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Chica de ciudad: Segundo año. Capítulo 9

Chica de ciudad: Segundo año. Capítulo 9

No leiste la primera parte de "Chica de ciudad"? Son solo 10 capítulos y te van a encantar! Acá te dejo el link para que entres y te deleites:
PRIMER AÑO. CAPÍTULO 1



Esta es la historia de Celeste, una pueblerina de 19 años después de vivir un año en la gran ciudad desea seguir explorando la loca vida que ahora le toca llevar, llena de relaciones complicadas, deseos escondidos y fantasías por cumplir. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…

CAPITULO 1

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Capítulo 9: Muestras de amor
   Volver a estar con Luciano era además de una felicidad un verdadero alivio, teniendo en cuenta lo desastroso que venía siendo el año. Tras la salida del video, mi ruptura con él, el hecho de que uno de mis mejores amigos no me hablara y sentirme sola durante mucho tiempo, podría decirse que las cosas se estaban poniendo nuevamente en su lugar. ¿Pero se acuerdan que les dije que en esa época del año pasaron muchas cosas juntas e iba a tener que dividirlo todo en dos historias? Bueno, esta es la segunda parte de todo lo que pasó.
   Si tuviera que nombrar un momento en el que esta historia acelerada comenzó, diría que fue la tarde que estuve con Facundo. Con la idea de vengarme de Vanina por haber compartido el video, una tarde fría de fines de Mayo me acosté con su novio. Desde ese entonces no se terminó de cerrar un suceso, que ya aparecía otro. No todo era negativo (por eso dije suceso y no problema), pero si era complejo y enredado y a medida que distintas cosas sucedían, todo se iba enredando más.
   A los pocos días de estar con Facundo retomé la relación con Luciano, podría decirse que para esa altura había 3 hombres importantes en mi vida y que marcaban un poco la situación. Facundo era el primero, quien de golpe había vuelto a formar parte de mi historia, quien después de ponerse de novio con quien había sido mi mejor amiga, decidió buscarme una vez más y lo había conseguido. Luciano era el segundo y por más de que pasamos un mes ignorándonos (sobre todo yo a él), de a poco volvimos a hablarnos y remontamos nuestra relación. Después de esa charla en el bar las cosas se perfilaron para volver a la normalidad y cuando todo parecía cerrarse sucedió lo inesperado.
   Facundo, no contento haberse acostado conmigo una vez más, pensó que lo que había pasado esa tarde podía llegar a convertirse en algo rutinario. De pronto comenzó a hablarme más seguido por whatsapp y me saluda siempre que podía en la facultad. Me mandaba mensajes con la idea de seducirme o de invitarme a hacer algo y de vez en cuando me decía que me extrañaba y que quería volver a acostarse conmigo. “Facu, cortala” le escribí una noche minutos antes de que Luciano llegara a casa, pero él no se iba a rendir tan rápido.
   ¿Y quién es el tercer chico? Se estarán preguntando ustedes. El tercero es Nicolás. Mi mejor amigo de la facultad, ese que desde casi los primeros días estuvo junto a mí y por más que tuvimos nuestras idas y vueltas en el pasado, ahora él no me hablaba. “Está celoso” me decían sobre todo Guille y Maipi y la verdad era que tenían razón. Es por eso que un día de principios de Junio decidí encararlo y preguntarle cual era la razón por la que ya no me hablaba.
   - ¿No te das cuenta Celeste? ¡Estoy enamorado de vos!- Me terminó confesando después de perseguirlo por dos cuadras obligándolo a que me dijera algo.
   Me quedé seca, muda, sin poder decir una sola palabra y sin siquiera poder pensar una respuesta lógica. Nicolás me miró unos segundos esperando que yo le dijera algo, lo que fuese, pero mi respuesta nunca llegó. Entonces él volvió a hablar diciéndome una verdad que me destrozó el corazón. “¡Ves! Vos no me amás Cele. Y está todo bien con eso, pero yo no puedo seguir así. Me hace mierda” dijo y al ver que yo seguía callada, él comenzó a caminar y se fue. Era toda una sorpresa para mí. Lo sabía, lo intuía, pero Nicolás nunca me había dicho nada y sobre todo, nunca se había animado a abrir sus sentimientos de esa manera. Las posibilidades de volver a algo se hacían muy difíciles.
   Después de eso se dio la noche más esperada con Luciano. Tras una salida con las chicas y tras haberle confesado a ellas lo que había pasado con Nicolás, la única solución que vieron para que todo funcionase era ponerme lo más borracha posible y olvidarme de todo. Lo que yo no me esperaba era que el alcohol me iba a hacer repensar lo del sexo por la cola y que esa misma noche le iba a proponer a Luciano de venir a mi casa a hacerme el culito por primera vez. Esa noche, mientras él me abrazaba cuando dormíamos, soñé que Nicolás y yo nos besábamos.

