el sillón con una sonrisa macabra sobre el rostro.
Sin duda estaba todo planeado de ante mano. Él debía haberles comentado lo zorra que era yo a la hora del sexo y ellos dos debían de querer experimentar la situación. Me parecía muy raro que él no interviniese, que no se sumase al trío que estaba comenzando a darse en su sillón, pero sabía que no se iba a quedar ahí por mucho tiempo. Mientras Lautaro se bajaba el pantalón y él bóxer yo pensaba que esa noche tenía que lucirme, tenía que demostrarles que yo era la mejor en el sexo y que nunca iban a encontrar a alguien igual.
Empecé a chuparle la pija a Lautaro, mientras que Lucas me tocaba las tetas y la espalda. Sus manos se movían con mucha intensidad sobre mi cuerpo mientras que su amigo me recogía el pelo y empujaba mi cabeza hacia abajo para que me tragara toda su verga. No era muy grande, debía tener unos 15 centímetros, pero estaba toda dura y se metía en mi boca al mismo ritmo que yo movía mi cabeza hacia abajo y hacia arriba. Entonces Lucas, que había aprovechado para sacarse él la ropa interior, tomó mi mano con la suya y la llevó hasta su pija para que se la fuera tocando mientras me divertía con la de su amigo.
Me llevé una sorpresa al encontrarme con una pija mucho más grande y gruesa de lo que esperaba y cuando me levanté para mirarla, corroboré que la de Lucas era inmensa. Debía de tener fácil unos 20 centímetros y era extremadamente gruesa y con la cabeza totalmente hinchada. “Mmm que rica” dije y después me agaché hacia su lado y comencé a chupársela a él. Facundo seguía observando la situación desde el sillón y Lautaro se terminaba de sacar la ropa.
Una vez que los dos estuvieron desnudos se pararon frente a mí en el sillón y pusieron sus pijas sobre mi cara para que se las chupara. Yo tomé ambas con las manos y comencé a pajearlas y después a chuparlas alternadamente. “¿Vieron la boquita que tiene?” les preguntó Facundo a sus amigos después de un rato y los dos confesaron que les encantaba la forma en la que yo se las estaba chupando. Me sentía tan puta que no podía creerlo, sin embargo estar ahí con ellos dos a mi merced me ponía muy caliente y sabía que esa noche iba a ser increíble.
- Ahora ustedes.- Les dije a los dos y me recosté contra el respaldar del sillón y abrí suavemente las piernas.
Lucas fue el primero en agacharse y sumergió su boca en mi conchita. Empezó a chupármela de una manera muy zarpada y excitante, moviendo su lengua como loco de lado a lado, mientras que Lautaro observaba la situación y se pajeaba en frente mío. Después le tocó el turno a él, que tenía una técnica mucho más tranquila, pero igual de caliente y usaba mucho sus manos por encima de mí clítoris y de mis muslos. Mi mirada se clavaba fijo en la de Facundo, que observaba la situación muy emocionado y se tocaba el bulto por encima del pantalón, mientras que yo me mordía los labios y disfrutaba de lo que sus amigos me estaban haciendo.
Decidí integrarlo y corriendo a los otros dos chicos de lado me levanté y fui a buscarlo. Lo tomé de la mano y lo levanté para luego darlo un beso y llevarlo hasta el sillón donde estaba sucediendo la acción. Le saqué la remera mientras que Lucias me tocaba la cola y Lautaro nos miraba con calentura y lo recosté sobre el sillón una vez que ya estuvo desnudo. Me agaché y me acomodé en cuatro patas sobre el piso moviendo la colita y me acerqué lo más que pude hasta él para empezar a chupársela como lo había hecho con los otros dos. Mientras tanto, Lautaro se arrodilló detrás de mí y me penetró con su pija.
Así estábamos, Facundo recostado en el sillón con las piernas abiertas mientras que yo en cuatro sobre el piso le chupaba la pija y uno de sus mejores amigos me cogía por detrás. Mientras tanto Lucas seguía parado observando la situación y miraba fascinado lo que los tres habían logrado. Al cabo de unos minutos Lautaro le dejó el lugar a su amigo y cuando este metió su pija bien grande y gruesa adentro mío no pude evitar un grito de placer.
Mientras ellos dos me cogían de manera alternada, su amigo seguía recostado en el sillón disfrutando de cómo le chupaba la pija. Lo hacía de una manera muy seductora, usando mucho mis labios y la lengua y tocándolo con las dos manos mientras lo miraba fijo a los ojos y ponía caras de trola. Él seguía fascinado sin poder creer de lo que había logrado. De seguro ninguno de los tres se esperaba que la noche se fuera a dar de esa manera, sin embargo ninguno había imaginado que yo también la quería de esa manera.
