No leiste la primera parte de "Chica de ciudad"? Son solo 10 capítulos y te van a encantar! Acá te dejo el link para que entres y te deleites:
PRIMER AÑO. CAPÍTULO 1
Esta es la historia de Celeste, una pueblerina de 19 años después de vivir un año en la gran ciudad desea seguir explorando la loca vida que ahora le toca llevar, llena de relaciones complicadas, deseos escondidos y fantasías por cumplir. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…
CAPITULO 1
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Capítulo 10: Planes a futuro
Podríamos decir que en Agosto las cosas comenzaron a ponerse en su debido lugar. La mayor sorpresa me la llevé cuando el lunes siguiente a tener mi noche con Nicolás, él se acercó a mí para agradecerme una vez más por el regalo y para decirme que quería volver a revivir nuestra amistad. Fue algo totalmente inesperado de mi parte, de hecho yo ya tenía mi discurso pensado para decirle porque no podíamos estar juntos. “En este momento estoy muy en el ojo de la tormenta, mucha gente cree que soy yo la del video, otra parte cree que soy una cornuda, que alguien esté conmigo en este momento no va a ser lo mejor para esa persona” tenía pensado decirle. Pero no fue necesario.
- Estuve pensando mucho anoche Cele y la verdad es que tenés razón.- Comenzó diciéndome él dejando de lado esa persona tímida y callada que solía aparecer cada vez que teníamos una conversación seria.- Me porté para la mierda con vos y te pido disculpas. Quiero que volvamos a ser amigos.- Dijo después sonriendo.
Lo primero que hice fue abalanzarme sobre sus hombros y darle un abrazo inmenso para luego darle las gracias y decirle lo mucho que significaba para mí eso. Esa mañana nos sentamos al lado en la siguiente clase y estuvimos poniéndonos al día por lo bajo y me sorprendió escuchar a Nicolás hablarme de una chica con la que se estaba viendo hacia un tiempo. Era la primera vez que me hablaba de sus relaciones y aunque en ese momento quise negarlo, no pude evitar ponerme un poco celosa. Pero ya vamos a llegar a eso.
Parado en la otra vereda estaba Facundo. Después de nuestra tarde de pasión para vengarme de que su novia, Vanina, compartiese el video polémico, pareció haber confundido los tantos y no paraba de escribirme. Al principio eran cosas leves, cosas sencillas, del estilo “Cómo va todo?” o “Qué lindo reencuentro que tuvimos”. Pero a medida que pasaban los días se iba soltando más y se ponía mucho más zarpado: “Tengo ganas de volver a cogerte como ese día”, “Quiero hacerte gritar como a vos te gusta” o “Quiero que me cabalgues la pija hasta hacerme acabar”. De alguna manera u otra me las ingeniaba para contestarle siempre con grandeza pero nunca cerrándole la puerta. Después de todo, la idea de tener al novio de mi enemiga comiendo de mi mano me ponía muy contenta.
Verlo caminar por la facultad con ella era algo que me daba mucha gracia. Cada vez que me los cruzaba juntos ella hacía lo posible para abrazarlo, besarlo o aunque sea tocarlo. Laura y Florencia, sus mejores amigas también hacían lo posible para demostrarme lo felices que eran con sus respectivas parejas, Lautaro y Lucas, el problema fue que esas relaciones duraron muy poco.
Florencia y Lucas nunca llegaron a tener un título, de hecho simplemente salían y estaban juntos de vez en cuando, sin embargo ella se enorgullecía de decir que estaba con él, algo que Lucas negaba contantemente. “Él medio que ya no se la aguanta. Y yo la verdad que tampoco” me dijo Valentín que se llevaba muy bien con Lucas. Al poco tiempo él se animó a terminar la relación y así ellos dos comenzaron a alejarse un poco del grupo a pesar de que todavía conservaban relaciones con Facundo y con Vanina.
Lo de Laura y Lautaro funcionaba de otra manera. Ellos estaban de novios desde hacía ya un año y todo el mundo lo sabía, de hecho yo había sido parte del comienzo de su relación. Pero ahora la cosa estaba muy tensa. Ella era muy controladora, muy dependiente de él quien comenzaba a cansarse de eso. Sus peleas se hacían cada vez más frecuentes y a pesar de que se los veía discutiendo de vez en cuando, Laura intentaba disminuir el problema dándole besos o abrazos a un Lautaro que ponía cara de odio cada vez que esto pasaba. Con Guille, Maipi y Marti nos divertíamos como locas.
