Luego de la maratónica semana de sexo con Lucas, estuve muy tranquila. Como que tenía la cabeza en otro lado y en lo último que pensaba era en sexo.
Aunque de golpe entré en una montaña rusa de sensaciones. Tenía terribles ganas de coger, después estaba tranquila, me agarraban de nuevo, la veía a mi amiga Melisa y me daban ganas de estar con ella. Así varios días, donde no concreté nada pero tenía ganas de todo.
Hasta que una noche, con Melisa, no teníamos nada que hacer y nos fuimos al bar que vamos siempre. Ella tiene la habilidad de conseguir compañía dispuesta a pagar la bebida con mucha facilidad. Yo la seguía, y así terminé. Mareada, borracha con uno de los chabones del grupo abrazándome cariñosamente mientras seguía la charla que yo ya le había perdido el hilo completamente.
No se en qué momento Melisa se levantó con uno, y yo me fui con el otro para su departamento. Tengo varias lagunas mentales de ese momento, pero recuerdo entrar al edificio ya besándonos desenfrenadamente. A mi se me subió toda la calentura de golpe y sin dejarlo entrar al departamento lo estampé contra la puerta (del lado de afuera) y mientras lo besaba, ya le manoteaba el bulto. "Quiero pija" decía yo con voz de borracha. Él no estaba mejor que yo, se empezó a reír y abrió la puerta para meternos adentro.
Nos fuimos empujando hasta la cama. No perdí tiempo. Me saqué todo y me tiré encima de él (la verdad, no recuerdo el nombre y tampoco puedo decirles si era lindo o no... en serio, no lo recuerdo bien). Mis caderas se movían franeleando su pija mientras el pibe me agarraba las tetas y las amasaba. Lo desvestí y me puse entre sus piernas para chuparle la pija. Por la borrachera que él también cargaba, me costó mucho ponerla dura.
Le escupí la pija flácida y me la metí entera en la boca. De a poco empecé a sentir que me llegaba más y más adentro, tocando ya mi garganta. Me la enterraba bien adentro provocándome arcadas. Sentir esa verga crecer y chocar mi garganta me excitaba aún más. Necesitaba sentirme ahogada de pija. Cuando la dejé bien dura, me subí arriba y lo empecé a cabalgar.
Mis movimientos eran torpes y desesperados, estaba re caliente y borracha. El chabón me tiró hacia adelante para chuparme las tetas, mientras yo seguía subiendo y bajando sobre su pija hasta que mis piernas dijeron basta. Me detuve a descansar y ese momento lo aprovechó para darme vuelta. Me dejó boca arriba y él acomodando mis piernas en sus hombros me penetró de golpe y sin asco.
Lo que siguió fue una garchada fenomenal que casi nos tira de la cama. Me dio con fuerza sacando y metiendo incansablemente su pija. Yo gemía y gritaba, más de liberación que de placer. Tantos días que había estado re caliente, deseando una buena verga y una cogida animal. No pudo sostener ese ritmo mucho tiempo. No por el aguante del físico sino porque terminó sacando la pija y me bañó la panza de leche. Se dejó caer sobre la cama y así como estaba se quedó dormido. Cuando me relajé, me pasó lo mismo y me dormí.
Al rato nos despertamos y volvimos a besarnos. Ya no estaba tan borracha, pero la calentura seguía estando. Esta vez, el flaco tomó la iniciativa. Me recostó y fue bajando con sus besos desde mis hombros hasta mi conchita. Me la chupó un rato, me metió los dedos y empezó a cogerme con ellos.
Su lengua ahora subía por mi panza hasta mis tetas. Las chupó alternándose entre una y otra mientras sus dedos se movían dentro mío. Giré mi cabeza y mordí la almohada justo en el momento en que explotaba ese orgasmo contenido por días.
A pesar que mi cuerpo se movía y yo mordía más fuerte la almohada sin dejar de temblar, él nunca se detuvo. Sus dedos seguían moviéndose bien enterrados, lo que provocó que seguido a ese orgasmo viniera otro más. Ahí si, me aflojé y le pedí que sacara la mano.
Tomé aire por un instante mientras él ponía sus dedos en mi boca, empapados de mis flujos. Me dio vuelta y me puso en 4 sobre el borde de la cama. Él se paró atrás y me empezó a coger con el mismo salvajismo que el primer polvo.
