Escrita y fantasiada por su protagonista
Aquella mañana VALIANA ANDREA se despertó muy ansiosa, su sexo estaba duro y humedecido y en su mente divagaba un morboso y atrevido deseo, ser poseída por varios lúbricos machos, quizás lo habría soñado, de perfil sobre la almohada, apresó su enorme clítoris, lo invirtió contra el lecho, rozándose una y otra vez, su desnudez sutilmente avivada con un translúcido babydool blanco se contraía un poco adormilada, pero a pesar del sueño, decidió levantarse, sin que su loca idea la dejara, contempló en un espejo de su habitación su delgado cuerpo, era un poco carnudita, eso si, sin músculos, muy hembra, de armoniosa figura, una chica madura de cuarenta y tres años, muy alta, piel trigueña clara, realmente atractiva; recorrió con sus pequeñas manos satisfecha de lo que detentaba; era algo tarde y se dirigió a la cocina a preparar algo de desayunar, se duchó y rasuró muy minuciosamente cada extremo de su tersa piel, dejándose solo una pequeña sombrita de vello púbico, pues ella era muy aseada y pulida, sentía como su bien dotado gallo se dilataba mientras imaginaba las candentes escenas de su obsesionado anhelo, de su ropero escogió con gran detalle las prendas más sexys que quería usar, era el día esperado y ya todo estaba arreglado para el magnífico evento; se dirigió a maquillarse, cubrió muy bien con base, las leves marquitas de su rostro que adquirió en su adolescencia, sombreó sus párpados con un color oscuro fuerte y otro claro, delineándolos con un líquido de trazo negro, fijó la pestañina que embellecieron sus ojos grises azulados enmarcados con sus depiladas cejas, espolvoreó con polvos toda su cara angular y perfilada, de frente corta, nariz pequeña y un hoyuelito en la barbilla, coloreó con rubor ocre sus mejillas y pintó sus finos labios de un rojo intenso, bordeados finamente con lápiz café, dio volumen a sus sedosos y lacios cabellos castaño oscuro enmarcados con una balaca, procedió a pintar las uñas de sus pies y manos con esmalte rojo sangre; mientras estos secaban humectó toda su piel con una crema corporal con esencias y luego se recubrió con una gel brillante, que destellaba a la luz, fajó su cintura con un apretado y elástico corsé negro libre en el pecho que resaltó sus pequeños pero voluminosos senos y enmarco sus caderas, abrochó a sus caderas unos ligueros negros de sutil encaje, se puso una delicada tanga brasilera negra transparente que dejaba entrever su oscuro follaje púbico y que además resaltó su bonito y redondito trasero, se ocultó como operada lo que a su parecer le sobraba en ese momento entre la entrepierna, enfundó en sus largas y torneadas piernas una medias de malla y de vena escarchada que recorría desde el talón hasta el borde de la liga de encaje, las abotonó a los ligueros, se ciñó una falda cortica de prenses y una blusita negra traslúcida, sus tremendos encantos surgieron a flor de piel, al descubierto quedaron sus hombros embellecidos de preciosos lunares dispersos en los brotados y redonditos pechos, el cuello lo lució con un collar de fantasía, pendió de sus orejas unos grandes aretes, de brazos carnudos y delgados antebrazos los llenó de pulseras que tintineaban con sus movimientos, se ensortijó en los dedos anillos y argollas de lindos diseños, se perfumó con una sobria y delicada fragancia por todas partes y finalmente se calzó unas imponentes sandalias de plataforma cristalina, tacón aguja y sujetadores transparentes, su altura era imponente, se miró al espejo y dejó escapar su linda y picarona sonrisa de buena dentadura, con vanidad y admiración, divisó la irresistible latina, que siempre quiere seducir a los hombres con su porte, sensualidad y glamour femenino; las horas de su jornada de enlucimiento se hicieron largas, pero al terminar un súbito temor invadió su corazón, temblaba de miedo, tuvo instantes de arrepentimiento pero ya era tarde para cambiar de opinión y debía estar dispuesta a enfrentarse a aquel reto. Se acercó al bar y se sirvió varios tragos de brandy, los tomó de una vez, pues le ayudaban a ponerse muy cachonda, colocó música para avivar su ánimo, de pronto sonó el timbre, era su primer invitado, se presentó al lugar, un apartamento sutilmente decorado, donde se destacaban unos espejos, estratégicamente colocados alrededor de la ancha cama, se saludaron y bebieron unas copas, Miguel un joven de tez trigueña clara, muy bien parecido, un tipo de buena estatura y cuerpo bien conformado, vestido informalmente con jeans ajustados que hacían destacar sus glúteos muy firmes, camiseta ceñida al pecho y zapatos deportivos; enseguida tocaron, apareció un hombre más claro y maduro, Felipe, muy bien vestido, con pantalón y camisa elegante, zapatos finos de cuero; llegó un tercer invitado Andrés, un chico de piel bronceada de muy buena presencia, sorprendió a todos en especial a Valiana por su porte y contextura atlética; el cuarto invitado, Manuel, un alto y acuerpado ejemplar de raza negra y finalmente Alejandro un señor blanco, muy bien conservado y apuesto de figura delgada, a pesar de su edad no mostraba sobrepeso, pues su abdomen no era de notarse. Desde el mismo momento que la divisaron se sintieron poseídos por un voraz deseo, de tener al frente semejante hembra vestida supersexy, invitando a ser poseída. Después de saludos, presentaciones, nervios, miradas lascivas y unas copas todo fue silencio, nadie abrió la