No sé cómo empezar a relatar esto, es complicado para mí contarlo, es la historia de cómo pasé de ser una mujer normal a ser una mujer madura de mente abierta y empeñada en complacer los deseos del hombre que me vuelve loca de deseo, muy en el fondo desearía que fuese alguien más, pero la realidad es cruda y he aprendido a dejar la culpa de lado y aceptar esta situación, no espero que me comprendan, sé que no está bien que una madre se involucre sexualmente con su hijo.
No voy a poner datos sobre mi hija, mi segundo hijo ni mi esposo, los nombraré de ser necesario pero no ahondaré mucho sobre ellos, para mantener la privacidad de mi familia les pondré nombre falsos en mi relato.
Hijo mayor: Juan
Segundo: José
Esposo: Marcos
Próxima a cumplir 29 años nació mi primer hijo, un hermoso bebé de piel clara y ojos café, después de soportar la depresión que me había causado aquel error de años pasados no creí volver a sonreír y ser tan feliz, ese día la vida me había entregado el mejor regalo que podía esperar. No pasó mucho hasta que quedé embarazada del segundo (desde entonces dejé el trabajo que tanto anhelaba por cumplir con mi nuevo sueño de ser madre), como es natural los alimenté, eduqué y crié mientras los veía crecer, fueron dejando los jueguetes y las caricaturas de lado, empezaban a hacerse hombres, fue entonces cuando empecé a ver cosas que debí haber ignorado, como toda madre creía que mis hijos eran diferentes a los demás, quizás esperaba que fueran niños inocentes toda la vida, pero desde la pubertad empezaron a cambiar mucho, en especial mi hijo mayor, siendo él muy joven (no diré la edad) lo descubrí hablando de mujeres con un compañero mientras estudiaban en nuestra casa, quedé congelada al escuchar esas palabras de la boca de mi pequeño, mi única reacción fue alejarme y contarle casi furiosa a mi marido lo que había ocurrido, su única respuesta fue "eso es normal en los muchachos jóvenes" e hice caso a su consejo y evité acercarme a ellos cuando venían a mi casa, de esa manera conseguí dejar de pensar en ello y hacer como si nunca hubiese ocurrido, pero no pasó mucho antes de tener que presenciar otras cosas. Una madrugada me desperté sedienta, fui a la cocina por un poco de agua, antes de llegar escuché algo muy raro, parecían lamentos, intenté afinar un poco el oído y descubrí que eran gemidos de porno, busqué rápidamente el origen y la desagradable sorpresa fue que venían del cuarto de mi hijo mayor, estuve a punto de tirar la puerta llena de ira, no podía ser que mi bebé fuese un cochino que mira porquerías (eso pensé) pero me calmé y volví a mi cuarto, ni siquiera pude beber agua, fue una noche muy larga, no pude dormir ni un poco, pasaban tantas ideas raras por mi mente que solo pude esperar a la mañana para darles el desayuno y enviarlos a estudiar, tan pronto salieron de la casa un escalofrío recorrió mi cuerpo como si estuviera a punto de hacer algo malo, corrí al cuarto de mi hijo y abrí su computadora, no puedo describir lo que sentí al ver el contenido de aquellas páginas (fue una especie de dolor y decepción al ver ese tipo de contenido) que ni se tomó la molestia de cerrar antes de irse, eran muchos vídeos de mujeres mayores teniendo relaciones con hombres jóvenes, en un instante pasé de pensar como una madre a sentir morbo de repente, a lo mejor fue solo fue curiosidad pero quería ver al menos uno de esos vídeos, abrí uno sin detallarlo pertenecía al género Taboo, casi 20 minutos de vídeo que miré sin pestañear, mi corazón no tenía control, empecé a sudar y mis manos temblaban, tengo que admitirlo mi esposo hacía el amor como un anciano, no sé esmeraba en los más mínimo por complacerme, nunca me importó eso, estaba feliz junto a él, pero ese vídeo despertó en mí aquel sentimiento dormido que alguna vez apareció en la cama de Carlos mi ex novio, delicadamente pasé mi mano sobre mi ropa interior debajo de mi