Evidentemente, la gorda que me cogí en los médanos de Mardel era demasiado más fuertona de lo pensado. En una palabra, quería pija, pene y poronga. Tanto que ya digo me dio así como así su celular. Dije ya, a ésta la destrozo. Y nomás, a falta de mi otra potra marplatense Eli, disfruté a ésta, genial ejemplar de vieja pituca, rubia, gordita, cachetona, culona, tetona, vaginona, todo.
Apenas llegué de mi garchaje playero me bañé y tras cenar, me di una soberana y necesaria paja para completar la jornada. Y al día siguiente resolví llamarla. Me atendió media dormida pero dulce, ya me calentó, la imaginé en camisón y bombacha fina. Y le charlé un rato, y luego me salí con la mía: si podía visitarla. "Sííí, mi amooor, dale, venite que te preparo algo", ofreció re onda. Fui yo, obvio con mi fetichismo, que le dije de llevar fiambre y hacer sandwichitos. La gorda aceptó enseguida con otro "sííí" y nomás me preparé para otra jornada de mucho trabajo. Bañado, perfume fuerte un montón, pulovercito y camisa, pantalón, campera de cuero, zapatos. Y con un paquete con fiambre, fui a su depto. Casi me muero al verla a la rubia de la playa finísima, elegante, de blusita, pollera de cuero tubo y tacos altos, maquillada fuerte y perfume exquisito, penetrante. Nos besamos, mimamos, abrazamos, ella había preparado huevo y nomás me hizo sandwiches con pan lactal y mucha mayonesa, satisfaciendo chocha cada pedido mío para estar potente. La mujer me hacía sandwichitos, me ponía mayonesa en los dos panes, dos huevos, me acariciaba la manito con la suya superfina. Y obvio que comía de lo lindo, así le daba al jamón crudo y demás, que le llevé sabienndo sus gustos.
Para colmo, esa pollera negra de cuero que me enloquecía, se la toqueteé disimulado y ella no me sacaba la mano, le pedí acariciársela más y ella dijo sí. Se la manoseé bien, enloquecí con el cuero fino, le manoseé las piernas y no pude evitar mandarle la mano entre sus piernas y toquetear su vagina, que pensaba cubierta por linda bombacha. La señora se excitó, dijo un "aaahhh" en medio de la cena, y luego, me convidó genial flan con dulce de leche.
Señora, gorda, rubia, cuero, noche, fiambre, flan, perfumes. Ni hace falta que cuente cómo siguió la historieta. Besos, mimos, más tocada de cuero, ella a mi ropa, me alabó mi campera, a la pieza, nos sacamos el uno al otro, me rechupó todo hasta la pija que se me endureció linda, la rubia se qitó su fina falda y como imaginé, tenía linda bombacha. Y un corpiño hermoso dejaba ver unas tetas terribles. Le arranqué el corpi, le chupé las tetas, se las apreté brutamente, la mujer resopló, se sacó la bombacha, se acostó, me abrió sus finas piernas y dejó al aire su vagina, me subí violento y le di terrible salchichón frotando con furia hasta acabar espeso y abundante semen. La mayonesa de los sandwiches, el flan, la mujer, todo, me dieron resistencia física y sexual y la cogí por cola, vagina y cola, le di con cosas de su cartera, le di mi semen de nuevo en su boca, ella tragó y como escuché que gemía y decía de su flujo, le tragué su jugo y chocho le pasé la lengua por su vagina, y enloquecido hasta por su cola, que la hizo acabar de vuelta. Genial. Mirá qué amiguita me encontré en la Feliz. Cómo garpa Mardel. Siempre hay un alfajor. Y lleno de dulce de leche.
Apenas llegué de mi garchaje playero me bañé y tras cenar, me di una soberana y necesaria paja para completar la jornada. Y al día siguiente resolví llamarla. Me atendió media dormida pero dulce, ya me calentó, la imaginé en camisón y bombacha fina. Y le charlé un rato, y luego me salí con la mía: si podía visitarla. "Sííí, mi amooor, dale, venite que te preparo algo", ofreció re onda. Fui yo, obvio con mi fetichismo, que le dije de llevar fiambre y hacer sandwichitos. La gorda aceptó enseguida con otro "sííí" y nomás me preparé para otra jornada de mucho trabajo. Bañado, perfume fuerte un montón, pulovercito y camisa, pantalón, campera de cuero, zapatos. Y con un paquete con fiambre, fui a su depto. Casi me muero al verla a la rubia de la playa finísima, elegante, de blusita, pollera de cuero tubo y tacos altos, maquillada fuerte y perfume exquisito, penetrante. Nos besamos, mimamos, abrazamos, ella había preparado huevo y nomás me hizo sandwiches con pan lactal y mucha mayonesa, satisfaciendo chocha cada pedido mío para estar potente. La mujer me hacía sandwichitos, me ponía mayonesa en los dos panes, dos huevos, me acariciaba la manito con la suya superfina. Y obvio que comía de lo lindo, así le daba al jamón crudo y demás, que le llevé sabienndo sus gustos.
Para colmo, esa pollera negra de cuero que me enloquecía, se la toqueteé disimulado y ella no me sacaba la mano, le pedí acariciársela más y ella dijo sí. Se la manoseé bien, enloquecí con el cuero fino, le manoseé las piernas y no pude evitar mandarle la mano entre sus piernas y toquetear su vagina, que pensaba cubierta por linda bombacha. La señora se excitó, dijo un "aaahhh" en medio de la cena, y luego, me convidó genial flan con dulce de leche.
Señora, gorda, rubia, cuero, noche, fiambre, flan, perfumes. Ni hace falta que cuente cómo siguió la historieta. Besos, mimos, más tocada de cuero, ella a mi ropa, me alabó mi campera, a la pieza, nos sacamos el uno al otro, me rechupó todo hasta la pija que se me endureció linda, la rubia se qitó su fina falda y como imaginé, tenía linda bombacha. Y un corpiño hermoso dejaba ver unas tetas terribles. Le arranqué el corpi, le chupé las tetas, se las apreté brutamente, la mujer resopló, se sacó la bombacha, se acostó, me abrió sus finas piernas y dejó al aire su vagina, me subí violento y le di terrible salchichón frotando con furia hasta acabar espeso y abundante semen. La mayonesa de los sandwiches, el flan, la mujer, todo, me dieron resistencia física y sexual y la cogí por cola, vagina y cola, le di con cosas de su cartera, le di mi semen de nuevo en su boca, ella tragó y como escuché que gemía y decía de su flujo, le tragué su jugo y chocho le pasé la lengua por su vagina, y enloquecido hasta por su cola, que la hizo acabar de vuelta. Genial. Mirá qué amiguita me encontré en la Feliz. Cómo garpa Mardel. Siempre hay un alfajor. Y lleno de dulce de leche.
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