Mientras tanto mi relación con Luciano avanzaba, de manera un poco más lenta de lo que yo esperaba, pero avanzaba. Una noche nos juntamos en su casa a comer algo aprovechando del frío y mientras mirábamos una película nos pusimos a hablar del futuro. Teníamos una idea de lo que nos gustaría hacer bastante parecida, de hecho pensábamos igual en muchas cosas, pero cuando le pregunté si algún día había pensado en un futuro conmigo, su respuesta me dejó halada.
- No sé Cele. No pienso en esas cosas, vivo el momento.- Me dijo tratando de quitarle importancia.
Yo decidí no preguntarle más, pero ¿qué clase de persona que está hace meses en una relación con otra no piensa en eso? Pensaba en ese discurso poético que me había dicho en aquel bar, “Yo necesito que vos estés al lado mío. Me hacés bien” me había dicho y ahora de golpe, no pensaba en esas cosas. No pude evitar mi cara de orto al sentirme desilusionada con su respuesta, pero como él seguía mirando la película no se dio cuenta. Sin embargo se dio cuenta que se había mandado una cagada cuando una hora después me rehusé a tener sexo con él y me fui a dormir sin decirle nada.
Al día siguiente se animó a hablar y trató de apagar un poco el fuego que había prendido. “No es que no me interese estar con vos Cele, no me refería a eso” me dijo intentando solucionar la cagada que se había mandado. Después me explicó que lo que él había intentado decir era que no pensaba mucho en el futuro porque estando ahí conmigo se sentía muy bien y muy cómodo y quería seguir estando así conmigo. “Aparte seguro que hay muchas cosas que los dos queremos hacer antes de hablar sobre el futuro” dijo de golpe volviendo a generar una discusión sobre qué es lo que podía llegar a querer.
La conversación se extendió por varios minutos, hasta que casi una hora después me terminó confesando una verdad muy oculta de él. “Bueno, alguna vez quiero tener un trío y la verdad no te veo en esa situación” terminó confesando después de mi insistencia en saber cuál era su fantasía que quería cumplir antes de ponerse en algo serio conmigo. Me indigné. Me indigné por completo. Luciano tenía una fantasía sexual muy clara y con la única persona que no se veía cumpliéndola, era conmigo.
- No sabés lo equivocado que estás.- Le dije y después me fui.
- Hiciste bien en irte.- Me dijo Guillermina cuando le conté la conversación que habíamos tenido con Luciano.- No puede ser más pelotudo.
Tras mi discusión con él, lo primero que hice fue reunirme con las chicas y contarles lo que habíamos hablado, obviamente había distintas opiniones entre ellas. Martina pensaba que él tenía algo de razón pero que había planteado muy mal la situación. “Me parece que en realidad lo que él no quiere es tener un trío con vos porque no está dispuesto a que vos lo veas a él con otra mina o a que él te vea a vos con otro hombre” dijo tratando de explicar su postura. Maipi no podía estar más en desacuerdo con ella. “Nada que ver, él cree que Cele es una mojigata que nunca va a querer un trío. Lo peor de todo es que vos ya tuviste un trío y él no” enfatizó recordando mi anécdota con esos dos chicos de un boliche. Guillermina tenía una postura muy clara:
- El pibe es un idiota que no es capaz de decirte “Loca quiero un trío” y de hablar la situación. Un tarado total.
- Demostrale que estás dispuesta a hacerlo.- La interrumpió de golpe Martina.
Y de hecho la postura de ella no era tan tirada de los pelos. Luciano me gustaba, lo quería y sentía cosas por él, no iba a cortar la relación por una discusión sobre algo que era solucionable. Esa noche me fui a dormir pensando en cómo podía llegar a darse un trío con él. Obviamente Guille no iba a querer, de hecho ella era la que siempre había criticado mi relación con Luciano. Maipi era una opción algo más clara, una chica que siempre nos contaba que era muy fogosa a la hora del sexo y que le gustaba hacer distintas cosas, sin embargo no me veía compartiendo a mi chico con una amiga tan cercana como ella. Entonces pensé en Martina, la última incorporación al grupo, alguien con quien me llevaba bien pero todavía no tenía una amistad tan marcada como con las otras dos. Aparte fue ella quien pensó que esa era la mejor solución al problema.
“Es definitivo. Le voy a proponer a Martina de que hagamos un trío con Luciano” me dije.
“Perdón, no dije bien lo que de verdad pensaba y terminé diciendo cualquier pelotudés. Yo te quiero y quiero cumplir todas mis fantasías con vos” me escribió Luciano al día siguiente y eso calmó un poco mi bronca hacia él a pesar de que ya había decidido regalarle un trío con una de mis amigas. Al otro día me ocupé de hablar con Martina y de proponerle lo que había pensado y para mi sorpresa a ella no le pareció una mala idea.