falda, antes de darme cuenta me estaba masturbando, fue fantástico no sentía algo así desde hace mucho tiempo, cuando terminé me sentí sucia, volví al mundo real, estaba en el cuarto de mi hijo mirando su computadora y masturbándome viendo vídeos obscenos, lo que es peor... Mi hijo estaba despertando una afición por ver vídeos de madres e hijos teniendo sexo aunque fueran actores eso estaba muy mal, estaba tan embobada que no pensé en aquel detalle antes de hacer semejante estupidez, que se sintiera tan rico me hizo sentir aún más culpable, pero lo que vendría luego solo sería la cereza del pastel, cada vez que mi esposo salía a trabajar y mis hijos a estudiar no podía evitar buscar la computadora de mi hijo para ver de esos vídeos que tanto me sacaban de órbita, por unos minutos se me olvidaba el mundo sentía un placer indescriptible y al final la culpa por hacer obscenidades en el cuarto de mi hijo al que pretendía regañar por hacer lo mismo, la culpa desapareció solo quedó el placer, les sonará raro pero siendo una mujer de 43 era adicta a mastubarme, ni en mi juventud fui así, no me tocaba porque nunca sentí la necesidad, desde ese momento me daban ganas a toda hora, me sentía tan caliente que llegué a masturbarme en casi cada rincón de la casa aún cuando mi familia estaba allí no podía evitarlo, poner mi mano en el pantalón y frotarme sabiendo que podían encontrarme me causaba más placer, desarrollé una fantasía bastante obsena, pretendía tener un hijo diferente (no mis verdaderos hijos) que me hacía el amor y calmaba mi creciente morbo, mi tonta manera de actuar terminó siendo mi perdición, no sé cómo no ocurrió antes si era muy descuidada, mi hijo menor entró a mi cuarto mientras estaba con las piernas abiertas y mis dedos dentro de mi vagina, aún recuerdo su cara, su expresión fue de asombro, miedo y vergüenza al mismo tiempo, cerró la puerta y se fue corriendo, me incorporé y no pude hacer más que sentarme en la cama y morirme de la pena, esa noche fue muy incómodo poner su plato sobre la mesa fingiendo que nada había ocurrido, ninguno de los 2 dijimos una palabra, más tarde lo llamé al patio, quería hablar con él sobre lo ocurrido, ese fue otro error de mi parte, mientras le decía que por favor no le dijera a nadie lo que había visto apareció el mayor preguntando que a qué me refería, me quedé paralizada, José respondió un simple 'ok' y se fue, Juan preguntó 'de qué habla' lo único que se me ocurrió fue decirle fue 'es un secreto' pero que tonta me pongo cuando estoy nerviosa, me fui de inmediato y quedé tranquila después de eso, nunca me imaginé que Juan pudiese comprar el el silencio de su hermano, yo aún no lo sabía pero mi hijo mayor estaba enterado de que fui descubierta en acción por José, pasaron unos cuantos días y mi extinto deseo por la culpa del incidente empezó a regresar, de nuevo tenía la casa para mí sola y una computadora con el porno que yo quería ver, de nuevo estaba en mi rutina, todos salían y corría al cuarto de Juan, ese día di mi siguiente paso, empecé a masturbarme en la cama de mi hijo, me da vergüenza decirlo pero se sintió muy rico, el olor a sudor en la cama, el porno y mis gemidos apagados sobre la almohada sigue siendo una de mis experiencias más agradables, creí en ese momento que eso era lo más lejos que llegaría, no creí que ese morbo me impulsara a hacer otras cosas, soy una mujer mayor, lo era también en ese entonces, ni siendo una adolescente llegué a ese nivel de perversión, el siguiente paso fue un día mientras ponía la ropa en la lavadora, sentí una corriente que recorrió desde mi cabeza hasta mis pies cuando tomé la ropa interior de mi hijo en mis manos, estaba allí oliendo cada prenda íntima de Juan, me gustaba su olor, soy un asco, pero no podía evitarlo. Una noche de insomnio pensé en ir sigilosamente hasta el cuarto de Juan, quería escuchar si estaba viendo algo, entre más me