Quienes vivan en México, específicamente en CDMX están familiarizados con el transporte colectivo metro y saben de antemano la cantidad de situaciones morbosas y sexosas que pasan a diario, algunas consentidas y otras forzando a las chicas a sentir roces y manoseos al por mayor.
Como se imaginan la historia que les contaré sucedió en dicho transporte y fue de lo más cachondo..... Elegimos un horario pico, en el cual los chicos y chicas de diferentes escuelas viajan ya sea de regreso a casa o se dirigen al plantel donde estudian, ( a Erika le prenden los chavillos ) una vez que nos acomodamos en la entrada del vagón, me dispuse a disfrutar de lo que pudiera pasar ya que la zorra estaba "vestida" muy pero muy puta. Entre empujones entramos al vagón y quedamos separados por bastante gente de todo tipo, altos, bajos, jóvenes, adultos mayores y alguna que otra chica......
Me costó un par de estaciones acercarme dónde estaba Erika quien ya sentía los primeros roces de un señor entrado en años, aclaro que no veía nada en absoluto de su cintura para abajo pero los gestos cachondos de Erika no me pasaron desapercibidos, seguí en la labor descomunal de ponerme junto a ella y por fin lo conseguí, aparente no ir con ella para no espantar al señor y preste atención disimuladamente.... El andar del vehículo siempre es aprovechado para disimular los arrimones y las personas casi siempre están inmersas en su mundo y problemas personales, así que es difícil que se fijen en su alrededor.... El señor estaba ya muy exitado y su rostro estaba sudoroso, las mejillas se le veían coloradas, no menos que las de Erika que facilitaba la labor del tipo, poniéndose de puntitas y parando sus nalgas, justo del otro lado de ellos estaban un par de jóvenes que platicaban animados sobre una fiesta a la que asistirían, hasta que uno de ellos reparó en el sugestivo escote de mi zorra, haciendo señas a su amigo, con la mirada y gestos le indico dónde mirar, Erika ni cuenta se daba al tener los ojos cerrados y conteniendo las ganas de gemir, pues el señor tras ella le pegaba su duro miembro entre las casi desnudas nalgas, gracias a mi estatura mire con agrado que la puta tenía la mini bien arriba y las manos de aquel individuo la sujetaban de la cadera, los muchachos captaron la situación de inmediato y también con dificultades se colocaron frente a ella, uno de ellos con el antebrazo y mirando a otro lado, rozo de manera poco disimulada, las tetas duras de Erika, los pechos se aplastaron bastante y su blusa amenazó con abrirse, lo que despertó aún más la libido de los involucrados....
El tipo tras ella reaccióno algo tarde al reconocer la estación donde debía bajarse y tan rápido como le permitió la lleno del vagón de abrió paso a la puerta, aproveche la oportunidad y con pañuelo en mano, recorrí ambos glúteos de mi esposa, limpiando el líquido preseminal del señor, dejando a propósito la falda dónde estaba, mi acción no fue descubierta por los pubertos que seguían absortos con los pechos de ella, pero sin hacer nada más, decidí dar un pequeño incentivo para animarlos, así que sujete la blusa por un costado y jale hacia abajo, con lo cual, la aureola se asomo por el escote, Erika no hizo por cubrir su pecho y se pasó la lengua sobre sus labios, sin dejar de mirar a los jóvenes, con algo de timidez, aquel que le tocará las tetas con el antebrazo, lo hizo de nuevo con el dorso de la mano, mientras su amigo se ponía tras la cachonda Erika, al percatarse de la posición de la falda, no tardó en meter su mano entre los cachetes y de nuevo Erika reculo al sentir la obsena caricia.
Al frente, el muchacho cubría con la palma una teta y ella le sobaba el miembro, por atrás, observé al joven bajar su cierre y sacando su miembro lo coloco entre las nalgas de mi zorra, Erika levanto aún más su trasero y por sus gestos adivine que la había penetrado, mientras yo, preso de una gran calentura, me apodere de la teta libre y la libere, pellizque su duro pezón y ella aguanto su gemido, pronto ambas tetas eran manoseadas por el joven y Erika libero su falo, masturbandolo con bastantes ganas, el chico no aguanto mucho y potentes chorros de leche, cubrieron la pequeña mano de Erika, mientras el que la poseia se retiraba, dejando copiosa leche sobre sus nalgas, apurados, los chicos se retiraron, mientras Erika se acomodaba la ropa.
Al bajar del vagón, la dejé caminar frente a mi, mientras veía los gestos de las personas que descubrían la humedad en su trasero.
3 comentarios - Mi esposa puta.... Sometida en el metro