Después le tocó el turno a Facundo. Así como estaba en el sillón le pedí que se quedara y me senté sobre sus piernas de espalada a él. Comencé a cogérmelo moviendo la cintura hacia adelante y hacia atrás y automáticamente Lucas y Lautaro se pararon en frente mío con la idea de que volviera a chuparles la pija a los dos. Y eso fue lo que hice, una vez más tomé sus vergas con las manos y mientras los pajeaba, se las chupaba alternadamente. Tenían un gustito a mi concha que me ponía mucho más caliente que antes y ellos insistían en que era la mejor mamada que habían tenido en sus vidas.
- ¡Que linda trolita que sos Celeste!- Dijo Lautaro mientras que tenía su verga adentro de mi boca.
- ¿Viste lo que es? ¡Divina!- Dijo Facundo mientras mi cuerpo se movía con su pija adentro de mi conchita y sus manos me sujetaban por la cintura.
- ¡Hermosa!- Agregó Lucias tomándome por la nuca y obligándome a chuparle la pija a él.
Al cabo de unos minutos me recostaron a lo largo del sillón y mientras Lautaro me cogía de forma muy violenta, los otros dos se pajeaban en frente mío. Sentía olas de placer que iban y venían de a ratos, sin dudas no era la mejor situación para tener un orgasmo. Pero el placer estaba relacionado con el morbo de la situación y con el hecho de que me estuviese cogiendo a las tres parejas de las tres chicas que habían hecho ese año de mi vida un infierno. Ver las caras de placer de Facundo, Lautaro y Lucas mientras rotaban para cogerme era algo impagable.
Después de Lautaro volvió a cogerme Facundo y cuando él lo hizo, Lucas aprovechó la situación para meterme nuevamente la pija en la boca. Me seguía sintiendo una puta tremenda y por alguna extraña razón se sentía increíble. Era obvio que en sus cerebros eran ellos quienes dominaban la situación, sin embargo lo que no veían era que yo tenía el poder total de lo que pasaba. Lautaro me tocaba las tetas mientras que los otros dos seguían dándome pija por la conchita y por la boca y se sentía muy placentero tener a tres hombres a mi merced.
Por último le tocó a Lucas cogerme y cuando lo hizo no pude evitar comenzar a largar gemidos de placer. Su pija era la más grande de las tres (a pesar que la de Facundo también era bastante grande) y fue en ese entonces cuando el placer que empecé a sentir estaba netamente ligado al sexo y no a otra cosa. Lo hacía de manera muy acelerada, mientras sujetaba mis piernas con sus manos y sus dos amigos observaban la situación tocándose. Entonces sentí que estaba a punto de llegar un orgasmo increíble y le grité, le supliqué que no se detuviera. Tomé con mi mano la pija de Facundo que era quien estaba más cerca de mí y tiré de ella hasta que él se acercó y pude metérmela en la boca. Cuando lo hice comencé a sentir como acababa de una manera única e increíble, llegando a un orgasmo hermoso al mismo tiempo que disfrutaba de dos pijas a la vez y tenía una que esperaba por mí.
- Ahora quiero que me den los tres la lechita.- Les dije una vez que la situación se calmó.
Me arrodillé en el piso y mientras me acariciaba las tetas ellos se pararon alrededor mío y comenzaron a pajearse. El primero en acabar fue Facundo que lo hizo muy rápidamente sobre el lado derecho de mi cara y sobre mi hombro. A él le siguió Lautaro que no aguantó mucho más y me llenó de semen la pera y una gran parte del pecho. Por último quedamos Lucas y yo y como él no podía acabar decidí meterme su pija en la boca y chupársela hasta que me dijo un “ahí viene” entre gemidos y la saqué justo a tiempo para que largara todo su lechita sobre mi rostro y mi cuerpo.
Facundo terminó sentado en la misma silla donde empezó, Lautaro en una punta del sillón y Lucas en la otra, mientras que yo me recosté en el piso toda cubierta de su semen. Los tres tenían una sonrisa dibujada en su rostro que correspondía directamente a lo que acababan de hacer, mientras que mi sonrisa estaba relacionada con la venganza interna que acababa de llevar a cabo. “Ahora sí” pensé y me di cuenta que por fin me sentía conforme con respecto a todo lo que había pasado. Era un final totalmente distinto al que me había imaginado, pero las cosas habían tomado su rumbo. Tal como lo había predicho Facundo.
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