acercaba más se me aceleraba el corazón, tenía la puerta a medio abrir y estaba de espalda a la puerta con la computadora sobre la cama, me quedé todo el rato viendo a mi hijo desnudo mirando porno y tocándose, fue muy exitante para mí, no lo hice ahí porque no quería ser descubierta, fui al baño del patio a masturbarme pensando en esa escena, pretendía estar con mi hijo imaginario pero no podía dejar de pensar en mi Juan y en su olor, cuando terminé salí y de camino a mi cuarto veo salir a Juan en boxer (así le decimos a la ropa interior masculina) se le marcaba el pene, lo tenía casi erecto, con la reacción propia de quién hace lo malo estuve a punto de esconderme, que reacción tan tonta, pasé por su lado y le dije, 've a dormir' seguí hasta mi cuarto como si nada, de pronto él me dijo -'mami, puedo dormir contigo' ¡¡QUÉÉ!! Eso grité en mi mente pero no salió palabra, le dije -'estás muy grande para dormir con tus papás, además no cabemos los 3 en la cama' no tardó nada en responder '-entonces ven a la mía' en el fondo esperaba esa respuesta, no creí que él fuera capaz de decirlo, no quería pensar en que conversaba con mi hijo, solo pensaba en mis fantasías, le dije que dormiría con él, entré a su cuarto mientras él fue al baño, me acosté muy nerviosa, no pasó mucho cuando él entró y cerró la puerta, se acostó a mi lado y me pidió que los abrazara, cuando lo hice se acomodó para dormir, mi lado oscuro esperaba algo diferente, mi fantasía cayó al suelo y quedé allí sola con mi fantasía, espere un buen rato, cuando creía que ya estaba dormido empecé a pasar mi Pano por su espalda, no había notado lo fuerte que estaba, de nuevo estaba muy exitada, muy despacio y lo más silencioso posible me empecé a masturbar uffff
Cuando terminé, cambié de posición, me puse de espalda a él, me estaba quedando dormida cuando él volteó y se pegó a mí, OH MI DIOS, TENGO SU PENE EN MI COLA, estaba erecto, se sentía como una roca, seguramente mi corazón se escuchaba hasta el segundo piso, no sabía si estaba dormido así que yo fingí estarlo, un poco después empezó a olerme el pelo delicadamente, sentía sus tibios suspiros en mi cuello, y se me erizaba la piel, pasó sus manos muy suavemente por mi cola, mi espalda y mis senos, deseaba que se pusiera sobre mí, olvidará que soy su madre y me hiciera el amor desesperadamente, estaba decidida a dejarlo llegar tan lejos como él quisiera, sacó su pene y lo pasaba por mi cola como un pincel, yo no podía detener mi respiración extremadamente agitada, era muy difícil fingir estar dormida con mi respiración tan fuerte y el sonido de mi corazón, me puse boca arriba, él se quedó quieto un rato, luego empezó a sacar mis senos de la bata que usaba como pijama ¡wow! nunca se sintió tan rico que un hombre me tocará, sería la sensación única de intimar con un hijo tal vez, después de jugar un poco bajó su mano lentamente, sabía que iba hacia mi vagina, yo estaba temblando, empezó o tocarme por encima de la tanga, ya no podía fingir estar dormida, lo único que hice fue decirle 'quítamelas' en completa oscuridad sentí como se arrodilló a mis pies, empezó a jalar mi tanga hasta que me la quitó, sin necesidad de sexo había experimentado tanto placer que estaba muy sensible, levantó mis piernas y acercó su cara a mi vagina, ni siquiera las manos me respondían, luego sentí su boca ahí, me estaba haciendo sexo oral la sensación y el sonido que emitía me tenían loca, me hizo terminar con la boca, después de un rato se levantó, me besó torpe pero apasionadamente y me dijo -'tengo que madrugar' y se acotó al lado, no supe cómo reaccionar, qué le pasa a este tonto, es como si fuese muy normal para él, no dije nada, tenía vergüenza, y no sabía a dónde había tirado mi tanga. Cuando desperté él ya no estaba, era un poco tarde y yo seguía durmiendo arreglé su cuarto y cambié sus sábanas antes de salir, no encontré mi tanga en ningún lado...