Estaba delirando de placer. Lo que tanto había deseado esos días. Pero de pronto, mi cabeza empezó a ir para otro lado. Empecé a recordar a Melisa. Sus besos, sus caricias, sus tetas, su carita de placer cuando se la chupaba. Como nos tocábamos para acabar las dos juntas y quedarnos dormidas todas mojadas. De pronto ya no quería tanto una pija. Necesitaba a Melisa.
El chabón atrás seguía dándome duro sin parar. Lo hice frenar, me arrodillé y le chupé la pija. Quería hacerlo acabar para irme a buscarla a ella, pero no terminaba más. Lo tiré en la cama y me subí arriba. Me moví con todas mis fuerzas, pero no había caso. El chabón no acababa.
Le pregunté que le pasaba, pero él tampoco sabía (seguramente tanto alcohol). Cuando ya no pude más, le dije que no me daba más la concha (tan falso no era, me había dado bien duro) y me fui. Agarré mi ropa y volví a la residencia mientras el flaco quedaba con cara de no entender nada de lo que estaba pasando (una lástima no tener el contacto de ese pibe, realmente me cogió de maravillas).
Llegando a la residencia empecé a mandarle mensajes a Meli para preguntarle donde estaba. Por supuesto, estaba con su presa del bar cogiendo. Extrañada, me preguntó si me pasaba algo y me dijo que, si no me molestaba, fuera al departamento del pibe. Bajó ella a abrirme, me volvió a preguntar si había tenido algún problema. Cuando entramos al ascensor le agarré la cara y le comí la boca de un beso. Ahí entendió todo.
Me invitó a pasar. El pibe estaba tirado en una silla mirando tele casi en bolas. Ella se acercó a él y lo besó mientras nos presentaba. El chabón se levantó y se paró frente a mi. Era alto y bien marcado. Le toqué los pectorales y la pancita toda tableada y me mordí los labios mirándolo con lujuria.
Él hizo lo mismo conmigo. Puso sus manos en mis hombros y fue bajando por mi espalda hasta agarrarme fuerte de la cola. Meli se unió a nosotros, acompañando nuestras cabezas para que nos besemos. Luego de esto, me di vuelta para volver a besar a mi amiga.
Mi amiga le hizo señas al chico que se fuera, y él obedeció al instante. Nos quedamos solas, y nos sacamos las ganas, besándonos y manoseándonos con lujuria. Después de un rato, Meli me agarró de la mano y me llevó hasta donde estaba su macho. Ya en bolas y tirado en la cama con la pija totalmente dura apoyada sobre su abdomen.
Nos acomodamos las dos, una a cada lado, y empezamos a petearlo. Meli agarró la pija de la base del tronco y me la ofreció en la boca. Abrí los labios y me la tragué toda sin dejar de mirarla. Luego, ella se metió la puntita en la boca y jugaba con la lengua mientras su mano acariciaba mis tetas.
Meli se acomodó y se sentó en la verga de su amante. Yo me arrodillé a su lado besándole las tetas. Esas tetas que no puedo negar que me vuelven loca, no se bien por qué... pero me hipnotizan. Con mi boca tenía atrapada una, mientras mi mano amasaba la otra. "Ay si Juli no pares" decía Meli entre gemidos. Sus movimientos sobre la pija del pibe eran lentos. Sus manos me agarraban de la cabeza hundiéndome aún más en sus pechos.
De golpe se frenó, sacó la pija de adentro suyo y se me tiró encima. "Me vuelves loca" me dijo antes antes de besarme la boca. No tuve tiempo de decirle que ella a mi también me volvía loca, porque su lengua se metió hasta mi garganta. Yo quedé abajo, ella arriba mío, besándonos desesperadas. El loco no perdió el tiempo, se acomodó atrás de Meli y siguió penetrándola. Su ritmo era mucho más fuerte que el de Meli que ahogaba sus gritos en mi boca, lo que me hacía calentar aún más a mi.
Cuando no pudo más, sacó la verga chorreando semen sobre la espalda de mi amiga. Se sentó a un costado de la cama y se dispuso a observar el espectáculo que le estábamos regalando. Seguimos besándonos como si nada hubiese pasado. Metí una de sus piernas entre las mías, para franelear mi concha contra ella. Los besos ahora eran acompañados de gemidos que aumentaban cuando más aumentaba el ritmo del franeleo.