   A la semana siguiente arrancaron las vacaciones y se dieron dos semanas de mucha reflexión. En el pueblo no había mucho para hacer y la ola de frío nos obligaba a quedarnos encerrados, por lo que aproveché el tiempo a pensar y analizar todo. Yo no era la novia de nadie, por lo que podía hacer lo que quería y con quien quería, el problema era que todo tenía sus consecuencias.
   Si me acostaba con Facundo estaba haciendo cornuda a Vanina y eso era algo que por más mal que suene me hacía muy feliz. Poder vengarme de esa piba y de cómo me había hecho pasar unos meses horribles era algo que de verdad quería. Aparte nada podía salir mal, siempre y cuando nadie se enterase. Si seguía con Luciano también era muy feliz, pero otro tipo de felicidad, una duradera y verdadera. Él era alguien divertido, alegre, se preocupaba por mí y se notaba que veía en mi algo más que solo sexo. El problema es que estar con él arruinaba mi relación con Nicolás y si había algo que no quería en ese momento, era arruinar mi relación con él. Por más que Maipi, Guille, Marti y Mateo insistían en que nosotros dos teníamos que hablar y arreglar las cosas, me era muy difícil poder decirle algo a los ojos después de la confesión que él me había hecho.
   Después de mucho pensar y de dialogarlo con Maipi y las chicas de mi pueblo, decidí que lo mejor era seguir con Luciano y tratar de arreglar las cosas con Nicolás como pudiera y eso fue lo que hice apenas llegué a la ciudad. Tras reunirme con Luciano y tener una noche romántica de reencuentro, le escribí a Nico con la idea de juntarnos a hablar para solucionar todo. “Perdón Cele, pero estoy a full porque la semana que viene rindo una materia. Igual yo no tengo mucho más que decir, pero si querés nos juntamos igual” me respondió él y todo quedó inconcluso.

