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Ana María y Lily no avisaron y se bajaron a Annabella

Generalmente si uno, una, va a la casa de otro, otra, avisa, llama, arregla, no va de prepo. Obvio. Pero para Ana María y Liliana, vecina de Estela y su hermana respectivamente, es de una. Este verano las dos locas se fueron a Mar del Plata a estar cerca de su amiga y de María Teresa, de quien conté acá cómo le dieron lindo. Pero también visitaron a Annabella, hija de Tere, encima fuertona. Y claro…

Como también conté acá, Annabelita se dio duro y parejo con sus amigotas Belinda y Solange, otras dos zorras que supieron dónde estaba y la bajaron. Ana y Lily se enteraron dónde paraba Anna, ya que charlando con Tere por Whatsapp la gordota les contó así como así. Qué iba a imaginar que las hermanitas, tan dulces ellas, planeaban darle a otra de sus potras. En efecto, las mujeronas tomaron nota, buscaron la dire en Google y allá fueron. Sí, así, sin arreglar, que te llevo algo, que a qué hora, que ponete linda. Nada. Fueron ellas que se vistieron de negro, Ana con campera de cuero y pantalón y Lily con un tapado negro, aprovechando las frías noches de verano marplatenses. Excitadas, las dos llevaron sus carteras cargadas de juguetes y otros implementos femeninos para gozar con la potra y alta pelirroja en su departamento.

A todo esto, Annnabella estaba con su marido y dos de sus tres hijos, tranqui, reposadita, justo en corpiño y bombacha tras bañarse. Agarró crema para las manos y cuerpo y se pasó por manos, brazos y piernas, y justo que terminó y se disponía a vestirse de entrecasa, las locas tocaron el portero. Annabella atendió y las chicas le dijeron que venían a verla. Obvio que al no estar vestida no quería recibirlas, por lo que les dijo que otro día. Como las mujeres no aflojan ante nada, le insistieron. Ana María le dijo "dale, te queremos ver un ratito". Y Anna le respondió "es que no puedo salir, estoy en ropa interior". Para qué decir ropa interior. Ana y Lily la hicieron genial: no tocaron de nuevo, subieron por el ascensor, llegaron al departamento que ya sabían y tocaron la puerta sin decir qiénes eran. Y como la boluda de Annabella creyó que era María Teresa, abrió sin preguntar.

Y ahí aparecieron las dos mujeres, encima de negro, excitadas, locas, con sus carteras, dos trombas. Annabella no atinó ni a protestar que no entraran que Ana la sujetó de adelante por el bretel del corpiño y Lily de abajo por el borde de la bombacha. Aparte el aroma a cremita, recién bañada, fina. Pasto para las fieras. No les importó si estaba su familia, la agarraron, la manosearon toda, apretujaron tetas y culo, toquetearon su vagina debajo de su bombacha, la besuquearon toda y la metieron a empujones en el baño, lindo, amplio, perfumado. Y tras seguir manoseándola bien con ganas, Ana le quitó ennloquecida el corpiño y le estrujó y chupó sus perfectas tetazas, y Lily le bajó la bombacha y entre ambas le metieron de todo de sus carteras. Mientras, el marido de Anna, Marcelo, y sus chicos dormían duro porque él había cogido fuerte con su mujer la noche anterior.

Y entonces Annabella, sin corpiño ni bombacha, recién bañada y con aroma a crema, fue sometida duramente por las locas hermanas. Y como gusta de tortillas, se dejó chocha. Anna recibió amor y penetración con todo de Ana y Lily, que le enchufaron elementos por vagina, cola, doble vía, la obligaron a chuparles la vagina a ambas, Ana y Lily le dieron su flujo y le tragaron el de ella, la obligaron a que les diera por sus orificios y zorras, por respuesta la cogieron, violaron y reventaron a gusto y placer. Annabella quedó satisfecha, gustosa, gimió, gritó y dio carcajadas de placer, sintiendo los elementos dentro de sus agujeros que la hicieron gemir y largando lindo líquido vaginal. Chicos, ojo con quién les toca el portero, no abran sin preguntar. Bah, si quieren coger, abran igual. Como hizo la potra y excitante Annabella, que se llevó linda y dura sorpresa.

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