- Si a vos no te molesta Cele, yo lo hago.- Me dijo sin ningún problema.- O sea, me daría cosa porque es alguien importante para vos. Pero si a vos no te molesta, obvio que te voy a ayudar a darle ese regalo.
- Gracias.- Le dije abrazándola y quedamos en que yo le decía a qué hora tenía que ir ese sábado a la noche a la casa de él.
Habíamos quedado con Luciano en juntarnos a “hacer algo tranqui” ese fin de semana teniendo en cuanta el frío. Lo que él no se esperaba era que Martina iba a llegar en medio de la noche y que las dos nos íbamos a desnudar para darle placer y así poder cumplir su fantasía de tener un trío. Salí de casa emocionada y escribiéndole a mi amiga para decirle que se vaya preparando, después de todo yo me había puesto ropa interior muy sexy, pero cuando llegué a la casa de Luciano me encontré una sorpresa.
Entré y vi que en el comedor, sentado en una silla atrás de una mesa llena de apuntes se encontraba Santino, el mejor amigo de Luciano. “Hola” lo saludé con algo de seriedad y me dijo que terminaban de hacer un resumen y se iba para dejarnos solos. Decidí pasar a la pieza a recostarme en la cama y esperar a que el amigo se fuera para poder decirle a Martina que venga a casa, pero apenas le conté la situación ella me sugirió otra idea. “Tenés razón amiga. Gracias” le respondí enseguida al darme cuenta que la espontaneidad del momento iba a ser mucho más excitante. Me saqué la ropa para quedarme con mi corpiño blanco de encaje y mi tanguita roja diminuta y abrí la puerta de la pieza de par en par.
Luciano se quedó completamente inmóvil y callado mirándome sorprendido de lo que estaba haciendo. Santino por su parte miró rápido hacia sus apuntes después de observar mi cuerpo y comenzó a recoger las cosas diciendo que se iba a ir en ese momento. Pero yo me adelanté a cualquiera de ellos dos y caminando sensualmente hacia el amigo de mi chico, lo empujé contra el respaldar de su silla y me senté sobre sus piernas.
- Vos no te vas a ningún lado.- Le dije ante la mirada de sorpresa de ambos.- Luciano me dijo hace poco que una de sus fantasías es hacer un trío y vos hoy me vas a ayudar a cumplírsela.- Agregué y le comí la boca de un beso.
Santino enseguida corrió la cara y miró a su amigo como diciendo “yo no estoy haciendo nada” pero se sorprendió (y un poco yo también) al ver que él había cambiado su cara de serio por una con una sonrisa algo depravada y una mirada de satisfacción. “¿Así?” me preguntó a mí a ver que yo estaba dispuesta a hacerlo. “¡Así!” le respondí yo afirmando que no tenía problema en dejarme coger por él y por su amigo. “Dale para adelante entonces” terminó diciendo él tanto para mí como para con su amigo.
Entonces volví a comerle la boca a Santino pero esta vez él no opuso resistencia (no tanta) y me devolvió el beso apoyando sus manos sobre la parte baja de mi espalda. Luciano no se quedó atrás y enseguida se sumó a la situación. Se levantó de su silla y vino caminando hasta donde estábamos nosotros y se paró detrás de mí y comenzó a acariciar mi cuerpo con sus manos. Mientras tanto yo seguía besando a su mejor amigo, que con el correr de los segundos se iba poniendo cada vez más cómodo con la situación.
Me levanté y él hizo lo mismo después y mientras yo comenzaba a besar a Luciano, Santino acariciaba mi cuerpo. Su mano se elevó por mi pancita hasta mis tetas y se dedicó a tocarlas por encima del corpiño. Mientras tanto yo me besaba con el otro chico, que tenía una mano en el aire y la otra a la altura de mi cola, la cual acariciaba suavemente. Me sentía excitada de una manera muy extraña. La otra vez que había hecho un trío había sido en un contexto muy distinto, estaba enojada por haber visto a Facundo y a Vanina juntos, necesitaba desquitarme y para colmo estaba borracha. En este caso no tenía bronca, todo lo contrario sentía la necesidad de dar placer a mi chico y a su amigo y estaba completamente sobria.