boca, Valiana Andrea rompió el hielo y habló de su ambiciosa fantasía que haría realidad, preguntas morbosas se insinuaron de su lujuria y de querer acaparar y aguantar tantas vergas en su culo. Se escuchó una canción género pop-balada, Miguel le pidió bailar, el ya la conocía, pues en otras ocasiones había recibido visitas de éste ocasional compañero de cama, de una vez juntaron sus cuerpos, el percibió como se irrigó su quinto miembro, ella se percató de la hoguera, que calentó su ingle y más lo sujetó. El se afanó a besar su cuello y le chupó el lóbulo de la oreja, juntaron sus bocas y se entregaron en un ardoroso beso, ella sintió un escalofrío, suspiró un poco y le murmuró gemiditos al oído. El turno ahora fue para Felipe, sonó un merengue, la apretujó, su tolete estaba como un riel, atrevidamente escurrió las manos de la cintura a las nalgas, le alzó un poco la mini hasta tocarle uno de los globos, lo amasó ligeramente, pero no pudo ir más lejos pues se terminó el tema musical, así sucesivamente bailó por turnos a cada uno se los rumbeó y a todos los estrujó, se inclinaban hacia atrás, les ponía la entrepierna a nivel de sus notorios bultos, rozándoselos permanentemente, dando y dando vueltas, girando sus caderas como una batidora. Miguel, su amante, que observaba con atención, deseaba más que nadie, verla gozar, follando con todos los machos presentes y estos eran los afortunados de tal suceso, deseoso de complacerla. Ella se dirigió a su ansioso amante y le comentó en voz baja: ¡Papi, creo que estoy lista! El se sintió abrumado por tal determinación, un sustillo frío invadió su pecho, por la preferencia que ella sentiría por aquellos tipos, poco conocidos, pero pronto lo soportaría, finalmente le dio muestras de consentimiento y él le guiñó el ojo. Todos ellos le brindaban trago y ella a medias paraba de tomar, en un corte. Valiana Andrea aprovechó el momento, se levantó en medio de una ligera embriaguez de licor pero si ebria de lascivia, sin embargo consiente de lo que hacía, empezó a danzar, mirándose a los amplios espejos que rodeaban el recinto, quebró sus formas, mostrando lo rica que estaba, reía coquetamente, una hermosa sonrisa, dejó asomar sus grandes y blancos dientes, una gran cadencia la embargaba, al ritmo agitó las caderas, poco a poco de espalda a los sorprendidos espectadores, dobló su provocativo cuerpo, las medias de liga y el elevado calzado, destacaron su moldeada figura, la mini se subió aun más y todos pudieron atisbar sus estilizadas y voluptuosas piernas, el asomo incitante de sus posaderas, cruzadas por las tiras del liguero, dejó entrever la delgada cinta de la braguita que cruzaba el ojete del culito, por varios minutos los deleitó con sus desenfrenados movimientos, cruzó en alto los brazos para sacarse la blusa, afloraron a la luz, sus airosos pechos, de pequeñas areolas cafés y puntiagudos pezones muy dispuestos a todo, como ella lo estaba, al rato de contonearse bajó aún más la minifalda, dejándola caer a sus macizos tobillos, sutilmente sacó los pies, reveló la tanga, que moldeó la forma de sus caderas y por detrás el triangulito clavado en su notoria cola, posó insinuante a aquellos sementales, ávidos de placer, ella se sentía hambrienta, como perra en celo y de entregarse al morbo despertado a los impresionados participantes del acto de strip-tease, sonriendo algo tímida, mirándolos con ojos pilluelos, sacó la lengua, vibrándola como una serpiente y en un gesto se ofreció, acercándose, los hombres se aproximaron al botín, la manosearon y chuparon por todas partes, Miguel comenzó a desvestirse, así mismo lo hacían algunos de los invitados, Valiana Andrea inició explorando el grueso paquete de Felipe, sacó la palpitante verga del pantalón que intentó safárcelo, mientras el desabotonaba los puños de su camisa, lo besó apasionadamente, chupando sus labios, él respondió, enlazaron sus lenguas fogosamente, ella retiró la boca con el fin de ayudarle a soltar los botones de la prenda, la abrió para quitársela y descubrió un esbelto y velludo pecho, que le provocó chuparlo, lo acarició y lamió paladeando una a una las tetillas, él como pudo desabrochó la correa, soltó el broche del pantalón, tiró del cierre y cayó al piso, desenredó los pies, se quitó las elegantes medias y los zapatos caros, ella se acuclilló, le bajó el pantaloncillo y se apresuró a lamer sus ingles, siguiendo con las bolas, el hombre echó la cabeza hacia atrás, subió la lengua por el grueso tubo, hasta llegar al inflado extremo, que ya emanaba líquidos seminales, su golosa boca se cerró en torno a su cabeza y comenzó a subir y bajar. Valiana se incorporó un poco para contemplar el musculoso cuerpo de Manuel, manifestó su agrado, Andrés se sacó la camiseta, ella volteó para apreciar su torso atlético, luego siguió con la mirada a Miguel que con dificultad bajaba los apretados jeans, quedando en un ajustado boxer, Alejandro sobreexcitado apretaba una mano contra la endurecida viga que en su pantalón ancho parecía carpa de circo, Miguel muy arrecho se terminó de quitar el interior y le mostró una hermosa herramienta rosada, gruesa y cabezona, ella lo tomó con una mano, a su vez Manuel le enseñó lo exagerado como estaba dotado y con la otra mano lo enredó entre sus dedos, agitando los penes al unísono, sin descuidó se los mamó a todos, engulléndose hasta dos vergas en su poco ancha pero dilatada boca. Miguel ya