Podría terminar la historia en esta sola publicación pero quiero descansar, tan pronto como pueda subiré la siguiente parte, ya quiero llegar a la mejor parte, perdón si me extiendo mucho en detalles, no es mi intención, intento contar todo lo más claro posible.
No voy a poner datos sobre mi hija, mi segundo hijo ni mi esposo, los nombraré de ser necesario pero no ahondaré mucho sobre ellos, para mantener la privacidad de mi familia les pondré nombre falsos en mi relato.
Hijo mayor: Juan
Segundo: José
Esposo: Marcos
Próxima a cumplir 29 años nació mi primer hijo, un hermoso bebé de piel clara y ojos café, después de soportar la depresión que me había causado aquel error de años pasados no creí volver a sonreír y ser tan feliz, ese día la vida me había entregado el mejor regalo que podía esperar. No pasó mucho hasta que quedé embarazada del segundo (desde entonces dejé el trabajo que tanto anhelaba por cumplir con mi nuevo sueño de ser madre), como es natural los alimenté, eduqué y crié mientras los veía crecer, fueron dejando los jueguetes y las caricaturas de lado, empezaban a hacerse hombres, fue entonces cuando empecé a ver cosas que debí haber ignorado, como toda madre creía que mis hijos eran diferentes a los demás, quizás esperaba que fueran niños inocentes toda la vida, pero desde la pubertad empezaron a cambiar mucho, en especial mi hijo mayor, siendo él muy joven (no diré la edad) lo descubrí hablando de mujeres con un compañero mientras estudiaban en nuestra casa, quedé congelada al escuchar esas palabras de la boca de mi pequeño, mi única reacción fue alejarme y contarle casi furiosa a mi marido lo que había ocurrido, su única respuesta fue "eso es normal en los muchachos jóvenes" e hice caso a su consejo y evité acercarme a ellos cuando venían a mi casa, de esa manera conseguí dejar de pensar en ello y hacer como si nunca hubiese ocurrido, pero no pasó mucho antes de tener que presenciar otras cosas. Una madrugada me desperté sedienta, fui a la cocina por un poco de agua, antes de llegar escuché algo muy raro, parecían lamentos, intenté afinar un poco el oído y descubrí que eran gemidos de porno, busqué rápidamente el origen y la desagradable sorpresa fue que venían del cuarto de mi hijo mayor, estuve a punto de tirar la puerta llena de ira, no podía ser que mi bebé fuese un cochino que mira porquerías (eso pensé) pero me calmé y volví a mi cuarto, ni siquiera pude beber agua, fue una noche muy larga, no pude dormir ni un poco, pasaban tantas ideas raras por mi mente que solo pude esperar a la mañana para darles el desayuno y enviarlos a estudiar, tan pronto salieron de la casa un escalofrío recorrió mi cuerpo como si estuviera a punto de hacer algo malo, corrí al cuarto de mi hijo y abrí su computadora, no puedo describir lo que sentí al ver el contenido de aquellas páginas (fue una especie de dolor y decepción al ver ese tipo de contenido) que ni se tomó la molestia de cerrar antes de irse, eran muchos vídeos de mujeres mayores teniendo relaciones con hombres jóvenes, en un instante pasé de pensar como una madre a sentir morbo de repente, a lo mejor fue solo fue curiosidad pero quería ver al menos uno de esos vídeos, abrí uno sin detallarlo pertenecía al género Taboo, casi 20 minutos de vídeo que miré sin pestañear, mi corazón no tenía control, empecé a sudar y mis manos temblaban, tengo que admitirlo mi esposo hacía el amor como un anciano, no sé esmeraba en los más mínimo por complacerme, nunca me importó eso, estaba feliz junto a él, pero ese vídeo despertó en mí aquel sentimiento dormido que alguna vez apareció en la cama de Carlos mi ex novio, delicadamente pasé mi mano sobre mi ropa interior debajo de mi falda, antes de darme cuenta me estaba masturbando, fue fantástico no sentía algo así desde hace mucho tiempo, cuando terminé me sentí sucia, volví al mundo real, estaba en el cuarto de mi hijo mirando su computadora y masturbándome viendo vídeos obscenos, lo