De a poco le fui dando la espalda a Santiano mientras seguía besando a Luciano y el primero fue apoyando su cuerpo contra el mío mientras me pasaba sus labios por la espalda. Sentí como se sacaba la remera y de a poco se iba agachando hasta quedar arrodillado detrás de mí para luego darme un beso bien jugoso en la cola. “¿Te gusta, mi amor?” me preguntó Luciano al ver como comenzaba a disfrutar de los besos de su amigo en mi cola. Yo le respondí que sí y volvimos a juntar nuestros labios mientras que sus manos se entretenían con mis tetas.
Santino me abrió los cachetes de la cola y después de correr mi tanguita hacia un costado comenzó a pasar su lengua por encima de mi culito. Al ver lo mucho que me gustaba eso, Luciano no se queso quedar atrás y después de desabrocharme el corpiño, se agachó para quedar a la altura de mi pecho y me empezó a lamer las tetitas con ganas. Se sentía muy bien recibir placer desde ambos lados. Levanté la cintura y saqué pecho para poder darles más comodidad a los dos y me sentí completamente complacida por parte de ambos al ver que los dos se esforzaban mucho por hacerme disfrutar de esa manera.
Comencé a caminar lentamente en dirección al sillón y ellos me siguieron. Teniendo en cuenta que estaban casi completamente vestidos les pedí que se sacaran algo de ropa y mientras yo me recostaba en el sillón con las piernas abiertas, ellos se fueron desvistiendo. Luciano que fue el primero en quedarse en bóxer se arrodilló frente al sillón y sin siquiera moverme la tanga, comenzó a comerme la conchita con unas ganas terribles. Su amigo lo observaba parado al lado suyo como mi chico pasaba su lengua como loco por encima de mi clítoris y como yo disfrutaba de ello. Entonces se me ocurrió algo muy morboso, algo que si los excitaba lo suficiente podía llegar a darse y que me excitaba muchísimo de solo pensarlo, pero primero tenía que calentarlos a full a ellos.
Le dije a Luciano que se levantara y él lo hizo quedándose parado frente a mí. Tomé a Santino de la mano y lo paré al lado de su amigo y con la ayuda de ellos les fui bajando a los dos la ropa interior para dejarlos completamente desnudos. La pija de mí chico estaba totalmente parada, una pija bien gruesa de unos 19 centímetros, la de Santino por el contrario era más chica, de unos 15 centímetros y todavía seguía algo blandita. Las tomé a ambas con las manos y comencé a pajearlos mientras los miraba fijo a los ojos y sonreía con una sonrisa macabra.
Entonces comenzó el show para excitarlos. Primero me metí la pija de Luciano en la boca y mientras se la chupaba y lo pajeaba con muchas ganas, seguía masturbando a su amigo que miraba con admiración lo que yo hacía. Después le tocó el turno a su verga de estar en mis labios y cuando lo hice pude sentir como se iba poniendo totalmente dura y como se agrandaba despacito adentro de mi boca. Así fui disfrutando primero de la pija de uno y después de la del otro, haciéndolo a distintas velocidades, de manera más o menos sensual y por distintos periodos de tiempo, mientras que ellos paraditos observaban el espectáculo.
- Saben que quiero ahora.- Les dije después de varios minutos y decidida a cumplir mi mini fantasía.- Quiero que los dos me chupen la conchita… A la vez.- Agregué después de unos pocos segundos y ellos se miraron emocionados.
No sabía si habían entendido mi pedido que los obligaba a ellos a hacer que sus labios se tocaran mientras besaban mi cuerpo, pero enseguida me demostraron que si habían entendido y que estaban dispuestos a hacer lo que yo quería. Se arrodillaron (los dos) frente a mi cuerpo y Luciano volvió a meter su cabeza entre mis piernas directo hacia mi conchita, esta vez corriendo la tanguita hacia un lado. Santino por su parte fue besando mi pierna, subiendo por el muslo hasta que se encontró con que no podía avanzar por la cabeza de su amigo. Fue en ese momento cuando entre los dos me corrieron bien hasta el borde del sillón y me abrieron aun más de piernas y sin decirme nada se acercaron lo más que pudieron (uno de cada lado) hasta que sus lenguas tocaron mi cuerpo al mismo tiempo.
Era una sensación muy extraña, ya que ninguno de los dos llegaba a darme un placer concreto debido a la incomodidad de la pose, sin embargo yo sentía un placer inmenso al ver que sus caras estaban frente a frente entre mis piernas y que sus lenguas se tocaban al mismo tiempo que tocaban mis labios. “Mmm así” gemí y luego me mordí los labios mientras que uno de ellos metía un dedito en mi conchita. Sin dudas no me había imaginado esa noche, o la había pensado totalmente distintas, sin embargo no pude evitar calentarme muchísimo al ver como ellos dos se esforzaban por darme placer oral sin importar que sus lenguas o sus labios se tocaran.