desnudo por completo se sentó en una silla muy relajado, sin perder detalle, se masturbaba admirando el ambicioso espectáculo que siempre había soñado. Se dirigieron al cuarto y se sentaron alrededor del amplio lecho, era su hora, se puso en medio de todos, de pronto , Miguel pudo ver como Alejandro desplazó una mano por el firme muslo de su chica, ella abrió un poco las piernas, facilitándole llegar hasta la atascada presa debajo de la pantaleta, metió sus dedos y desenroscó un lindo falo trigueño oscuro, acariciándolo agitadamente, ella tiró los brazos hacia atrás, jadeando con la boca entreabierta, Andrés aprovechó para toquetear una de sus brotadas tetas, inclinó la cabeza para chupársela y con la mano la oprimía, Felipe hacía lo propio con la otra copa carnosa, mordizquiaéndole el pezoncito, mientras tanto Manuel, haciéndole a un lado el cabello, le chupaba y le mordía ligeramente el cuello y la espalda, todo esto la hacían lamentar, de vez en cuando se percataba y miraba con ternura a su extasiado amante, ella se deslizó hasta el borde de la cama , con las piernas bien separadas, Miguel se levantó y se arrodilló de frente, avanzó con su inquieta lengua por la erguida torre, apartó con los dedos suficientemente el panty que cubría un pequeño triángulo de vello rizado negro y empezó a lamer los pliegues que hay por fuera de los testículos, Valiana gemía y movía sus caderas, besaba paulatinamente a Andrés y luego a Felipe, rápidamente la ágil lengua de Miguel se deslizó por la esplendorosa y aseada rajita, cruzándola una y otra vez, en delicados círculos de extremo a extremo, era un maestro, el culito se inundaba más y más de saliva; Valiana Andrea se estremecía más, tomó las manos de Andrés y Felipe, para que le apretaran firmemente los senos, sin dejar de absorber las preciosas colinas de carne maciza, retorcían y mordían sus erguidos pezones, ella oprimió su abundante carne contra la cara de aquel hombre, Manuel vibró en delicados agites en su mano, su erecto superclítoris, Miguel de vez en cuando lo libaba de abajo a arriba, succionaba las bolas y le chupaba la cabeza, ella jadeaba ardorosamente, ante la inusitada dedicación del conjunto de varones, era el preludio de una estremecedora sinfonía, él agarró las caderas y se dispuso a enterrarle su larga lengua en el agujero, al embestirla y las sacudidas sin parar de Manuel en su polla, las contracciones de Valiana, aumentaron, se aferró a las sábanas y en medio de los gritos, se vino en un descontrolado orgasmo, llegada nunca vista por Miguel, que se hacía la paja y conteniendo la venida, gesticulada en su rostro, pudo ver como vomitaba la espesa leche y se la engulló sin mediarlo, saboreando sus labios. Manuel comprendió que era su turno, acostó su cuerpo, que hacía desear a la más resistible y prejuiciosa mujer racista; Valiana Andrea aún insatisfecha, pues su apetito era voraz, clamoreaba una pinga, con ojos suplicantes, miró a Manuel, ella anhelaba el vigoroso moreno, él yacía inmóvil, ella se despojó de la brasilera, quedando solo con las medias de liga, el corsé de ligueros y las sandalias puestas, lo divisó apetitoso, gatió por entre las macizas piernas, acuciosamente palpó el enorme, obscuro, exótico y enérgico fruto, lo acarició hasta lograr que se desdoblara a su máxima envergadura (25 cm) , se desplazó para colocarlo justo en contacto directo con su gruta y sentir un recio y ardiente fogón , se preparó con sus propios dedos introdujo uno a uno el lubricante, ya estando suculenta la flor, tomó la rígida chimba y se la insertó, gruñó de dolor y lo sacó, sin embargo insistió, se reptó por el empinado tronco y poco a poco se lo devoró hasta el tope, se erguía para cabalgar como una gran amazona en su fuerte caballo azabache, con los ojos humedecidos por las lágrimas, lo miraba con gestos de sufrimiento, se observaba en el espejo, sus párpados y labios se abrían y cerraban; Manuel estiraba sus brazos para apretarle las tetas, se incorporó para chupárselas, luego ella dejó caer su tórax hacia delante, sus pechos contactaron, lo besó ardientemente, mordiéndole suavemente sus abembados labios, él la estrechó entre sus portentosos brazos, entregados en un apasionante idilio. En un descuido de Manuel el vehemente Felipe, aprovechó la posición por ella expuesta para extender por la canaladura del trasero, el lubricante natural que escurría, ungiendo y frotando el dilatado hoyo, tanteando el terreno, Valiana Andrea se estremeció un poco, el apuntó su poderosa arma hacia el gelatinoso blanco y sin fallar puntería, penetró el culo con sutileza, ella se retorció a la acometida, sintiendo un tirón de sufrimiento que fue transformando en un agradable placer; Valiana con gula, indicó a Miguel que se acercara, se acostó un poco de lado y devolviéndole el anterior favor recibido llevó a su boca el tremendo trozo de carne, lo mamó incansablemente, Andrés también se aproximó, se colocó de rodillas, Valiana Andrea volteó un poco y quedó justo frente a su rostro, como pudo tomó entre sus pequeñas y cálidas manos, le manoseó las pelotas, llevando al chico al limbo, sus sutiles labios trataban de engullírcelas, la lengua de enroscarlos, una y después la otra, los chupó con todas las fuerzas y con las manos los pajeó, ya era una experta en éstas lides, en ocasiones detenía las mamadas , ocupándose de dar culazos. Ahora Manuel que esperaba acostado boca arriba la penetró