que es peor... Mi hijo estaba despertando una afición por ver vídeos de madres e hijos teniendo sexo aunque fueran actores eso estaba muy mal, estaba tan embobada que no pensé en aquel detalle antes de hacer semejante estupidez, que se sintiera tan rico me hizo sentir aún más culpable, pero lo que vendría luego solo sería la cereza del pastel, cada vez que mi esposo salía a trabajar y mis hijos a estudiar no podía evitar buscar la computadora de mi hijo para ver de esos vídeos que tanto me sacaban de órbita, por unos minutos se me olvidaba el mundo sentía un placer indescriptible y al final la culpa por hacer obscenidades en el cuarto de mi hijo al que pretendía regañar por hacer lo mismo, la culpa desapareció solo quedó el placer, les sonará raro pero siendo una mujer de 43 era adicta a mastubarme, ni en mi juventud fui así, no me tocaba porque nunca sentí la necesidad, desde ese momento me daban ganas a toda hora, me sentía tan caliente que llegué a masturbarme en casi cada rincón de la casa aún cuando mi familia estaba allí no podía evitarlo, poner mi mano en el pantalón y frotarme sabiendo que podían encontrarme me causaba más placer, desarrollé una fantasía bastante obsena, pretendía tener un hijo diferente (no mis verdaderos hijos) que me hacía el amor y calmaba mi creciente morbo, mi tonta manera de actuar terminó siendo mi perdición, no sé cómo no ocurrió antes si era muy descuidada, mi hijo menor entró a mi cuarto mientras estaba con las piernas abiertas y mis dedos dentro de mi vagina, aún recuerdo su cara, su expresión fue de asombro, miedo y vergüenza al mismo tiempo, cerró la puerta y se fue corriendo, me incorporé y no pude hacer más que sentarme en la cama y morirme de la pena, esa noche fue muy incómodo poner su plato sobre la mesa fingiendo que nada había ocurrido, ninguno de los 2 dijimos una palabra, más tarde lo llamé al patio, quería hablar con él sobre lo ocurrido, ese fue otro error de mi parte, mientras le decía que por favor no le dijera a nadie lo que había visto apareció el mayor preguntando que a qué me refería, me quedé paralizada, José respondió un simple 'ok' y se fue, Juan preguntó 'de qué habla' lo único que se me ocurrió fue decirle fue 'es un secreto' pero que tonta me pongo cuando estoy nerviosa, me fui de inmediato y quedé tranquila después de eso, nunca me imaginé que Juan pudiese comprar el el silencio de su hermano, yo aún no lo sabía pero mi hijo mayor estaba enterado de que fui descubierta en acción por José, pasaron unos cuantos días y mi extinto deseo por la culpa del incidente empezó a regresar, de nuevo tenía la casa para mí sola y una computadora con el porno que yo quería ver, de nuevo estaba en mi rutina, todos salían y corría al cuarto de Juan, ese día di mi siguiente paso, empecé a masturbarme en la cama de mi hijo, me da vergüenza decirlo pero se sintió muy rico, el olor a sudor en la cama, el porno y mis gemidos apagados sobre la almohada sigue siendo una de mis experiencias más agradables, creí en ese momento que eso era lo más lejos que llegaría, no creí que ese morbo me impulsara a hacer otras cosas, soy una mujer mayor, lo era también en ese entonces, ni siendo una adolescente llegué a ese nivel de perversión, el siguiente paso fue un día mientras ponía la ropa en la lavadora, sentí una corriente que recorrió desde mi cabeza hasta mis pies cuando tomé la ropa interior de mi hijo en mis manos, estaba allí oliendo cada prenda íntima de Juan, me gustaba su olor, soy un asco, pero no podía evitarlo. Una noche de insomnio pensé en ir sigilosamente hasta el cuarto de Juan, quería escuchar si estaba viendo algo, entre más me acercaba más se me aceleraba el corazón, tenía la puerta a medio abrir y estaba de espalda a la puerta con la computadora sobre la cama, me quedé todo el rato viendo a mi hijo desnudo mirando porno y tocándose, fue muy exitante para mí, no lo hice ahí porque no quería ser descubierta, fui al baño del patio a