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PRIMER AÑO. CAPÍTULO 1
Esta es la historia de Celeste, una pueblerina de 19 años después de vivir un año en la gran ciudad desea seguir explorando la loca vida que ahora le toca llevar, llena de relaciones complicadas, deseos escondidos y fantasías por cumplir. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…
CAPITULO 1
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Capítulo 7: El video prohibido
Cristian me terminó de coger acabándome sobre mi cuerpo, me dijo dos o tres palabras estúpidas acerca de “olvidate de ese gil” y se fue. Segundos después me recosté sobre la cama, agitada pero totalmente complacida y me di cuenta de lo que acababa de hacer. ¿Estuvo bien o estuvo mal? No lo sé, pero en ese momento se sentía correcto y lo necesitaba para darme cuenta de que no era Luciano el chico con el que me imaginaba algo más que solo sexo. Pero de golpe me llegó un mensaje de él, uno de voz. Un audio bastante confuso, donde la música de fondo imposibilitaba escuchar la gran mayoría de las cosas, pero en el cual se notaba a un Luciano borracho y alegre. La frase más clara de todo el audio era la última: “Te quiero Cele”. Fue entonces cuando me largué a llorar.
Sin dudas lo que había hecho con Cristian iba a ser algo de lo que me iba a arrepentir durante mucho tiempo, o al menos eso pensaba en ese momento. Luciano de verdad me quería y de verdad quería estar conmigo ya que se había acordado de mí en medio del boliche y me había mandado un audio donde me confesaba sus sentimientos. “Los borrachos siempre dicen la verdad” pensé tratando de ilusionarme un poco más y mientras me secaba las lágrimas de los ojos. Pero todo iba a durar tan poco.
Al día siguiente me desperté con un llamado telefónico de Guillermina. “¡Boluda! ¿Lo viste?” me preguntó a los gritos y al responderle que no tenía idea de lo que me estaba hablando me comento que había un video que tenía que ver urgente en el grupo de la facultad. Para contextualizar un poco, el año anterior algunos chicos decidieron crear un grupo de whatsapp en el que estuviésemos todos los de primer año, ese grupo se fue agrandando a medida de que avanzaban los meses y al día de la fecha contaba con más de 150 personas y se utilizaba para cualquier cosa menos para cosas de estudio. El momento más sublime de ese grupo había sido hacia unos meses cuando a fin de año todos empezaron a compartir sus notas y las notas de los demás, desde ese entonces casi nadie mandaba algo interesante por ese grupo. El 16 de abril de ese año, Vanina mandó un video de casi 3 minutos.
El video en cuestión mostraba lo que había pasado hacia 24 horas en un salón vacío de la facultad. Se veía a Luciano parado con los pantalones bajos y a una chica morocha de pelo lacio haciéndole un pete de espaldas a la cámara. El audio era bastante silencioso y de vez en cuando se escuchaba una risita tonta que sin dudas era la de Vanina. ¡No lo podía creer! La muy yegua me había filmado haciéndole un pete a Luciano en el día de su cumpleaños y lo había compartido en el grupo donde estaban casi todos los pibes de la facultad. ¡Me quería morir! “No aparezco más por la facultad” pensé en ese entonces y comencé a leer los comentarios que vinieron después.
“¿Quiénes son?” preguntaba un chico que ni siquiera sabía quién era. “El loco ese es Luciano, yo lo tuve de ayudante de cátedra el año pasado” comentaba otro chico en respuesta al primero. “¡Que maestro!” agregó un tercero y después mando dos manitos aplaudiendo. “¿Ella quien es?” consultó una chica con la que había compartido la clase en la que conocí a Luciano. Pero nadie supo contestarle, un chico sugirió que podía ser yo ya que nos había visto juntos, pero por suerte para mi Valentín salió a mi rescate y dijo que esa no era yo. Vanina, Laura y Florencia no habían escrito nada.