de nuevo. De pronto Alejandro se acomodó de espaldas a Valiana, Manuel la sostenía por la cintura, moviéndose en todos los sentidos cardinales dentro de ella, increíblemente Alejandro logró deslizar su verga por encima de la chimba de Manuel y logró enhebrarla doblemente por un lado del culo, Manuel, sostenía la negra morronga, ayudándose con la mano, para no salirse, se aferró a los cachetes del trasero , ayudando a acelerar sus movimientos, Felipe golpeaba sus nalgas, Valiana sudaba a mares, sus gestos y desconcertantes aullidos expresaban las delicias de la más cachonda de las culionas, con su voz aguda y seductora reclamaba: ¡Así! ¡Así! ¡Sí! ¡Si! ¡Más! ¡Más! ¡Ay! ¡Ay! ¡Cománme! ¡Culéenme! ¡Soy la más puta de todas! , como pudo afianzó la boca a los enormes toletes de Miguel y Andrés, todos tenían la leche en la punta, ella se deleitaba de increíble hazaña en los espejos, no detuvo las bombeadas y lo hizo con más ímpetu, los tremores de Andrés , le advirtieron que estaba al borde de una turbulencia, se produjo la primera explosión y brotó crema del dilatado caramelo, tragándosele toda su venida, salvo lo que dejó escapar y que quedó en su cara, limpió con su lengua la compulsiva polla, dejándola sin una gota, el varonil modelo se quejaba sacudiendo su humanidad y quedando fuera de combate. Felipe tampoco pudo aguantar más, dando empujones cada vez más intensos, empezó a gemir y sollozar profiriendo: ¡Me vengo perra! ¡Toma esto por puta! ¡Toma mi leche , zorra!, estos aparentes insultos y los embates violentos de las pulsátiles vergas Alejandro se derramó dentro de su recto, la arrechó más, haciéndola temblar, en gritos de goce, llorando de dicha; inesperadamente cansada de la posición, ella se dio vuelta y de espaldas se trepó de nuevo sobre la pelvis de Manuel, era una insaciablidad sin límites, agarró el poderoso aparato a la cual ya se había acostumbrado y se lo insertó impacientemente en el enlechado culo, degustando la enorme y reconfortante polla, ella se sentía libertina, perra, puta, sin prejuicios, sin tabúes sexuales que la agobiaran. Después de un receso siguió echando a andar sus disparatados deseos, con pillos ademanes, aprovechó a Andrés para que la penetrara, pues él le faltaba, Miguel también se aproximó acomodando su verga a la altura de su cara, mientras ella dejó caer el cuerpo y proyectó la espalda sobre Andrés, sintió como la gran mondá llegaba hasta el fondo de su estrecho hoyo, le clavaba sin piedad su garrote con vigor y fuerza, hábilmente sosteniéndose en un brazo, pajeó y mamó alternadamente la pollota de Manuel, él se la restregó y cacheteó en su cara, pronunciándole ¡mama, perra!¡chupa esta verga, mi puta! ¡báñate con mi leche! Estrepitosamente su rostro y su pequeño busto se embadurnaron de cálidos, gelatinosos y lechosos fluidos y otros chorrazos saltaron lejos del alcance de su boca, Vali titilaba de lujuria y no paraba de bramar como leona en estro, chocaba su culo contra el pubis de Andrés, ella manipulaba su clítoris, como sola sabe hacerlo, él le ayudaba a coordinar los movimientos, sosteniéndola entre los glúteos y las piernas, Felipe y Alejandro no perdían instante masturbándose, ella instintivamente apresuró sus arremetidas repetidas veces y en un desquiciado goce de lamentos y espasmos, todos rugieron en un interminable orgasmo catatárico, Valiana Andrea gritó infinitamente, sus quejidos ascendieron en una fusión sin precedentes, en medio del llanto lúbrico y un delirio febril, acaparó los torrentes de líquidos de los antes espectadores que remojaron y chorreaban por todas partes su cara, cabello, senos y restregándolos por todas las partes del cuerpo visibles, ella les correspondió agitando incontenidamente su trasero, sin parar de frotar su inmenso reemplazo clitorial, con respiración anhelosa, de nuevo apreció perder el sentido, experimentó convulsiones, tembló con sobresaltos, gesticuló y murmuró en sollozos su desesperación, sin darse cuenta, pues aún estaba fuera de sí, sintió que Miguel se le acercó sobreexcitado, que al fin reventó y de su pene expulsó chorros de semen, tibios goterones se posaron en su bronceada piel canela y sin perder más tiempo se acercó a su boca y le gritó: ¡Mi puta, así era que quería verte! ¡ como la más perra de todas, las putas! ¡culiándote a varios! ¡ mi perrita! ¡ mi putica linda! ¡trágate mi leche! Valiana Andrea, aún desfallecida de su interminable extravío y todos aquellos extasiados invitados a la lujuriosa reunión quedaron rendidos en la habitación, complacidos con la voluptuosidad de aquella hembra varona, exhaustos se relajaron para recobrar el aliento y después de un rato de descanso, algunos se marcharon y otros prosiguieron, escalaron la cima de la sexualidad en ininterrumpidos orgasmos en serie. Esta nueva práctica sicalíptica le dio un nuevo mundo, totalmente sublime de erotismo a ésta chica travesti, su amante y los participantes que pudieron hacer realidad su más anhelada fantasía sexual, esto se ha convertido en un imborrable recuerdo y experiencia que aviva increíblemente sus cogidas, Valiana intensificó el deseo por los hombres y aquellos un placer infinito por las chicas del tercer género. Si crees que reúnes las características mentales de los personajes de ésta crónica y si puedes ser capaz de participar en un GANGBANG de éste estilo, házmelo saber pronto. FIN. VALIANA ANDREA ABELLA VARONA.
BY https://transbellaz.blogspot.com/