"Ayyy siiiii" gritó ella mientras su cuerpo temblaba y me abrazaba más fuerte. Se tiró a mi lado hasta recuperar el aliento. "Te toca" me dijo acomodándose entre mis piernas. Me agarró las tetas con ambas manos mientras su lengua apenas rozaba mi clítoris. Cada roce me hacía estremecer. No soporté mucho. La agarré de los pelos y le metí la boca en mi concha para que de una vez me hiciera acabar. No podía más. Los movimientos rápidos de su lengua me hicieron explotar fácilmente.
Cuando nos dimos cuenta, el chabón (que no se había perdido ni un detalle) ya estaba con la pija al palo de nuevo para seguir cogiendo. Meli lo llamó y lo acomodó donde estaba yo. Me enterró la verga de una y empezó a moverse mientras mi amiga a mi lado me besaba y me tocaba las tetas. Sin embargo, no sentía nada. Un poco por los polvazos anteriores que me destruyeron la concha, y otro poco porque realmente no me sentía excitada por una pija en ese momento.
Después de un rato de cogerme, le pedí que fuera con Melisa. Ella se acomodó boca arriba también. A diferencia del otro chico, este era mucho más suave para coger (aunque físicamente aparentaba que te rompía toda). Me arrodillé al lado del pibe. Él me abrazaba y me besaba pero mis ojos no salían de las tetas de Meli. Quería ver desde arriba como se movían con cada embestida que le pegaban. Me tiré de cabeza y se las empecé a chupar.
El loco aprovechaba y me metía mano en la cola, me pegaba y me apretaba las nalgas. "Culo?" preguntó sin dejar de cogerla a Meli. "Por favor" pidió ella con una sonrisa. "Y vos?" me preguntó el loco sin sacarme la mano de la cola. Moví mi cabeza diciendo que no, pero lo que si estaba dispuesta era a ayudarlo a romperle la colita a mi amiga.
Se acomodó en 4 y yo, sin esperar nada, empecé a largar saliva sobre su ano que al sentir como chorreaba se dilataba solo. "Puta, que ganas de pija tenés en esta cola" le dije antes de enterrarle la lengua. El pibe quedó mirando sin saber que hacer. No lo podía creer.
Lo agarré de la verga, la escupí y la acomodé en la entrada del culo de mi amiga que estaba deseoso de ese pedazo de carne. "Dale duro, que le gusta" le dije al pibe cuando ya tenía la mitad de la pija enterrada en el culo. Sin dificultad, la cola de mi amiga se la comió toda. "Dame dame dame" gemía Meli ante la desesperación del chabón de cogérsela más fuerte.
Me senté adelante de Meli y agarrándola de los pelos le puse la boca en mi concha. El loco seguía culeándola cada vez con más ganas, mientras ella me chupaba la concha clavándose en mí ante cada embestida. Acabé mirando su carita perderse entre mis piernas y la cola parada con el chabón atrás rompiéndole el orto. Imagen difícil de borrar de mi cabeza y culpable de varias pajas en los días posteriores.
Cuando el pibe acabó, dejó la pija adentro un rato, quieto, hasta que la sacó chorreando lechita. Se tiró en la cama y Meli no perdió el tiempo en ir y limpiarle la pija hasta que se le durmió. Luego de limpiarnos y cambiarnos, nos fuimos. Estaba por amanecer y a la tarde teníamos que entrar a trabajar.
Volvimos a la residencia, nos despedimos con un beso pero no podíamos soltarnos. Terminé en su cama, nuevamente, aunque esta vez la que acabó fue ella mientras yo se la chupaba. Nos quedamos dormidas abrazadas hasta la hora de despertarse.
Ahora, tengo solo una idea en mente: averiguar quien es el chabón que me cogió primero. Cogermelo de nuevo, pero ahora más consciente para poder disfrutarlo más... y después compartirlo con mi nueva amante. Ya no puedo negar que me vuelve totalmente loca esta piba.