“La voy a matar” le escribí a las chicas en el grupo que teníamos para nosotras cuatro. “¿Cuándo fue eso?” preguntó Martina y yo le respondí diciéndole que había sido el día anterior. No podía creerlo. Sentía en ese momento un odio tan grande hacia Vanina que quería putearla en todos los idiomas, pero me contuve e hice como si nada pasara. Pero el corazón se me agitó una vez más cuando vi que ella volvía a escribir en el grupo. “Y hay más…” puso y mandó un segundo video, este un poco más corto.
En él se veía la segunda parte de lo que había pasado en ese salón. La imagen era más borrosa ya que no enfocaba del todo bien, pero el ruido era mucho más claro. El chico estaba parado y la chica acostaba boca abajo contra un banco y él le daba tan duro que el banco se movía causando un ruido estruendoso. Los gemidos de ella se podían oír de vez en cuando y las risas de la chica que filmaba también.
- Ignorala.- Me dijo Maipi cuando le pasamos por al lado el lunes en la facultad.
El sábado después de mandar los videos las chicas vinieron a casa y nos quedamos toda la tarde hablando sobre distintas cosas. Luciano no podía creerlo y estaba totalmente atónito ya que en el video se notaba claramente que era él quien participaba. “Pero no se nota que sos vos” me había dicho pero a mí no me importaba, ya que una gran cantidad de personas sabían de lo nuestro. “Bueno, nos vemos en secreto y listo” sugirió entonces y yo le dije que lo mejor sería que ni siquiera nos viéramos.
El video se esparció por toda la facultad a lo largo de los siguientes días. Vanina, Laura y Lautaro se encargaron de que todo el mundo lo tuviese en su celular y cuando pasaban unas horas sin que nadie dijera nada, lo volvían a enviar o volvían a sacar el tema haciendo referencias a él con la idea de que no pasara de moda. No podía irme del grupo, iba a ser muy obvio si me iba, pero tampoco podía decir algo ya que me había quedado callada todo el tiempo. Tenía bronca y ganas de matar a Vanina.
El miércoles siguiente no fui a la facultad y al otro lunes tampoco. Las chicas ya no me escribían para preguntarme si me había pasado algo porque sabían que cuando no iba era porque no quería estar con nadie. A eso hay que sumarle el hecho que desde que salió el video a la luz, Nicolás no me hablaba más. Me pareció muy egoísta su actitud, de muy mal amigo, de alejarse de mi cuando de verdad necesitaba que él estuviese al lado mío. Pero a su vez lo entendía, Nico me quería de verdad y hasta podía decirse que estaba enamorado de mí y ahora todos tenían en su celular un video mío, por más que nadie se había dado cuenta de que era yo. Por suerte para mi, el hecho de alejarme de Luciano quedó como que la del video era otra y por eso yo decidí cortar con él, lo que me convertía a mí en una supuesta cornuda.
- Prefiero ser eso a ser la puta de la facultad.- Le dije a Guille cuando me comentó lo que había pasado.
A diferencia de Nicolás, Mateo aprovechó la situación para acercarse más a mí y para brindarme su apoyo. Veía la situación como algo cómica ya que para él, Vanina había subido el video para hacerme quedar mal a mí y nadie se había dado cuenta de que era yo y ni siquiera se animaba a decirlo. Me hizo muy bien tenerlo cerca reemplazando un poco el apoyo que Nicolás no me daba y fue entonces cuando entendí que Mateo era más que el quinto chico del grupo, era un amigo de verdad.
Para Mayo la cosa no mejoró mucho. Cuando el video dejó de ser primicia y ya fue pasando de moda, Vanina envió al grupo la tercer y última parte de la escena, el momento en el que Luciano me llenaba la boca de semen. Obviamente no se terminaba de entender lo que estaba pasando, parecía que la chica volvía a hacerle un pete, pero cuando se escuchaban los ruidos de placer de él acabando, todos se dieron cuenta de lo que había sucedido. Para colmo el video lo mandó en medio de una clase y el alboroto fue tal que la profesora tuvo que hacer callar a todos a los gritos. Entonces dirigí mi mirada hacia ella y Vanina me devolvió una mirada desafiante.
- ¿Te hace sentir importante?- Le pregunté a la salida de la clase.