Aquella mañana VALIANA ANDREA se despertó muy ansiosa, su sexo estaba duro y humedecido y en su mente divagaba un morboso y atrevido deseo, ser poseída por varios lúbricos machos, quizás lo habría soñado, de perfil sobre la almohada, apresó su enorme clítoris, lo invirtió contra el lecho, rozándose una y otra vez, su desnudez sutilmente avivada con un translúcido babydool blanco se contraía un poco adormilada, pero a pesar del sueño, decidió levantarse, sin que su loca idea la dejara, contempló en un espejo de su habitación su delgado cuerpo, era un poco carnudita, eso si, sin músculos, muy hembra, de armoniosa figura, una chica madura de cuarenta y tres años, muy alta, piel trigueña clara, realmente atractiva; recorrió con sus pequeñas manos satisfecha de lo que detentaba; era algo tarde y se dirigió a la cocina a preparar algo de desayunar, se duchó y rasuró muy minuciosamente cada extremo de su tersa piel, dejándose solo una pequeña sombrita de vello púbico, pues ella era muy aseada y pulida, sentía como su bien dotado gallo se dilataba mientras imaginaba las candentes escenas de su obsesionado anhelo, de su ropero escogió con gran detalle las prendas más sexys que quería usar, era el día esperado y ya todo estaba arreglado para el magnífico evento; se dirigió a maquillarse, cubrió muy bien con base, las leves marquitas de su rostro que adquirió en su adolescencia, sombreó sus párpados con un color oscuro fuerte y otro claro, delineándolos con un líquido de trazo negro, fijó la pestañina que embellecieron sus ojos grises azulados enmarcados con sus depiladas cejas, espolvoreó con polvos toda su cara angular y perfilada, de frente corta, nariz pequeña y un hoyuelito en la barbilla, coloreó con rubor ocre sus mejillas y pintó sus finos labios de un rojo intenso, bordeados finamente con lápiz café, dio volumen a sus sedosos y lacios cabellos castaño oscuro enmarcados con una balaca, procedió a pintar las uñas de sus pies y manos con esmalte rojo sangre; mientras estos secaban humectó toda su piel con una crema corporal con esencias y luego se recubrió con una gel brillante, que destellaba a la luz, fajó su cintura con un apretado y elástico corsé negro libre en el pecho que resaltó sus pequeños pero voluminosos senos y enmarco sus caderas, abrochó a sus caderas unos ligueros negros de sutil encaje, se puso una delicada tanga brasilera negra transparente que dejaba entrever su oscuro follaje púbico y que además resaltó su bonito y redondito trasero, se ocultó como operada lo que a su parecer le sobraba en ese momento entre la entrepierna, enfundó en sus largas y torneadas piernas una medias de malla y de vena escarchada que recorría desde el talón hasta el borde de la liga de encaje, las abotonó a los ligueros, se ciñó una falda cortica de prenses y una blusita negra traslúcida, sus tremendos encantos surgieron a flor de piel, al descubierto quedaron sus hombros embellecidos de preciosos lunares dispersos en los brotados y redonditos pechos, el cuello lo lució con un collar de fantasía, pendió de sus orejas unos grandes aretes, de brazos carnudos y delgados antebrazos los llenó de pulseras que tintineaban con sus movimientos, se ensortijó en los dedos anillos y argollas de lindos diseños, se perfumó con una sobria y delicada fragancia por todas partes y finalmente se calzó unas imponentes sandalias de plataforma cristalina, tacón aguja y sujetadores transparentes, su altura era imponente, se miró al espejo y dejó escapar su linda y picarona sonrisa de buena dentadura, con vanidad y admiración, divisó la irresistible latina, que siempre quiere seducir a los hombres con su porte, sensualidad y glamour femenino; las horas de su jornada de enlucimiento se hicieron largas, pero al terminar un súbito temor invadió su corazón, temblaba de miedo, tuvo instantes de arrepentimiento pero ya era tarde para cambiar de opinión y debía estar dispuesta a enfrentarse a aquel reto. Se acercó al bar y se sirvió varios tragos de brandy, los tomó de una vez, pues le ayudaban a ponerse muy cachonda, colocó música para avivar su ánimo, de pronto sonó el timbre, era su primer invitado, se presentó al lugar, un apartamento sutilmente decorado, donde se destacaban unos espejos, estratégicamente colocados alrededor de la ancha cama, se saludaron y bebieron unas copas, Miguel un joven de tez trigueña clara, muy bien parecido, un tipo de buena estatura y cuerpo bien conformado, vestido informalmente con jeans ajustados que hacían destacar sus glúteos muy firmes, camiseta ceñida al pecho y zapatos deportivos; enseguida tocaron, apareció un hombre más claro y maduro, Felipe, muy bien vestido, con pantalón y camisa elegante, zapatos finos de cuero; llegó un tercer invitado Andrés, un chico de piel bronceada de muy buena presencia, sorprendió a todos en especial a Valiana por su porte y contextura atlética; el cuarto invitado, Manuel, un alto y acuerpado ejemplar de raza negra y finalmente Alejandro un señor blanco, muy bien conservado y apuesto de figura delgada, a pesar de su edad no mostraba sobrepeso, pues su abdomen no era de notarse. Desde el mismo momento que la divisaron se sintieron poseídos por un voraz deseo, de tener al frente semejante hembra vestida supersexy, invitando a ser poseída. Después de saludos, presentaciones, nervios, miradas lascivas y unas copas todo fue silencio, nadie abrió la boca, Valiana Andrea rompió