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Loco Pepe

Corresponde  a una historia endonde sus términos que los Argentinos usamos en una reunión en un bar, enverdad la historia que fuese me contada es simple, yo le agregue la escribí laalgo de novelescos y simples detalles, tal vez directos o no, para amenizarlaen una noche de sábado, en un bar y después retirarse a su casa...
 
 
                      ...  en la vida del loco Pepe


Entre algunas aventuras que solíamos escuchar en un bar de laprovincia de buenos aires, siempre quedó en mi recuerdo, la del Loco Pepe, comole decíamos todos, un hombre que hube de conocer bastante.
Se consideraba: “experto en apoyarse a una mina, siempre en elcolectivo.


Hacía de algún modo este irónico parecer en el bar, que es un“termino común en los bares después de unas copas” a mujer en los colectivos,iniciando sus acciones en un simple levante y conquista que terminarían en unacama de un hotel a las pocas horas.
No obstante había en ello condiciones sobre las mujeres,podían ser feas lindas amables, casadas o solteras.
El loco tenía unatécnica, es decir que ya iba preparado para que surgieran las cosas a su favor.Su bolsillo estaba abierto y así lo tenía para poder acomodarse el pene a laaltura de las nalgas de la mujer
Para ello usabapantalones de tela delgada, nunca tipo vaqueros así cuando pegaba el pene aesas nalgas ella sentía el fuego del miembro quemar su trasero.
Muchísimasaceptaron, aclaraba Pepe, mi pene al ver que no había observadores, ya que esmi técnica me permitía ser discreto. Algunas hasta me lo acariciaron sobre elpantalón y bajaban la mirada para ver la erección y se quedaban quietas así.
Aprovechaba eserato de debilidad en ella nuestro personaje,  para levantarle la polleras o abrirles elcierre de su jean,  sobre su costado hastaalgunas me ayudaron en esto que por lo ajustado muchas veces sin su ayuda elloera imposible
 
    Ocurrió con éstamujer, después supe que era juntada y no se encontraba ya con su pareja, queese día llevase una amplia pollera..


“Me la mando Dios”se dijo  el loco dijo, fue entonces queme acerque por detrás, el viaje era largo el colectivo repleto y a los costadodos tipos que soñolientamente meditaban su largo recorrido en el colectivo dela línea 86.
Coloqué lacabecita de mi pene rozando apenas su nalga.
Ellainmediatamente lo sintió y supo que era aquello punzante duro y caliente tratóde ponerse de costado, a lo que los dos que estaba a su costado le respondieron,“no hay mas lugar"
Sonriéndome, dijoel loco ello me calzó.
No pudo más quevolver ella a la posición inicial, es decir enfrentada con su culo mi pija  y así fui acomodando mejor.
Mi pene avanzabapor su nalga y la blandura de aquel culito durito me excitó a rabiar, ella yano se corría más bien en algún momento, empezó a acomodarse de manera que mefacilitara mi maniobra.
Al rato ella noofrecía resistencia más bien se empezó a refregar sobre mi pene.
Ella se agachó unpoco  como para sentir mejor mi pene quelo tenía en todo inclinado hacia la derecha, así fui avanzando poco a pocohasta poseer totalmente sus nalgas.
Sintió mi todo mipene largo y caliente apretando en su culito y sus mejillas se encendieron porla excitación, dándose apenas vuelta para mirarme, es decir quería saber quienla estaba puerteando y me miraba diciéndome con los ojos, que continuara.
Cuando estábamosa quince minutos de la apoyada, así lo cuenta el loco, ella se agacha haciendoque observaba algo por la ventanilla del colectivo ya más seguido  y yo apreté más mi pene contra su culito.
Ella lo asistió yahora si estaba seguro que ello, me saldría redondo, pero mi calentura empezadaa sentir, y no quería que terminase dentro de mi pantalón.
Estaba regaladarecaliente, se notaba hacia lo imposible por no perder el contacto con mi pene.
Subió más gente ynos apretaban. Nos pusimos frente a frente y ella pegó sus pechos contra elmío. Yo nunca había avanzado tanto con una mujer, lo juro por Dios decía elloco a su auditorio que lo miraba embobado, es que más allá de mi técnica ellaestaba excitadísima y nadie nos veía. Toqué sus pechos sobre la blusa, losamasé despacio sin que nadie nos viese y en un momento de un empellón por ungran pozo en la Richieri, la besé rápidamente sus labios.
Ella me sonrió.
Estaba que volabadecía el loco excitadísimo, me hubiera gustado subirle la falda ahí mismo ypenetrar hasta el fondo de sus encantos pero no me atrevía a tanto.
Nos apretábamosmutuamente, para entonces.
Ella no seatrevía a hablarme Solo nos movíamos disimuladamente. Ella se movía buscandocon su vientre mi pene y se apretaba contra mí.
La tomé de lasmanos y las puse en mi pene.
Sentí sus dedosrecorrer todo el largo de mi miembro.
Yo hice lo mismoy estiré un dedo y se lo metí por la conchita sobre la bombacha
Ella gimiómirando hacia un costado, sentí como se contorsionaba y ello era reflejado enmis dos dedos dentro de su conchita, estaba acabando.
Ella sintió todomi pene caliente en su vientre y sus mejillas se encendieron por la excitación,dándose apenas vuelta para mirarme, es decir quería saber quien la estabapuerteando y me miraba diciéndome con los ojos, que continuara.
Gracias me, dijoentrecortada, ahora me toca a mí.
Y sacándose losdedos del interior de su concha levanto un todo su bombacha y tomo mi miembrocon la mano, luego mirándome a los ojos muy fijamente, empezó suavemente amasturbarme, al compás del micro, acercándose a su pierna a la altura de laingle, la cabeza del pene,
No sé, dijo elloco pero al rato me fui, acabe sobre su bombacha y su piel, ella largado mimiembro paso mi leche a lo largo de sus entrepiernas, y me beso rápidamente.
En ese momento sehizo más espacio en aquel colectivo es que habíamos llegado a Liniers y de loatestado de gente se fue bajando, sufría Pepe: nos decía a todos
Nos separamos.Nuevamente se puso a mi costado y disimuladamente con su pierna buscaba mi penesobre mi muslo. Lamentablemente se hizo difícil continuar. Pero ella hizo algogenial. Sacó una carpeta de trabajo donde estaba su nombre y teléfono y laempresa en que trabajaba,
Me lo memoricé,así que la llamaría mas tarde.
Ella tenía medijo, bajamos en Flores y despacio si muy despacio nos

Fuimos a unhotel.






Lo que el loco no, nos dijo nunca.


y yo me enteré por casualidad es que ella Nora, altiempo fue su mujer.
Hoy ella tiene dos hijos de él, al recordarle lahistoria al loco Pepe, en tono de broma se ríe diciendo:




La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida.
 
 
 

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