Ahora que está el coronavirus fuimos, no podemos coger, tocar, besar,ni sexo telefónico. Pero Diego Cuero siempre tiene culo. Y pene. Porque antes de la ccuarentena obligatoria, me aislé con buenas mujeres.
Después de darle a aquella desconocida deseosa del colectivo 314, al día siguiente estuve tan caliente que llamé a mujeres de mi agenda. Y aunque la mayoría no podía y qué sé yo qué mierda, enganché a mi Sandrita, que cogió soberanamente en el Día de la Mujer con las pelirrojas. Le pedí sexo y que si podía se tiñera de rojo, que me volaba los huevos. Sandrita gauchísima se tiñó nomás, me recibió a la noche de espectacular vestido fino, maquillada y con perfume y cremita de las manos, Encima me preparó queso y fiambre de entrada y sorrentinos que me alimentaron bárbaro, igual que el flan con dulce de leche. Se imaginan que ni dejé la digestión que me llevé a la potra ahora pelirroja a su pieza, la estampé contra la pared, la manoseé bien, apreté y pasé todo. Sandri me correspondió, facilona como siempre, se sacó todo, quedó en ropita, le quité el corpiño, ella se sacó su bombacha, se abrió y le di con furia por la vagina, acostado encima de su figura perfecta y piel suave y encremadita, eyaculando semen espeso y abundante. Luego cola, semen en su boca y otro por vagi hasta que ella me besuqueó y me fui.
A la mañana, me desperté por supuesto caliente, tanto que quería vestirme de mujer, pintarme y darme paja. Pero como no me alimenta, resolví llamar a mi amigota Beatriz, esa que gusta del cuero como loca. Bea me ofreció irme a buscar que ahora tiene auto, me puse espectacular ropa y perfume (recuerdo, 11 de la mañana, día de semana), y cuando la vi me besó la boca y me dejó pintura de labios que luego me limpió. Me llevó a su casita, almuerzo, pollo, ensalada mixta, duraznos y… no resistí, la sujeté, a la cama, volamos, Bea me chupó la pija lindo, se me puso durísima y tras arrancarle su bombacha a tirones, la despedacé arriba de la cama metiéndole un salchichón con salame picado grueso hasta largarle semen a chorros, mientras la rubia gemía y acabó terrible. Lamimos y tragamos líquidos, le di por cola de parada contra un placard, la llené de nuevo, me tragó semen de nuevo y luego de lavarnos, le di un besote en la boca y quedamos en vernos antes de que surgiera el coronavirus.
Y justo cuatro días antes de la cuarentena tuve mi último garchaje, fue con mi amigota Martina de Carapachay. La llamé loco por lo que había hecho con Sandri y Bea, y también por ella, que e en su momento me dio su campera de cuero, me contó intimidades y cogimos soberanamente. Le pedí ir a verla y llevarle fiambre, que como saben me gusta y excita, la mayonesa, todo. Martu dijo sí, se ofreció ella a comprar fiambre, me recibió linda, maquillada, perfumada y le enchufé sin dudar pico en su boca roja. Me hizo los sandwichitos con huevo y mucha mayonesa como me gusta para rendir, luego postre y luego, me la clavé terrible, retorciéndole todo y acabándole un montón de semen de un pene garrote que la hizo gritar como perra en celo. Martina pidió más, cola, le di cola, me dio un juguete, le hice doble vía, le eyaculé de nuevo y le pasé mi semen por su cara, aparte de que ella me dio de tomar su flujo y le pasé la boca y lengua bien por todos sus orificios.
Tres mujeres bien bajadas, la pasé bombacha bombacha. Después Alberto Fernández dictó cuarentena. Y yo la estoy cumpliendo a pura paja. Total, coger ya cogí bastante, me hace falta el aislamiento preventivo y obligatorio.
Después de darle a aquella desconocida deseosa del colectivo 314, al día siguiente estuve tan caliente que llamé a mujeres de mi agenda. Y aunque la mayoría no podía y qué sé yo qué mierda, enganché a mi Sandrita, que cogió soberanamente en el Día de la Mujer con las pelirrojas. Le pedí sexo y que si podía se tiñera de rojo, que me volaba los huevos. Sandrita gauchísima se tiñó nomás, me recibió a la noche de espectacular vestido fino, maquillada y con perfume y cremita de las manos, Encima me preparó queso y fiambre de entrada y sorrentinos que me alimentaron bárbaro, igual que el flan con dulce de leche. Se imaginan que ni dejé la digestión que me llevé a la potra ahora pelirroja a su pieza, la estampé contra la pared, la manoseé bien, apreté y pasé todo. Sandri me correspondió, facilona como siempre, se sacó todo, quedó en ropita, le quité el corpiño, ella se sacó su bombacha, se abrió y le di con furia por la vagina, acostado encima de su figura perfecta y piel suave y encremadita, eyaculando semen espeso y abundante. Luego cola, semen en su boca y otro por vagi hasta que ella me besuqueó y me fui.
A la mañana, me desperté por supuesto caliente, tanto que quería vestirme de mujer, pintarme y darme paja. Pero como no me alimenta, resolví llamar a mi amigota Beatriz, esa que gusta del cuero como loca. Bea me ofreció irme a buscar que ahora tiene auto, me puse espectacular ropa y perfume (recuerdo, 11 de la mañana, día de semana), y cuando la vi me besó la boca y me dejó pintura de labios que luego me limpió. Me llevó a su casita, almuerzo, pollo, ensalada mixta, duraznos y… no resistí, la sujeté, a la cama, volamos, Bea me chupó la pija lindo, se me puso durísima y tras arrancarle su bombacha a tirones, la despedacé arriba de la cama metiéndole un salchichón con salame picado grueso hasta largarle semen a chorros, mientras la rubia gemía y acabó terrible. Lamimos y tragamos líquidos, le di por cola de parada contra un placard, la llené de nuevo, me tragó semen de nuevo y luego de lavarnos, le di un besote en la boca y quedamos en vernos antes de que surgiera el coronavirus.
Y justo cuatro días antes de la cuarentena tuve mi último garchaje, fue con mi amigota Martina de Carapachay. La llamé loco por lo que había hecho con Sandri y Bea, y también por ella, que e en su momento me dio su campera de cuero, me contó intimidades y cogimos soberanamente. Le pedí ir a verla y llevarle fiambre, que como saben me gusta y excita, la mayonesa, todo. Martu dijo sí, se ofreció ella a comprar fiambre, me recibió linda, maquillada, perfumada y le enchufé sin dudar pico en su boca roja. Me hizo los sandwichitos con huevo y mucha mayonesa como me gusta para rendir, luego postre y luego, me la clavé terrible, retorciéndole todo y acabándole un montón de semen de un pene garrote que la hizo gritar como perra en celo. Martina pidió más, cola, le di cola, me dio un juguete, le hice doble vía, le eyaculé de nuevo y le pasé mi semen por su cara, aparte de que ella me dio de tomar su flujo y le pasé la boca y lengua bien por todos sus orificios.
Tres mujeres bien bajadas, la pasé bombacha bombacha. Después Alberto Fernández dictó cuarentena. Y yo la estoy cumpliendo a pura paja. Total, coger ya cogí bastante, me hace falta el aislamiento preventivo y obligatorio.
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