el hielo y habló de su ambiciosa fantasía que haría realidad, preguntas morbosas se insinuaron de su lujuria y de querer acaparar y aguantar tantas vergas en su culo. Se escuchó una canción género pop-balada, Miguel le pidió bailar, el ya la conocía, pues en otras ocasiones había recibido visitas de éste ocasional compañero de cama, de una vez juntaron sus cuerpos, el percibió como se irrigó su quinto miembro, ella se percató de la hoguera, que calentó su ingle y más lo sujetó. El se afanó a besar su cuello y le chupó el lóbulo de la oreja, juntaron sus bocas y se entregaron en un ardoroso beso, ella sintió un escalofrío, suspiró un poco y le murmuró gemiditos al oído. El turno ahora fue para Felipe, sonó un merengue, la apretujó, su tolete estaba como un riel, atrevidamente escurrió las manos de la cintura a las nalgas, le alzó un poco la mini hasta tocarle uno de los globos, lo amasó ligeramente, pero no pudo ir más lejos pues se terminó el tema musical, así sucesivamente bailó por turnos a cada uno se los rumbeó y a todos los estrujó, se inclinaban hacia atrás, les ponía la entrepierna a nivel de sus notorios bultos, rozándoselos permanentemente, dando y dando vueltas, girando sus caderas como una batidora. Miguel, su amante, que observaba con atención, deseaba más que nadie, verla gozar, follando con todos los machos presentes y estos eran los afortunados de tal suceso, deseoso de complacerla. Ella se dirigió a su ansioso amante y le comentó en voz baja: ¡Papi, creo que estoy lista! El se sintió abrumado por tal determinación, un sustillo frío invadió su pecho, por la preferencia que ella sentiría por aquellos tipos, poco conocidos, pero pronto lo soportaría, finalmente le dio muestras de consentimiento y él le guiñó el ojo. Todos ellos le brindaban trago y ella a medias paraba de tomar, en un corte. Valiana Andrea aprovechó el momento, se levantó en medio de una ligera embriaguez de licor pero si ebria de lascivia, sin embargo consiente de lo que hacía, empezó a danzar, mirándose a los amplios espejos que rodeaban el recinto, quebró sus formas, mostrando lo rica que estaba, reía coquetamente, una hermosa sonrisa, dejó asomar sus grandes y blancos dientes, una gran cadencia la embargaba, al ritmo agitó las caderas, poco a poco de espalda a los sorprendidos espectadores, dobló su provocativo cuerpo, las medias de liga y el elevado calzado, destacaron su moldeada figura, la mini se subió aun más y todos pudieron atisbar sus estilizadas y voluptuosas piernas, el asomo incitante de sus posaderas, cruzadas por las tiras del liguero, dejó entrever la delgada cinta de la braguita que cruzaba el ojete del culito, por varios minutos los deleitó con sus desenfrenados movimientos, cruzó en alto los brazos para sacarse la blusa, afloraron a la luz, sus airosos pechos, de pequeñas areolas cafés y puntiagudos pezones muy dispuestos a todo, como ella lo estaba, al rato de contonearse bajó aún más la minifalda, dejándola caer a sus macizos tobillos, sutilmente sacó los pies, reveló la tanga, que moldeó la forma de sus caderas y por detrás el triangulito clavado en su notoria cola, posó insinuante a aquellos sementales, ávidos de placer, ella se sentía hambrienta, como perra en celo y de entregarse al morbo despertado a los impresionados participantes del acto de strip-tease, sonriendo algo tímida, mirándolos con ojos pilluelos, sacó la lengua, vibrándola como una serpiente y en un gesto se ofreció, acercándose, los hombres se aproximaron al botín, la manosearon y chuparon por todas partes, Miguel comenzó a desvestirse, así mismo lo hacían algunos de los invitados, Valiana Andrea inició explorando el grueso paquete de Felipe, sacó la palpitante verga del pantalón que intentó safárcelo, mientras el desabotonaba los puños de su camisa, lo besó apasionadamente, chupando sus labios, él respondió, enlazaron sus lenguas fogosamente, ella retiró la boca con el fin de ayudarle a soltar los botones de la prenda, la abrió para quitársela y descubrió un esbelto y velludo pecho, que le provocó chuparlo, lo acarició y lamió paladeando una a una las tetillas, él como pudo desabrochó la correa, soltó el broche del pantalón, tiró del cierre y cayó al piso, desenredó los pies, se quitó las elegantes medias y los zapatos caros, ella se acuclilló, le bajó el pantaloncillo y se apresuró a lamer sus ingles, siguiendo con las bolas, el hombre echó la cabeza hacia atrás, subió la lengua por el grueso tubo, hasta llegar al inflado extremo, que ya emanaba líquidos seminales, su golosa boca se cerró en torno a su cabeza y comenzó a subir y bajar. Valiana se incorporó un poco para contemplar el musculoso cuerpo de Manuel, manifestó su agrado, Andrés se sacó la camiseta, ella volteó para apreciar su torso atlético, luego siguió con la mirada a Miguel que con dificultad bajaba los apretados jeans, quedando en un ajustado boxer, Alejandro sobreexcitado apretaba una mano contra la endurecida viga que en su pantalón ancho parecía carpa de circo, Miguel muy arrecho se terminó de quitar el interior y le mostró una hermosa herramienta rosada, gruesa y cabezona, ella lo tomó con una mano, a su vez Manuel le enseñó lo exagerado como estaba dotado y con la otra mano lo enredó entre sus dedos, agitando los penes al unísono, sin descuidó se los mamó a todos, engulléndose hasta dos vergas en su poco ancha pero dilatada boca. Miguel ya desnudo por completo se sentó