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Aunque de golpe entré en una montaña rusa de sensaciones. Tenía terribles ganas de coger, después estaba tranquila, me agarraban de nuevo, la veía a mi amiga Melisa y me daban ganas de estar con ella. Así varios días, donde no concreté nada pero tenía ganas de todo.
Hasta que una noche, con Melisa, no teníamos nada que hacer y nos fuimos al bar que vamos siempre. Ella tiene la habilidad de conseguir compañía dispuesta a pagar la bebida con mucha facilidad. Yo la seguía, y así terminé. Mareada, borracha con uno de los chabones del grupo abrazándome cariñosamente mientras seguía la charla que yo ya le había perdido el hilo completamente.
No se en qué momento Melisa se levantó con uno, y yo me fui con el otro para su departamento. Tengo varias lagunas mentales de ese momento, pero recuerdo entrar al edificio ya besándonos desenfrenadamente. A mi se me subió toda la calentura de golpe y sin dejarlo entrar al departamento lo estampé contra la puerta (del lado de afuera) y mientras lo besaba, ya le manoteaba el bulto. "Quiero pija" decía yo con voz de borracha. Él no estaba mejor que yo, se empezó a reír y abrió la puerta para meternos adentro.
Nos fuimos empujando hasta la cama. No perdí tiempo. Me saqué todo y me tiré encima de él (la verdad, no recuerdo el nombre y tampoco puedo decirles si era lindo o no... en serio, no lo recuerdo bien). Mis caderas se movían franeleando su pija mientras el pibe me agarraba las tetas y las amasaba. Lo desvestí y me puse entre sus piernas para chuparle la pija. Por la borrachera que él también cargaba, me costó mucho ponerla dura.
Le escupí la pija flácida y me la metí entera en la boca. De a poco empecé a sentir que me llegaba más y más adentro, tocando ya mi garganta. Me la enterraba bien adentro provocándome arcadas. Sentir esa verga crecer y chocar mi garganta me excitaba aún más. Necesitaba sentirme ahogada de pija. Cuando la dejé bien dura, me subí arriba y lo empecé a cabalgar.
Mis movimientos eran torpes y desesperados, estaba re caliente y borracha. El chabón me tiró hacia adelante para chuparme las tetas, mientras yo seguía subiendo y bajando sobre su pija hasta que mis piernas dijeron basta. Me detuve a descansar y ese momento lo aprovechó para darme vuelta. Me dejó boca arriba y él acomodando mis piernas en sus hombros me penetró de golpe y sin asco.
Lo que siguió fue una garchada fenomenal que casi nos tira de la cama. Me dio con fuerza sacando y metiendo incansablemente su pija. Yo gemía y gritaba, más de liberación que de placer. Tantos días que había estado re caliente, deseando una buena verga y una cogida animal. No pudo sostener ese ritmo mucho tiempo. No por el aguante del físico sino porque terminó sacando la pija y me bañó la panza de leche. Se dejó caer sobre la cama y así como estaba se quedó dormido. Cuando me relajé, me pasó lo mismo y me dormí.
Al rato nos despertamos y volvimos a besarnos. Ya no estaba tan borracha, pero la calentura seguía estando. Esta vez, el flaco tomó la iniciativa. Me recostó y fue bajando con sus besos desde mis hombros hasta mi conchita. Me la chupó un rato, me metió los dedos y empezó a cogerme con ellos.
Su lengua ahora subía por mi panza hasta mis tetas. Las chupó alternándose entre una y otra mientras sus dedos se movían dentro mío. Giré mi cabeza y mordí la almohada justo en el momento en que explotaba ese orgasmo contenido por días.
A pesar que mi cuerpo se movía y yo mordía más fuerte la almohada sin dejar de temblar, él nunca se detuvo. Sus dedos seguían moviéndose bien enterrados, lo que provocó que seguido a ese orgasmo viniera otro más. Ahí si, me aflojé y le pedí que sacara la mano.
Tomé aire por un instante mientras él ponía sus dedos en mi boca, empapados de mis flujos. Me dio vuelta y me puso en 4 sobre el borde de la cama. Él se paró atrás y me empezó a coger con el mismo salvajismo que el primer polvo.
Estaba delirando de placer. Lo que tanto había deseado esos días. Pero de pronto, mi cabeza empezó a ir para otro lado. Empecé a recordar a Melisa. Sus besos, sus caricias, sus tetas, su carita de placer cuando se la chupaba. Como nos tocábamos para acabar las dos juntas y quedarnos dormidas todas mojadas. De pronto ya no quería tanto una pija. Necesitaba a Melisa.