- Sí.- Me respondió ella cortante y se alejó caminando y Laura y Florencia me pasaron al lado y la siguieron.
¿Cómo nos había visto? ¿Nos habíamos encargado de ver que nadie nos espiara? No podía creer lo imprudentes que habíamos sido con Luciano como para dejar que alguien nos viera y nos filmara de esa manera. Entonces recordé el momento exacto, ese momento en el que Luciano me agarró de la mano y comenzamos a caminar por los pasillos buscando un lugar dónde sacarnos la ganas y recordé la cara de odio de Vanina al pasarle por al lado. No podía creer que nos había seguido. No podía creerlo.
- Me encantó el video.- Me dijo de pronto alguien por detrás.
Salté asustada y me di vuelta y vi la cara sonriente de Facundo. “Andá a cagar” le dije enojada y seguí caminando por la calle. “En serio. Me encantó” me dijo él y se puso a caminar al lado mío. Yo no le dirigía la palabra, de hecho ni siquiera lo miraba, no podía creer que el novio de la chica que me había escrachado estuviese hablando conmigo como si nada hubiese pasado.
- Me calentó muchísimo.- Dijo de golpe y me frené en seco.
- ¿Te calentó?- Le pregunté abriendo bien grande los ojos y levantando las cejas.
- Mucho.- Dijo él con mirada desafiante y una sonrisa malévola.
Me di cuenta al instante. Facundo no estaba ahí para burlarse de mí, estaba ahí para ayudarme a vengarme de Vanina y de lo mal que me había hecho quedar. Hacía unas semanas me había cruzado con él en esas mismas cuadras y me había despedido con un beso en el cachete, un beso que sin duda significaba un “todavía quiero algo con vos”. Ahora estaba ahí de nuevo, diciéndome que le había gustado mi video y que se había calentado viéndolo. No lo dudé ni un segundo. Me abalancé sobre él y le comí la boca de un beso. Pero Facundo se alejó al instante y miró para todos lados. “Acá no. Nos puede ver cualquiera” me dijo y en ese momento le propuse de ir a mi casa y de sacarle toda la calentura.
Facundo se acostó en la cama totalmente desnudo y yo me acomodé entre sus piernas, tomé su pija con mi mano y me la metí en la boca dispuesta a saborearla. “Así qué querías vengarte de mí. Mirá como me cojo a tu novio” pensé mientras movía mi cabeza de arriba hacia abajo pasándole la lengua por todo el tronco a la verga de mi nuevo amante. Él miraba fascinado la situación, con sus manos detrás de la nuca y con una sonrisa de oreja a oreja sobre su rostro. Debía ser su sueño, meterle los cuernos a su novia con la trola de la facultad.
Se la seguía chupando hasta que me calentura no dio más y me levanté hasta acomodarme sobre sus muslos y me fui sentando sobre su enorme pija de 18 centímetros, haciendo que entrara toda n mi conchita. “¡Mmm sí!” gemí una vez que la tuve adentro y comencé a moverme lentamente hacia adelante y hacia atrás para ir incrementando el placer. Facundo llevó sus manos a mi cintura y fue acompañando cada uno de mis movimientos y nuestras miradas se cruzaron por un segundo.
- ¡Que lindas tetitas!- Dijo subiendo sus manos hasta ellas y acariciándolas.
De a poco yo iba aumentando la velocidad y con ello el placer. Comencé a moverme de manera muy acelerada, haciendo que su pija entrara y saliera de mi cuerpo que se calentaba cada vez más. Mis gemidos comenzaron a sonar y al ver que a él lo volvía loco eso, fui aumentando mis gritos y exagerándolos a tal punto que parecían de mentira. Pero a él no le importaba, él disfrutaba a pleno de mi actuación y eso a mí me volvía loca.
- ¿Querés cogerme en cuatro?- Le pregunte recordando lo mucho que le gustaba a él esa pose.