en una silla muy relajado, sin perder detalle, se masturbaba admirando el ambicioso espectáculo que siempre había soñado. Se dirigieron al cuarto y se sentaron alrededor del amplio lecho, era su hora, se puso en medio de todos, de pronto , Miguel pudo ver como Alejandro desplazó una mano por el firme muslo de su chica, ella abrió un poco las piernas, facilitándole llegar hasta la atascada presa debajo de la pantaleta, metió sus dedos y desenroscó un lindo falo trigueño oscuro, acariciándolo agitadamente, ella tiró los brazos hacia atrás, jadeando con la boca entreabierta, Andrés aprovechó para toquetear una de sus brotadas tetas, inclinó la cabeza para chupársela y con la mano la oprimía, Felipe hacía lo propio con la otra copa carnosa, mordizquiaéndole el pezoncito, mientras tanto Manuel, haciéndole a un lado el cabello, le chupaba y le mordía ligeramente el cuello y la espalda, todo esto la hacían lamentar, de vez en cuando se percataba y miraba con ternura a su extasiado amante, ella se deslizó hasta el borde de la cama , con las piernas bien separadas, Miguel se levantó y se arrodilló de frente, avanzó con su inquieta lengua por la erguida torre, apartó con los dedos suficientemente el panty que cubría un pequeño triángulo de vello rizado negro y empezó a lamer los pliegues que hay por fuera de los testículos, Valiana gemía y movía sus caderas, besaba paulatinamente a Andrés y luego a Felipe, rápidamente la ágil lengua de Miguel se deslizó por la esplendorosa y aseada rajita, cruzándola una y otra vez, en delicados círculos de extremo a extremo, era un maestro, el culito se inundaba más y más de saliva; Valiana Andrea se estremecía más, tomó las manos de Andrés y Felipe, para que le apretaran firmemente los senos, sin dejar de absorber las preciosas colinas de carne maciza, retorcían y mordían sus erguidos pezones, ella oprimió su abundante carne contra la cara de aquel hombre, Manuel vibró en delicados agites en su mano, su erecto superclítoris, Miguel de vez en cuando lo libaba de abajo a arriba, succionaba las bolas y le chupaba la cabeza, ella jadeaba ardorosamente, ante la inusitada dedicación del conjunto de varones, era el preludio de una estremecedora sinfonía, él agarró las caderas y se dispuso a enterrarle su larga lengua en el agujero, al embestirla y las sacudidas sin parar de Manuel en su polla, las contracciones de Valiana, aumentaron, se aferró a las sábanas y en medio de los gritos, se vino en un descontrolado orgasmo, llegada nunca vista por Miguel, que se hacía la paja y conteniendo la venida, gesticulada en su rostro, pudo ver como vomitaba la espesa leche y se la engulló sin mediarlo, saboreando sus labios. Manuel comprendió que era su turno, acostó su cuerpo, que hacía desear a la más resistible y prejuiciosa mujer racista; Valiana Andrea aún insatisfecha, pues su apetito era voraz, clamoreaba una pinga, con ojos suplicantes, miró a Manuel, ella anhelaba el vigoroso moreno, él yacía inmóvil, ella se despojó de la brasilera, quedando solo con las medias de liga, el corsé de ligueros y las sandalias puestas, lo divisó apetitoso, gatió por entre las macizas piernas, acuciosamente palpó el enorme, obscuro, exótico y enérgico fruto, lo acarició hasta lograr que se desdoblara a su máxima envergadura (25 cm) , se desplazó para colocarlo justo en contacto directo con su gruta y sentir un recio y ardiente fogón , se preparó con sus propios dedos introdujo uno a uno el lubricante, ya estando suculenta la flor, tomó la rígida chimba y se la insertó, gruñó de dolor y lo sacó, sin embargo insistió, se reptó por el empinado tronco y poco a poco se lo devoró hasta el tope, se erguía para cabalgar como una gran amazona en su fuerte caballo azabache, con los ojos humedecidos por las lágrimas, lo miraba con gestos de sufrimiento, se observaba en el espejo, sus párpados y labios se abrían y cerraban; Manuel estiraba sus brazos para apretarle las tetas, se incorporó para chupárselas, luego ella dejó caer su tórax hacia delante, sus pechos contactaron, lo besó ardientemente, mordiéndole suavemente sus abembados labios, él la estrechó entre sus portentosos brazos, entregados en un apasionante idilio. En un descuido de Manuel el vehemente Felipe, aprovechó la posición por ella expuesta para extender por la canaladura del trasero, el lubricante natural que escurría, ungiendo y frotando el dilatado hoyo, tanteando el terreno, Valiana Andrea se estremeció un poco, el apuntó su poderosa arma hacia el gelatinoso blanco y sin fallar puntería, penetró el culo con sutileza, ella se retorció a la acometida, sintiendo un tirón de sufrimiento que fue transformando en un agradable placer; Valiana con gula, indicó a Miguel que se acercara, se acostó un poco de lado y devolviéndole el anterior favor recibido llevó a su boca el tremendo trozo de carne, lo mamó incansablemente, Andrés también se aproximó, se colocó de rodillas, Valiana Andrea volteó un poco y quedó justo frente a su rostro, como pudo tomó entre sus pequeñas y cálidas manos, le manoseó las pelotas, llevando al chico al limbo, sus sutiles labios trataban de engullírcelas, la lengua de enroscarlos, una y después la otra, los chupó con todas las fuerzas y con las manos los pajeó, ya era una experta en éstas lides, en ocasiones detenía las mamadas , ocupándose de dar culazos. Ahora Manuel que esperaba acostado boca arriba la penetró de nuevo. De pronto Alejandro