El chabón atrás seguía dándome duro sin parar. Lo hice frenar, me arrodillé y le chupé la pija. Quería hacerlo acabar para irme a buscarla a ella, pero no terminaba más. Lo tiré en la cama y me subí arriba. Me moví con todas mis fuerzas, pero no había caso. El chabón no acababa.
Le pregunté que le pasaba, pero él tampoco sabía (seguramente tanto alcohol). Cuando ya no pude más, le dije que no me daba más la concha (tan falso no era, me había dado bien duro) y me fui. Agarré mi ropa y volví a la residencia mientras el flaco quedaba con cara de no entender nada de lo que estaba pasando (una lástima no tener el contacto de ese pibe, realmente me cogió de maravillas).
Llegando a la residencia empecé a mandarle mensajes a Meli para preguntarle donde estaba. Por supuesto, estaba con su presa del bar cogiendo. Extrañada, me preguntó si me pasaba algo y me dijo que, si no me molestaba, fuera al departamento del pibe. Bajó ella a abrirme, me volvió a preguntar si había tenido algún problema. Cuando entramos al ascensor le agarré la cara y le comí la boca de un beso. Ahí entendió todo.
Me invitó a pasar. El pibe estaba tirado en una silla mirando tele casi en bolas. Ella se acercó a él y lo besó mientras nos presentaba. El chabón se levantó y se paró frente a mi. Era alto y bien marcado. Le toqué los pectorales y la pancita toda tableada y me mordí los labios mirándolo con lujuria.
Él hizo lo mismo conmigo. Puso sus manos en mis hombros y fue bajando por mi espalda hasta agarrarme fuerte de la cola. Meli se unió a nosotros, acompañando nuestras cabezas para que nos besemos. Luego de esto, me di vuelta para volver a besar a mi amiga.
Mi amiga le hizo señas al chico que se fuera, y él obedeció al instante. Nos quedamos solas, y nos sacamos las ganas, besándonos y manoseándonos con lujuria. Después de un rato, Meli me agarró de la mano y me llevó hasta donde estaba su macho. Ya en bolas y tirado en la cama con la pija totalmente dura apoyada sobre su abdomen.
Nos acomodamos las dos, una a cada lado, y empezamos a petearlo. Meli agarró la pija de la base del tronco y me la ofreció en la boca. Abrí los labios y me la tragué toda sin dejar de mirarla. Luego, ella se metió la puntita en la boca y jugaba con la lengua mientras su mano acariciaba mis tetas.
Meli se acomodó y se sentó en la verga de su amante. Yo me arrodillé a su lado besándole las tetas. Esas tetas que no puedo negar que me vuelven loca, no se bien por qué... pero me hipnotizan. Con mi boca tenía atrapada una, mientras mi mano amasaba la otra. "Ay si Juli no pares" decía Meli entre gemidos. Sus movimientos sobre la pija del pibe eran lentos. Sus manos me agarraban de la cabeza hundiéndome aún más en sus pechos.
De golpe se frenó, sacó la pija de adentro suyo y se me tiró encima. "Me vuelves loca" me dijo antes antes de besarme la boca. No tuve tiempo de decirle que ella a mi también me volvía loca, porque su lengua se metió hasta mi garganta. Yo quedé abajo, ella arriba mío, besándonos desesperadas. El loco no perdió el tiempo, se acomodó atrás de Meli y siguió penetrándola. Su ritmo era mucho más fuerte que el de Meli que ahogaba sus gritos en mi boca, lo que me hacía calentar aún más a mi.
Cuando no pudo más, sacó la verga chorreando semen sobre la espalda de mi amiga. Se sentó a un costado de la cama y se dispuso a observar el espectáculo que le estábamos regalando. Seguimos besándonos como si nada hubiese pasado. Metí una de sus piernas entre las mías, para franelear mi concha contra ella. Los besos ahora eran acompañados de gemidos que aumentaban cuando más aumentaba el ritmo del franeleo.