Él entusiasmado respondió que sí, como si le hubiese gustado que yo tomara la iniciativa. Me levanté y me di vuelta para apoyarme sobre mis rodillas y mis manos y él enseguida se colocó detrás de mí y sentí como su verga entraba hasta lo más profundo de mi cuerpo. “¡Ay así!” grité una vez que la tuve totalmente adentro y Facundo me tomó por la cintura y comenzó a cogerme de manera bien violenta. Su cuerpo empezó a chocar contra el mío muy rápido y muy fuerte, causando un sonido seco que se podía oír por toda la habitación. Entonces decidí volver a actuar, decidí volver a convertirme en esa puta exagerada que a él tanto le había gustado hacia minutos y comencé a gemir y a gritar con alaridos de placer falsos y a pedirle que me diera más y más fuerte.
- ¡Cogeme más duro!- Le decía y él se ponía más y más loco.- ¡Cogeme toda!
Facundo emocionado no se pudo contener y me pegó un increíble chirlo en la cola que me dejó todo el cuerpo vibrando. “¡Así papi!” le dije recordando lo mucho que le gustaba pegar chirlos a Facundo y volvió a darme otro un poco más suave. Pero no quería dejarlo dominar a él la situación, quería ser yo la que lo sorprendiera aun más, por lo que le ordené que se quedara quieto y al instante dejó de moverse. Entonces me alejé unos centímetros de su cuerpo y cuando su pija estuvo a punto de salir de mi concha, volví a acercarme a él haciendo que entrara toda de golpe. “¡Que belleza!” dijo él y repetí el movimiento, alejándome lo más que pude de él y volviendo a acercarme hasta tener toda su carne adentro mío. Fue así como me lo empecé a coger una vez más.
Emocionado y sorprendido por la situación, Facundo se quedó totalmente inmóvil, viendo como su amante se lo cogía a él mientras estaba en cuatro y admirando mi culo en primer plano. No pudo contener un nuevo chirlo que me calentó toda la cola y me motivó a moverme más rápido. Me lo cogía lo mejor que podía, moviendo mi cintura hacia adelante y hacia atrás disfrutando de toda su pija entrar y salir de mi cuerpo con cada movimiento que daba. Facundo volvió a pegarme y cuando lo hiso me confesó que le encantaba mi cola, lo que me sacó una sonrisa que él no vio porque mi rostro apuntaba para otro lado.
Para el gran final me guardé lo mejor. Le pedí que se volviera a acostar boca arriba en la cama y yo me acosté encima de él, pero a la inversa quedando mi cintura sobre sus hombros y mi cabeza entre sus piernas. Comenzamos a hacer un increíble 69, en el que los dos le dábamos muchísimo placer al otro y yo hacía fuerzas hacia abajo con el fin de enterrarle mi conchita toda mojada en su cara. Facundo movía la lengua como desesperado, mientras que yo lo pajeaba con las dos manos y le lamía la cabeza de la pija.
El semen no tardó en llegar y cuando lo hizo fue a chorros. “No te voy a dar el gusto de acabarme en la boca” pensé y corrí mi cabeza hacia un costado y observé con su lechita saltaba de su pija y caía suavemente por todo su tronco hasta las sábanas de mi cama. Algo de ella llegó hasta mi rostro y sin poder contenerme, me lo limpié con la mano y después me relamí los dedos hasta dejármelos limpios. Facundo había quedado exhausto y respiraba de manera muy agitada, con mi concha a la altura de su rostro. Yo me recosté sobre él observando cómo su verga de a poco se iba poniendo blandita.
Eran las 4 de la tarde cuando agarró sus cosas y se fue. Volví a mi pieza y con calma saqué las sábanas y las metí en el lavarropas. Me recosté en el sillón y prendí la tele por más que ni me enteré de lo que estaban pasando. Me quedé pensando en lo mal que me había sentido hacía un mes, en lo mucho que había llorado por culpa de Vanina y del video, pensé en como todo se había arruinado de un día para el otro. Pero segundos después una sonrisa se dibujó en mi rostro al recordar que acababa de cogerme al novio de esa chica que en una época se había hecho pasar por mi amiga y que después me había clavado un puñal en la espalda. Y todavía tenía intenciones de ir por más.
SIGUIENTE
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2 comentarios - Chica de ciudad: Segundo año. Capítulo 7
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