se acomodó de espaldas a Valiana, Manuel la sostenía por la cintura, moviéndose en todos los sentidos cardinales dentro de ella, increíblemente Alejandro logró deslizar su verga por encima de la chimba de Manuel y logró enhebrarla doblemente por un lado del culo, Manuel, sostenía la negra morronga, ayudándose con la mano, para no salirse, se aferró a los cachetes del trasero , ayudando a acelerar sus movimientos, Felipe golpeaba sus nalgas, Valiana sudaba a mares, sus gestos y desconcertantes aullidos expresaban las delicias de la más cachonda de las culionas, con su voz aguda y seductora reclamaba: ¡Así! ¡Así! ¡Sí! ¡Si! ¡Más! ¡Más! ¡Ay! ¡Ay! ¡Cománme! ¡Culéenme! ¡Soy la más puta de todas! , como pudo afianzó la boca a los enormes toletes de Miguel y Andrés, todos tenían la leche en la punta, ella se deleitaba de increíble hazaña en los espejos, no detuvo las bombeadas y lo hizo con más ímpetu, los tremores de Andrés , le advirtieron que estaba al borde de una turbulencia, se produjo la primera explosión y brotó crema del dilatado caramelo, tragándosele toda su venida, salvo lo que dejó escapar y que quedó en su cara, limpió con su lengua la compulsiva polla, dejándola sin una gota, el varonil modelo se quejaba sacudiendo su humanidad y quedando fuera de combate. Felipe tampoco pudo aguantar más, dando empujones cada vez más intensos, empezó a gemir y sollozar profiriendo: ¡Me vengo perra! ¡Toma esto por puta! ¡Toma mi leche , zorra!, estos aparentes insultos y los embates violentos de las pulsátiles vergas Alejandro se derramó dentro de su recto, la arrechó más, haciéndola temblar, en gritos de goce, llorando de dicha; inesperadamente cansada de la posición, ella se dio vuelta y de espaldas se trepó de nuevo sobre la pelvis de Manuel, era una insaciablidad sin límites, agarró el poderoso aparato a la cual ya se había acostumbrado y se lo insertó impacientemente en el enlechado culo, degustando la enorme y reconfortante polla, ella se sentía libertina, perra, puta, sin prejuicios, sin tabúes sexuales que la agobiaran. Después de un receso siguió echando a andar sus disparatados deseos, con pillos ademanes, aprovechó a Andrés para que la penetrara, pues él le faltaba, Miguel también se aproximó acomodando su verga a la altura de su cara, mientras ella dejó caer el cuerpo y proyectó la espalda sobre Andrés, sintió como la gran mondá llegaba hasta el fondo de su estrecho hoyo, le clavaba sin piedad su garrote con vigor y fuerza, hábilmente sosteniéndose en un brazo, pajeó y mamó alternadamente la pollota de Manuel, él se la restregó y cacheteó en su cara, pronunciándole ¡mama, perra!¡chupa esta verga, mi puta! ¡báñate con mi leche! Estrepitosamente su rostro y su pequeño busto se embadurnaron de cálidos, gelatinosos y lechosos fluidos y otros chorrazos saltaron lejos del alcance de su boca, Vali titilaba de lujuria y no paraba de bramar como leona en estro, chocaba su culo contra el pubis de Andrés, ella manipulaba su clítoris, como sola sabe hacerlo, él le ayudaba a coordinar los movimientos, sosteniéndola entre los glúteos y las piernas, Felipe y Alejandro no perdían instante masturbándose, ella instintivamente apresuró sus arremetidas repetidas veces y en un desquiciado goce de lamentos y espasmos, todos rugieron en un interminable orgasmo catatárico, Valiana Andrea gritó infinitamente, sus quejidos ascendieron en una fusión sin precedentes, en medio del llanto lúbrico y un delirio febril, acaparó los torrentes de líquidos de los antes espectadores que remojaron y chorreaban por todas partes su cara, cabello, senos y restregándolos por todas las partes del cuerpo visibles, ella les correspondió agitando incontenidamente su trasero, sin parar de frotar su inmenso reemplazo clitorial, con respiración anhelosa, de nuevo apreció perder el sentido, experimentó convulsiones, tembló con sobresaltos, gesticuló y murmuró en sollozos su desesperación, sin darse cuenta, pues aún estaba fuera de sí, sintió que Miguel se le acercó sobreexcitado, que al fin reventó y de su pene expulsó chorros de semen, tibios goterones se posaron en su bronceada piel canela y sin perder más tiempo se acercó a su boca y le gritó: ¡Mi puta, así era que quería verte! ¡ como la más perra de todas, las putas! ¡culiándote a varios! ¡ mi perrita! ¡ mi putica linda! ¡trágate mi leche! Valiana Andrea, aún desfallecida de su interminable extravío y todos aquellos extasiados invitados a la lujuriosa reunión quedaron rendidos en la habitación, complacidos con la voluptuosidad de aquella hembra varona, exhaustos se relajaron para recobrar el aliento y después de un rato de descanso, algunos se marcharon y otros prosiguieron, escalaron la cima de la sexualidad en ininterrumpidos orgasmos en serie. Esta nueva práctica sicalíptica le dio un nuevo mundo, totalmente sublime de erotismo a ésta chica travesti, su amante y los participantes que pudieron hacer realidad su más anhelada fantasía sexual, esto se ha convertido en un imborrable recuerdo y experiencia que aviva increíblemente sus cogidas, Valiana intensificó el deseo por los hombres y aquellos un placer infinito por las chicas del tercer género. Si crees que reúnes las características mentales de los personajes de ésta crónica y si puedes ser capaz de participar en un GANGBANG de éste estilo, házmelo saber pronto. FIN. VALIANA ANDREA ABELLA VARONA.
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