Unos minutos más tarde Luciano se levantó y corriendo a su amigo hacia un lado se acomodó entre mis piernas y metió toda su pija en mi concha en un solo movimiento. Yo pegué un grito tras eso y después me dediqué a disfrutar de cómo me cogía mi chico mientras que Santino miraba emocionado la situación. “Chupale la pija” me dijo entonces mi chico y automáticamente estiré mi mano y le hice una seña a su amigo para que se acercara hasta la parte superior del sillón. Se elevó y apoyó una de sus piernas en el apoyabrazos y su pija quedó al lado de mi cara y sin dudarlo la tomé con la mano y comencé a chupársela.
Así estábamos. Mientras que yo recostada en el sillón recibía en mi conchita la pija de Luciano, su mejor amigo se había acomodado al lado mío y disfrutaba de cómo se la chupaba con ganas. La situación me excitaba muchísimo y me volvía loca. Como podía gemía entre los movimientos violentos de Luciano y las manos de Santino que se apoyaban en mi nuca para meter su verga bien adentro de mi boca. Ahora ellos dos tenían el control total de la situación y me estaban haciendo toda suya.
Luciano se alejó por unos segundos y supe que ahora le tocaba al otro chico. Pero él me levantó tomándome de las manos y me alejó un poco del sillón y después de comerme la boca me hizo darme vuelta y agacharme hasta que terminé en cuatro. Santino se volvió a acercar a nosotros y se arrodilló frente a mí y sin poder esperarlo volvió a meter su pija en mi boca al mismo tiempo que su amigo lo hacía sobre mi conchita.
- ¡Que linda putita que resultaste ser!- Me dijo Luciano mientras me tomaba por la cintura y me cogía bien fuerte.
Mis gemidos y gritos se hicieron más visibles a pesar de que quedaban apagados por la pija de Santino que entraba y salía de su boca mientras que él me tomaba de la nuca. Sin duda ellos dos se habían puesto mucho más violentos que antes y me cogían desaforadamente, mientras que yo disfrutaba de cómo se ponían como bestias. “¿Sabías que a Cele le encanta que le metan un dedito en el orto?” le dijo Luciano a su amigo que le contestó un “Ah ¿sí?” emocionado.
Santino comenzó a estirar su mano derecha por mi espalda y cuando llegó a mi cintura sentí como Luciano se alejaba un poco de mi (sin dejar de cogerme) y con sus manos abría los dos cachetes de mi cola para darle paso a su amigo. Entonces uno de sus dedos se apoyó sobre mi culito que estaba todo mojado y empezó a hacer fuerza con la idea de meterse en mi cuerpo. “¡Ay sí!” grité con la boca llena mientras que mi chico me cogía y su amigo me colaba un dedo en el culo.
Luciano se emocionó al ver la situación y empezó a cogerme tan fuerte que no se pudo contener. Llegó a avisarle a su amigo justo a tiempo para que corriera su brazo y después sacó su pija de mi cuerpo y comenzó a llenarme la espalda de leche. Una cantidad increíble de semen salió de su cuerpo y fue a parar al mío, mientras que mi boca seguía ocupada con la verga de Santino. Una vez que terminó, se fue a sentar al sillón a observar como yo me divertía con su amigo.
Me acosté boca arriba, resbalando en el piso de madera por la leche que Luciano acababa de dejar en mi cuerpo y Santino se acostó sobre mí y metió su pija en mi cuerpo. Comenzó a cogerme con muchas ganas, era obvio que venía juntando desde que me vio aparecer semi desnuda detrás de la puerta. “¡Cogetela!” lo alentó su amigo que observaba desde el sillón con una sonrisa de oreja a oreja y él obedeció dándome pija lo más fuerte que pudo. Entonces le comí la boca de un beso y escuché como Luciano festejaba emocionado al ver tan excitante espectáculo.
- ¡Dame la lechita Santi!- Le dije después al oído y el se emocionó tanto que pude sentir como su verga me partía al medio.- ¡Dámela donde quieras!
Él llegó a levantarse justo a tiempo para arrodillarse frente a mi cuerpo y comenzar a acabar toda mi pancita y mi cintura. También, muchísima leche salió de adentro de su cuerpo y terminó sobre el mío que ahora tenía semen tanto en la espalda como en el frente. Después de eso se paró y se fue a sentar a la silla donde todo había empezado, mientras que yo me quedé tirada en el piso mirando fijo a los ojos a Luciano, mordiéndome los labios y desparramándome la lechita por todo el cuerpo.
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