   La reunión se postergó para la última semana de Julio y el domingo 24 de Julio, después de que él rindiera su última materia, nos juntamos en su casa con la idea de festejar su cumpleaños. La noche anterior habíamos salido a bailar y había sido bastante incómodo para mí, pero ese día fue distinto. Nos juntamos en su casa con los chicos de la facu para tomar unos mates y charlar un rato y él se veía mucho más tranquilo y relajado. Evitaba dirigirme la mirada o hablarme si podía, pero yo sabía que por su mente pasaba algo distintos. Cerca de las 8 de la noche, cuando el resto decidió irse yo dije que me quedaba para ayudarlo a ordenar un poco y él no tuvo problema en ponerse a hablar conmigo.
   - Decime.- Me dijo de golpe luego de llevar los platos a la cocina.
   Yo comencé a decirle que no me había parecido buena su actitud, que yo de verdad lo quería y lo necesitaba y que él no podía ofenderse porque yo salía con otra persona. La conversación se dio más que nada de mi parte, pero él de vez en cuando decía algunas cosas y lo más sincero lo dijo cuando me confesó que le hacía mal verme con Luciano. No hacía falta que repitiera que me amaba de verdad, ya me había dado cuenta, pero yo no podía mentirle diciéndole que también lo amaba, por lo menos no de la misma manera.
   - Nico, se nota que me amas y eso me hace súper feliz.- Comencé diciéndole y él elevó su mirada hacia mí y eso me hizo muy mal.- Y yo también te amo, pero no de la misma manera que vos me amas a mí. Sé que suena re mal decirlo así, pero te amo de verdad y quiero verte feliz.- Todo se dio muy de golpe.- Y sé que lo que voy a hacer no te va a hacer feliz por siempre, pero si al menos puedo darte un poco de felicidad por un momento, entonces lo voy a hacer.
   Dicho eso, me acerqué a él y le di un beso. Nuestros labios se tocaron lentamente por tan solo un instante, pero fue un beso único, hermoso y memorable, un beso del que nos íbamos a acordar toda la vida. Nos miramos por un segundo, nuestros ojos estaban a centímetros de distancia y había algo en sus ojos que me atrajo más que nunca. De verdad quería hacerlo feliz, no sabía si iba a ser para bien o para mal, pero era su cumpleaños y quería que fuese algo único para él.
   Me levanté y estrié mi mano esperando que él la tomara y cuando lo hizo fuimos caminando lentamente hasta su pieza. Me recosté sobre la cama sin soltarlo y tiré de su brazo hasta que él se recostó sobre mi y volvimos a besarnos, pero de manera mucho más apasionada. Mi mano se elevó por su brazo hasta llegar a su nuca y se posó en ella con la idea de nunca más soltarlo. Era una momento increíble, algo totalmente hermoso y que realmente los dos queríamos.
   De a poco comenzamos a quitarnos la ropa y mientras lo hacíamos nos seguíamos tocando con los labios y acariciando de manera muy suave. Era todo sumamente ideal, como si los dos supiésemos que esa noche tenía que ser perfecta. Nicolás me miraba con deseo y se notaba en su rostro la felicidad de estar ahí conmigo. Pero yo también sentía algo más que un simple deseo sexual de estar ahí con él, como si durante mucho tiempo hubiese estado reteniendo ganas de besarlo, esos besos que eran claras muestras de amor.
   Una vez desnudos la situación se fue tornando más caliente, pero siempre conservando su sensualidad y su pasión. Nicolás me dio vuelta suavemente, acostándose él encima de mí y sin dejar de abrazarnos y de besarnos, metió su pija adentro de mi acuerpo y comenzó a cogerme. Ese chico dominante, agresivo, que hablaba mucho durante el sexo no se presentó esa noche, por el contrario apareció una persona mucho más intensa, un amante lento y tranquilo pero que me hizo sentir muy bien. Movía su cintura lentamente hacia adentro y hacia afuera y podía sentir como me penetraba bien profundamente. Mientras tanto sus brazos se entrelazaban por detrás de mi cuello y los míos se aferraban fuertemente a su espalda y mis piernas lo hacían a la altura de su cadera.
   El ritmo que el marcaba era muy suave, pero sumamente intenso. Nicolás respiraba fuertemente sobre mi oreja mientras que sus labios besaban mi cuello y balanceaba su cintura con movimientos cortos pero muy efectivos. Mi boca entreabierta largaba profundos suspiros y mis manos apretaban cada vez más sobre su espalda a medida que los segundos pasaban. Era un momento increíble, en el cual sentía una oleada de placer atrás de otra a medida que él se movía.
   Entonces comenzó a levantar su pecho y a alejarse de a poco de mí hasta quedar arrodillado entre mis piernas abiertas y con su verga adentro de mi cuerpo. “Sos hermosa Cele” me dijo admirando todo mi cuerpo y estirando sus manos sobre mis piernas hasta llegar lentamente hasta mis tobillos. Se aferró fuertemente a ellos y sosteniéndolas en el aire comenzó a moverse una vez más, de manera muy lenta y muy intensa. Mis ojos se calvaban en los suyos que tenían un fuego en su interior, mientras que mis manos se estiraban lentamente hasta llegar a su cuerpo y rozaba con la punta de sus dedos sus abdominales que se marcaban levente debajo de su pecho.
   Nicolás comenzó a acelerar el ritmo, aunque seguía yendo despacio y muy sensualmente. Su cintura se movía hacia adelante y hacia atrás por encima de sus piernas y su pija entraba y salía de mi cuerpo de una manera muy suave, pero en la cual rozaba cada centímetro de mi piel y me ponía completamente loca. Mis gemidos de a poco se iban haciendo audibles a medida que él aceleraba el ritmo. Su cuerpo se movía cada vez más rápido y eso me ponía cada vez más loquita, moviéndome por completa y haciendo que mis piernas temblaran en el aire a pesar de que él las sostenía fuertemente.
   - Date vuelta.- Me dijo entonces el callado Nicolás.
   Apenas soltó mis pies comencé a girar, pero antes de poder acomodarme él ya me había vuelto a meter la pija en la concha. Se pegó a mi cuerpo una vez más y mi cara terminó estampada contra el respaldar de la cama. Sus manos se apoyaron a la altura de mi cintura y se aferraron fuertemente a ella mientras que de a poco comenzaba a mover su cuerpo poniéndole ritmo a la situación una vez más.
   Nicolás pegó su cuerpo contra el mío y pude sentir su respiración agitada cerca de mi oído. Un beso bien apasionado en mi cuello me causó un escalofrío que movió todo mi cuerpo. Ahora se movía de una manera mucho más acelerada y violenta, pero la esencia de esos primeros movimientos suaves e intensos seguía presente. Me hacía gemir de una manera única, que nunca antes alguien lo había hecho, porque no eran simples gemidos de placer, era una sensación hermosa que recorría todo mi cuerpo.
   - Levantá la cola.- Dijo de golpe él y yo obedecí.
   Sacó su pija de mi cuerpo y apoyándola sobre mis cachetes comenzó a acabar. Una cantidad impresionante de leche salía de su cuerpo y caía sobre el mío. Una sonrisa inmensa se dibujó en mi rostro y él automáticamente me encajó un beso en el cachete que me agarró totalmente desprevenida e intensificó mi sonrisa. Giré como pude la cabeza y descubrí que él también estaba sonriendo y me miraba con fascinación.
   - Gracias por el regalo Cele.


SIGUIENTE


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1 comentarios - Chica de ciudad: Segundo año. Capítulo 9

Pervberto +1
Muy bonito. El amor y el placer tienen muchas formas y todas son buenas.
HistoriasDe +1
Muchas gracias por comentar!