"Ayyy siiiii" gritó ella mientras su cuerpo temblaba y me abrazaba más fuerte. Se tiró a mi lado hasta recuperar el aliento. "Te toca" me dijo acomodándose entre mis piernas. Me agarró las tetas con ambas manos mientras su lengua apenas rozaba mi clítoris. Cada roce me hacía estremecer. No soporté mucho. La agarré de los pelos y le metí la boca en mi concha para que de una vez me hiciera acabar. No podía más. Los movimientos rápidos de su lengua me hicieron explotar fácilmente.
Cuando nos dimos cuenta, el chabón (que no se había perdido ni un detalle) ya estaba con la pija al palo de nuevo para seguir cogiendo. Meli lo llamó y lo acomodó donde estaba yo. Me enterró la verga de una y empezó a moverse mientras mi amiga a mi lado me besaba y me tocaba las tetas. Sin embargo, no sentía nada. Un poco por los polvazos anteriores que me destruyeron la concha, y otro poco porque realmente no me sentía excitada por una pija en ese momento.
Después de un rato de cogerme, le pedí que fuera con Melisa. Ella se acomodó boca arriba también. A diferencia del otro chico, este era mucho más suave para coger (aunque físicamente aparentaba que te rompía toda). Me arrodillé al lado del pibe. Él me abrazaba y me besaba pero mis ojos no salían de las tetas de Meli. Quería ver desde arriba como se movían con cada embestida que le pegaban. Me tiré de cabeza y se las empecé a chupar.
El loco aprovechaba y me metía mano en la cola, me pegaba y me apretaba las nalgas. "Culo?" preguntó sin dejar de cogerla a Meli. "Por favor" pidió ella con una sonrisa. "Y vos?" me preguntó el loco sin sacarme la mano de la cola. Moví mi cabeza diciendo que no, pero lo que si estaba dispuesta era a ayudarlo a romperle la colita a mi amiga.
Se acomodó en 4 y yo, sin esperar nada, empecé a largar saliva sobre su ano que al sentir como chorreaba se dilataba solo. "Puta, que ganas de pija tenés en esta cola" le dije antes de enterrarle la lengua. El pibe quedó mirando sin saber que hacer. No lo podía creer.
Lo agarré de la verga, la escupí y la acomodé en la entrada del culo de mi amiga que estaba deseoso de ese pedazo de carne. "Dale duro, que le gusta" le dije al pibe cuando ya tenía la mitad de la pija enterrada en el culo. Sin dificultad, la cola de mi amiga se la comió toda. "Dame dame dame" gemía Meli ante la desesperación del chabón de cogérsela más fuerte.
Me senté adelante de Meli y agarrándola de los pelos le puse la boca en mi concha. El loco seguía culeándola cada vez con más ganas, mientras ella me chupaba la concha clavándose en mí ante cada embestida. Acabé mirando su carita perderse entre mis piernas y la cola parada con el chabón atrás rompiéndole el orto. Imagen difícil de borrar de mi cabeza y culpable de varias pajas en los días posteriores.
Cuando el pibe acabó, dejó la pija adentro un rato, quieto, hasta que la sacó chorreando lechita. Se tiró en la cama y Meli no perdió el tiempo en ir y limpiarle la pija hasta que se le durmió. Luego de limpiarnos y cambiarnos, nos fuimos. Estaba por amanecer y a la tarde teníamos que entrar a trabajar.
Volvimos a la residencia, nos despedimos con un beso pero no podíamos soltarnos. Terminé en su cama, nuevamente, aunque esta vez la que acabó fue ella mientras yo se la chupaba. Nos quedamos dormidas abrazadas hasta la hora de despertarse.
Ahora, tengo solo una idea en mente: averiguar quien es el chabón que me cogió primero. Cogermelo de nuevo, pero ahora más consciente para poder disfrutarlo más... y después compartirlo con mi nueva amante. Ya no puedo negar que me vuelve totalmente loca esta piba.
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21 comentarios - Noche de borrachera
gracias por comentar
gracias por pasar
Buen relato, van diez puntos.
gracias por comentar
cada dia mas puta
felicidades juli
que la pases lindo en Italia
Desde hoy un fiel y por tu culpa caliente seguidor!!!😍😘
gracias por pasar!
Voy a morir deshidratado!!!🤭
gracias por pasar
Muy bueno como siempre, van puntoss
gracias por comentar 😉