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cuarentena con mi hermano

cuarentena con mi hermano


 
Relato ficticio. 
 
La de vueltas que da la vida! Mis padres se divorciaron cuando yo tenía 8 años y mi hermano menor 3. Aunque la ruptura fue amistosa, mi madre se quedó con mi custodia y la de mi hermano, pero a los 2 años mi hermano se fue a vivir con mi padre. No hubo rencor y nos veíamos a menudo. 
Hasta que yo, con 24 años me vine a Madrid a trabajar. 
Trabajo como un desgraciado; 2 trabajos que me permiten vivir solo y tener varias comodidades aunque a costa de tiempo libre. El justo para ir al gym y follar. Pero vivo bien así que no me puedo quejar. 
 
Hace unas semanas, mi hermano, al que hacía tiempo que no veía me dijo que si le podía hospedar, que quería venir a visitar. Le dije que sin problema, faltaría más, teniendo una habitación extra. 
Mi hermano y yo nos hemos llevado bien siempre. A pesar de pasar largarla temporadas sin vernos, siempre hemos mantenido el contacto, y a través de redes sociales, hemos vivido sabiendo el uno del otro. 
Yo me llamo Max, tengo 24 años, mido 1.88 y tengo un cuerpo musculoso que llevo trabajando años. No soy culturista ni el típico cachas inflado, pero si musculoso con buenos brazos y piernas, pecho marcado y espalda ancha. Me cuido, me depilo, y tengo también un buen culo potente y un rabazo gordo de 21cm que hace las delicias de los tíos que me follo. 
Y es una parte de mi vida que mi familia no sabe, más que nada por el hecho de que descubrí mi sexualidad al llegar a Madrid. La falta de contacto directo hizo que este hecho me lo reservara. 
Mi hermano se llama Ricardo, tiene 19 años y aunque mide un poco menos, 1.82, tiene proporcionalmente el mismo físico y aspecto que yo. Musculoso, de apariencia macho, y según su Insta, un ligón. 
 
Mi hermano llegó a Atocha el Viernes 13. Yo vivo al lado, en unos pisos de nueva construcción y a pesar de ser un edificio nuevo, aún hay mucho espacio vacío. 
 
“Bro, ya he llegado. Te espero en la salida de Cercanías!” me mando por mensaje. 
 
“En 5 estoy!” le mandé. 
 
Tarde 3 minutos en llegar. Le pude reconocer fácilmente, era un mini yo. Le di un abrazo, le pregunté que tal el viaje desde Malaga, y tras coger su maleta nos vinimos para casa. 
 
“Joder! Vaya piso! Trabajarás como un condenado pero vaya, por lo menos merece la pena!” me dijo con entusiasmo. 
Y no era para menos. El edificio era nuevo, y el piso lo tenía muy minimalista. Apartamento de soltero pero con gusto. Simple, muebles de calidad y sin demasiadas estridencias. 
 
“Gracias” le dije. “Me alegro que te guste, ademas sabes de sobra que puedes quedarte aquí siempre que vengas!” 
 
Le lleve a su habitación, dejó la maleta, y como hacía buen día nos sentamos en la terraza. 
 
“Te apetece una birra?” 
“Claro tío” me contestó el efusivamente. 
Fui para la nevera, cogí 2 botellines y salí fuera. 
 
“Salud Ricky” le dije, mientras le pasaba la suya. 
 
Al poco rato, y tras charlar de la familia, de mi trabajo y de las amistades le pregunté si quería otra. Asentó con la cabeza y fui a por 2 botellines más. Cogí mi tabaco de mi cazadora y salí fuera. 
 
Me encendí un cigarro y pregunté a Ricky que si quería. Se lo decía de coña ya que sabía que el no fumaba y era muy de vida sana, comida ecológica y tal. 
“Si tío, que tengo que comprar después” me dijo, mientras se sacaba de su bolsillo un Zippo cromado mate, con una inscripción que leía R.Y.D y se ponía a jugar con el. 
 
“Desde cuando fumas tu chaval?” le pregunté mientras le pasaba uno y sacaba mi Zippo. 
“Y con un Zippo, muy guapo por cierto! Equipado eh?” le dije en tono amigable. 
 
“Bua, lo típico, empiezas con los colegas y al final sigues” 
“Y ese mechero? Que es la inscripción?”
 
“Ya te contaré jeje” me dijo riéndose. 
 
Y así estuvimos, una hora sentados al solete. 
Hasta que llegaron las primeras noticias de confinamiento, mis jefes llamándome para decir que tendría que teletrabajar, y la sensación de que mi hermano no disfrutaría de sus vacaciones el pobre. 
 
Poco sabíamos los dos...
 
Visto lo visto, nos fuimos a hacer la compra semanal, a comprar tabaco y aprovisionarnos. Al menos si íbamos a estar en casa, pasarlo bien. 
Cuando volvimos, guardamos todo y Ricky me dijo que se iba a duchar y a echarse un rato. 
 
“El baño es todo tuyo” le contesté. “Yo tengo el mío así que tú como en casa”. 
 
Mientras el se duchaba, mi móvil sonó. Una notificación de Grindr. 
“Que raro, esto va cada vez peor!” pensé al ver que no tenía ningún mensaje. 
Pero volvió a soñar. Y vi que el móvil de mi hermano, hetero y chulito tenía varios mensajes en la pantalla. De Grindr!
 
Me quede asombrado. En serio? Y nunca me había comentado nada? El sabía que yo era gay, aunque nunca lo pensó, y cuando se lo dije se sorprendió.
“Pues cabron, jamás lo diría. No por nada, si no porque no lo aparentas para nada!” me dijo aquel día. 
Entre en mi perfil y mire perfiles cercanos, de su edad. Y ahí estaba; al lado del mío. Una foto de torso desnudo, musculoso, con un simple nick. 
 
20cm. 

1 comentarios - cuarentena con mi hermano

bts92 +1
Que lindo, quiero saber que más paso!!!! Yaaa