masturbarme pensando en esa escena, pretendía estar con mi hijo imaginario pero no podía dejar de pensar en mi Juan y en su olor, cuando terminé salí y de camino a mi cuarto veo salir a Juan en boxer (así le decimos a la ropa interior masculina) se le marcaba el pene, lo tenía casi erecto, con la reacción propia de quién hace lo malo estuve a punto de esconderme, que reacción tan tonta, pasé por su lado y le dije, 've a dormir' seguí hasta mi cuarto como si nada, de pronto él me dijo -'mami, puedo dormir contigo' ¡¡QUÉÉ!! Eso grité en mi mente pero no salió palabra, le dije -'estás muy grande para dormir con tus papás, además no cabemos los 3 en la cama' no tardó nada en responder '-entonces ven a la mía' en el fondo esperaba esa respuesta, no creí que él fuera capaz de decirlo, no quería pensar en que conversaba con mi hijo, solo pensaba en mis fantasías, le dije que dormiría con él, entré a su cuarto mientras él fue al baño, me acosté muy nerviosa, no pasó mucho cuando él entró y cerró la puerta, se acostó a mi lado y me pidió que los abrazara, cuando lo hice se acomodó para dormir, mi lado oscuro esperaba algo diferente, mi fantasía cayó al suelo y quedé allí sola con mi fantasía, espere un buen rato, cuando creía que ya estaba dormido empecé a pasar mi Pano por su espalda, no había notado lo fuerte que estaba, de nuevo estaba muy exitada, muy despacio y lo más silencioso posible me empecé a masturbar uffff
Cuando terminé, cambié de posición, me puse de espalda a él, me estaba quedando dormida cuando él volteó y se pegó a mí, OH MI DIOS, TENGO SU PENE EN MI COLA, estaba erecto, se sentía como una roca, seguramente mi corazón se escuchaba hasta el segundo piso, no sabía si estaba dormido así que yo fingí estarlo, un poco después empezó a olerme el pelo delicadamente, sentía sus tibios suspiros en mi cuello, y se me erizaba la piel, pasó sus manos muy suavemente por mi cola, mi espalda y mis senos, deseaba que se pusiera sobre mí, olvidará que soy su madre y me hiciera el amor desesperadamente, estaba decidida a dejarlo llegar tan lejos como él quisiera, sacó su pene y lo pasaba por mi cola como un pincel, yo no podía detener mi respiración extremadamente agitada, era muy difícil fingir estar dormida con mi respiración tan fuerte y el sonido de mi corazón, me puse boca arriba, él se quedó quieto un rato, luego empezó a sacar mis senos de la bata que usaba como pijama ¡wow! nunca se sintió tan rico que un hombre me tocará, sería la sensación única de intimar con un hijo tal vez, después de jugar un poco bajó su mano lentamente, sabía que iba hacia mi vagina, yo estaba temblando, empezó o tocarme por encima de la tanga, ya no podía fingir estar dormida, lo único que hice fue decirle 'quítamelas' en completa oscuridad sentí como se arrodilló a mis pies, empezó a jalar mi tanga hasta que me la quitó, sin necesidad de sexo había experimentado tanto placer que estaba muy sensible, levantó mis piernas y acercó su cara a mi vagina, ni siquiera las manos me respondían, luego sentí su boca ahí, me estaba haciendo sexo oral la sensación y el sonido que emitía me tenían loca, me hizo terminar con la boca, después de un rato se levantó, me besó torpe pero apasionadamente y me dijo -'tengo que madrugar' y se acotó al lado, no supe cómo reaccionar, qué le pasa a este tonto, es como si fuese muy normal para él, no dije nada, tenía vergüenza, y no sabía a dónde había tirado mi tanga. Cuando desperté él ya no estaba, era un poco tarde y yo seguía durmiendo arreglé su cuarto y cambié sus sábanas antes de salir, no encontré mi tanga en ningún lado...
Podría terminar la historia en esta sola publicación pero quiero descansar, tan pronto como pueda subiré la siguiente parte, ya quiero llegar a la mejor parte, perdón si me extiendo mucho en detalles, no es mi intención, intento contar todo lo más claro posible.
11 comentarios - El fetiche de mi hijo 1
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